viernes, 16 de abril de 2021

REQUIEM POR UNAS IDEAS.- CAPITULO 12

 

 

CAPITULO 12.-

 

 

EL 30 de Mayo, el día de la boda de Arancha y Javier se iba acercando mucho más deprisa de lo que todos esperaban. Los novios continuaban igual de enamorados que siempre, se veían relativamente poco porque Javier andaba por ahí embarcado cada dos por tres, pero en cuanto atracaban en Cartagena, se iba derecha a casa de su novia donde seguían los preparativos.

-       Mamá ¿te gusta como va el traje de novia?- preguntaba Arancha feliz

-      Muy bien – Cristina Madre la miraba con envidia por lo contenta que la encontraba – al principio tenía mis dudas porque para una modista eso de copiar un traje de novia no me parecía que fuera tan fácil, pero en la última prueba te los ajustó estupendamente

-      Lo malo es que no puedo engordar ni un gramo

-      ¡Bah! Eso para ti no es problema, lo malo es para mí, pero no me preocupa mucho porque en las bodas de las hijas todo el mundo para la novia, como es natural y nadie se fija en la madrina. Esa es la suerte que tengo

-      Eso es lo que tú te crees – dijo entrando por la puerta Cris la tercera de sus hijos – esta tiene que ir muy guapa – miró a su hermana- y ya se encargará ella de que el traje le siente bien y que su amiga Conchi la maquille fenomenal, pero tú tampoco debes considerarte como si no fueras nadie, al revés, tiene que ir estupenda porque si no tus amigas de Tentegorra que son una pandi de loros de mucho cuidado, seguro que te ponen a parir

-      ¡Niña!, ¿se puede saber quien te ha enseñado a hablar así?

-      Venga Mamá, si sois todas iguales, ¿no te acuerdas como pusisteis a Maruxa en la boda de Maruxiña?

-      Eso es distinto - la madre no sabía como doblegar a esa hija que le había salido un tanto contestataria – porque yo llevaré un traje nuevo y no el mismo de las últimas bodas.

-      Pero ¿no dices que nadie se fija en la madrina?

-      Cris, hija, no seas pesada – la madre se levantó para seguir con la plancha antes que llegara Javier – tú preocúpate de lo tuyo.

-      Yo ya tengo mi traje y me queda genial y sin tanta prueba. El otro día me lo compré en Zara en Murcia y lo único que me faltan son unos zapatos y de mí no os tenéis que preocupar

-      Me parece fenomenal, un problema menos – Cristina madre puso sobre la tabla de planchar unos pantalones blancos del uniforme de su marido y preguntó:

-      ¿Habéis terminado con la lista de bodas?

-      Yo creo que si – contestó Arancha desde su hamaca donde estaba tumbada – de todas maneras ahora va a venir Javier y la repasamos ¿te parece?

-      Muy bien

-      Supongo que a Mamen y a mí nos habréis puesto en una mesa buena ¿no? – Intervino Cris

-      Si, claro que si – Arancha contestó con desgana – la mesa vuestra siempre es la más fácil porque siempre sois los mismos.

-      Eso también es verdad – reconoció la hermana

 

Al cabo de unos minutos Javier, el novio, dijo hola desde la puerta y apareció vestido con su uniforme. Venía con una cara de felicidad que se le salía. Arancha se puso de pié de un salto y se dieron un beso, saludando a continuación a Cristina madre y Cris hija

-      ¿Qué tal? ¿habéis preparado muchas cosas en esta semana que he estado de maniobras?

-      Ya lo tenemos todo hecho – contestó Arancha uniendo sus manos con las del novio

-      ¿Hasta el menú?

-      No, eso todavía no – Cristina madre plegó la tabla de planchar y le ofreció una cerveza a su futuro yerno – ayer hablé con tu madre y quedamos que, si os viene bien, el jueves por la noche vamos al club naval y lo escogemos

-      Muy bien – Javier le dio un beso a su novia - así me gusta que lo tengáis todo a punto porque tiene que ser la mejor boda del año

-      Seguro que si – Arancha lo miró como si hiciera meses que no le veía, - solo nos queda eso del club que no habrá ningún problema y nosotros dos tenemos que hablar con D. Ernesto por lo menos para decidir las lecturas de la Misa

-      ¿Yo tengo que leer? – Cris se levantó de la silla, se sirvió un poco de Coca Cola, se comió dos o tres panchitos y esperó la respuesta

-      A mí me gustaría – Cristina madre también se sirvió algo de naranja, mientras Arancha le preguntó a Javier si iban a salir y al contestarle que si, no quiso tomar nada – así participamos todos de la boda de tu hermana

-      A mí me parece bien – Cris cruzó las piernas dejando ver sus zapatillas de tenis – lo que no hago es esa cursilada de “discursito” que veo en algunas ceremonias en las que le decimos a ésta que la queremos mucho, que les deseamos amor para siempre, que tengan muchos hijos para que tengamos muchos sobrinos y todas esas gilipolleces, eso si que no

-      Cris, por favor – la madre la miró con cierto enfado - ¿alguna vez dejarás de decir tacos y hablarás como una niña educada en un colegio de monjas?

