lunes, 19 de mayo de 2014

EL TRIO DE DOS: CAPITULO 36

 Queridos blogueros/as: No tengo ni idea que pasará hoy con el ordenador porque llevo unos días que ya ...ya. En Cedeira y para un día que se me ocurre escribir, resulta que éste bicho dice que no lee el pen drive. Bueno ya os podéis imaginar el cabreo, pero el ordenata " na de na" como los burros que eso no lo leo porque no me da la gana y yo dale que te pego, venga hombre leelo, total a ti que mas te da, pero que si quieres arroz Catalina, que no y que no, total que otra semana que no he escrito nada y ya no se ni cuanto tiempo hace, pero el último día me va a tocar correr. 
El otro día os avisaba que hoy iba a haber sorpresas ¿no? pues me he confundido y hoy todavía no toca, o sea que os tendréis que esperar a otro capítulo porque en éste hay mas de lo mismo, un poco mas dramático pero prácticamente igual.
Otra vez los "p....." cookies y encima lo ponen en negro fuerte para no tener mas remedio que saber que siguen ahí. Bueno, vamos a no hacerles caso y espero que se vayan por el mismo sitio donde vinieron.
El viernes que viene ya volvemos a la normalidad y os prometo que el próximo capítulo saldrá a la luz cuando tiene que salir y no un lunes por la noche como hoy. En fin, otra de las muchas ventajas de estar jubilado: escribo cuando quiero y como quiero que para eso soy viejo ¡pasa algo! mira que después de ganar la Liga el Atlético de Madrid y encima en el Nou Camp y al Barcelona estoy "mu crecio" claro que el sábado en Lisboa espero que les bajemos los humos a los colchoneros.
En fin, que seáis felices o por lo menos lo intentéis.
Un abrazo 
Tino Belas


