sábado, 26 de noviembre de 2011

EL LOCO CAPITULO 3

Hola blogueros/as: ¿Que tal? ya estoy aquí otra vez y parece que fue ayer, pero no, ha pasado una semana ¡siete días!¡que barbaridad! como pasa el tiempo, pero bueno, está muy bien. Lo importante es que de manera rápida o lenta lo  importante es que pase porque como decía uno en una tertulia de esas miles que hay en no se que radio, no estaba de acuerdo con ser viejo, pero la alternativa era mucho peor, o sea, que ánimo que en lugar de decir con tristeza han pasado ya siete días lo que tenemos que pensar es que hemos tenido mucha suerte porque han pasado siete días. Serán siete días menos de la vida de cada uno, pero que "nos quiten lo bailao"
No se que habré desayunado esta mañana, pero como podéis comprobar estoy de lo mas filosófico, menos mal que todas las novelas están escritas antes que si no, serían de lo mas trágicas.
En fin, ahí os va el 3º capitulo de esta locura que por algo se llama el loco. Que nadie se de por aludido porque ni yo mismo se como acaba este lío, pero de verdad que no pensé en nadie conocido para escribir esto.
Este capitulo es como mas raro y como está loco el loco, y mas el que se lo inventa, se ha olvidado del muerto y no se por qué me da que no vuelve a aparecer. En fin, ¡que le vamos a hacer!
Os comunico que para eso sois mis lectores únicos y por lo tanto mis lectores preferidos, que mientras copio capitulos y mas capitulos de cosas que van apareciendo por ahí, sigo con mi diversión de escribir y ya estoy metido hasta las orejas en una novela nueva que trata de un labrador gallego (¿de donde iba a ser?) que a los sesenta y tantos años se presenta a unas oposiciones de Policia, todavía no se si de Policia del Mar o del campo y pensaba empezar en ese momento, pero no se por qué empecé primero con sus memorias y resulta que ahora ando por cuando tenía quince o dieciséis años y todavía tengo que llegar a los sesenta y cinco para empezar con lo que quiero contar, osea, que fijaros lo que tengo que inventar
En cuanto a mis memorias, " memorias de un tío normal" que así se van a llamar, sigo con ellas y ya he terminado la carrera y estoy a punto de hacer mi primera guardia en Virgen del Mar. Estoy muerto de miedo pero sigo erre que erre, pero antes tengo montones de capítulos que iré poniendo aquí.
También os diré que esta vez me habéis contestado siete, muchas gracias a todos y espero que la próxima seais diez los que comenteis  lo que os parezca. De momento no parece muy difícil de conseguir este objetivo, lo malo va a ser el día que me tengan que contestar tres mil cuatrocientos veinticuatro, por ejemplo, ese día va a ser mas complicado de conseguirlo.
Bueno, queridos y queridas, que os divertáis y hasta el sábado que viene
Tino Belascoain


CAPITULO TRES

He dormido bien, muy bien, cierto es que me tomé un Lexatin de uno y medio que para mi es mano de santo, pero la realidad es que desde las doce y pico hasta las seis de la mañana he dormido como un marqués y ahora llego a mi trabajo en el hospital y me encuentro con lo que ya sabía. Tengo que continuar la novela

Como me ocurre siempre, no se ni por donde empezar, en este caso seguir, y nunca mejor dicho porque en el fondo y según dejaba escrito ayer, es como si empezara una nueva novela.

El inspector (con c porque está ingresado en un Psiquiátrico que podemos ubicar ¡que se yo! ¿en la provincia de Burgos? Pues nada, ya estamos allí y el Inspector Fandiño ya no era tal si no que en su Historial Clínico figuraba con su verdadero nombre que no era otro que D. Manuel Seoane Castiñeiras con número de historia 101743.

Lo de Inspector Fandiño era una historia que comenzó cuando lo expedientaron en la Academia General de Policía  por comportamiento irregular y continuó cuando lo echaron del cuerpo por tratar de investigar la supuesta relación entre la mujer del Director General de la Policía con Doña Carmen Polo de Franco quien, según el inspector expedientado, tenía tendencias algo extrañas para aquella época y su lesbianismo lo hacía presente en los encuentros que mantenía de manera habitual con Doña Rosina Lopez de Bonal, la citada mujer del Director General y que, según el Inspector expulsado, no acudía al Palacio del Pardo para tomar un te, si no que, entre taza y taza, recibía y devolvía favores a la mujer del entonces Generalísmo de los Ejércitos.

Como quiera que todo lo anterior fue inventado por el joven Inspector y después de una rigurosa investigación por parte de la Brigada de Investigación de la propia Policía Nacional, se llegó a la conclusión que el Inspector Seone estaba afectado de una enfermedad que le suponía una tergiversación de los  hechos, le sometieron a un duro interrogatorio y concluyeron con que Don Manuel Seoane Castiñeiras estaba completamente loco por lo que fue inmediatamente expulsado, de manera fulminante,  del Cuerpo Nacional de Policía.

Desde su expulsión del Cuerpo y hasta su ingreso en el psiquiatrico burgalés, D. Manuel se había vuelto a su pueblo natal, Monforte de Lemos y allí gracias a los conocimientos que había adquirido en la Academia General y queriendo continuar con su indudable vocación  que era la de investigar a personas, montó, en un bajo de su propio domicilio una Agencia de Detectives que, según la propaganda que repartió por toda la provincia, estaba integrada por prestigiosos detectives, ex inspectores de Policía con amplia experiencia profesional, aunque la realidad es que la empresa estaba formada por él solo.

Como era consciente que sus ex compañeros le tenían envidia, lo primero que hizo fue cambiarse el nombre para no ser descubierto y se transformó en el Inspector Fandiño por aquello de haber hecho la mili en el Cuartel de Instrucción de Ferrol y llegar a Marinero de segunda denominados por aquel entonces fandiños y así, como quien no quiere la cosa, comenzó su actividad laboral haciendo seguimiento de personas.

El Inspector Fandiño tenía una especial habilidad para disfrazarse y así el seguimiento de personas se hacía mucho más eficaz. Cada mañana salía de su casa con una apariencia diferente y por eso, en Monforte de Lemos no le conocía prácticamente nadie, hasta tal punto que un día, disfrazado de cartero, se presentó en su casa con una carta certificada, su mujer le firmó el recibí y no le reconoció. Por eso realmente en aquella casa de las afueras de la ciudad orensana convivían con absoluta normalidad un rockero de pantalones vaqueros muy ceñido con botas puntiagudas y chupa de cuero, un cartero perfectamente uniformado, un Comandante del Ejército de Tierra, un vendedor de seguros de espesa barba y pelo engominado, un ama de casa de mediana edad  y un gay en toda regla. Todos la misma persona, Manuel Seoane Castiñeiras, alias Inspector Fandiño.

Se hizo muy conocido entre la policía de su localidad porque en cuanto existía un caso conflictivo aparecía en el lugar de los hechos como si la propia Policía le hubiera llamado. Entonces siempre era el Inspector Fandiño, faltaría mas, con una gabardina pasada de moda, un traje mas arrugado de lo normal, su boina y su cara, esta vez si, su cara sin ningún tipo de maquillaje.