-      Menudas brujas las monjas, mas vale que me calle

-      Muy bien, así está mejor – Cristina madre miró a Javier que estaba ensimismado mirando a su novia y pensó para si la suerte que habían tenido con esa relación, era hijo de unos íntimos amigos suyos desde la época en que ambos matrimonios estuvieron destinados unos meses en Mahón donde lo pasaron bastante bien, eran mucho más jóvenes, ellos todavía no tenían niños pero la otra pareja si, las mujeres lo pasaron de maravilla en las muchas horas de soledad que pasaron juntas. Los maridos navegando y ellas aprovechaban para ir a la playa. Cristina sola y Carmen con su bebé, que era bastante bueno y se pasaba casi todo el día durmiendo lo que suponía que por las noches dormiría poco pero nunca había oído quejarse a Carmen. Parece mentira como había mejorado ese chico, porque tenía que reconocer que de niño era “un coquito”, siempre muy bien vestido y repeinado porque la madre, que también era de Cartagena, lo llevaba hecho un pincel, pero ni por esas, el niño era feo, pero feo con avaricia y ahora, pasados veintipocos años, lo que son las cosas, se había convertido en el novio de su hija mayor casi a puntos de casarse.

-      Venga – Javier estaba impaciente por saber los últimos acontecimientos acaecidos durante su embarque - ¿habéis terminado de una vez la lista de boda? ¿le habéis preguntado a vuestra familia de Madrid si van a venir?

-      Les hemos preguntado y por su manera de contestar me parece que solo va a venir mi tío Jesús

-      ¿Solo?

-      Quiero decir que viene mi tío Jesús con mi tía Marta

-      O sea que nos quitamos casi diez personas

-      Habíamos contado con doce

-      Muy bien ¿no?

-      Hombre, - Arancha no estaba de acuerdo - los que no vienen también son mi familia y me da pena, pero comprendo que es una época muy mala, casi recién terminada la Semana Santa y muchos no pueden pedir permiso porque acaban de volver de vacaciones

-      Al final ¿cuántos invitados tenemos?

-      Alrededor de doscientos

-      Esa es la suerte que tenemos

-      ¿Porqué dices eso? – a Cristina madre le parecían pocos.

-      Parecen pocos, por lo menos yo he ido a muchas bodas de compañeros nuestros que eran bastantes más, pero con la nuestra tenemos una ventaja – Javier volvió a mirar a su novia con cariño – que casi todos los marinos invitados son por parte de los dos.

-      Eso es verdad porque si no nos hubiéramos juntado quinientos.

-      Mama ¡que exagerada!

-      Exagerada, mira, empieza a contar – Cristina madre continuaba bebiendo de su vaso - ¿cuántos seremos en el poblado? Por los menos cuarenta o cincuenta y ya no te quiero decir la cantidad de invitados que tendríamos si tu padre y Carlos no trabajaran en el Arsenal, que menos que otros cincuenta o sesenta

-      Eso es un barbaridad, para empezar no cabríamos en el Club Naval

-      ¿Por qué te crees que la junta directiva está estudiando montar una carpa bien acondicionada solo para bodas? en el fondo todas las familias tenemos los mismos problemas

-      Eso debe suponer una pasta ¿no? – intervino desde su silla Cris hija con su jerga habitual

-      Pues si, pero entre el padre de Javier y el tuyo lo han hablado y ya está solucionado

-      Menos mal porque si no Arancha con eso de ser la mayor nos deja mas pelados que yo que se.

-      Vamos a ver – Cristina madre se encaró con su hija por enésima vez – es la boda de tu hermana y tiene que ser uno de los días mas felices de su vida y todos tenemos que colaborar ¿no te parece?

