CAPITULO
70.-
Estaban sentados en un
pequeño despacho del Hospital. Fernando se había quedado en el coche y en un
pequeño despacho estaban mirando a la puerta como siempre, Alvaro Cuesta y de
espaldas, sentada en una viejas silla de madera con los ángulos
descascarillados por el paso de los años,
Mamen que miraba al Doctor con cara desencajada. Llevaban mas de media
hora hablando y era completamente consciente que su antiguo amante se
había vuelto loco y todo su afán era
decirle que la quería, que no podía vivir sin ella, que, a pesar de los años,
no dejaba de pensar en ella día y noche y que se había planteado matar a su
marido para ya vivir con ella su amor sin cortapisas de ninguna clase. Si que
había cambiado mucho desde la última vez que estuvieron juntos casi una semana
en Londres y París , claro que si, parecía como mucho mas viejo, agobiado por
no encontrarla por ninguna parte y por fin, tras muchas preguntas sin
respuesta, se había encontrado con Ana Segura y a través de ella pudo llegar a
Fernando y solo le quedaba un último escalón para llegar a su meta soñada.
Mamen no sabía como calmarlo
- Pero
Alvaro, por favor – suplicaba Mamen con lágrimas en los ojos – llevamos un
montón de años sin vernos, yo estoy felizmente casada ¿a cuento de que viene
ahora querer matar a Fernando? ¿crees que con eso ya está todo solucionado?
- Si
– contestaba él mirando a su amada fijamente a los ojos – seguro que si, porque
tú también me quieres aunque no lo quieras reconocer, pero si eliminamos
obstáculos, será mas fácil la decisión de venirte a vivir conmigo
- ¡Que
cosas dices! Yo creo que no estás bien de la cabeza
- ¿Me
estás llamando loco? ¿de verdad que me estás llamando loco? – Alvaro se levantó
de su asiento e intentó abrazarla mientras Mamen le seguía con la mirada
pensando en como salir de aquella situación.
- Alvaro,
por favor, no me obligues a chillar, por favor – no sin esfuerzo Mamen
consiguió soltarse – tenemos que buscar una fórmula para arreglar todo este lío
y está claro que el uso de la fuerza no es la mejor solución.
- Pues
ya me contarás cual es. Llevo años buscándote y ahora que te encuentro
pretendes que lleguemos a un acuerdo amistoso ¡Que fácil es la vida para
algunas!
- Hablemos
francamente Alvaro. Tú tienes a mi marido como rehén porque crees que está
enamorado de Ana Segura y él sabe que tú eres uno mas del clan de los Mejías en
España. Fernando tiene a Ana en su despacho y ella ha reconocido que es una
agente del Servicio de Inteligencia español y que está tratando de hacerse
pasar por amante de Fernando para introducirse en la red de
narcotraficantes y desarticularla cuanto
antes y mientras tanto tú extorsionas a mi marido para que te pague no se
cuantos millones sin decirle claramente que tu objetivo no es para nada su
dinero sino yo ¿estoy equivocada?
El Dr. Alvaro Cuesta no
dejaba de mirar a Mamen con unos ojos que parecían salirse de sus órbitas.
Tenía los dos codos apoyados en la mesa mientras movía la cabeza de un lado
para otro. Parecía como muy sorprendido que Mamen conociera tantos detalles y
eran tal cúmulo de información que no sabía ni por donde empezar para desmontar
uno por uno todos los argumentos que Mamen exhibía como trofeos de caza para doblegar su voluntad de seguir
queriéndola como no se podía querer a nadie en el mundo. Por un instante
pareció volverse sensato y Mamen aprovechó la oportunidad para tratar de
convencerle que estaba en un error y que antes o después la Policía lo acabaría
deteniendo y entonces si que no tendría ninguna posibilidad de volver a verla
en muchos años
- Podemos
llegar a un acuerdo – Mamen le tendió las manos a través de la mesa – lo
primero es que dejes en paz a mi marido y si es así, te prometo que yo no digo
a nadie que tu eres un narcotraficante y aquí paz y después gloria.