Sus sentencias se hicieron hasta populares y así, por ejemplo, siempre que llegaba tarde a un lugar y con aspecto cansado, rodeado de papeles, solía decir “cansarse puede ser un placer” e inmediatamente se dejaba caer en el sillón mas próximo o cuando iba por la calle y daba una patada a un balón perdido decía “todos llevamos un deportista dentro, sácalo”  Todas frases del Nescafe, por supuesto.

Se consideraba un hombre querido por sus vecinos, resolvía algunos casos, descubría amores ocultos de gentes inesperadas, trabajaba bastante, cobraba discreto, pero lo más importante era que se dedicaba a su auténtica pasión que no era otra que ser Inspector.

Para algunos casos disponía de teorías disparatadas y poco a poco fue generando fama de no estar muy allá de la cabeza y la gota que colmó el vaso fue el episodio de Vilacacín, una muerta que aparece en una casa de unos de Madrid, que luego no aparece, que entró en la casa por la puerta y a la hora la puerta sola apareció prácticamente tapiada y sobre todo la hierba de la entrada. El Inspector Fandiño aseguraba que entró con su coche y la hierba estaba sin cortar y sin asomo de haber soportado el peso de unas ruedas, al menos en tres meses.

Incordió tanto a la Policía con este caso que decidieron denunciarle por injerencias en la labor investigadora de las Fuerzas de Seguridad del Estado, fue visto en repetidas ocasiones por un Tribunal de la Seguridad Social y casi sin darle ni opción de recoger algunos enseres personales lo ingresaron en una institución psiquiátrica donde permanecía desde entonces en calidad de enfermo con un trastorno peligroso de su personalidad.

Había abandonado su manía persecutoria, ya no era el Inspector de Policía y cuando alguien hablaba de aquella etapa no recordaba absolutamente nada. Ahora, desde hacía unos años, se había vuelto un auténtico representante de Dios en la tierra, sabía que iba a morir en la cruz y todas sus relaciones iban encaminadas en el mismo sentido. Quería hacerse íntimo amigo de uno al que él denominaba Pilatos y que no era otro que el Dr. Segovia, Director del Centro, aunque para Manuel todo era un puro montaje. Sabía que era un Tribuno que solo quería prenderle, llevarlo a su presencia y  condenarlo a morir en la cruz. Tal era su convicción que cuando lo veía acercarse por el pasillo con toda su corte de Senadores vestidos con sus batas blancas, Manuel salía corriendo con alma que lleva el diablo y no paraba hasta llegar a un pinar, dentro del recinto, que él llamaba el monte de los olivos, situado a escasos doscientos metros de la puerta principal del Centro. Allí se escondía con el pretexto que todavía no había llegado su hora para entregarse y por lo tanto tendrían que ser los soldados romanos los que le sacasen de su encierro.

Manuel no sufría, al revés, disfrutaba porque sabía que su reino no era de este mundo. Le daba igual ocho que ochenta, si alguna vez, por haberse escondido en el pinar o negarse a cenar, le habían sometido a maltratos físicos, él los recibía con un gesto de amor hacia su Padre, que estaba en los cielos.

Cuando le dejaban tranquilo, que era casi nunca, se envolvía en una sábana, se subía a una roca que dominaba la entrada del psiquiátrico y desde allí arengaba a todos los visitantes conminándoles con voz potente a seguirle y dejarlo todo, embarcarse con él en una pequeña embarcación que se encontraba en la orilla de un lago y echar la red en lo que él llamaba “El lago de Tiberíades”. Pescarían tres peces y se encargaría él de repartirlos entre todos los pacientes ingresados.

Para Manuel los días transcurrían tranquilos, nunca recibía visitas, posiblemente no tenía familiares, hablaba con muy poca gente hasta que un día apareció Doña Luisa, una señora castellana, concretamente de la ciudad del Toboso, que le transformó la vida.

Para Manuel fue como una aparición. Estaba una mañana reluciente de sol paseando por los alrededores del Monte de los Olivos, cuando casi como si se hubiera producido un milagro, allí estaba ella, sentada en un banco con expresión ausente. Manuel se acercó y se sentó a su lado. Ella no movió ni un solo músculo. Manuel la miraba fijamente, ella como una estatua, hasta que Manuel deslizó una mano por la madera del banco y al cabo de unos segundos la apoyó sobre la mano de ella. Estaba helada, la sensación fue la misma que apoyarse sobre una barra de hielo.

Así permanecieron hasta la hora de la comida en que dos cuidadores se les acercaron para acompañarles al comedor. Manuel no se soltó de la mano de su particular Dulcinea y así comieron juntos y por la tarde vuelta al banco hasta por la noche en que los mismos del mediodía les separaban las manos y los conducían a cada uno a su habitación.

Conocidos por todos como los Amantes de Teruel, así permanecieron día tras día, mes tras mes y año tras año y así permanecieron por espacio de cuatro años, treinta y dos días y seis horas, según las cuentas de Manuel, hasta que un día ocurrió lo que Manuel tantas veces había pensado

La señora desconocida su Dulcinea, la que nunca le había mirado a los ojos y a la que ni siquiera había dignado mover un solo músculo durante todo el tiempo que él la tomaba de la mano, movió un milímetro su mano derecha y parecía como si le quisiera decir algo. Manuel no cabía en si de gozo ¿le había tocado o había sido solo una ilusión?  No, no, le había tocado y él lo había sentido, pero al día siguiente la había mirado y sus labios se movieron dibujando una leve sonrisa.

La pareja seguía como siempre, agarrados de la mano en el mismo banco, mañana y tarde y eran objeto de la atención de sus cuidadores. Tanto Manuel como Luisa, a la que él siempre llamaba Dulcinea, se miraban permanentemente sin decir ni una sola palabra. El la intentaba hablar pero ella no despegaba ni los labios. Sin embargo cada día que pasaba los dos eran conscientes que se entendían un poco mejor solo con la mirada. Manuel estaba absolutamente seguro de haberla visto antes en algún lugar, pero a pesar de presumir de una memoria prodigiosa no era capaz de acordarse donde. Toda su actividad diaria estaba encaminada a conseguir que le hablase para que le contara donde se habían visto antes, pero esa situación nunca se produjo, porque un día, cuando comenzaba el otoño, Luisa desapareció.

Manuel estaba tan desesperado que decidió curarse para ser dado de alta y buscarla fuera de los muros del psiquiátrico y tan empeñado estaba y su comportamiento sufrió un giro tan radical que, a los pocos meses, lo consiguió, después de una revisión con su Pilatos particular quien le dio permiso para abandonar el Centro un fin de semana al mes y le dio un informe en el que constaba el motivo de su ingreso y el alta por curación, por lo que podía y debía ser tratado como una persona normal.

Con el informe de alta, cincuenta y cuatro Euros en el bolsillo y la cabeza repleta de proyectos,  Manuel volvió a cambiarse el nombre. A partir de ahora, nueva vida y nuevo nombre: Andrés Senen Lopez Ríos y para empezar a encauzar su vida nuevamente decidió hacer el Camino de Santiago.

