sábado, 25 de abril de 2015

EL TRIO DE DOS: CAPITULO 70


Queridos blogueros/as: Después de cuatrocientas y pico páginas, que se dice pronto y de la cantidad de horas que le dediqué hace ya algunos años a la redacción de esta novela, este verano pasado decidí escribir éstos últimos capítulos y no se si sería el microclima cedeirés, el aroma del viño do Ribeiro o el famoso rape con guisantes, el caso es que debí de escribir este final y lo acabo de releer y no entiendo absolutamente nada, lo cual viene muy bien, aunque parezca mentira, porque para eso esta segunda parte la convertí en una novela de enredo y mas enredado final no creo que se pueda encontrar en toda la literatura escrita desde el siglo XVI hasta nuestros días. He leído este capítulo por lo menos cinco veces, os puedo asegurar que no estoy bajo los efectos de ninguna sustancia y no he entendido absolutamente nada (¡) y eso que lo escribí yo, eso seguro, pero vaya lío con Mamen de aquí para allá ¿porque no llamarían al Samur?  no se si Alvaro Cuesta estaba loco, casi me gusta mas decirlo en gallego: tolo ¿os acordáis de las vacas tolas? o si el que estaba  de verdad pirado era Fernando ¡yo que se! pero a lo que íbamos que pierdo el hilo. Lo importante, porque para eso estan escritas las cuatrocientas hojas anteriores, es que Ana Segura está muerta. Bueno, algo es algo porque el objetivo se ha cumplido pero hombre después de tanto rollo que se la cargue Fernando con seis me parece como muy cutre ¡Que menos que una caja! pero, en fin, así fue y así me lo inventé y ahora ya no lo voy a cambiar.
Os aviso que queda un capítulo, este ya escrito hace años y como mucho mas relajado y colorin colorado, este cuento espero que en una semana, porque mi nuera sigue sin decidirse a parir, esté terminado y luego haremos un "reseso" para cambiar de ordenata porque éste pobre ya no puede mas.
Ser felices, a pesar de toda la pandi de políticos, aprendices de lo mismo y golfos de profesión y hasta la semana que viene.
Un abrazo
Tino Belascoaín

CAPITULO 70.-

Estaban sentados en un pequeño despacho del Hospital. Fernando se había quedado en el coche y en un pequeño despacho estaban mirando a la puerta como siempre, Alvaro Cuesta y de espaldas, sentada en una viejas silla de madera con los ángulos descascarillados por el paso de los años,  Mamen que miraba al Doctor con cara desencajada. Llevaban mas de media hora hablando y era completamente consciente que su antiguo amante se había  vuelto loco y todo su afán era decirle que la quería, que no podía vivir sin ella, que, a pesar de los años, no dejaba de pensar en ella día y noche y que se había planteado matar a su marido para ya vivir con ella su amor sin cortapisas de ninguna clase. Si que había cambiado mucho desde la última vez que estuvieron juntos casi una semana en Londres y París , claro que si, parecía como mucho mas viejo, agobiado por no encontrarla por ninguna parte y por fin, tras muchas preguntas sin respuesta, se había encontrado con Ana Segura y a través de ella pudo llegar a Fernando y solo le quedaba un último escalón para llegar a su meta soñada. Mamen no sabía como calmarlo
-      Pero Alvaro, por favor – suplicaba Mamen con lágrimas en los ojos – llevamos un montón de años sin vernos, yo estoy felizmente casada ¿a cuento de que viene ahora querer matar a Fernando? ¿crees que con eso ya está todo solucionado?
-      Si – contestaba él mirando a su amada fijamente a los ojos – seguro que si, porque tú también me quieres aunque no lo quieras reconocer, pero si eliminamos obstáculos, será mas fácil la decisión de venirte a vivir conmigo
-      ¡Que cosas dices! Yo creo que no estás bien de la cabeza
-      ¿Me estás llamando loco? ¿de verdad que me estás llamando loco? – Alvaro se levantó de su asiento e intentó abrazarla mientras Mamen le seguía con la mirada pensando en como salir de aquella situación.
-      Alvaro, por favor, no me obligues a chillar, por favor – no sin esfuerzo Mamen consiguió soltarse – tenemos que buscar una fórmula para arreglar todo este lío y está claro que el uso de la fuerza no es la mejor solución.
-      Pues ya me contarás cual es. Llevo años buscándote y ahora que te encuentro pretendes que lleguemos a un acuerdo amistoso ¡Que fácil es la vida para algunas!
-      Hablemos francamente Alvaro. Tú tienes a mi marido como rehén porque crees que está enamorado de Ana Segura y él sabe que tú eres uno mas del clan de los Mejías en España. Fernando tiene a Ana en su despacho y ella ha reconocido que es una agente del Servicio de Inteligencia español y que está tratando de hacerse pasar por amante de Fernando para introducirse en la red de narcotraficantes  y desarticularla cuanto antes y mientras tanto tú extorsionas a mi marido para que te pague no se cuantos millones sin decirle claramente que tu objetivo no es para nada su dinero sino yo ¿estoy equivocada?

