Todavía estamos en el Hospital y claro algo hay que hablar de las suegras que para eso están.
En el próximo capítulo, o en el siguiente, no me acuerdo muy bien, empieza una nueva sorpresa que espero que os guste
Un abrazo y aprovechar a ser felices que el solecito acompaña.
Un abrazo
Tino Bela
CAPITULO 35.-
Mamen salió al pasillo
cuando desde el fondo una voz conocida la llamó. Era su suegra que venía toda
acalorada, con los visones al viento y unos tacones que la hacían parecer más
alta de lo que realmente era. Ni el infarto de su hijo había conseguido que se
moviera un solo pelo de una muy bien peinada cabeza, cada zona de maquillaje le
hacía resplandecer unos elementos determinados de su cara, presidida por una
nariz perfecta y unos bonitos ojos de color indeterminado. El conjunto se veía
realzado por dos hermosos pendientes con un diamante encastrado entre tres
perlas de un blanco inmaculado. Olía a Chanel Nº 5 y se abrazó a su nuera.
Ambas permanecieron así durante unos segundos y a continuación Doña Victoria Ortiz de Mendivil trató de
conocer lo ocurrido preguntando sin cesar- Que horror, hija, que horror. Es
increíble, de verdad. Este chico tan joven, tan fuerte, tan sano tan feliz,
¿cómo es posible Dios mío? Fijate que me he enterado de la noticia en el Ropero
de Aldeas Infantiles. Estábamos Tita Ribagorzana, Marisol Albizu, Tonchi
Goyanes y yo cuando nos comentó la noticia el chofer de Piluca Cortés que se lo
había comentado el conserje de la oficina de Javier Irigoyen y como sabía que
estaba aquí, Javier lo mandó para que me trajera al hospital y mientras él
trataría de localizarme, pero no lo consiguió y el que me dio la noticia fue el
propio mecánico que encima el pobre es bastante torpe y me decía que habían
llevado a Fernando a un hospital y que le habían dicho que estaba entre la vida
y la muerte. Fijate como es la gente, de verdad. No saben que una tiene
taquicardias y no se me pueden dar noticias desagradables. Desde luego, como
son. Pero, bueno, cuentame que ha pasado Mamen
Mamen observó a su suegra
con ojos escrutadores. Estaba convencida que era simple desde que nació, pero
muy buena persona y los hechos le confirmaban su impresión una vez más. Desde
sus largas estancias por Europa era una mujer ocupada en múltiples menesteres
pero ninguno eficaz. Presidía diez o doce instituciones de carácter benéfico ,
pero a ninguna le dedicaba más de dos horas a la semana. Los lunes por la
mañana tenía ropero, por la tarde reunión en La Cruz Roja, jugaba al “bridge”
los martes por la tarde en casa de la Marquesa de Fuenteslunas y para eso se
pasaba la mañana en la Peluquería de Llongueras, acudía a clase de yoga los
miércoles por la mañana y por la tarde tertulia en casa de Carmen Nores, mujer
del Embajador de Austria en España y donde se ocupaba, de manera alternativa,
de su presidencia de la Asociación de Mujeres de Diplomáticos. Los jueves los
dedicaba al deporte, por la mañana en el gimnasio de Club de Campo donde
realizaba gimnasia de mantenimiento finalizando con un enérgico masaje y a
continuación comía en compañía del resto de componentes de la junta directiva
de la Asociación de mujeres deportistas de Madrid y por la tarde departía con
su marido y los Condes de Valduque mientras jugaban al golf. Sus obligaciones
finalizaban el viernes por la mañana después de colaborar en la redacción de la
revista “Papeles de mujer”. Por la tarde planificaba la semana con el servicio
y el sábado y Domingo se ponía a disposición de su marido y asistían a algún
homenaje, iban al cine, acudían a alguna recepción y ocupaban el primer banco
en Misa de doce en la Iglesia de San Francisco el Grande en donde el Padre
Ortega con sus homilías encendía el corazón de los presentes de tal manera que
las limosnas se duplicaban por semanas.
- A Fernando le ha dado un infarto – Mamen
prefirió decirle la verdad de entrada, sin rodeos y mirándola fijamente.
- ¿Así, por las buenas?