CAPITULO 36.-

El Dr. Cuesta salió de la zona reservada en la que estaba ingresado D. Fernando Altozano Y Ortiz de Mendivil lo que fue aprovechado por Mamen para ocupar su lugar y puso su mano sobre la de su marido con cuidado de no interferir en el suero unido a su cuerpo a través de una vena canalizada en el dorso de la mano derecha. Fugazmente analizó su cara. Parecía que había estado en una cura de reposo y realmente así había sido, aunque desgraciadamente por una enfermedad, pero en su expresión no había ni el menor signo de cansancio. Claro que ya habían pasado nueve días de los cuales cinco había estado completamente sedado y sin reconocer a nadie.
El pelo, norma de la casa de los Altozano, permanecía engominado y unos pequeños rizos hacían su aparición en la nuca. Quizás en lo único que se podía traducir los días en la UVI eran en los pliegues debajo de los ojos que habían visto aumentado su grosor y sobre todo en su carácter. Siempre había sido un hombre con exceso de vitalidad y desde el ataque cardíaco se había vuelto miedoso, como poco decidido e incluso se podía decir que desvalido. Agradecía la presencia de Mamen y aunque era consciente que también la necesitaban los niños, deseaba que permaneciera siempre a su lado y por eso le subió enormemente la tensión el día que un Médico de la UVI le dijo que los horarios eran los horarios y estaban ahí para cumplirlos y que no entendía la razón por la cual Mamen entraba todas las mañanas. Fernando trató de indicarle que le hacía falta, pero el Dr. García Bermejón, que así se llamaba el individuo, no atendió a razones y dio las órdenes oportunas pero que se cumpliera la legalidad vigente. Naturalmente la intervención del Dr. Cuesta redujo la tensión y Mamen continuaba entrando, excepto los días que el Dr. García tenía guardia en cuyo caso la avisaban con antelación y llegaba algo mas tarde.
Eran muchas las horas que pasaban uno al lado del otro y los temas se sucedían sin ningún orden, aunque prevalecían los relacionados con la familia y alguna vez, aunque de pasada, se planteaba el tema de su futuro. Mamen estaba convencida que todo lo sucedido era un castigo de Dios y como una especie de aviso. Sin embargo, Fernando no lo consideraba como tal, o si lo consideraba no lo decía y más bien lo entendía como un aviso de su organismo para que cambiase los hábitos de trabajo, pero en ningún momento en nada relacionado con su matrimonio. Parecía como si estuviera esperando a mejorar de aquella situación para plantearse otros problemas, pero Mamen no estaba dispuesta por lo que una tarde, mientras él repasaba unos informes que le habían llevado de su despacho, planteó directamente la cuestión
-  Fernando ¿te has dado cuenta que llevamos cinco días juntos durante muchas horas al día y ni un solo minuto hemos hablado de nosotros?
-  ¿De nosotros? ¿y que tenemos que hablar de nosotros?
-  Hombre, no me digas eso ¿no te acuerdas que cuando te dio el infarto estábamos atravesando una  crisis muy importante en nuestra relación? No me digas que te has olvidado, porque si es así, se lo deberíamos comentar a los Médicos.
-  No digas tonterías – Fernando la miró a los ojos – no se me ha olvidado ni mucho menos, lo que pasa es que no parece que sea el momento más oportuno para plantear discusiones ¿no te parece que bastante me ha caído encima?
-  Si, seguro que sí, pero he estado cinco días mirándote a través de un cristal, con cientos de horas vacías, sola, dándole vueltas a la cabeza a nuestros años de casados y haciendo un balance sin querer de los años que hemos vivido juntos y me gustaría saber tu opinión porque si te fijas de eso nunca hemos hablado
-  Tu has estado cinco días mirándome a través de un cristal y yo he estado el mismo tiempo y supongo que por culpa de la medicación para mí han sido no como cinco días, sino como cinco segundos y por lo tanto no he tenido tiempo de pensar en nada y mucho menos en nuestro matrimonio, o sea que poco puedo opinar.
-  Tenemos que cambiar como sea Fernando. Nuestros hijos no se merecen que sus padres estén discutiendo a todas horas ¿no te parece?
-  Tienes toda la razón, pero ¿me puedes decir como?
-  No lo sé y eso es lo que me está volviendo loca. Me paso el día pidiéndole a Dios que nos ayude a encontrar una solución, pero hasta ahora lo único que me dice el corazón es que hay que hablar y hablar.
-  Ya – Fernando se dio la vuelta en la cama y se quedó mirando a la pared. Como si el entelado de la blanca pared que le había tocado en suerte, fuera una pantalla gigante, sus últimos meses fueron pasando ante sus ojos y se dió cuenta que toda la culpa era suya y de nadie más. Su trabajo le había absorbido de tal manera que la familia, los amigos, el deporte y hasta la propia salud habían pasado a un segundo plano por culpa del dinero. Primero fué la compra de la casa, después su empeño en comprar el piso donde estaba ubicado el despacho, a continuación su ampliación por aquello de que los clientes iban en aumento y por último el cambio a una zona más señorial porque los clientes, siempre los clientes, se merecían un sitio más señorial con lo que las tarifas se podrían aumentar y claro, donde estaban eso no era posible y así habría que contratar nuevas secretarias y así los gastos iban aumentando y como la cartera de clientes era mas numerosa, las comidas crecían proporcionalmente de la misma manera que los gastos con lo que se necesitaban nuevos clientes, más dedicación, más personal, más espacio, más.....más  y así sucesivamente hasta llegar a una situación como la actual en la que el dinero ya no era necesario y lo único verdaderamente importante era la salud y como mucho y como ayuda, la familia. Lo demás no servía para nada. Fernando no lloraba porque su cabeza estaba en otro sitio, pero su cuerpo se estremeció y al volverse nuevamente hacia su mujer la expresión de su cara reflejaba una profunda decepción – Mamen, te lo juro por lo más sagrado que no sé lo que me ha pasado, supongo que sería el dinero, no sé, pero he perdido todo lo que merece la pena y todo por mi culpa. Por perder, he perdido hasta la fé. Al principio y tú lo sabes, he rezado pidiendo ayuda, pero nadie me hizo caso y ahora ya me da igual. No busco la felicidad porque creo que se me ha pasado el tren y lo único que deseo es recuperarme cuanto antes para intentarlo otra vez y espero que tú me ayudes.
Mamen no pudo reprimir una sonrisa que sorprendió a su marido.
-  A mí me pasa igual ¿sabes? Siempre he sido la sacrificada, es verdad que en los temas económicos era la beneficiada, pero en los demás creo que he actuado correctamente siempre a tu disposición y lo que pasa es que ya me he cansado y tengo que pensar si merece la pena intentarlo otra vez. Desde luego, ahora mismo creo que lo única razón serían los niños, por lo demás seguro que no, pero ya te digo que me cuesta mucho esfuerzo. Te has acostumbrado a comprar todo y afortunadamente en la vida todavía quedan cosas que no se pueden comprar. Pocas, pero algunas quedan.
-  Mamen, por favor, ¿no te parece que no es el momento?
-  Pero, ¿me quieres decir cuando es el momento? ¿me lo quieres decir? – Una enfermera acudió ante los gritos de Mamen quien se encontraba de pié delante de su marido presa de un ataque de nervios y a pesar de la presencia de la ATS que trataba de tranquilizarla ella continuaba con sus argumentos – llevo cinco años aguantando y ya estoy harta ¿sabes lo que significa eso? ¿te lo puedes imaginar?
La ATS intervino con la idea de apaciguar los ánimos, pero ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos no tuvo mas remedio que emplearse con energía y obligar a Mamen a abandonar la UVI.
Fernando adoptó una postura que parecía la más inteligente en aquellos momentos y era la de no pensar y dejar pasar las horas. Pidió un valium con la excusa que estaba muy nervioso y se quedó completamente dormido.



2 comentarios:

  1. El Tío Javier Belas20 de mayo de 2014, 22:32

    Capítulo de transición. Se mantiene la intriga y no tengo ni idea como va a acabar este asunto.
    Esperaremos a los siguientes capítulos.
    Un abrazo a todos

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  2. La salud mejora pero la relación de pareja va cuesta abajo.
    Vamos a ver por donde sale todo esto.
    Tino, ánimo que vas a recuperar la inspiración después del partido del sábado. No nos puedes dejar tirados.
    Bss y que gane el Madrid !!!!

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