El Dr. Alvaro Cuesta no dejaba de mirar a Mamen con unos ojos que parecían salirse de sus órbitas. Tenía los dos codos apoyados en la mesa mientras movía la cabeza de un lado para otro. Parecía como muy sorprendido que Mamen conociera tantos detalles y eran tal cúmulo de información que no sabía ni por donde empezar para desmontar uno por uno todos los argumentos que Mamen exhibía como trofeos de  caza para doblegar su voluntad de seguir queriéndola como no se podía querer a nadie en el mundo. Por un instante pareció volverse sensato y Mamen aprovechó la oportunidad para tratar de convencerle que estaba en un error y que antes o después la Policía lo acabaría deteniendo y entonces si que no tendría ninguna posibilidad de volver a verla en muchos años
-      Podemos llegar a un acuerdo – Mamen le tendió las manos a través de la mesa – lo primero es que dejes en paz a mi marido y si es así, te prometo que yo no digo a nadie que tu eres un narcotraficante y aquí paz y después gloria.
-      Ya y ¿Ana Segura?
-      No te preocupes que de esa me encargo yo
-      ¿La vas a convencer que sea una niña buena y que no me descubra? – Alvaro soltó una carcajada que retumbó en las paredes del pequeño despacho.
-      Yo no he dicho eso, por favor escúchame con atención -  Mamen se levantó de la silla y se ajustó el pañuelo que llevaba rodeándole el cuello – en este momento, Ana está con Fernando en su despacho
-      ¿En la Castellana?
-      Si, donde estuviste el otro día.
-      Bien y que quieres que haga ¿qué vaya yo y la convenza?
-      No – Mamen mientras tanto trataba de ganar tiempo para urdir un plan que diera resultado – quiero que vayamos los dos y que delante de Fernando ella confiese que es una espía doble y .........
-      Vamos si quieres, pero eso no nos va a llevar a ninguna parte
-      No perdemos nada por intentarlo. Venga, ponte algo por encima que nos vamos.