- Ya
y ¿Ana Segura?
- No
te preocupes que de esa me encargo yo
- ¿La
vas a convencer que sea una niña buena y que no me descubra? – Alvaro soltó una
carcajada que retumbó en las paredes del pequeño despacho.
- Yo
no he dicho eso, por favor escúchame con atención - Mamen se levantó de la silla y se ajustó el
pañuelo que llevaba rodeándole el cuello – en este momento, Ana está con
Fernando en su despacho
- ¿En
la Castellana?
- Si,
donde estuviste el otro día.
- Bien
y que quieres que haga ¿qué vaya yo y la convenza?
- No
– Mamen mientras tanto trataba de ganar tiempo para urdir un plan que diera
resultado – quiero que vayamos los dos y que delante de Fernando ella confiese
que es una espía doble y .........
- Vamos
si quieres, pero eso no nos va a llevar a ninguna parte
- No
perdemos nada por intentarlo. Venga, ponte algo por encima que nos vamos.
Cuando los
policías, avisados por Fernando Altozano, llegaron al despacho del ilustre
abogado no encontraron ni rastro del supuesto cadáver. El despacho
efectivamente estaba bastante desordenado, pero no había sangre ni signos de
violencia por ninguna parte. Llamaron inmediatamente a Fernando Altozano y pudo
comprobar por si mismo que su antigua secretaria no estaba.
- ¿Me
puede decir exactamente lo que vió? – El Inspector Raul Materoza trataba de
buscar alguna explicación
Fernando
todavía mostraba en su rostro la tensión del momento
- Yo
había quedado en mi despacho a las ocho con Ana Segura para darle un pequeño
obsequio y a propósito abrí la puerta muy despacio con la idea de darle una
sorpresa, pero no había llegado todavía y me senté en mi mesa a ordenar unos
papeles mientras hacía tiempo. A los pocos minutos llegó ella y estuvimos un
rato de charla y nos declaramos mutuamente nuestro amor y en esas estábamos
cuando entró mi mujer como un trueno y tuvimos una importante discusión. Mamen,
mi mujer, no se creía absolutamente nada y sobre la marcha tuve que inventar
una historia en la que Ana, mi exsecretaria era una espía doble y era amante
del Dr. Cuesta y que estábamos intentando ayudarle para que no cometiera
ninguna tontería y fue mi mujer la que propuso ir a buscar al Doctor para ver
como reaccionaba. Yo me quedé con Ana en mi despacho y Mamen se fue al Hospital
a buscar al Dr. Cuesta, volvió al despacho con él para que nos explicara que es
lo que quería, pero él decidió que primero tenía que hablar él a solas con Ana,
entonces Mamen y yo nos bajamos a tomar un café. Como en una media hora subimos
los dos, Ana estaba dispuesta a colaborar en todo lo que fuera necesario pero
Alvaro Cuesta no atendía a razones y tan obsesionado estaba que, en un momento
dado sacó un cuchillo parecido a esos de monte y se lo puso en el cuello a Ana
y con una expresión de absoluta locura nos dijo que nos fuéramos al banco y que
sacáramos el dinero porque esa misma tarde iba a desaparecer con ella y lo necesitaba
ya. Como sabe, la sucursal está en el bajo de este mismo edificio y yo tenía y
sigo teniendo una caja fuerte allí, sacamos el dinero, subimos y al abrir la puerta allí estaba Ana en el suelo – señaló a un
lado de su mesa – mientras el Dr. Alvaro Cuesta le estaba dando un masaje
cardíaco con una fuerza descomunal. Con sus dos manos apoyadas en el pecho, le
empujaba de tal manera que parecía querer levantarla del suelo
- ¿Qué
ha pasado? – pregunté angustiado
- Ha
tenido una parada cardíaca y estoy intentando reanimarla – me contestó sin
dejar su masaje cardíaco, pero no creo que lo consiga
- ¿Estaba
seguro que la chica estaba muerta?
