sábado, 13 de octubre de 2012

LA ENFERMERA RURAL CAPITULO 13


 Queridos blogueros/as: Este capitulo es de los de "palante" y lo que os pido, de vez en cuando hay que pedir algo como los curas, lo que os pido es que os pongáis en situación porque yo lo acabo de hacer y me ha resultado entretenido.
Imaginaros un consultorio de un pueblo e ir viendo las caras de todos los invitados ¿las véis? bien, así me gusta que sigáis mis consejos. 
Para los que no lo sepan, que sois todos, os diré que he leído un poco hacia delante y por lo menos hay veinte capítulos, o sea que todavía tenemos sábados para rato. Estoy pensando que como final es posible que publique la novela entera, en fín, se verá
Espero, como siempre, que os guste
Un abrazo
Tino Belas




CAPITULO 13


Los operarios acompañados de David que se había ofrecido a llevar una de las cajas de herramientas bajaron las escaleras y salieron a la calle por la que en un futuro sería la puerta principal.

Sofía abrió una de las maletas que le había mandado esa misma mañana por Seur y comenzó a ordenarla en uno de los armarios, después de haber limpiado las tablas con amoníaco. No tenía que esforzarse en exceso porque sobraba espacio y en pocos minutos tenía toda su ropa disponible. Lo último en hacer su aparición fue su cuaderno que ella llamaba de compañía y que no era otra cosa que una especie de diario en el que Sofía tenía la manía de anotar todo lo que iba discurriendo en su vida. Allí se entremezclaban como piezas de un puzzle imposible de recomponer, hojas escritas, facturas antiguas, minutas de restaurantes, cartas, algún billete de los países que visitó mientras que pertenecía a Médicos Sin Fronteras, anotaciones sin mucho sentido y hasta un décimo de lotería antiguo.

Sofía había hecho, desde la muerte de su marido, la firme promesa de escribir todos los días alguna cosa y hasta ahora lo había cumplido, aunque, honradamente, tenía que reconocer que hacía trampas y lo mismo estabas sin escribir una semana y a continuación anotaba todo a la vez. En Madrid le había resultado difícil, pero en el pueblo y hasta ahora, lo que mas le sobraba era tiempo.

Arrastró con dificultad la maleta de su hijo hasta el cuarto que le había asignado y repitió la maniobra, camisas en una balda, calzoncillos y calcetines en otra, pantalones colgados en sus perchas respectivas y sus recuerdos encima de la mesa para que él los ordenase.

Llamaron a la puerta y al abrir se encontró con los dos operarios cargados hasta los topes con varias latas de pintura y a David con un casco que le habían prestado los operarios y las manos llenas de brochas de diferentes tamaños

-  ¿Sabes lo que me ha prometido Miguel? – fue lo primero que dijo David al ver a su madre
-  Sabe Dios lo que le has pedido tu – contestó Sofía
-  ¡Me va a dejar pintar la parte de abajo! – El niño estaba como si le hubieran traído los Reyes Magos el mejor de los regalos
-  ¿Toda? – Sofía puso cara de sorpresa
-  No, Mamá, toda no, hemos quedado que solo un paño
.  ¿Un qué?
-  Un paño, mamá, parece mentira que no entiendas como hablamos los pintores entre nosotros
-  Usted perdone, Señor pintor

Ellos pintaban y Sofía limpiaba a continuación. Desde el primer día vivía en su habitación aunque todavía no tenía cocina, ni salón y el cuarto de baño necesitaba una obra en profundidad cambiando todos los azulejos que estaban francamente mal. El Señor Alcalde aceptaba sin rechistar todas las solicitudes que le proponía Sofía y hasta añadía algunas cosas de su propia cosecha, como por ejemplo, los muebles de cocina que estaban bien, aunque se notaba el paso de los años e incluso un ordenador para la consulta para que desde el primer día todas las historias estuvieran informatizadas.

-  Señorita Sofía - le decía casi todos los días - ya que usted es nueva en el pueblo y lo que es viejo no tenemos posibilidad de renovarlo, vamos a intentar que todo lo que le rodee sea moderno y por lo menos la parte correspondiente a la salud la vamos haciendo bien, o sea, que usted pida, pida lo que quiera que lo metemos en el presupuesto del Ayuntamiento y asunto arreglado.

La obra iba tan deprisa y los operarios eran tan dispuestos que en una semana estaba todo preparado. Solo faltaba el timbre de la consulta, el cartel de ATS en la puerta y comenzar a trabajar.

El consultorio, a través del Señor Alcalde había contratado a Rosario, hija de Belicio, un amigo del Alcalde, para hacer labores de auxiliar administrativo y también la limpieza de la zona de asistencia a los pacientes. Charo, tenía conocimientos básicos de informática y entre limpieza y limpieza se hizo con una base de datos para tener una ficha de cada paciente.