-      A mi no – Cris se revolvió en su silla – es una boda para los padres y yo en la mía, bueno si me caso alguna vez que lo dudo, solo estaréis vosotros que para eso sois mis padres, los padres de mi novio, los hermanos y todos los demás amigos nuestros, no de vosotros

-      Me parece fenomenal y lo celebras en la playa con un caldero para todos

-      Eso por supuesto y lo que sobre ya me lo gastaré yo con quien me de la gana

-      Es una forma como otra cualquiera de entender una unión y a mí, aunque no te lo creas, me parece bien – Cristina miraba a su hija con seriedad – lo importante es que el compromiso se firme en algún lado para que sea firme y en el caso que os pase algo a cualquiera de los dos seáis marido y mujer porque eso de vivir juntos sin un papel está muy bien, pero yo creo que tiene muchos inconvenientes, siempre que os pase algo claro

-      Supongo que tienes razón, pero bueno de aquí a que yo me case a saber lo que habrá cambiado todo esto

-      Pero tú no decías que estabas loca por Juan, el hermano de Javier

-      Tú cállate que a ti nadie te ha dado vela en este entierro

-      Cristina, por favor – otra vez intervino la madre – ¿será posible que no te puedas llevar bien con tu hermana ni a unas semanas de su boda

-      -  Es que es tonta, se cree que es la única que se casa en el mundo

-      ¿Sabes lo que te digo? – Arancha se estaba poniendo colorada como un tomate – es mi boda y claro que para mí es la única.

-      Bueno, bueno, tampoco te pongas así que lo mismo Javier te va conociendo y desaparece

-      ¿Qué cosas dices, Cris? Yo quiero mucho a tu hermana y por eso me caso con ella y encima no debías de quejarte porque vais a tener mas hueco en la habitación

-      Ya era hora – Cris se levantó – voy a salir, a las once estoy en casa

-      En punto – contestó su madre y no llames por teléfono como casi siempre para decirme que vienes más tarde porque te trae en coche fulanito o menganito

-      No , hoy no, porque vamos a casa de Fátima y volvemos todas juntas en el bus. Hasta luego.

 

Los tres supervivientes de lo que parecía una pelea en toda regla se echaron a reir, conocían de sobra a Cris y sabían su manera de comportarse. No le daban mayor importancia a lo sucedido y continuaron con sus planes

-       El traje ¿Qué tal?

-      Solo me queda la última prueba, pero estoy segura que te va a encantar

-      Seguro – Javier sonrió abiertamente – vas a ir más guapa que nunca ¿me equivoco?

-      No, no, claro que no, pero no te olvides de la madrina que también irá muy bien

-      ¿Mi madre?

-      Si, el otro día estaba en la misma modista que nosotros y nos enseñó su modelito que es precioso

-      Hombre también le hace ilusión que se case su hijo

-      Es lógico.

 

 Una semana antes de la boda y después de haber hecho los cursillos matrimoniales, tuvieron la primera entrevista con D. Federico, el cura militar que los casaría en la Iglesia del Carmen, donde tenían reservada hora para el día 30 de Abril a las siete de  la tarde. El cura los recibió en un pequeño salón en el Club Naval y lo primero que les comentó es que le gustaría que la novia fuera puntual, porque le había llamado el Párroco de la Iglesia del Carmen y le había comentado que a las ocho y media tenía otra boda y que antes tenían que limpiar un poco todo por lo que le pedía que hablase con los novios a los que iba casar y les pidiese ese pequeño favor

-       Eso está hecho D. Federico

-      No, si no te lo digo a ti, los novios siempre sois puntuales, se lo digo a ella – miró a Arancha con una sonrisa bondadosa que se reflejaba en toda su cara – los últimos minutos antes son los peores, te lo digo por experiencia, la madre de la novia se vuelve loca buscando su bolso, la novia cree que ha perdido un pendiente, las hermanas que todavía no han terminado de arreglarse y mil detalles que surgen a última hora, por eso te lo digo, pero conociendo a tu padre no creo que haga falta esa recomendación porque si a las siete menos cuarto no estás sentada en el coche te deja en tierra.

-      Eso es verdad

-      O sea que por fin llegó el gran día ¿no os parece mentira?

-      Si – contestó Javier – parecía que no iba a llegar nunca

-      Pues ya veis, los designios de Dios son los que son y todo se va produciendo según lo previsto, os conocéis, empezáis una relación que se va haciendo cada vez más fuerte y el final venís a ofrecerle a Dios vuestro amor ¡que maravilla!

Vais a entrar a formar parte de la familia de los matrimonios en la que la Iglesia basa toda su historia. Como ya me habéis oído en más de una homilía el cristianismo es como una pirámide en el que la base fundamental es la familia, es el soporte donde se apoyará el resto. Vuestros hijos son los que continuarán con esa base y por eso Dios se alegra que parejas como vosotros, jóvenes, con ilusión, enamorados, os caséis para su mayor gloria.

Aunque os lo repetiré el día 30 ¿es el sábado treinta ¿no?