- Completamente.
- ¿Lo
pudo comprobar?
- No,
pero vi como se le caía la cabeza hacia un lado y la expresión de su cara era
de estar como muerta.
- ¿Tiene
mucha experiencia en ver cadáveres?
- Últimamente
no, pero hace años era uno de los abogados del Juzgado de Primera Instancia y
ahí si que tuve la oportunidad de ver muchos.
- ¿De
accidentes de tráfico?
- Sobre
todo, pero también por otros motivos.
- Ya
– El Inspector miraba a Fernando mientras encendía un Ducados que mantenía
entre unos dedos gruesos manchados de nicotina - la Señorita supuestamente
asesinada ¿era su amante?
- Nos
veíamos con cierta frecuencia
- Ya
– el Inspector aspiró el humo de su cigarrillo expulsándolo por la nariz - y el
supuesto asesino me dice que se llama Alvaro Cuesta
- Si
– respondió con prontitud Fernando
- ¿Sabe
Usted qué relación tenía con ella?
- La
información que yo tengo es de hace unos días y parece ser que se habían conocido
en una fiesta y se había enamorado de ella, pero Ana le explicó que salía
conmigo y por eso fue por lo que, como le contaba antes, Alvaro intentó hacerme
chantaje obligándome a pagarle una importante cantidad de dinero y de lo
contrario le contaría toda la historia a mi mujer.
- ¿Tiene
pruebas de todo lo que me está contando?
- Por
supuesto – Fernando se acercó a la ventana desde donde se apreciaba una
inmejorable vista de la capital de España – Como sabe los despachos de los
abogados de cierto prestigio cuentan con distintos sistemas de seguridad y yo
tuve oportunidad de ver la cinta donde está grabada la entrevista con Alvaro
Cuesta y supongo que ahora también estará el resto.
- ¿Podríamos
verlo?
- Un
segundo que aviso al Jefe de Seguridad.
Fernando
marcó un número de teléfono y al cabo de unos segundos le confirmó al Inspector
Materoza que el Jefe de Seguridad iba hacía su despacho con todo el material
disponible.
No
pasarían mas de diez minutos cuando sonó le timbre de la puerta y apareció un
hombre de mediana edad, con un traje azul marino exquisitamente planchado que
saludó a Fernando Altozano con un respetuoso apretón de manos y se mostró
sorprendido ante la presencia de Raul Materoza del que había sido compañero en
aquellos tiempos en que ambos fueron compañeros en la Academia de Policía de
Avila y posteriormente en la Comisaría de Alcalá de Henares hasta que por
razones del destino, el Comisario siguió en la Policía y Jesús Gracianos se
pasó a cuestiones de seguridad en la vida civil.
Ambos
amigos se fundieron en un abrazo intenso
- Hombre,
Jesús, cuanto tiempo sin verte.
- ¿Qué
tal estás?
- Muy
bien.
- Me
alegro – El Jefe de Seguridad del edificio Mantuano en el que estaba ubicado el
despacho de Fernando Altozano – miró al Abogado - ¿en que puedo ayudarle?
- El
Inspector, al que parece que conoce, quiere ver las grabaciones de mis
conversaciones con el Dr. Cuesta y sobre todo lo que ha ocurrido esta mañana en
mi despacho
- ¿El
Doctor Cuesta es el que le quiere hacer chantaje?
- Si.
- Muy
bien, déjeme cinco minutos y lo vemos – Jesús Gracianos abrió un pequeño
ordenador y comenzó a suministrar datos - ¿desde que hora mas o menos quiere
ver la grabación? Ya sabe que las nuevas disposiciones no nos permiten grabar
en el interior de los despachos antes de las diez de la mañana.
- Muy
bien, pues desde esa hora ¿Le parece bien Inspector?