Era finales de Mayo, la estación de Burgos era un auténtico hervidero de gentes que miraban los paneles informativos para saber en que andén estaba estacionado el tren que los llevaría a su destino. Andrés sentado en su antigua maleta no tenía ni idea donde ir. Le daba exactamente igual, quería hacer el Camino pero no tenía preferencias para empezar en un lugar o en otro, lo que quería era empezarlo donde fuera. De momento no tenía billete para ninguna parte, no sabía si el dinero que tenía sería suficiente para tan larga aventura, estaba desorientado y lo único que deseaba era alejarse cuanto antes del psiquiátrico y buscar a su Dulcinea que tendría que estar en alguna parte. Se levantó, dejó la maleta apoyada a la pared y en la cantina pidió un refresco y un bocadillo.

En esos menesteres estaba, cuando levantó la cabeza y se encontró en la pared un póster que representaba un paisaje castellano con un camino serpenteante que se perdía en el horizonte y un slogan “Ven a Santiago y  allí encontrarás lo que buscas”

Andrés entendió que aquello era una llamada de Dios y mas claro no podía ser: “Ven a Santiago y allí encontrarás a tu Dulcinea”, metió cuatro cosas de su maleta en una bolsa de plástico y emprendió un lento camino hasta el albergue de Peregrinos. Era tarde y lo mismo ya no tenía sitio. Cuando llegó, llamó por medio de una aldaba con la figura del Apóstol y el encargado abrió presuroso y ante la solicitud de Andrés de una cama contestó:

-         Tienes suerte porque me queda una
-         Gracias, buen hombre. Andrés depositó los dos Euros que ponía en la puerta que costaba dormir
-         ¿De donde vienes?
-         Del Toboso – respondió sin dudarlo – en la provincia de Ciudad Real
-         ¿Sin mochila?
-         Tenía una, pero unos malhechores me la robaron en la entrada de Burgos mientras yo estaba sellando mi credencial
-         ¿Quieres que te deje una?
-         Te estaré siempre agradecido, porque lo poco que no me robaron necesito llevarlo de alguna manera

El encargado fue a una habitación cercana y apareció a los pocos segundos con una mochila casi sin estrenar

-         ¿Te gusta ésta?
-         Muchas gracias, pero es muy grande para mis escasas pertenencias.
-         Por eso no te preocupes porque la podemos llenar de cosas que va dejando la gente. Por ejemplo ¿tienes manta?
-         No
-         Pues eso es una de las cosas que siempre tiene que ir contigo porque cualquier día llegas tarde a un albergue, está lleno ¿y que haces?
-         Me buscaría la vida en otro
-         ¿Y si es un pueblo pequeño y no hay nada mas que uno?
-         Dormiría a la luz de las estrellas
-         De acuerdo, pero mejor con una manta ¿no te parece?
-         Muchas gracias
-         ¿Necesitas calcetines, ropa de abrigo?
-         No, gracias – Andrés no se atrevía a pedir todo lo que suponía que le haría falta
-         No te de vergüenza, hombre de Dios que el Camino es solidario con la gente que menos tiene y nunca te va a faltar un plato de sopa y una hogaza de pan
-         Eso espero.
-         Mira – el Encargado se asomó a la puerta. Por allí vienen un italiano y un holandés que están haciendo el camino juntos y posiblemente te puedan ayudar. Un segundo.

El encargado les llamó por sus nombres respectivos

-         Pietro, Edgard, venir un momento, por favor.

A su llamada se acercaron dos individuos que más parecían una pareja de hecho que unos peregrinos. Hablaban un poco de castellano y rápidamente le ofrecieron unos espaguetis que habían dejado cociendo.

Andrés los engulló en un minuto como si no hubiera comido en su vida y a continuación se tumbó cuan largo era  en un campo casi en la puerta del Albergue y observaba las estrellas cuando sus dos nuevos amigos se tumbaron a su lado

-         ¿De donde venís?
-         Empezamos en Roma, mejor dicho, yo empecé en Roma – contestó Pietro un hombre de mediana edad con el pelo completamente blanco – pero luego conocí en Marsella a Edgar y nos fuimos en tren a Bruselas con el fin de encontrar a un hermano suyo que decía que vivía allí, pero no lo encontramos y decidimos hacer el Camino de Santiago  desde allí.
-         O sea que lleváis un montón de tiempo ¿no?
-         Si, llevamos casi tres meses y parece que fue ayer cuando empezamos y tú ¿llevas mucho tiempo?
-         No, empecé en el Toboso, en la provincia de Ciudad Real hace veintitantos días y aquí estoy dispuesto a llegar a Santiago.
-         ¿El Toboso no es el pueblo de la moza de la que estaba enamorada Don Quijote?
-         Por favor, caballero – Andrés Senén sacó su lado negativo – cuando hable de mi Señora Dulcinea haga el favor de quitarse el sombrero.
-         Entonces – el caminante italiano comenzó a dudar del que parecía iba a ser su compañero, junto con Edgar el holandés, durante algunas etapas – tú tienes que ser Don Quijote de la Mancha
-         Chist – Andrés le obligó a bajar el tono de voz – te ruego que me llames Andrés aunque mi verdadera identidad ya sabes cual es, pero guárdame el secreto por favor porque si no, enseguida piensan que estoy loco y no me dejarían continuar.
-         Está bien- Pietro continuaba dándole vueltas a los espaguetis que estaba cocinando. Por mi no te preocupes que eres Andrés.
-         Gracias
-         ¿Vas a tomar pasta?
-         Te lo agradezco porque tengo el estómago tan vacío como mis bolsillos.

Mientras Pietro continuaba trajinando con los espaguetis, su mente daba vueltas y más vueltas a lo que le había dicho su nuevo compañero. Después de tantos meses andando por tantos y tantos caminos, había tenido oportunidad de conocer a gentes de todo tipo y condición. Sabía que muchas de las historias que le habían contado serían inventadas o cuando menos exageradas, pero lo que nunca se hubiera podido imaginar es que iba a caminar con el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha ¡menudo tío más loco! Tendría que seguirle la corriente.

-         Chist, chist, Don Quijote – le llamó desde el otro extremo del comedor – siéntese que enseguida está lista la pasta
-         Por Dios vuestra merced, ¿no le he dicho que debe mantener en secreto mi verdadera identidad? ¿No comprende que si me descubren me volverán a tildar de desvariado, me ingresarán en un centro y no podré llegar a Santiago donde me espera mi Dulcinea?
-         Perdone vuestra excelencia que no volverá a ocurrir.
-         Así lo espero porque de lo contrario me volveré mudo y así ni nada ni nadie podrá sacarme una sola palabra porque mi amor por Dulcinea es mucho mayor que todas las palabras del mundo. Perdone vuestra merced, pero acabo de decidir que soy mudo
-         Entonces ¿no me va a volver a hablar?

Andrés negó con la cabeza

-         ¿Seguro?

Andrés sacudió enérgicamente la cabeza con movimientos afirmativos.