Cuando los policías, avisados por Fernando Altozano, llegaron al despacho del ilustre abogado no encontraron ni rastro del supuesto cadáver. El despacho efectivamente estaba bastante desordenado, pero no había sangre ni signos de violencia por ninguna parte. Llamaron inmediatamente a Fernando Altozano y pudo comprobar por si mismo que su antigua secretaria no estaba.
-      ¿Me puede decir exactamente lo que vió? – El Inspector Raul Materoza trataba de buscar alguna explicación
Fernando todavía mostraba en su rostro la tensión del momento
-      Yo había quedado en mi despacho a las ocho con Ana Segura para darle un pequeño obsequio y a propósito abrí la puerta muy despacio con la idea de darle una sorpresa, pero no había llegado todavía y me senté en mi mesa a ordenar unos papeles mientras hacía tiempo. A los pocos minutos llegó ella y estuvimos un rato de charla y nos declaramos mutuamente nuestro amor y en esas estábamos cuando entró mi mujer como un trueno y tuvimos una importante discusión. Mamen, mi mujer, no se creía absolutamente nada y sobre la marcha tuve que inventar una historia en la que Ana, mi exsecretaria era una espía doble y era amante del Dr. Cuesta y que estábamos intentando ayudarle para que no cometiera ninguna tontería y fue mi mujer la que propuso ir a buscar al Doctor para ver como reaccionaba. Yo me quedé con Ana en mi despacho y Mamen se fue al Hospital a buscar al Dr. Cuesta, volvió al despacho con él para que nos explicara que es lo que quería, pero él decidió que primero tenía que hablar él a solas con Ana, entonces Mamen y yo nos bajamos a tomar un café. Como en una media hora subimos los dos, Ana estaba dispuesta a colaborar en todo lo que fuera necesario pero Alvaro Cuesta no atendía a razones y tan obsesionado estaba que, en un momento dado sacó un cuchillo parecido a esos de monte y se lo puso en el cuello a Ana y con una expresión de absoluta locura nos dijo que nos fuéramos al banco y que sacáramos el dinero porque esa misma tarde iba a desaparecer con ella y lo necesitaba ya. Como sabe, la sucursal está en el bajo de este mismo edificio y yo tenía y sigo teniendo una caja fuerte allí, sacamos el dinero, subimos  y al abrir la puerta  allí estaba Ana en el suelo – señaló a un lado de su mesa – mientras el Dr. Alvaro Cuesta le estaba dando un masaje cardíaco con una fuerza descomunal. Con sus dos manos apoyadas en el pecho, le empujaba de tal manera que parecía querer levantarla del suelo
-      ¿Qué ha pasado? – pregunté angustiado
-      Ha tenido una parada cardíaca y estoy intentando reanimarla – me contestó sin dejar su masaje cardíaco, pero no creo que lo consiga
-      ¿Estaba seguro que la chica estaba muerta?
-      Completamente.
-      ¿Lo pudo comprobar?
-      No, pero vi como se le caía la cabeza hacia un lado y la expresión de su cara era de estar como muerta.
-      ¿Tiene mucha experiencia en ver cadáveres?
-      Últimamente no, pero hace años era uno de los abogados del Juzgado de Primera Instancia y ahí si que tuve la oportunidad de ver muchos.
-      ¿De accidentes de tráfico?
-      Sobre todo, pero también por otros motivos.
-      Ya – El Inspector miraba a Fernando mientras encendía un Ducados que mantenía entre unos dedos gruesos manchados de nicotina - la Señorita supuestamente asesinada ¿era su amante?
-      Nos veíamos con cierta frecuencia
-      Ya – el Inspector aspiró el humo de su cigarrillo expulsándolo por la nariz - y el supuesto asesino me dice que se llama Alvaro Cuesta
-      Si – respondió con prontitud Fernando
-      ¿Sabe Usted qué relación tenía con ella?
-      La información que yo tengo es de hace unos días y parece ser que se habían conocido en una fiesta y se había enamorado de ella, pero Ana le explicó que salía conmigo y por eso fue por lo que, como le contaba antes, Alvaro intentó hacerme chantaje obligándome a pagarle una importante cantidad de dinero y de lo contrario le contaría toda la historia a mi mujer.
-      ¿Tiene pruebas de todo lo que me está contando?
-      Por supuesto – Fernando se acercó a la ventana desde donde se apreciaba una inmejorable vista de la capital de España – Como sabe los despachos de los abogados de cierto prestigio cuentan con distintos sistemas de seguridad y yo tuve oportunidad de ver la cinta donde está grabada la entrevista con Alvaro Cuesta y supongo que ahora también estará el resto.
-      ¿Podríamos verlo?
-      Un segundo que aviso al Jefe de Seguridad.
Fernando marcó un número de teléfono y al cabo de unos segundos le confirmó al Inspector Materoza que el Jefe de Seguridad iba hacía su despacho con todo el material disponible.
No pasarían mas de diez minutos cuando sonó le timbre de la puerta y apareció un hombre de mediana edad, con un traje azul marino exquisitamente planchado que saludó a Fernando Altozano con un respetuoso apretón de manos y se mostró sorprendido ante la presencia de Raul Materoza del que había sido compañero en aquellos tiempos en que ambos fueron compañeros en la Academia de Policía de Avila y posteriormente en la Comisaría de Alcalá de Henares hasta que por razones del destino, el Comisario siguió en la Policía y Jesús Gracianos se pasó a cuestiones de seguridad en la vida civil.
Ambos amigos se fundieron en un abrazo intenso
-      Hombre, Jesús, cuanto tiempo sin verte.
-      ¿Qué tal estás?
-      Muy bien.
-      Me alegro – El Jefe de Seguridad del edificio Mantuano en el que estaba ubicado el despacho de Fernando Altozano – miró al Abogado - ¿en que puedo ayudarle?
-      El Inspector, al que parece que conoce, quiere ver las grabaciones de mis conversaciones con el Dr. Cuesta y sobre todo lo que ha ocurrido esta mañana en mi despacho
-      ¿El Doctor Cuesta es el que le quiere hacer chantaje?
-      Si.
-      Muy bien, déjeme cinco minutos y lo vemos – Jesús Gracianos abrió un pequeño ordenador y comenzó a suministrar datos - ¿desde que hora mas o menos quiere ver la grabación? Ya sabe que las nuevas disposiciones no nos permiten grabar en el interior de los despachos antes de las diez de la mañana.
-      Muy bien, pues desde esa hora ¿Le parece bien Inspector?
-      Si, si, cuanta mas información mejor  
No había ni siquiera transcurrido la mitad del tiempo solicitado por el encargado de la seguridad del edificio cuando éste, dándole la vuelta a un pequeño ordenador, mostró con nitidez una entrevista que se había desarrollado hace unos días entre Fernando Altozano y Alvaro Cuesta y gracias a ella el Inspector Materoza se hizo una composición de la situación completamente real y a continuación el de seguridad siguió manejando las teclas tratando de encontrar lo ocurrido ese mismo día por la mañana