- Si,
si, cuanta mas información mejor
No había ni siquiera
transcurrido la mitad del tiempo solicitado por el encargado de la seguridad
del edificio cuando éste, dándole la vuelta a un pequeño ordenador, mostró con
nitidez una entrevista que se había desarrollado hace unos días entre Fernando
Altozano y Alvaro Cuesta y gracias a ella el Inspector Materoza se hizo una
composición de la situación completamente real y a continuación el de seguridad
siguió manejando las teclas tratando de encontrar lo ocurrido ese mismo día por
la mañana
- Como
pueden apreciar, la grabación en su despacho comienza a las 10 horas
- ¿Y
antes no hay nada? – la pregunta trataba de esclarecer los hechos desde el
principio.
- Bueno
tenemos las grabaciones en los pasillos o en la entrada principal, pero no en
los despachos porque la Junta Directiva llegó a la conclusión que salía muy
caro mantenerla. Bien, veamos que hay por aquí – el de seguridad manejaba el
ordenador con suma facilidad – aquí está – dijo girando la pantalla hasta
enfrentarla con el Inspector - Como
puedes ver el Dr. Cuesta está dándole masaje cardíaco a la chica y aquí, justo
aquí se abre la puerta y aparece usted, Don Alberto y su mujer y mantiene una
conversación con el presunto asesino:
- ¿Trae
el dinero? - preguntó Alvaro girando un poco la cabeza sin advertir la cara de
sorpresa de sus presuntos chantajeados.
- Si
– contestamos con cara de horror – pero ¿por qué la has tenido que matar?
- Yo
no la he matado. Estaba en el sillón y de pronto ha tenido una parada cardíaca
y por eso estaba intentando reanimarla. Necesito que me hagáis un favor - El
Dr. Cuesta continuaba con las labores de reanimación – id al hospital, en la
tercera planta preguntáis por Loli y le decís de mi parte que necesito urgente
un equipo de reanimación. Venga daros prisa. Mamen y yo salimos rápidamente y
mientras íbamos en el taxi decidimos antes de hacer cualquier otra cosa avisar
a la Policía y ahí entra Usted en escena.
- Perdón,
pero por alguna razón que habrá que investigar, aquí se acabó la grabación.
- Ya
tampoco es muy necesaria porque cuando llegamos al despacho no había ni cadáver
ni nada, ¿No les parece todo como muy raro? – El Inspector volvió a encender un
cigarrillo con lentitud
- Por
supuesto, pero lo único que se nos ocurre es que estamos hablando de un loco y
las reacciones pueden ser imprevisibles.
- En
fin – El Inspector se puso en pié –continuaremos con la investigación y supongo
que en pocas horas el cadáver aparecerá tirado por algún barranco – les
mantendremos informados.
Nada mas
salir la policía por la puerta del despacho Mamen y Fernando se situaron en un
rincón del amplio despacho donde sabían que no llegaban las cámaras de
seguridad, se abrazaron y entre lágrimas comentaron
- Se
acabó, los registros dirán que el Dr. Cuesta la mató y nadie sabrá que en la
copa llevaba seis Orfidales. Todo el mundo creerá que es una crisis cardíaca,
Alvaro Cuesta pasará sus buenos años en la cárcel, tu te has quitado un
pretendiente de encima
- Y
tu una novia que podía modificar mucho nuestros planes y
seguiremos con los mejicanos con
lo cual aquí paz y después gloria.
- Hay
que reconocer que hemos tenido suerte. Ha sido una jugada maestra.
- Vete
a casa y luego nos vemos.
- Hasta
luego Mamen.
- Hasta
luego Ilustre Abogado Altozano.
Pues es verdad, el final está bastante líado, pero como el asesino o los asesinos nunca se salen con la suya y la justicia siempre gana espero que en el último capítulo ocurra alguna novedad importante.
ResponderEliminarSea lo que sea ha sido una novela muy interesante y entretenida. La enhorabuena se la daré al autor cuando lea el último capítulo.
Que venga pronto mi sobrina nieta Blanquita y que sea una horita corta.
Un abrazo a todos