- Pues si, por la buenas.
- Dios mío, Dios mío porqué me mandas esta
cruz. ¿Qué te hemos hecho para esta desgracia? – Doña Victoria sacó un pequeño
pañuelo con el que se secó una lágrima que hizo su aparición por su mejilla -
¿Y está bien?
- Yo hasta ahora solo lo he visto a través de
un cristal. Está dormido y aparentemente está bien y según los Médicos la
evolución está siendo satisfactoria.
- Bueno, lo primero que vamos a hacer es llamar
a José Luis Lopez de Letona para que hable con el Director del Hospital y después hablaré con
Marita Ridrueña, ya sabes que su marido es Cardiólogo, para que lo venga a
visitar y contraste opiniones con los de aquí y si es necesario lo metemos en
una ambulancia y lo llevamos a la Clínica de Navarra.
- Mira Victoria, vamos a mantener la
tranquilidad y esperar porque ahora ya lo están tratando y hasta el momento no
ha tenido ninguna complicación.
- Ya sabes que nunca me he metido en vuestras
cosas- Doña Victoria se sentó en una silla que formaba parte de una fila con
las tapicerias desgastadas, se ajustó la falda y continuó – y ahora tampoco nos
vamos a meter, pero si necesitas cualquier cosa nos lo dices que trataremos de
ayudaros. Lo mas importante es que esté en el mejor sitio y que se recupere
cuanto antes. Bueno, Mamen, perdona pero me tengo que marchar porque me está
esperando Piluca Merchaniz para comer y no quiero llegar tarde. Si pasa
cualquier cosa me llamas – Doña Victoria se levantó y después de besar en ambas
mejillas a su nuera, se marchó por el mismo sitio por donde había venido.
Mamen se sentó y extrajo
un pequeño espejo del bolso de Benetton que tenía al lado. Lentamente repasó su
cara en la que destacaban dos enormes bolsas debajo de los ojos que la hacían una
expresión de cansancio que se correspondía con la realidad. Era raro que ni una
gota de maquillaje se encontrase sobre su cara, pero las circunstancias fueron
las que fueron y para maquillajes estaba ella. El pelo lo tenía limpio, pero
bastante despeinado y con su mano izquierda trató de recolocarlo lo más
posible. Guardó el espejo en el bolso y se entretuvo hojeando una revista de
cubiertas bastante usadas. Sus ojos se deslizaban por las páginas de
información, mientras que su mente se encontraba navegando por otros mares. Las
imágenes de sus hijos se superponían sobre las de la revista y pensó que la
necesitarían en casa con lo que recogió todas sus cosas y después de decir a
través del cristal a una enfermera que en ese momento le comentaba que todo estaba
igual y de avisarla que a última hora volvería, se fue a lo largo del pasillo,
alcanzó la puerta de salida y allí se subió a un taxi, sin advertir que desde
la ventana de la UVI el Dr. Cuevas la miraba con detenimiento. A los pocos
segundos la cortina volvió a su posición original y el Dr. Cuevas se enfrascó
en la lectura del último número de la Revista Española de Cardiología.
Parece como si los días en
la UVI transcurrieran todos iguales y sin embargo cuando se volvía la vista
atrás, cada uno era diferente. Mamen trataba de recordarlos uno a uno y se
entremezclaban entre si, con incidentes individuales que los diferenciaban con
claridad. Todos los dias a las nueve y media llegaba al hospital con algún
detalle para Fernando y también para las enfermeras. Unas veces, churros, otras
porras o pasteles que compraba en Mallorca de enfrente de su casa y por
supuesto la prensa diaria para que las horas se hicieran mas llevaderas. Ante
tantas atenciones, el personal de la UVI se mostró menos estricto que con el
resto de los pacientes y así todas las mañanas, Mamen podía charlar una hora
con su marido, lo que aprovechaba para ponerle al día de los diferentes asuntos
familiares. Al principio, Fernando estaba absolutamente deprimido y toda su
obsesión era conocer el futuro que le esperaba a su regreso al mundo laboral y
preguntaba y preguntaba sobre cuantas horas podría trabajar y si su actividad
sería igual que antes. Los Médicos, todos excepto el Dr. Cuesta, lo dejaban
todo en el aire y pendiente de la evolución, mientras que el Dr. Cuesta le
cantaba las verdades del barquero
- Mire, Fernando, no le dé más vueltas, casi
todo el mundo que ha sufrido un infarto sale de aquí con el firme propósito de
cambiar su vida, darse todos los días un paseo y no estresarse por nada y sin
embargo la experiencia que tenemos todos los Cardiólogos es que pasados mas o
menos un año, todos los pacientes se han
olvidado de sus buenas intenciones y de lo único que se acuerdan es de no fumar
- Algo es algo, no Doctor – contestó Fernando
tratando de esbozar una sonrisa con un hilillo de voz que iba mejorando con el
paso de los días – Por ejemplo pongase usted en mi caso ¿qué puedo hacer?