-      Como pueden apreciar, la grabación en su despacho comienza a las 10 horas
-      ¿Y antes no hay nada? – la pregunta trataba de esclarecer los hechos desde el principio.
-      Bueno tenemos las grabaciones en los pasillos o en la entrada principal, pero no en los despachos porque la Junta Directiva llegó a la conclusión que salía muy caro mantenerla. Bien, veamos que hay por aquí – el de seguridad manejaba el ordenador con suma facilidad – aquí está – dijo girando la pantalla hasta enfrentarla con el Inspector -  Como puedes ver el Dr. Cuesta está dándole masaje cardíaco a la chica y aquí, justo aquí se abre la puerta y aparece usted, Don Alberto y su mujer y mantiene una conversación con el presunto asesino:
-      ¿Trae el dinero? - preguntó Alvaro girando un poco la cabeza sin advertir la cara de sorpresa de sus presuntos chantajeados.
-      Si – contestamos con cara de horror – pero ¿por qué la has tenido que matar?
-      Yo no la he matado. Estaba en el sillón y de pronto ha tenido una parada cardíaca y por eso estaba intentando reanimarla. Necesito que me hagáis un favor - El Dr. Cuesta continuaba con las labores de reanimación – id al hospital, en la tercera planta preguntáis por Loli y le decís de mi parte que necesito urgente un equipo de reanimación. Venga daros prisa. Mamen y yo salimos rápidamente y mientras íbamos en el taxi decidimos antes de hacer cualquier otra cosa avisar a la Policía y ahí entra Usted en escena.
-      Perdón, pero por alguna razón que habrá que investigar, aquí se acabó la grabación.
-      Ya tampoco es muy necesaria porque cuando llegamos al despacho no había ni cadáver ni nada, ¿No les parece todo como muy raro? – El Inspector volvió a encender un cigarrillo con lentitud
-      Por supuesto, pero lo único que se nos ocurre es que estamos hablando de un loco y las reacciones pueden ser imprevisibles.
-      En fin – El Inspector se puso en pié –continuaremos con la investigación y supongo que en pocas horas el cadáver aparecerá tirado por algún barranco – les mantendremos informados.

Nada mas salir la policía por la puerta del despacho Mamen y Fernando se situaron en un rincón del amplio despacho donde sabían que no llegaban las cámaras de seguridad, se abrazaron y entre lágrimas comentaron
-      Se acabó, los registros dirán que el Dr. Cuesta la mató y nadie sabrá que en la copa llevaba seis Orfidales. Todo el mundo creerá que es una crisis cardíaca, Alvaro Cuesta pasará sus buenos años en la cárcel, tu te has quitado un pretendiente de encima
-      Y tu una novia que podía modificar mucho nuestros planes  y  seguiremos  con los mejicanos con lo cual aquí paz y después gloria.
-      Hay que reconocer que hemos tenido suerte. Ha sido una jugada maestra.
-      Vete a casa y luego nos vemos.
-      Hasta luego Mamen.
-      Hasta luego Ilustre Abogado Altozano.




1 comentario:

  1. El Tío Javier Belas25 de abril de 2015, 21:07

    Pues es verdad, el final está bastante líado, pero como el asesino o los asesinos nunca se salen con la suya y la justicia siempre gana espero que en el último capítulo ocurra alguna novedad importante.
    Sea lo que sea ha sido una novela muy interesante y entretenida. La enhorabuena se la daré al autor cuando lea el último capítulo.
    Que venga pronto mi sobrina nieta Blanquita y que sea una horita corta.
    Un abrazo a todos

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