-         Pues entonces no creo que debamos continuar juntos nuestro camino porque Edgar y yo disfrutamos con nuestras conversaciones, nos comunicamos nuestros pensamiento, nos sinceramos y mil cosas mas, pero sería absurdo tener como compañero a un mudo que encima yo se que no es mudo y que no habla porque no le da la gana.

Andrés se encogió de hombros, se comió los espaguetis en un santiamén y se metió en la litera tranquilamente.

A las seis de la mañana oyó como sus hipotéticos compañeros se levantaban y para no tener que hacerse el mudo, se hizo el dormido y cuando vio que la tranquilidad volvía al albergue, se levantó, se duchó, tomó un vaso de leche  con unas galletas que se encontró por ahí y comenzó su camino particular.

¡Que decepción! ¡Que desgracia!  Pensaba que el Camino era un itinerario solitario, unos días de profunda meditación mientras mejoraba la mente y se estropeaban los músculos, sobre todo los de las piernas, y sin embargo era todo lo contrario y aquello parecía un hormiguero en el que las hormigas eran los Peregrinos que caminaban casi uno detrás de otro.

Cada minuto pasaba un grupo de ciclistas con bicicletas de montaña que con sus culottes, sus subterfugios para conseguir dinero y sus gritos de aliento, animaban a  los pacientes andarines.

Los pueblos a los que todavía no se había desviado el Camino, habían dejado de serlo y estaban más próximos a ser Erosky, Alcampo, Leroy Merlin y siete almacenes más. Unos marroquíes vendían chanclas para andar cómodo, un grupo de chinos daban masajes a cien, unos polacos vendían polvorones de la estepa para saciar la sed de los exhaustos caminantes y hasta unas gitanas repartían ramitos de romeros para llegar con salud a la capital de la espiritualidad.

Nadie se percató y fueron muchos los peregrinos con los que caminó Andrés paso a paso que no se percataron que estaba absolutamente loco y encima mudo. Dicho y  hecho, pensó que su Dulcinea no estaba en el Camino y en el primer cruce que encontró, se desvió a la derecha y durmió en la primera casa rural que encontró y que le pareció que estaba bien. Ya no tenía necesidad de hacerse el pobre. Tenía dinero más que de sobra y si fuera necesario tenía una Visa que le sacaría de cualquier apuro.

domingo, 20 de noviembre de 2011

EL LOCO CAPITULO 2

Queridos blogueros/as: Lo primero que tengo que escribir es que con esto de estar haciéndome famoso (la última vez he recibido 6 mensajes) es necesario dedicarle un poco mas de tiempo a este blog tan de moda y eso lo digo porque acabo de leer lo último que escribí como prólogo a ese primer capítulo y no me extraña que no entendáis nada porque, para empezar pongo que la novela se llama el ladrón y es el loco, pero como es una copia literal de una libreta, realmente la novela empieza hoy porque hasta ahora ha sido una forma de rellenar páginas y mas páginas sin decir absolutamente nada (parezco un político)
¿No será que el protagonista de la novela seré yo? espero que no, aunque reconozco que de vez en cuando se me va algo la olla, pero ¿hasta tal extremo?
Os diré que ayer a las cuatro y media de la mañana estaba escribiendo todo esto y no se a que tecla le di, el caso es que se borró todo. Lo digo porque dada mi afición a las nuevas tecnologías lo mismo aparece por algún sitio, aunque yo de momento no lo encuentro.
Hoy es 20-N ¿habéis votado? yo si, pero no os pienso decir a quien para que nadie me pueda decir si soy de izquierdas o de derechas aunque los seis que me conocéis ya sabéis hacia quien ha ido mi voto. Esperemos que si esto cambia, sea para bien, bueno para bien tiene que ser porque a peor difícil es que vayamos, pero en fin lo mismo aparece por ahí un iluminado ¡otro, no por favor! que nombre ministra de Sanidad en lugar de a Leire Pagín a una que tenga el sida y con eso ya se respetan los derechos de todos y todas y total la diferencia será que una es sana, se supone, y la otra no, pero de conocimientos de temas sanitarios andan igual y así nos ha ido.
Lo siento meterme en estos berenjenales, pero, como siempre, así espero que me contestéis y ¡hala, leña al mono que para eso estamos!
Os espero y esta vez los blogueros tenéis que llegar a siete. El reto no parece imposible ¿no? aunque todavía sigue habiendo gente que dice que me quiere escribir y no puede ¿me lo creo? si, hombre si, por que no
Un abrazo y hasta el siguiente capitulo que será el próximo fin de semana
Tino Belascoain

 CAPITULO DOS

Bien, bien, Eureka, albricias, alegría y no se cuantas cosas mas. ¡Se me acaba de ocurrir un tema sobre el que se podría armar una novela, pero sin meter a nadie conocido!

Llegamos tan tranquilos a pasar un fin de semana a Vilacacín  y en el piso de arriba, donde el Abuelo Faustino escribió en la pared la oración dedicada a Nosa Señora do Mar en la que le pide todos los días paz, pan, trabajo y sobre todo comprensión entre todos los hombres del mundo, en el suelo, con los brazos como retorcidos, las piernas machacadas y la cabeza deformada por una brutal paliza, había una chica rubia, muerta desde hacía días, con un gran charco de sangre alrededor ¿te imaginas? ¡Vaya susto!

Llamamos a la Policía y empieza el lío: fotos, pruebas,  toma de huellas, más fotos, interrogatorio para todos y miedo, mucho miedo. Todo se aclara en pocos minutos porque nosotros venimos de Madrid y hace por lo menos dos meses que nadie ha entrado en esa casa, o sea, que ninguno sabemos nada. No parecía que hubiera sido un robo porque estaba todo, más o menos, en orden, tampoco una violación, el Forense ya rondaba por allí y no descubría ningún signo de agresión sexual, aunque todavía estaba pendiente de la autopsia oficial. Total que el Inspector Manuel Fandiño (que nombre mas bonito para un inspector gallego ¿verdad?) desplazado desde La Coruña para tratar de buscar la causa del supuesto crimen estaba absolutamente despistado.

Y yo me pregunto ¿que pinto en todo esto? ahora me tengo que estrujar el cerebro para imaginarme al tal Fandiño y encima no puede ser nadie conocido porque si no fuera así sería bien fácil. Pensándolo bien, tampoco es tan complicado buscar a alguien desconocido con perfil muy, pero que muy gallego, con la socarronería típica que da la tierra y aquí podría meter también una idea que me anda rondando por la cabeza y que te la explico a ti, Blanca, que para eso tengo el honor que seas mi única lectora.

Desde hace mucho tiempo en los sobres rojos del Nescafé descafeinado, supongo que en los otros será igual,  vienen como frases cortas, algo así como sentencias, que desde que las vi por primera vez me han llamado la atención y tengo la manía de guardarlas.

-         Mira, justo en el bolsillo de la bata blanca que uso en la consulta tengo un sobre que lo he debido coger en el desayuno. Espera un segundo que lo saco y te lo leo ¿donde estaba? Si aquí está. Dice: “A veces ir despacio te ayuda a llegar antes” y este tipo de frases en boca del Inspector Fandiño queda fenomenal, o sea que ya lo sabes, a partir de ahora cada vez que el Inspector diga una frase de éstas, no pienses que tu tío Tino es un genio ¡que va! piensa que están copiadas del Nescafé que además es verdad.

