CAPITULO 9.-
Los años, los meses y los días pasaban a velocidad de
vértigo y ya hacía casi tres que el Coronel Cruz había vuelto a su casa después
del último arresto y desde entonces acudía a los cuarteles, hablaba con unos y
con otros pero parecía que no se metía en mayores líos. Como solía decir “los
años pasan y uno se vuelve todavía mas conservador” Hablaba de política, por
supuesto, pero ya eran comentarios mas moderados, mas acordes con los tiempos
que le había tocado vivir y ya no decía aquellas barbaridades de que para
acabar con el problema vasco la solución era muy fácil, solo había que soltar a
un par de tercios de La Legión y que se dedicaran a matar a todos los de la
izquierda abertzale. Le daba igual que fueran diez mil que ciento cincuenta mil,
se les mataba y adiós al problema. Discutía mucho en los cuarteles y poco en
casa por una razón de estrategia y a un pacto que cumplía a rajatabla y no era
otro que prohibido hablar de política y mucho menos con su hijo Julián.
La última vez que intentaron dialogar fue hacía años
con motivo del movimiento del 15 M y casi llegan a las manos. Para el padre el
citado movimiento de indignados, podría tener razón en un principio, pero ahora
se había convertido en el refugio de okupas, revienta manifestaciones, hippys y
muchos niños bien con muy mala pinta y peores ideas. Gente joven con ideales,
según Julián, que protestaba porque pensaban que el sistema no iba con ellos y
por lo tanto no acataban leyes, formas de vestir y mucho menos de entender la
vida y una panda de desalmados con pinta de cuatreros para el Coronel Cruz que
no entendía como el Gobierno les permitía hacer lo que les diera la gana sin imponer
un mínimo de autoridad.
- Pero ¿tu sabes lo que piden? – preguntaba
Julián
-
Me da igual lo
que pidan. Nadie tiene derecho a ocupar la Puerta del Sol y quedarse allí a
vivir en tiendas de campaña como si fuera un camping.
-
Venga Papá, no me
cuentes milongas – Julia era tan o más discutidor que su progenitor – eso fue
hace un montón de años y mira por donde ese grupo de okupas y revienta manifestaciones
como tú les llamas han formado un partido político y son tan legales como el PP
o Vox.
-
Están legalizados
porque tenemos el Gobierno que tenemos que si estoy yo en lugar de en el
Parlamento estarían en la cárcel.
-
¿Por qué?
-
Muy sencillo
porque son comunistas y ya tuvimos una guerra por su culpa, guerra que te
recuerdo que la ganamos nosotros y ahora nos quieren hacer olvidar todo aquello
y que los tratemos como si fueran buena gente.
-
¿Y tú sabes como son?
-
Hombre Julián, no
me jodas, no hace falta conocerles, solo hace falta verles la pinta ¿tú te has
fijado en su jefe, el Pablo Iglesias ese o como se llame?
-
Si, le he visto
algunas veces ¿que le pasa?
-
¡Como que que le
pasa! ¿tú le ves como representando a alguien en Europa? – Antonio Cruz se iba
calentando y el enrojecimiento empezaba a aparecer en su cara preludio habitualmente
de unas voces que resonaban por toda la vivienda – lo primero que tiene que
hacer es recortarse esa coleta y vestirse como Dios manda
-
Te recuerdo que yo
también tengo el pelo largo y no por eso soy mala gente
-
Mira Julián, esos
tipos quieren destruir todo lo establecido, no les gusta la Monarquía y mucho
menos el Rey, no quieren ni oir hablar de la Constitución que es la que nos manda
a todos los españoles, son partidarios de la okupación, los empresarios son lo
peor de nuestra sociedad y hay que acabar con ellos y por supuesto con las
empresas y para colmo querían asaltar el Parlamento ¿te parece poco para decir
que son los enemigos de nuestro país?. Lo que tienen que hacer es trabajar que para
eso son jóvenes y con su esfuerzo, como el que hacemos todos los demás, tratar
de levantar el país que falta nos hace.
-
Pero que trabajen
¿en que? Hay un paro juvenil del cuarenta por cien y los pocos que tienen
empleo no tienen, por no tener, ni Seguridad Social y encima ahora se les
ocurre a los que teóricamente piensan que lo mejor son los mini jobs
-
Bueno, pero por
algo se empieza
-
Si, pero no
empezar la casa por la ventana. Lo primero es tener un trabajo estable, con un
horario razonable y no eso de cotizar por tres horas y después estar ocho o
diez trabajando
-
¿Tu pretendes que
los bancos den créditos a esa pandilla?
-
Bueno, allá ellos
y por supuesto el Gobierno que les apoya porque antes o después tendrán que
rectificar los políticos.
