Queridos blogueros/as: Esta vez toca letra en negrita y eso que dicen que las meigas no existen, ya, ya a mi me lo van a contar y si no, ¿porque hoy sale así y otros días de otra manera si yo se lo mismo, o sea nada, y no toco ni una tecla que no sean las conocidas? venga Merce, tu turno, convénceme que las meigas no existen.
Acabo de leer este capítulo y se confirma lo que yo ya sabía desde hace bastantes años y es que no tengo Abuelas. Esto de la vanidad no debe ser muy bueno por eso de vez en cuando hay que darse un baño de ella y en este capitulo parece que en el mundo hay cuatro o cinco santos, a saber, Santa Teresa de Jesús, San Francisco Javier, San Ignacio de Loyola, como yo mucho San Isidro Labrador y faltaba yo para completar la plantilla. En fin, que ya estamos todos, pero de verdad que me parece un poco exagerado, uno trata de ser buena gente pero tampoco hay que pasarse.
Espero que os guste y aprovecharlo porque el paseo me parece que está llegando a su fin.
Un abrazo y feliz Semana Santa para todos, sobre todo que para aquellos que nos vamos al Norte, nos acompañe el tiempo que parece que si
Tino Belascoaín
CAPITULO 15.- AL QUIROFANO.
En el quirófano el día de la intervención de Alfredo Lopez García tocaba día de frio y efectivamente aquello parecía un iglú.
- ¡Vaya frío! – el Dr. Belascoain se frotó las manos y se ajustó el gorro y la mascarilla que siempre se ponía para entrar a quirófano - ¿Qué tal estás?
Alfredo estaba tumbado boca arriba en la camilla con la sábana hasta el cuello y con una expresión de terror absoluto.
- Muerto de miedo – confesó
- No te preocupes porque si yo estuviera en tu lugar estaría, como mínimo, igual
- ¿Cuanto dura la intervención? – Alfredo lo preguntaba para distraer su atención mientras la Dra. Anestesista, cargaba alguna jeringuilla e iba introduciendo un líquido a través de una vía que previamente había canalizado en el dorso de la mano izquierda de Alfredo.
- Tranquilo, respira hondo y piensa en algo agradable que te vas a dormir
El Dr. Belascoain, el Dr. Blanco que colaboraba, su ayudante de toda la vida, y Tere, su mujer que desde el primer día hacía de instrumentista, colocaron sábanas estériles a lo largo de todo el paciente dejando al descubierto solamente la pierna izquierda, aplicaron el teminal del bisturí eléctrico, ajustaron el aspirador y comenzaron la cirugía.
Con el paciente perfectamente anestesiado el Dr. Belascoain marcó con un bolígrafo por donde iba a realizar diferentes incisiones cutáneas y con bisturí, pulso firme y bastante paciencia fue retirando cantidad de tejidos necrosados haciendose cada vez mas importante el defecto creado. Al final ocupaba prácticamente toda la cara anterior de la pierna izquierda
- Joder – el Dr. Belascoain solamente estaba preocupado con la forma en que iba a poder cerrarlo – vaya con la úlcerita, ¡la madre que le paríó!
- ¿Qué le vas a hacer? – el Dr. Blanco examinaba con atención la herida
- ¡Yo que se! – exclamó en voz baja el cirujano - por una parte creo que sería mejor esperar unos días para cerrarlo, pero, por otra parte cuanto mas esperemos aumentamos las posibilidades de una infección ¿Qué te parece?
- ¿Cerraría con un injerto?
- ¡Ojalá!, pero eso es una manera de perder el tiempo como otra cualquiera. Un injerto no prende en esta úlcera ni de coña, el tejido no está del todo mal, pero al fondo está el hueso y para cerrar todo menos la tibia no merece la pena. La única fórmula que se me ocurre sería un colgajo fascio-cutáneo de toda la cara posterior.
- Si, - el Dr. Blanco observaba con atención – lo que pasa es que el defecto es muy grande.
- Ya, ¡que le vamos a hacer! A grandes males, grandes remedios.
- Lo que está claro es que no tiene muchas posibilidades y lo malo es que como esa cobertura no vaya habrá que plantearse el hacerle un colgajo de la otra pierna y cada vez le van quedando menos posibilidades
- Joder, Ya se que la cosa está jodida pero no hay que darle mas vueltas y esperemos que vaya bien sinó no lo quiero ni pensar porque este tío no anda muy allá psicológicamente y no creo que aguantase muchas mas operaciones. Entonces ¿lo hacemos? Pues venga manos a la obra que cuanto antes empecemos antes acabamos. Bisturí.
Con gesto decidido realizó las incisiones oportunas, con su dedo índice fue diseccionando los diferentes planos, coagulando los pequeños vasos en repetidas ocasiones, cortando aquí y allá y después de una media hora tenía en su mano derecha una lengüeta de piel que al rotarla le cubría sin tensión todo el defecto en la cara anterior. Hubo necesidad de sacar un injerto del muslo, lo que hizo rápidamente con la ayuda de un dermatomo y un movimiento de vaieven y la fina capa de piel la fijó con grapas al defecto creado al levantar el colgajo.
- ¡Se acabó! Ahora todos a rezar para que la cosa vaya bien
- ¿Quieres una venda elástica?