¿Tú no te imaginas al Inspector Fandiño? Yo perfectamente. Lo veo como si lo tuviera delante. Es un tipo con pinta de lo que quieras menos de Inspector.

El ruido de un motor todo desvencijado resuena por la subida hacia Vilacacín. Los técnicos de la Brigada de Investigación Criminal que trabajan para lograr obtener pruebas para saber que es lo que había ocurrido, se miran aliviados entre si. La presencia del Inspector Fandiño está próxima, el ruido inconfundible de su coche la delata.

-         Por fin, llega - uno de los policías deja la máquina de fotos encima de una mesa y se acerca a saludar al Inspector

El conocido Inspector sale trabajosamente de su coche, se quita la boina y se seca la calva con un pañuelo arrugado que inmediatamente desaparece en el bolsillo superior de una americana de tonos negruzcos, con brillos por el paso del tiempo y con algunas manchas visibles a varios metros. Calzado con una especie de cubrezapatos de plástico de color verde muy propios para días de invierno en el que el barro anega todos los caminos de la Galicia rural, pero realmente poco adecuados para un día del mes de Junio con un calor pegajoso que hacía que hasta los pescadores no hubieran salido a la mar a faenar.

-         A sus órdenes, Don Manuel - el policía que vigilaba la entrada de la finca y que impedía el paso de curiosos se cuadró y saludó militarmente.

El Inspector Fandiño correspondió al saludo con un gesto y le espetó:

-         No me llame Don Manuel, hombre, que eso en Galica está reservado para Don Manuel Fraga Iribarne, llámeme solo Manuel que es como me llaman todos los que no me conocen o me conocen poco porque para los amigos de verdad soy Manoliño el de las Pontigas.

-         De acuerdo y perdone pero debe pasar lo antes posible porque le llevan esperando desde la mañana.
-         Debería saber, Señor Agente, que a las veces el ir despacio te ayuda a llegar antes (Frase del Nescafé como ya sabes)

El Inspector Fandiño después de departir profesionalmente con los diferentes especialistas introdujo en el asiento atrás de su coche un montón de papeles y fotografías que fueron a formar parte de otro grupo que había llegado con anterioridad formado por una factura del arreglo de su nevera, un trozo de papel de plata  antiguo envoltorio de un bocadillo de mortadela, una cesta de pescar, unas playeras destrozadas, una botas de agua y miles de cosas mas que le hacían compañía en las horas de duro trabajo.

Me acabo de dar cuenta que el reborde la libreta es de color azul ¿te habías fijado? lo cual quiere decir que a nuestro Inspector hay que asignarle una mentalidad propia de los que visten rigurosamente de azul, es decir, que Fandiño había sido Falangista y  todavía recordaba con nostalgia aquella época de lo que él denominaba “dictablanda” en que el país vivía en paz, los obreros tenían trabajo, los ricos dinero y los de siempre bienestar.

-         Es imposible, imposible, no hay que darle vueltas. Es imposible que yo pueda averiguar el autor de un crimen de una chica a la que no conozco de nada, no la he visto en mi vida y en el pueblo tampoco nadie sabe quien era ni de donde viene. Estaba claro que a la pobre la habían matado a palos, no sabía porqué, pero si él viviese en el pueblo, conviviese con la gente, andará de bar en bar y se relacionase con todo el mundo, las cosas serían más fáciles. Y eso es lo que pasaba en tiempos de Franco -  Manuel Fandiño hablaba solo como hacía siempre que se encontraba ante un caso difícil mientras comía, con ansia, un bocadillo del que sobresalía el chorizo por los laterales del pan - el cabo de la Guardia Civil sabía la vida y milagros de todos los habitantes, si tenían novia, si se iban a Ferrol de juerga, quien manejaba la droga y quien solo tabaco y ahora resulta que el Gobierno, me da igual el autonómico que el central, quieren que yo, que no sabía ni donde estaba Cedeira y lo he tenido que consultar en un mapa, que vivo en La Coruña en una pensión de mala muerte porque no me voy a ir todos los días hasta Monforte de Lemos  para ver a mi Lucinda con la que llevo casado treinta años y encima ahora le endosan el caso de un asesinato que no sabía ni por donde empezar.

Sentado en uno de los peldaños del cruceiro que está delante de la Capilla de San Antonio do Curbeiro, a escasos quinientos metros del lugar del crimen, Manuel Fandiño revisó uno a uno todos los papeles

En las fotos, la chica parecía extranjera, aunque después de comprobar sus huellas dactilares no habían identificado a esa persona, parecía joven, sus manos estaban muy bien cuidadas con las uñas pintadas con esmero y la ropa denotaba una posición económica desahogada. La expresión de la cara era de terror lógicamente provocada por los golpes a los que fue sometida antes de su fallecimiento. En le fondo del importaban un pito los rasgos de la muerta, él fijaba en su memoria los datos a través de las fotos

-         Bastante tengo con ser Inspetor (sin c que suena como mas gallego) para encima tener que hacer de Forense. Yo me dedico a brujulear por los alrededores y observar.
                                                                      
A través de aquellos ojos tan pequeños que parecían dos cabezas de alfiler, era capaz de ver más allá que el paisaje que tenía enfrente. Su memoria era prodigiosa, tan prodigiosa que se sabía de memoria toda la historia del Deportivo de La Coruña desde su fundación hasta nuestros días. Conocía como nadie quien había metido el gol que le dio la victoria a su equipo de toda la vida jugando contre el Sestao en Riazor en 1942 y si hacía un ejercicio de voluntad un poco mayor, sabía hasta quien había centrado desde casi el banderin de corner y le había dejado el balón para que Marcelino, entonces delantero del Depor, lo empujara hasta las mallas del equipo contrario, portería que defendía, según creía recordar, un portero que se llamaba Gallástegui, natural de Galdácano. Saber cuantos títulos había conseguido su Depor eso lo sabía cualquiera pero conocer la alineación de un partido de su equipo en la pretemporada 51-52 eso no era tan fácil y Manuel Fanduiño no solo se la sabía si no que también sabía el resultado y hasta como se llamaba el árbitro

Total que el Inspetor (sin c Blanca que es más gallego)  era un auténtico monstruo y por eso estaba tan bien considerado. Conocía todos los crímenes cometidos en la Comunidad Autónoma y los que no había resuelto él personalmente, los tenía archivados en el sótano de su casa de Monforte de Lemos. Tenía muchos, pero ninguno con tan pocos datos. Todo era desconocido, el móvil del crimen, la identidad de la muerta, por supuesto, la identidad del criminal, como había llegado hasta allí el cadáver, nada de nada. Manuel Fandiño no tenía ni idea y yo que soy el autor menos todavía y tengo la impresión que, como siempre, me estoy metiendo en un lío que no se como voy a salir de él. Si no puede ser nadie conocido y en eso estamos todos de acuerdo ¿como es posible que el cadáver aparezca en el piso de arriba de Vilacacín?