-
Yo creo que
debería ser al revés. Lo primero es que si sois tantos y tenéis tanta fuerza
que la gente os vote y en el Parlamento y podríais discutir las intenciones
políticas de cada uno, pero para que vuestras ideas triunfen en el lugar donde
hemos decidido que empieza nuestra democracia hacen falta líderes, gente
preparada que estimule a la masa militante, que tenga un programa de gobierno
para discutir con los otros grupos y los de ese movimiento lo único que hacen es
ocupar la Puerta del Sol, llenarlo todo de mierda, hacer escraches a todo el que
se les ocurre, defender a los okupas, el
caso es fastidiar a la gente de bien que vive por ahí y molestar que parece que
es el principal objetivo.
-
Parece mentira que
todavía pienses que los de Podemos somos eso que dices y no un partido político
tan legal como cualquier otro y te quedes en que cerca de doscientas mil
personas que ocuparon la Puerta del Sol hace no se cuanto tiempo, solo quieren
molestar
-
¿Y no es así?
-
Pues claro que no
– Julián trataba de exponer sus razonamientos con la mayor tranquilidad posible
– lo que quieren o queremos, porque yo estoy absolutamente de acuerdo con
ellos, es que esto cambie, que no hay derecho que mientras que unos ganan
cientos de miles de euros al año otros no tengan ni para comer, queremos que todos
vivan dignamente, que los pisos sean subvencionados por el Estado, que la educación
sea gratuita y que la Sanidad llegue a todos los estamentos de la sociedad
-
Ya y todo eso sin
que la banda de peludos se levante por la mañana para trabajar como cualquier
hijo de vecino
-
Esos peludos,
como tú los llamas, son gente de todas las edades con inquietudes, nada
beneficiados por el sistema y son gente normal que protesta en la calle porque
no tenemos otro sitio donde hacerlo, es gente que no cree en los políticos y
mucho menos en sus resultados y mil cosas mas
-
Menos mal que alguna
vez la autoridad tuvo la buena idea, después de varios meses de hacer botellón
y acampar en la Puerta del Sol de levantar
el campamento que si no todavía estáis ahí tocándoos los huevos y esperando que
el papá estado os de dinero para vivir. El colmo
-
Aunque nos echaron
por la fuerza no consiguieron nada porque, aunque a muchos os moleste, es el
típico movimiento social que no hay quien lo pare y te vuelvo a recordar que ya
estamos en el Parlamento y aunque os moleste nos tendréis que oir
Antonio
Cruz se levantó dando por terminada la reunión. Era de las pocas veces que lo
que empezaba como una charla informal entre padre e hijo no se había convertido
en una forma de chillarse uno a otro. Estaba claro que nunca iban a estar de
acuerdo, pero podían intentar buscar algún punto de encuentro.
Julián se
fué a su cuarto como todos las veces que discutía con su padre, se tumbó en la
cama, encendió un pitillo y con la guitarra comenzó a entonar una canción
desconocida. Tenía la manía, como le decía su padre, de componer y para eso le
bastaba con cualquier situación. Se consideraba un mártir de los políticos, vivía
en una sociedad que no le gustaba, no tenía trabajo y el poco que encontraba
era siempre temporal y por menos de quinientos euros y lo mas importante es que
no tenía ganas de nada. Se pasaba las horas muertas tumbado en su habitación
rasgando la guitarra y buscando letras de muy diversa índole para a
continuación buscar el mejor acompañamiento musical.
Había
decidido en contra de la opinión de su padre estudiar Ciencias Políticas en la
Universidad Pública y ya le había dicho a su progenitor que no se preocupara que
él se pagaría sus estudios, no hacía falta que lo mantuviese. El último mes se
había hecho asiduo a los últimos rescoldos del movimiento del 11-M y al principio
del partido político de Podemos, un movimiento mas o menos social de carácter
asambleario, con unos objetivos un tanto diluidos en la protesta habitual.
Asistía por lo menos tres o cuatro horas a las múltiples reuniones en las que se
iban haciendo unos estatutos y se iban nombrando los diferentes candidatos de
las distintas provincias, todos ellos destacados activistas y expertos en temas
como la organización de algaradas callejeras, okupaciones, enfrentamientos con
la policía y temas parecidos. Allí se sentía realizado, hablaba con vehemencia
y soltura a la escasa concurrencia sobre la eliminación del ejército en nuestra
sociedad y exigía libertad para todos los presos del franquismo, al igual que
reprobaba la labor de la justicia que actuaba siempre a favor de las tesis del
gobierno de turno. Por fin, Julián Cruz había encontrado un camino en su vida y
después de valorar los pros y los contras y ante los vítores de sus exaltados
colegas, se había decidido por fundar la sección española de las Juventudes
Libertarias. Ya tenía diecisiete afiliados y estaba pendiente de visitar la Universidad
Autónoma para ampliar el número. Julián era un hombre joven, con una voz
potente y bien timbrada, una buena capacidad de convicción que se veía
aumentada por una labia que no se sabía de donde la había heredado y el único
escollo de todas sus convicciones era su padre. Le llevaba la contraria, faltaría
más, pero nunca se atrevía a llegar hasta el final. Se creía que lo aceptaba,
pero el hecho de que su padre hubiera sido un golpista lo traía a mal traer y
eso que era una historia desconocida para la mayoría.