-       Si, no se olvide que allí estaremos esperando – los novios soltaron una carcajada – no nos haga la faena

-      No os preocupéis que estaré y os repetiré, ya digo, que Dios se alegra de vuestra decisión y no tengáis ninguna duda en acercaros a él cuando lo necesitéis, aunque os parezca mentira ahora, más adelante tendréis vuestros días malos de esos que te levantas de mal humor y no hay quien te aguante y en esos momentos es cuando tenéis que saber que Dios siempre estará a vuestro lado para ayudaros, pero vosotros también tenéis que poner algo de vuestra parte y no es otra cosa que la oración, acordaros de rezar todas la noches y vuestra unión será perfecta, seréis felices, tendréis vuestros hijos y ¿qué más se puede pedir?

-      Gracias, Padre

-      Venga vamos a tomar un vino para celebrar este rollo que os acabo de soltar y esta vez invito yo

-      Me parece bien – el sábado le invito yo a usted

-      Vamos al bar.

 

La ceremonia transcurrió con normalidad, la novia llegó a las siete y un minuto y desde las siete menos diez la esperaba en el altar Javier con su uniforme de gala del brazo de su madre que con su mantilla resultaba muy atractiva. El pequeño grupo de cuerda que habían contratado interpretó varias piezas de Mozart, el Ave María de Haendel, el Himno Nacional en la Consagración   y finalizó con la Marcha  Nupcial a la salida de la nueva pareja que fue saludada en el atrio de la Iglesia por todos los compañeros de promoción de Javier haciéndole un arco con sus sables y la caída de miles de granos de arroz y algunos pétalos de rosas distribuidos entre los asistentes por Cris y Mamen que también asistieron emocionadas a la ceremonia.

El banquete en el Club Naval resultó fenomenal. Primero el aperitivo en los alrededores de la piscina y posteriormente la cena en los jardines. Se gritó vivan los novios y esas cosas y después que los novios pasaran por todas las mesas dando las gracias por asistir a su ceremonia y la entrega de ramos a las solteras, y ya otra vez en las proximidades de la piscina la música también quiso rendirles homenaje y comenzó primero con un vals que bailaron primero el padre de la novia con Arancha y después la madrina con su hijo, intercambiándose las parejas a los pocos minutos y como manda la tradición se unieron el padre de Javier y la madre de Arancha y posteriormente la mayoría de los asistentes. La fiesta continuó hasta altas horas de la madrugada, los novios desaparecieron como a las cinco, rumbo a su noche de bodas en un hotel de La  Manga y al día siguiente volarían rumbo a Berlín donde pensaban pasar unos días antes de volar, otra vez, en este caso a Venecia y ya en un coche que alquilarían recorrer el  norte de Italia hasta quince días después que con salida desde Roma volverían a Madrid y desde allí a Cartagena donde Javier tenía que reincorporarse a su trabajo habitual.

Carlos y Cristina se despidieron de los que todavía permanecían bailando que eran la mayoría jóvenes y del brazo volvieron andando al poblado. Poco antes de la entrada al Club Cristina se quitó los zapatos y con ellos en su mano izquierda continuó caminando

-       Me parece bien – Carlos la miró complacido – porque esos taconazos tienen que ser incomodísimos.

-      No te creas – respondió Cristina retirándose un mechón de pelo que le caía sobre la frente – lo que pasa es que son muchas horas

-      ¿Ha salido todo como lo habíais planeado?

-      Yo creo que si.

-      Bueno Cristinita, por fin ya ha pasado todo. Tantos meses de preparación, visitas a la modista, pruebas y más pruebas, nervios de última hora y se acabó. Parece mentira ¿verdad? pero la vida es así, tenemos hijos, los cuidamos, los educamos lo mejor que sabemos y en un momento dado se casan y comienzan una nueva familia que será como una prolongación de la nuestra.

-      Si – Cristina continuaba caminando con el cansancio reflejado en su cara – pero es la suya ¡que pena que todo se pase tan pronto! ¿no crees?

-      Bueno, es así. Lo importante para mí es que hemos puesto todo de nuestra parte para que fuera el día más feliz en la vida de los novios y el esfuerzo ya está hecho y ha salido todo perfecto. Ahora a esperar que vengan los nietos y a seguir tú y yo haciéndonos más viejos

-      Joé Carlos, no te pongas así que para nosotros tiene que ser también un gran día.

-      Claro que lo ha sido, pero sin darnos ni cuenta ya hemos pasado otra etapa de nuestra vida y en estas situaciones, por lo menos yo es cuando me doy cuenta que me voy haciendo viejo y me da un poco de tristeza

-      Pues anímate – Cristina le dio un beso – porque estamos en lo mejor de la vida y lo que tenemos que hacer es no pensar en el futuro, que será el que sea, si no disfrutar del presente. Afortunadamente tenemos unos hijos maravillosos, la vida nos va bien, estamos juntos, nos queremos ¡que más se puede pedir!

-      Tienes razón. Animo que ya estamos al lado de casa

-      Menos mal porque llevo los pies hechos polvo.

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