Ya tengo la solución: Que no exista cadáver (otra vez iba a poner haya cadáver, pero me pasa lo mismo que antes y que siempre ¿es con y o con ll?) y eso que parece complicado de arreglar no lo es tanto, para eso estoy yo. No existe el cadáver ni nada por el estilo. Se soluciona fácil, ya lo verás.

El Inspetor Fandiño se levanta con tranquilidad del peldaño en San Antonio en el que estaba sentado, deposita los papeles en el asiento de atrás de su destartalado coche y vuelve a Vilacacín, pero cuando vuelve, se encuentra la puerta de la entrada, la de antes de bajar la cuesta, completamente cerrada, con un candado oxidado por tantos días sin haber sido utilizado

-         Alguien quiere borrar mis huellas - admite Fandiño. Da vueltas por las proximidades de la vieja puerta y encuentra una pequeña entrada a la finca por medio de una abertura en el viejo seto. Lo atraviesa y una vez en la bajada observa con sorpresa que  le hierba que cubre la bajada tiene una cuarta de altura y comprueba, estupefacto, que por allí no ha pasado un coche en muchos años o por lo menos en muchos meses.  Intenta entrar en la casa pero todas la puertas y ventanas están canceladas por tablones de madera que impiden la entrada.

Está claro que yo no he estado aquí - pensaba mientras daba vueltas por la terraza buscando una explicación lógica - tan claro, tan claro que debería de ser así, pero no es así - se quitó la boina y se secó con el pañuelo su muy poca amueblada cabeza - seguro que he estado aquí no hace ni una hora y también estaban por lo menos diez policías tomando muestras de las huellas dactilares e incluso haciendo fotos que además las tengo yo en el coche, o sea que es imposible, yo no me lo he inventado.

Con gesto de preocupación se acercó hasta su coche y por primera vez desde que lo había comprado, el asiento de atrás estaba completamente limpio, no había ni un solo papel ¿Que ha pasado aquí? Las fotos ¿donde están? y aquí querida Blanca vuelvo a estar en el típico cruce de caminos con cuatro opciones y ¿que hago? ¿por donde sigo?  Ya está, ya lo se. Mañana continuaré que por hoy ya está bien. Voy a seguir cuando han pasado cinco años, Manuel Fandiño está ingresado en un Psiquiatrico y que Dios reparta suerte. Hasta mañana.

sábado, 12 de noviembre de 2011

EL LOCO 1º CAPITULO

Queridos blogueros/as: Otra vez estamos aquí y como de sabios es rectificar os comunico que tenía pensado escribir algo sobre la boda de una sobrina mía, pero no se lo que ha pasado, tendré que avisar a mi asesor informático que es mi hijo Tito para ver lo que he hecho, el caso es que no encuentro donde lo he guardado, suponiendo que esté guardado porque lo mismo lo he borrado, pero si está en la papelera de reciclaje, supongo que se podrá recuperar, pero no seré yo el que sepa hacerlo
Rebuscando por ahí, he encontrado una nueva novela que escribí hace tiempo, pero para los efectos de copiarla aquí, eso es lo de menos. Se llama "El Ladrón" y espero que os guste.
Si os digo la verdad, que verguenza, yo ahora no la he leído completa, solo el primer capítulo y esa reflexión de como yo me imagino lo que escribo me parece que no está muy mal.
Este primer capítulo, es bastante largo (lo siento Merce pero lo he dividido en capítulos y no sabía por donde cortar) y quedaran cinco o seis mas que los iré publicando cada fin de semana y así si llueve, hace frío o simplemente no tenéis ganas de salir,creo que os puede entretener estos escritos
Estoy pensando escribir algo mas, pero ¡para que! si os leéis el primer capítulo, hay tenéis un buen rollo.
Por cierto, como esto para mi es una especie de diario, o mejor dicho semanario, os comunico para los que no lo sepáis, que el día 10 de Noviembre, anteayer, he cumplido 66 tacos y como tiempo habrá para que escriba algo sobre esto, ahora solo toca comunicarlo y no creo que haga falta decir que espero un auténtico aluvión de felicitaciones, así sabré si ha aumentado el número de lectores o al revés
Un beso para todos/as
Faustino Belascoaín, El Tío Tino o Tino y ya está




EL LOCO





Escrito en una libreta regalo de  Blanca Pérez Pardo Belascoaín




















F. Belascoaín para los no iniciados
El Tío Tino para la familia y amigos.
El biabuelo para mí.


COPIA LITERAL DEL EJEMPLAR UNICO QUE CONSERVA BLANCA

CAPITULO UNO

Otra libreta que me regala Blanca y como me pasa casi siempre, otra historia que me toca escribir, aunque he de reconocer que, en esta ocasión, la libreta viene con boli, un “pilot” pequeño con lo cual el tema, aunque parezca una tontería, se simplifica bastante, porque acabo de decidir, para eso voy a ser el autor, que la novela se acabará cuando se termine la tinta del boli, que dado su tamaño, no creo que dure mucho ¡Así de fácil! Bueno, Blanca, tampoco hace falta que te pongas así, venga, lleguemos a un acuerdo como si fuésemos políticos. Si se acaba la tinta antes que la libreta. la novela termina en la última hoja de la libreta, pero si se acaba la libreta antes que la tinta no sigo. Se acaba ahí ¿de acuerdo? Nos damos un apretón de manos y como si lo hubiéramos firmado ante Notario. ¡Fíjate que poco cuesta contentar a la gente!

Por cierto y antes que se me olvide: las próximas libretas que sean sin cuadricular, porque bastante pequeña tengo yo la letra para que encima la tenga que hacer todavía más. Visto lo visto, voy a hacer solo una prueba. Si me salto un renglón de cada vez ¿que tal quedará? Espera que hago la prueba. No se si me gusta mucho, pero lo que es evidente es que escribiendo la mitad, lleno antes la libreta. ¿Otra vez te vuelves a enfadar? Blanca desde luego como eres. Bueno, venga, negociemos otra vez. Una solución intermedia podría ser escribir un renglón si y otro no, pero en los dos lados de cada hoja ¿te puede parecer un buen acuerdo? , bien, entonces quedamos en eso, escribo por los dos lados, pero que conste en acta que cada vez que me acerco al borde derecho de cada hoja, se me clavan las anillas, pero en fin, una sobrina como tú, se merece un pequeño sacrificio por mi parte y lo haré.