¿dejar el despacho? Eso es imposible porque mis hijos comen todos los días y
fiestas de guardar.
El Dr Cuesta sentado en
una silla entre la cama y Mamen iba rebatiendo uno a uno todos sus argumentos
- Bueno, pero si quiere puede ir todos los días
un poco mas tarde y antes darse un paseo, comprar el periódico en el kiosko de
su casa, desayunar con su mujer tranquilamente, ¡yo qué sé! infinidad de cosas
que se pueden hacer y que por desgracia en las grandes ciudades casi ninguno
hacemos.
- Y si tengo un cliente y me plantea comer con
él ¿podré ir?
- Naturalmente que puede ir, faltaría más, lo
que pasa es que tendrá que tener cuidado con el menú, pero en cualquier
restaurante se puede comer una buena ensalada y una carne a la brasa o un
pescado a la parrilla
- Ya, pero sin vino.
- Hombre tampoco hay que exagerar, se puede
tomar una copa, pero eso sí, que sea bueno
- ¿Y un whisky?
- Si y también un café solo y un puro ¿algo más
desea el señor? Usted piense que desgraciadamente le ha dado un infarto
importante pero que lo puede contar. Eso es una cosa, pero además también puede
ser el momento para intentar cambiar los hábitos de vida y todo el mundo lo entendería y si mañana está comiendo con un cliente y le
explica tranquilamente que se tiene que ir porque hace unos meses le dio un
infarto y tiene que echarse una siesta, pues el cliente se queda tan pancho y
si no se queda peor para él, pero usted se levanta y finaliza la sobremesa en
su casita con su mujer y los niños ¿qué le parece el plan?
- Me parece muy bien, pero ese no es mi caso.
- ¿Porqué no? – El Dr. Cuesta miró a Mamen
directamente - ¿le va a echar su mujer si aparece a descansar un rato? Estoy
seguro que no, ¿verdad?
- ¡ Que cosas tiene Doctor! Eso sería ideal –
Mamen miró alternativamente a Fernando y al Doctor - pero me parece que ha ido
a dar con un enfermo que se resiste a serlo.
- Eso es natural, ninguno queremos que nos dé
un infarto, pero mi obligación es tratar de animarle para que intente, dentro
de lo posible, cambiar su manera de vivir y una cosa es indiscutible, se ponga
como se ponga, y es que la vida que ha llevado hasta ahora, esa no la va a
poder seguir llevando. Eso es lo único que no admite ningún tipo de
negociación, el resto todo es discutible y en cualquier caso, nosotros estamos
aquí para ayudarle, pero el corazón es suyo y el que lo pasa mal es usted que
nosotros no, o sea que aplíquese el cuento. En fin, piense en o que le estoy
diciendo y mañana seguimos porque ahora me tengo que ir a la sesión clínica del
hospital. Que les vaya bien.
La evolución parece buena, ya veremos que pasa. Me ha encantado la descripción de la suegra, muy acertada, muy típica la señora y muy divertidas sus distintas actividades.
ResponderEliminarQue te lo pases bien en Cedeira.
Un abrazo a todos
La suegra es "maravillosa": "No dejes de avisarme si pasa algo" ... Genial. Que bien definido está el personaje ...
ResponderEliminarVamos a ver si esta pareja sale adelante.
Feliz semana; estaré en Ferrol de miércoles a domingo !!!!
Bss a todos y hasta la próxima conexión