Cuando, por fin, llegaron las sillas de la sala de espera  y una mesa de exploración para la consulta, Rosario instaló el ordenador en la mesa de Sofía y después de realizar diferentes simulacros con hipotéticos pacientes, se decidió que el siguiente lunes se abriría la consulta de enfermería, pero antes, el sábado, Sofía ofrecería una copa de vino español, no solo para presentar las nuevas instalaciones, sino también para presentarse ella misma, lo que causó cierto revuelo en el pueblo  porque las anteriores ATS no habían hecho ningún acto parecido.

La Ceferina que vivía dos casas mas para allá, se ofreció a colaborar en la preparación del evento y así apareció el día de la inauguración con tres tortillas de patatas recién hechas, varias bandejas de fiambres con las lonchas distribuidas con orden casi militar y Sofía también contribuyó con unos mini bocadillos de jamón.  Cuencos con aceitunas, frutos secos y toreras distribuidos estratégicamente por la sala de espera y por la consulta de Sofía, completaban el ágape. Al fondo, bebidas de todas clases, bajo el asesoramiento de Jesús, el peluquero, que, al igual que la Cefe se había ofrecido voluntario para ir a la tienda y comprar todo lo necesario para que no faltase de nada y efectivamente así fue. Todo resultó fenomenal, asistieron todas las fuerzas vivas, incluidos el cura que se puso como tal y hasta Sor Filomena, Superiora del Convento de la Clarisas  que no solo se unió el acto con su presencia si no que vino acompañada de tres magníficas fuentes de pastas que hicieron las delicias de todos los presentes. Asistieron todas las autoridades locales con el Alcalde a la cabeza , Don Indalecio el boticario con su sombrero de ala ancha que solo salía del armario en las grandes solemnidades, el sombrero, no Don Indalecio que tenía mas que probada su hombría de bien con su colección de hijos,  el Sargento de la Guardia Civil que aunque el cuartel había sido trasladado a la capital, seguía asistiendo cada vez que le llamaba Jacinto e incluso con traje de gala como el día de la Virgen, el Veterinario que aunque era nuevo trataba de involucrarse en todo lo relacionado con el pueblo y que había sido invitado por Sofía por aquello de tener una relación lejana con la Medicina,  el Cura don Dacio que era de los pocos que todavía llevaba sotana aunque por poco tiempo porque el paso del mismo la había dejado hecha un asco y  Demetrio el dueño del supermercado con su traje azul, zapatos marrones y corbata verde y el ferretero Felipe y Doña Lola, la de la mercería y como representante del sector hostelero Roberto el dueño de La Central y Jesús el peluquero por aquello de haber sido su primer conocimiento en el pueblo y estaba por allí hasta el dueño de Villa Felicidad por aquello de llevarse bien con el poder establecido. En fin, prácticamente todo el pueblo, menos D. Antonio María, el Médico que era realmente el mas interesante para Sofía y que primero dijo que si, luego que no y finalmente llamó diciendo que tenía una urgencia y que le resultaba imposible acudir.

Los presentes hicieron un espléndido uso de todas las viandas y se bebieron hasta el agua de los floreros como se dice coloquialmente y como punto final, Jacinto hizo entrega de un ramo de flores para Sofía como agradecimiento por su decisión de ejercer su actividad en el pueblo y el aplauso correspondiente lo inició David que, sentado en el descansillo de la escalera, observaba a todos desde los barrotes de hierro que sujetaban el pasamanos que le servía de tobogán cuando no lo veía nadie.

Sofía habló para todos los presentes y para algún ausente, referencia especial para D. Antonio María, agradeciendo todo lo que estaban haciendo por ella y por su hijo e hizo hincapié en la enorme ilusión con que iniciaba su trabajo y estaba segura que seguiría recibiendo el apoyo de los vecinos y así, entre todos, contribuirían a una mejor calidad de vida de todos.

Finalizado el acto, departió un rato con todos y pronto a la cama que mañana era el primer día de trabajo.


3 comentarios:

  1. Bueno, ya tenemos la consulta lista y me la imagino preciosa... Faltan los enfermos. Se me ha hecho un poco corto el capítulo; me he quedado con ganas.
    Hay que ver lo bien que describes todo (los lugares y las personas). No falta detalle.
    Tenemos para 20 sábados como mínimo. Bieeennn!!!!
    Bss

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  2. Ya lo decía yo,Sofia se va a camelar a todo el pueblo. Yo estoy intrigada con el médico, a ver como es. Bueno,habrá que esperar al siguiente capítulo.Besos.

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  3. El Tío Javier Belas13 de octubre de 2012, 23:48

    Muy buena la narración. Parece como si estuviese presente viendo a todos los invitados al ágape. Sofía se va asentando en el pueblo. Parece que empieza con buen pié. A mí también se me ha hecho corto el capítulo. Sigo a la espera del siguiente.

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