Después de esta pequeña introducción, ahora viene lo más difícil, que no es otra cosa que buscar un tema para esta novela. Desde hace mucho tiempo, tengo dos ideas en la cabeza y cada vez que empiezo a escribir algo, me quedo con las ganas de hacerlo y, como decíamos en el Colegio son, a saber: una escribir una novela absolutamente impresentable en la que los protagonistas fueran los políticos con nombre y apellidos en la que el Congreso de los Diputados fuera un auténtico jolgorio, antes casa burdel para entendernos, cosa que tampoco es tan difícil porque ya lo es ahora, pero en la que, por ejemplo, José Bono, el Presidente del Congreso fuera de lo que antes se llamaba de la acera de enfrente, presidiera las Sesiones Parlamentarias vestido de tenista por ejemplo, con su faldita corta y en la camiseta un slogan que por delante pusiera “yo soy.....y cuando todo el mundo pensara que por detrás iba a poner “gay” pusiera La Madame del Parlamento y desde su sillón dirigiera a los y las parlamentarias  a los distintos despachos en donde, como si fueran habitaciones de una casa de esas, ¡yo que se!  Que Rajoy le tocara hacer el amor con la Vicepresidenta de la Vega o que  Llamazares liberara sus instintos sexuales con el tal Erkoreka que, por el apellido debe ser del PNV y fíjate si saldrían historias. A bote pronto se me ocurre lo divertido que sería organizar un partido de fútbol en el que la pelota, que sería una de pin pon, solo pudiera ser empujada con la nariz y los componentes de ambos equipos estuvieran en pelota picada siendo la cancha uno de los pasillos del Congreso.

¿Te imaginas, por ejemplo a Esperanza Aguirre, como todos claro, arrodillada en pleno pasillo del Congreso acompañada de Guemes y algún otro parlamentario, tratando de introducir la dichosa pelotita en el despacho de Bibiana Aido y ésta ante la avalancha que se le avecina, llamase, mediante un pito, a un montón de Diputadas que también con el mismo uniforme, es decir, sin nada y siempre con la nariz, tratasen de empujarla en sentido contrario, mientras se dedican cientos de miles de insultos e improperios que no me atrevo a dejarlos escritos  por soeces?     

Bueno, pues no te emociones porque sobre eso no pienso escribir ni una sola línea. Bastantes barbaridades se dicen ellos solos para que encima llegue yo y avive el fuego de la polémica con aquello que si Esperanzita lo hace mejor que la Alcaldesa de Cádiz o que la de Valencia anda por ahí con Feijoo, el gallego, que  lo tiene retenido en el vestuario y no le deja ni salir al terreno de juego y el colmo sería que en mitad del juego, aparecéis el Sr. Presidente del Gobierno, ZP, vestido rigurosamente de negro con el uniforme de Arbitro de la Real Federación Española de fútbol, tratando de convencer a todos los telespectadores, naturalmente el partido está siendo retransmitido por la sexta, que está absolutamente de acuerdo con esa bacanal y que va a montar una Comisión Parlamentaria para que estudie las reglas del nuevo juego en las que predominará el concepto que el amor es lo que debe presidir las relaciones entre todos los pueblos y regiones de España y que augura un futuro prometedor a un juego que pone a la vista de todos las virtudes y los defectos de todos y cada uno, contribuyendo de manera positiva  a mejorar los índices de natalidad y con ello se fomente un mayor  desarrollo de la tasa sostenible y la memoria histórica se vea mejorada ¿que te parece? podría resultar entretenido ¿verdad Blanca? pues de eso nada. Si alguien quiere involucrar a la clase política ante tanto desvarío que lo haga, yo soy un Señor y no pienso porque seguro que si me metiera en  semejante lío, sería objeto de severas críticas por parte de todos los Belascoaines, excepto de Luis, El Señor Notario que, además de no ser Belascoaín es el único que entiende mis escritos y en algunas ocasiones hasta los critica. En fin, lo que hay que ver y oír.

Pero que no te moleste, querido Luis, ¿como es Luis o Lluis? que para criticar ya estoy yo y aprovecho la ocasión para criticar al Sr. Montilla que en la hipotética historia que ya digo que no pienso escribir, sería el novio de Artur Mas y como tal sería objeto de vejaciones y malos tratos de manera permanente o por lo menos hasta que vuelva la luz a Girona y hasta un día al pobre President le hicieron vestirse de Mosso de escuadra, peor solo con las botas y la gorra reglamentaria y así, enseñando sus vergüenzas y rozando sus atributos con las espaldas de sus votantes, le hicieron subir a lo mas alto de un “castellet” organizado por la UGT de Sabadell y cuando estaba a punto de coronar con su banderita catalana, el castellet se desmoronó y el Sr. Mas ayudado por varios parlamentarios extendió sus brazos para que el Presidente, a modo de cagada de gaviota ¡que romántico!  cayera sobre ellos y con sumo cariño lo trasladó hasta el Nou Camp y con enorme respeto, lo depositó en la red de la portería del Fondo Sur donde el Barsa (mes que un club) había ganado al equipo de la Capital de España por un extraordinario cuatro a cero, unas pocas semanas antes.

Aquel gesto de inmenso amor hacia la Nación Catalana, fue recibido con una salva de aplausos por cerca de los cien mil catalanes que enarbolando sus barretinas pretendían que en su afán expansionista, Gibraltar fuera la capital de los Paissos Catalans, porque así controlaban el paso del estrecho y a todos los que desde allí intentasen atravesar desde el Continente Africano, los recibirían con los brazos abiertos, les darían un pasaporte de los Paissos Catalans y les obligarían a continuar hasta los Pirineos para que, como los antiguos Misioneros, fueran predicando a todo el mundo las excelencias de haber conocido la Nació Catalana, aunque solo fuera de paso por la Autopista a la Junquera.

En fin, mi querida Blanca. Que como puedes comprobar, escribiendo unas cuantas barbaridades, se llena casi un cuarto de libreta y eso que no soy un consumado escritor que si lo llego a ser, me planto en Las Ramblas un domingo por la mañana y con eso y un poco más de rollo llego a la mitad de la libreta.

Pero no, Blanca, lo siento, pero no esperes que siga por este camino porque no lo vas a conseguir. De verdad que lo siento, pero no. Ni utilizando lo mas recóndito de mi cerebro sería capaz de imaginar a unos políticos que no fueran honrados ¿es posible que pueda existir alguno que se quede con el dinero de los contribuyentes? Imposible, no le des vueltas. Los Políticos, por definición, son gente honesta, entregados a la noble tarea de defender a España, honrados como ninguno porque para eso han sido elegidos por sus conciudadanos y nunca estarán pendientes de salir reelegidos en las siguientes elecciones. En toda su vida pública y, por supuesto en su vida privada, prima ante todo el interés general y en un segundo plano el de su partido. Si España los necesita, ellos serán los primeros en apuntarse para defender la democracia en Afganistán o donde sea menester aun a riesgo de perder sus vidas y llegarían hasta cobrar la mitad del sueldo si España y los españoles lo necesitasen, lo que ocurre es que hasta ahora no ven la necesidad de hacerlo- La crisis es para los otros, España va bien, las Autonomías contribuyen a repartir de manera equitativa los bienes del estado y sobre todo contribuyen a fomentar el ahorro entre sus conciudadanos, para así ayudar a las mas desfavorecidas- Por si todo esto fuera poco, no le des vueltas, es así, los políticos, aunque muchos los critiquen, son gente conocedora de los problemas de sus votantes, viajan en metro para ahorrar energía y favorecer el cambio climático, sus hijos estudian en colegios públicos , donde la mitad de los alumnos no saben nada del idioma oficial, aunque para eso no sea necesario ser extranjero porque ya les empieza a pasar a los habitantes de Cataluña, Galicia o el País Vasco y pasará si Dios no lo remedia en la región murciana cuando inventen el “Murcianico Pijo” idioma que ya hablaban los romanos cuando invadieron Lorca y que ha sido denostado y repudiado por la opresión permanente de la Capital del Estado, pero que algún día, como el esperanto, será el idioma oficial del Mundo y en los confines de la tierra todos conocerán el significado de “pico esquina” o “ fiesta en Nápoles” dicho popular que las clases medias romanas lo utilizaban para expresar un cierto picor en aquella parte donde la espalda pierde su casto nombre

También es de justicia reconocer que nuestro políticos conocen los problemas del paro, no tienen ni un Euro en sus maltrechas economías porque lo poco que les sobra, lo donan todos los meses para que su partido lo reintegre a las arcas del estado y así contribuyen a un mejor bienestar de la población en general y de la clase obrera en particular.
Tienen las manos encallecidas de manejar el pico y la pala, cavando zanjas para contribuir a mejorar las infraestructuras y todo lo que hacen es para un bien social.

