El viernes que viene ya volvemos a la normalidad y os prometo que el próximo capítulo saldrá a la luz cuando tiene que salir y no un lunes por la noche como hoy. En fin, otra de las muchas ventajas de estar jubilado: escribo cuando quiero y como quiero que para eso soy viejo ¡pasa algo! mira que después de ganar la Liga el Atlético de Madrid y encima en el Nou Camp y al Barcelona estoy "mu crecio" claro que el sábado en Lisboa espero que les bajemos los humos a los colchoneros.
En fin, que seáis felices o por lo menos lo intentéis.
Un abrazo
Tino Belas
CAPITULO 36.-
El Dr. Cuesta salió de la
zona reservada en la que estaba ingresado D. Fernando Altozano Y Ortiz de
Mendivil lo que fue aprovechado por Mamen para ocupar su lugar y puso su mano
sobre la de su marido con cuidado de no interferir en el suero unido a su
cuerpo a través de una vena canalizada en el dorso de la mano derecha.
Fugazmente analizó su cara. Parecía que había estado en una cura de reposo y
realmente así había sido, aunque desgraciadamente por una enfermedad, pero en
su expresión no había ni el menor signo de cansancio. Claro que ya habían
pasado nueve días de los cuales cinco había estado completamente sedado y sin
reconocer a nadie.
El pelo, norma de la casa
de los Altozano, permanecía engominado y unos pequeños rizos hacían su
aparición en la nuca. Quizás en lo único que se podía traducir los días en la UVI eran en los pliegues
debajo de los ojos que habían visto aumentado su grosor y sobre todo en su
carácter. Siempre había sido un hombre con exceso de vitalidad y desde el
ataque cardíaco se había vuelto miedoso, como poco decidido e incluso se podía
decir que desvalido. Agradecía la presencia de Mamen y aunque era consciente
que también la necesitaban los niños, deseaba que permaneciera siempre a su
lado y por eso le subió enormemente la tensión el día que un Médico de la UVI le dijo que los horarios
eran los horarios y estaban ahí para cumplirlos y que no entendía la razón por
la cual Mamen entraba todas las mañanas. Fernando trató de indicarle que le
hacía falta, pero el Dr. García Bermejón, que así se llamaba el individuo, no
atendió a razones y dio las órdenes oportunas pero que se cumpliera la
legalidad vigente. Naturalmente la intervención del Dr. Cuesta redujo la
tensión y Mamen continuaba entrando, excepto los días que el Dr. García tenía
guardia en cuyo caso la avisaban con antelación y llegaba algo mas tarde.
Eran muchas las horas que
pasaban uno al lado del otro y los temas se sucedían sin ningún orden, aunque
prevalecían los relacionados con la familia y alguna vez, aunque de pasada, se
planteaba el tema de su futuro. Mamen estaba convencida que todo lo sucedido
era un castigo de Dios y como una especie de aviso. Sin embargo, Fernando no lo
consideraba como tal, o si lo consideraba no lo decía y más bien lo entendía
como un aviso de su organismo para que cambiase los hábitos de trabajo, pero en
ningún momento en nada relacionado con su matrimonio. Parecía como si estuviera
esperando a mejorar de aquella situación para plantearse otros problemas, pero
Mamen no estaba dispuesta por lo que una tarde, mientras él repasaba unos
informes que le habían llevado de su despacho, planteó directamente la cuestión
- Fernando ¿te has dado cuenta que llevamos
cinco días juntos durante muchas horas al día y ni un solo minuto hemos hablado
de nosotros?
- ¿De nosotros? ¿y que tenemos que hablar de
nosotros?
- Hombre, no me digas eso ¿no te acuerdas que
cuando te dio el infarto estábamos atravesando una crisis muy importante en nuestra relación? No
me digas que te has olvidado, porque si es así, se lo deberíamos comentar a los
Médicos.
- No digas tonterías – Fernando la miró a los
ojos – no se me ha olvidado ni mucho menos, lo que pasa es que no parece que
sea el momento más oportuno para plantear discusiones ¿no te parece que
bastante me ha caído encima?
- Si, seguro que sí, pero he estado cinco días
mirándote a través de un cristal, con cientos de horas vacías, sola, dándole
vueltas a la cabeza a nuestros años de casados y haciendo un balance sin querer
de los años que hemos vivido juntos y me gustaría saber tu opinión porque si te
fijas de eso nunca hemos hablado
- Tu has estado cinco días mirándome a través
de un cristal y yo he estado el mismo tiempo y supongo que por culpa de la
medicación para mí han sido no como cinco días, sino como cinco segundos y por
lo tanto no he tenido tiempo de pensar en nada y mucho menos en nuestro
matrimonio, o sea que poco puedo opinar.