Como
todos los días, la madre entró y se sentó a los pies de la cama. Julián sabía
que lo hacía con la mejor de sus intenciones, pero ya había pasado la juventud y
aquellas demostraciones de cariño no le hacían demasiada gracia, pero su madre
era así y nadie la iba a cambiar. Trataba no tanto de unirlos si no de mantener
al menos una relación familiar, que no se perdiera por nada del mundo y por eso
quería evitar en la medida de lo posible que en su casa se hablara de política,
pero casi nunca lo conseguía a pesar de sus buenos consejos
-
Julián, Julián,
mi pequeño - insistía en el masaje recorriéndole dorso de los pies de su hijo –
no me gusta mucho como te comportas con tu padre ¿no podrías cambiar?
-
¿Y por qué no
cambia él?
-
Tu padre tiene sesenta
años y ya no va a cambiar ¿no lo entiendes?
-
Pues no, que
quieres que te diga. Es una persona que no vive en este siglo y eso a mi me
molesta y mas si es mi padre, pero no hay manera de hacerle entrar en razón.
-
Tu padre claro
que vive en este siglo – La madre le acercó una coca cola que le había traído en
un vaso – lo que pasa es que no le gusta lo que ve e intenta arreglarlo
-
¿Arreglarlo? –
Julián dejó caer la guitarra - ¡venga Mamá, no seas ilusa! Lo que quiere es que
la gente de orden, como repite cada minuto, gobierne este país y yo no quiero
que sea así porque esa gente de orden es
la que nos ha llevado a la situación que estamos viviendo, nos han exprimido
como limones y ya estamos hartos y por fin salimos a la calle y que se enteren
que no los queremos, que se vayan a sus casas, que tengan todos los hijos que
Dios les de, que vayan a Misa todos los Domingos, que tengan a su mujer
esperando por si quieren cenar mientras llegan de estar con sus queridas y mil
cosas mas. No me gusta, que quieres que le haga, no me gusta y ya está.
-
Julián, por
favor, no digas barbaridades. Relájate un poco y luego intenta dormir y piensa
que tu padre te dice todas esas cosas por tu bien, Desgraciadamente nosotros
conocimos la España del hambre y no queremos que se repita una situación
parecida.
-
Eso es historia y la situación no era igual ni
mucho menos. Ahora también hay hambre, claro que la hay, pero no tanto hambre
física como la vuestra, por cierto que por vuestra culpa porque para eso os dedicasteis
a ensalzar a Franco y decir que era casi,
casi, el salvador del mundo y ahora la sociedad lo que quiere es libertad, cosa
que los políticos se pasan el día hablando de ella, pero no tienen ni idea de
lo que es y mucho menos de lo que representa. A nosotros no nos hace falta Europa
ni las políticas capitalistas de sus gobernantes, nosotros lo que queremos,
pedimos y defenderemos con uñas y dientes es nuestra dignidad como personas,
que no se nos trate como animales y para eso hemos llegado al Parlamento y allí
es donde se tiene que oír nuestra voz e intentaremos llevar multitud de
iniciativas para que cambie la sociedad que
falta hace
-
Hijo mío – la madre
le imploraba casi de rodillas – yo no entiendo nada de lo que me hablas, pero
lo único que quiero es que no te metas en líos que bastante hemos tenido con
los de tu padre, eso es lo único que te pido.
-
Yo no me meto en ningún
lío Mamá, son ellos los que no nos dejan hablar y por mucho que se empeñen no
lo van a conseguir, nos meterán en la cárcel, nos machacarán como partido, nos
harán la vida imposible, pero como dice nuestro Presidente, el compañero Pablo
Iglesias, no pasarán.
-
Bueno hijo, te lo
pido por favor, no te metas en más líos, por favor.
-
Hasta mañana Mamá
Julián volvió a tomar la guitarra y sentado en la cama
con las rodillas encogidas intentó recordar los acordes de una canción que se
le había ocurrido por la mañana. Como siempre, repetía una y otra vez la letra
para acoplarla a las notas de su guitarra.