En fin, Blanquita, que como habrás podido apreciar, la denostada clase política es para imitar y los que no nos dedicamos a ella somos unos parias, la escoria de la sociedad, que no tenemos nivel intelectual  para llegar a tan altas estancias del Estado. Predican con el ejemplo y eso es lo más importante.

El caso es que llevo mas de una hora escribiendo y todavía no se me ha ocurrido el tema de la futura novela, porque escribir sobre los políticos es complicado, pero escribir sobre los Belascoaines, eso si que, como diría un castizo, hay si que habría tela que cortar. Que no, Blanca, que no, de eso si que no me convences ni aunque me “deas un millón”

Claro que podría escribir la historia de la familia Zelemín, por ejemplo, y ahí los podía poner a todos, pero va a ser que no porque inmediatamente todos se verían identificados y volvería otra vez al lío. No, de la familia mejor no decir nada.

Y al final siempre acabo contando historias de Médicos  que es de lo único que entiendo un poco y normalmente resultan interesantes de leer. Las reacciones de los enfermos, la vida en un Hospital, el stress de un quirófano, la responsabilidad del Médico, la Administración intentando ahorrar en medicamentos y hasta algún chanchullo que seguro que tú conoces mejor que yo, entre Médicos y laboratorios farmacéuticos.       Si metemos todos estos ingredientes en la coctelera de esta carpeta puede salir una historia interesante y aquí si que puedo poner al Dr. Lopez o la Dra. Pérez que nadie se va a dar por aludido y si no, mas fácil todavía, el que se pica ajos come y así se acaba el problema.

El caso es que me he puesto a escribir aquí y todavía tengo a medias una novela en el ordenador que se llama “la botella”. Naturalmente también está relacionada con la Medicina, se trata de la historia de una enfermera que se va a un pueblo y desde allí va contando sus experiencias, no solo desde que llega en adelante si no también hacia atrás y así va recordando su época de cooperante en Médicos sin Fronteras, su boda, el secuestro de su marido y posterior desaparición permanente, el nacimiento de su único hijo, en fin, varias novelas en una que parece que va quedando bastante bien.

 Lo que me ocurre, no se si es normal o no, es que me resulta bastante complejo terminar, posiblemente el sistema de las libretas sea el culpable, porque aquí no hay duda, se acaban las hojas y se acaba la historia, no se puede seguir, sin embargo en el ordenador y con mi capacidad de inventarme cosas no acabo nunca y encima, entre medias me pongo y te escribo ¡así es imposible acabar nada! e inmediatamente surge la pregunta ¿y que prisa tengo? ¿La voy a llevar a algún premio? Respuesta: no. Entonces ¿para que la quiero acabar? En fin que, como casi siempre, estoy hecho un lío. Se verá.

Lo mas curioso de todo es que había hecho la firme promesa de no volver a escribir “nunca mais” a mano porque al ser un ejemplar único solo lo puede leer una persona y al igual que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, he vuelto a caer en la tentación  e igual que otra novela anterior, escrita en dos libretas que creo que se llamaba algo así como “El impostor”o “El intruso” y que ya no se ni quien las tiene. Aprovecho la ocasión para preguntarte si las tienes tú, porque si es así me las devuelves y la puedo pasar al ordenador y entre otras cosas, por lo menos no se pierden.

Es una pena pero tengo que reconocer que a mi me gusta mas escribir a mano y si es con un rotulador finito como este “pilot” mejor que mejor, pero también es verdad que es mucho mas práctico hacerlo a ordenador. Al final voy a tener que hacer como Camilo José Cela, escribir a mano y que una Marina Castaño cualquiera, lo pase a máquina aunque lo malo de todo esto es que, cuando escribes mucho te lo llegas a creer y parece que hasta lo haces bien incluso llegas a pensar hasta mandar un ejemplar para concursar al Premio Planeta y hasta un día, eso si, estando profundamente dormido sueñas que te lo dan y sales en todos los medios de comunicación cambiándote la vida de una manera radical.

Afortunadamente, como dijo Calderón de la Barca, los sueños sueños son y cuando te despiertas, vuelves a la dura realidad, madrugar, seguir escribiendo porque te lo pasas bien y dejas de pensar en tus sueños. Te lo pasas bien y nada más.

Te diré que, ahora mismo, tengo el pilot en mi mano derecha, releo lo que escribí ayer y a pesar de haber transcurrido veinticuatro horas, me encuentro en la misma situación  con lo cual haré lo mismo, seguiré “mariconeando” hasta que se me ocurra algo.

Como habrás podido comprobar, esto de escribir resulta muy divertido, agarras un boli, te sientas delante de una libreta y te pones como obligación escribir un rato todos los días. Si no eres perezoso, tampoco es tan difícil, me refiero a escribir, escribir bien eso ya es otra cosa y digan lo que digan los demás que cantaría Raphael, se puede escribir en cualquier sitio. Yo ahora mismo, estoy escribiendo en una consulta de mi trabajo, sentado en mi mesa mientras mi auxiliar está curando a un quemado que es bastante mas pesado de lo que parece. Se entiende, supongo, que es mas pesado el curar que el quemado, of course

¡Eureka! ¡Una quemadura! aquí hay tema. Se puede escribir un relato sobre alguien que, por mala suerte, sufrió unas quemaduras muy importantes. Perdona, pero la tachadura anterior que está en la libreta, no es porque sea un guarro, ¡que va! es que no me se la gramática, que vergüenza pero es la verdad, y no se como se escribe “haya sufrido”, nunca se si es con ll o con y por eso lo he tachado, o sea que ya lo sabes, cada vez que veas en algunos de estos ejemplares únicos alguna cosa tachada ya sabes que el verbo haber está por medio. Ahora ves otra tachadura pero esto no es del verbo haber si no que no se si se escribe por en medio o todo junto enmedio. Solución quito el en y santas pascuas. Esto en la libreta se nota, pero si alguna vez lo paso a limpio, en el ordenador, cosa que no creo, entonces no se entera nadie.

¿Te das cuenta la de vueltas que da la vida? No lo pensaba pasar al ordenador y aquí estoy copia que te copia para pasarlo. Lo mejor, estar calladito.