- Tenemos que cambiar como sea Fernando.
Nuestros hijos no se merecen que sus padres estén discutiendo a todas horas ¿no
te parece?
- Tienes toda la razón, pero ¿me puedes decir
como?
- No lo sé y eso es lo que me está volviendo
loca. Me paso el día pidiéndole a Dios que nos ayude a encontrar una solución,
pero hasta ahora lo único que me dice el corazón es que hay que hablar y
hablar.
- Ya – Fernando se dio la vuelta en la cama y
se quedó mirando a la pared. Como si el entelado de la blanca pared que le
había tocado en suerte, fuera una pantalla gigante, sus últimos meses fueron
pasando ante sus ojos y se dió cuenta que toda la culpa era suya y de nadie
más. Su trabajo le había absorbido de tal manera que la familia, los amigos, el
deporte y hasta la propia salud habían pasado a un segundo plano por culpa del
dinero. Primero fué la compra de la casa, después su empeño en comprar el piso
donde estaba ubicado el despacho, a continuación su ampliación por aquello de
que los clientes iban en aumento y por último el cambio a una zona más señorial
porque los clientes, siempre los clientes, se merecían un sitio más señorial
con lo que las tarifas se podrían aumentar y claro, donde estaban eso no era
posible y así habría que contratar nuevas secretarias y así los gastos iban
aumentando y como la cartera de clientes era mas numerosa, las comidas crecían
proporcionalmente de la misma manera que los gastos con lo que se necesitaban
nuevos clientes, más dedicación, más personal, más espacio, más.....más y así sucesivamente hasta llegar a una
situación como la actual en la que el dinero ya no era necesario y lo único
verdaderamente importante era la salud y como mucho y como ayuda, la familia.
Lo demás no servía para nada. Fernando no lloraba porque su cabeza estaba en
otro sitio, pero su cuerpo se estremeció y al volverse nuevamente hacia su
mujer la expresión de su cara reflejaba una profunda decepción – Mamen, te lo
juro por lo más sagrado que no sé lo que me ha pasado, supongo que sería el
dinero, no sé, pero he perdido todo lo que merece la pena y todo por mi culpa.
Por perder, he perdido hasta la fé. Al principio y tú lo sabes, he rezado
pidiendo ayuda, pero nadie me hizo caso y ahora ya me da igual. No busco la
felicidad porque creo que se me ha pasado el tren y lo único que deseo es
recuperarme cuanto antes para intentarlo otra vez y espero que tú me ayudes.
Mamen no pudo reprimir una
sonrisa que sorprendió a su marido.
- A mí me pasa igual ¿sabes? Siempre he sido la
sacrificada, es verdad que en los temas económicos era la beneficiada, pero en
los demás creo que he actuado correctamente siempre a tu disposición y lo que
pasa es que ya me he cansado y tengo que pensar si merece la pena intentarlo
otra vez. Desde luego, ahora mismo creo que lo única razón serían los niños,
por lo demás seguro que no, pero ya te digo que me cuesta mucho esfuerzo. Te
has acostumbrado a comprar todo y afortunadamente en la vida todavía quedan
cosas que no se pueden comprar. Pocas, pero algunas quedan.
- Mamen, por favor, ¿no te parece que no es el
momento?
- Pero, ¿me quieres decir cuando es el momento?
¿me lo quieres decir? – Una enfermera acudió ante los gritos de Mamen quien se
encontraba de pié delante de su marido presa de un ataque de nervios y a pesar
de la presencia de la ATS
que trataba de tranquilizarla ella continuaba con sus argumentos – llevo cinco
años aguantando y ya estoy harta ¿sabes lo que significa eso? ¿te lo puedes
imaginar?
Fernando adoptó una
postura que parecía la más inteligente en aquellos momentos y era la de no
pensar y dejar pasar las horas. Pidió un valium con la excusa que estaba muy
nervioso y se quedó completamente dormido.
Capítulo de transición. Se mantiene la intriga y no tengo ni idea como va a acabar este asunto.
ResponderEliminarEsperaremos a los siguientes capítulos.
Un abrazo a todos
La salud mejora pero la relación de pareja va cuesta abajo.
ResponderEliminarVamos a ver por donde sale todo esto.
Tino, ánimo que vas a recuperar la inspiración después del partido del sábado. No nos puedes dejar tirados.
Bss y que gane el Madrid !!!!