- Si, casi si y pide además que nos hagan una férula de escayola para que no mueva nada el tobillo.
Aplicó con lentitud el vendaje, colocó la férula y dejo descansar la pierna sobre la mesa del quirófano
- ¿Qué te parece? – el Dr. Belascoain preguntó mientras avanzaban por el pasillo hacia la sala de estar.
- Bien, muy bien. En realidad era lo único que estaba indicado. Lo malo es que estéticamente es espantoso
- Ya, pero eso si que no tiene arreglo- El Dr. Belascoain se quitó el gorro y la mascarilla - esperarme un poco que bajo a la planta, escribo las órdenes de tratamiento, hablo con la familia y nos vamos a tomar unas cañas a algún bar de por aquí cerca
- Date prisa.
El Dr. Belascoain bajó por las escaleras interiores hasta el control de enfermeras de la planta cuarta, díó las órdenes oportunos y acompañado de una auxiliar se acercó hasta la habitación.
El paciente, como era práctica habitual en esa clínica, pasaría unas horas en la Unidad de Reanimación hasta que se despertase completamente por lo que en la habitación estaban los padres que se paseaban nerviosos
El Dr. Belascoain, situado en el centro de la habitación, trataba de transmitirles sus impresiones de una manera absolutamente aséptica
- Bueno, ya hemos terminado, la operación ha ido muy bien, hemos hecho lo que habíamos pensado y ahora solo nos queda tener paciencia y esperar unos días para ver la evolución. Ha quedado todo completamente cerrado y si las cosas van bien, como espero que así sea, en pocos días habremos terminado.
- Y el hueso, Doctor ¿estaba bien? – la madre preguntaba con su acento andaluz.
- Supongo que si, pero si quiere que le sea sincero, el hueso nosotros no lo vemos, lo tapamos para evitar infecciones y ni lo tocamos, pero radiográficamente estaba muy bien, o sea que lógicamente hay que pensar que si, pero también es verdad que está operado hace nada y eso necesita tiempo para ir a su sitio.
El padre reflejaba en su rostro la preocupación por la que estaban atravesando
- Perdone, Doctor, perdone que le sea tan directo pero ¿nuestro hijo se quedará cojo?
- Espero que no al menos todos estamos haciendo lo humanamente posible para que eso no sea así, pero hay que esperar.
- ¿Estará mucho tiempo en la UVI
- No, yo creo que en unas horas lo bajaran, pero lo que pueden hacer es subir dentro de un rato, lo ven y hablan con el Dr. Hacio que es el que está de guardia
- Y si esta operación va bien ¿le tendrán que operar mas veces?
- Mire, ahora hay que preocuparse de la piel y esperar que todo se cierre y después ya se verá
- ¿Cuándo sabremos si esta operación ha ido bien?
- Pues, hoy es lunes ¿no? El miércoles levantaremos todo y ya les podremos adelantar algo.
- Muy bien, Doctor, muchas gracias, Dolores y yo le estamos muy agradecidos por todo lo que está haciendo por nuestro hijo.
- Nada, se hace lo que se puede. Mañana por la mañana vengo y si está bien se podría ir a casa.
-
- ¿Tan pronto? – la madre parecía muy sorprendida – yo casi preferiría que se quedara algún día mas.
- No, no – el Dr. Belascoain sonreía – he dicho que se podría ir mañana porque por mi y teniendo en cuenta que tienen casa en Madrid, podría estar en su domicilio pero si prefieren que se quede aquí, a mi me da igual.
- Si, si, - la madre llevaba lo voz cantante – casi mejor sería que que se quedara hasta la primera cura.
- No se preocupe. No pasa nada. Yo mañana por la mañana, a las ocho en punto, estoy aquí y hacemos lo que quieran ¿de acuerdo?
- Si, Doctor, hasta mañana y supongo que las enfermeras ya sabrán lo que le tienen que dar si le duele ¿no?
- Si claro, hasta mañana.
El Dr. Belascoaín abandonó la habitación cerrando la puerta con cuidado.
- Me parece que nos hemos topado con una buena persona ¿verdad Manuel?
- Si buena gente si que es, pero lo importante es que sea un buen profesional y nos resuelva el problema de Alfredo porque el pobre está sufriendo mucho.
- La verdad es que hemos tenido muy mala suerte y justo cuando parecía que las cosas iban mejorando.
- Si, pero las cosas vienen así y habrá que aguantar. No nos queda otro remedio.
- Lo que pasa es que la paciencia tiene un límite y lo que tengamos que aguantar nosotros eso es lo de menos. Lo que a mi me preocupa es que nuestro hijo diga un día hasta aquí hemos llegado y ahí se acabó la historia.
-
- Esperemos que eso no ocurra nunca y lo único que podemos hacer es lo mismo que hemos hecho hasta ahora, tener toda la paciencia del mundo y tratar de animarle siempre que lo necesite.
- Ya, pero hasta ahora no se ve que el chico vaya para adelante y eso desmoraliza mucho
- Bueno, ¡que le vamos a hacer!
- ¿Te parece que recemos un rosario?
- Bien, todo sea por aquello de a Dios rogando y con el mazo dando.