Un abrazo para todos/as, ser felices y hasta la próxima.
Tino Belascoaín.
CAPITULO
69.-
El despacho de Altozano
Abogados estaba situado en el piso nueve de uno de los mas modernos edificios
de la capital de España situado muy cerca de la Plaza de Castilla. Fernando
tenía la costumbre, desde que sufrió el infarto, de ir andando con lo que
mataba dos pájaros de un tiro, por un lado hacía casi dos horas de ejercicio
con lo que cumplía las recomendaciones del cardiólogo y por otro disponía de
todo ese tiempo para ir poniendo orden en su cabeza y llegar habiendo planeado
un poco el día a día.
Iba caminando por la
acera, con un buen ritmo, un pequeño maletín de mano de Loewe, una gabardina
sobre los hombros de un traje a medida y el eterno sombrero que le hacía
compañía de manera permanente cada vez que salía a la calle aquellas mañanas
frías del invierno madrileño. Se paró unos minutos a tomar un café en una
cafetería Mallorca acompañado de un recién horneado bollo suizo y en unos pocos
minutos llegó al portal de su despacho donde el portero, como todas las
mañanas, le saludó con un buenos días D. Fernando ¿cómo se presenta el
día?, El Jefe le dio el maletín y la
gabardina y se introdujo en el amplio ascensor que lo subió en unos pocos segundos
al piso nueve. A escasos metros de la puerta un taxi se detuvo casi a la vez y
por la ventanilla una pequeña cámara fotográfica captó el momento en que
Fernando Altozano entraba en el domicilio.
Aproximadamente a los diez
minutos entró una chica que a Mamen, que permanecía en el interior del taxi, le
pareció que era Ana Segura, una secretaria que tuvo Fernando cuando le dio el
infarto. No había cambiado mucho a pesar de los años transcurridos cuando
llevaba informes y papeles a la casa del Abogado mientras éste, siguiendo
escrupulosamente las indicaciones médicas hacía un reposo relativo. Mamen le
hizo un par de fotos y ya apoyada en el respaldo del asiento posterior del taxi
permaneció unos minutos tratando de atar cabos. El taxista la miraba a través del
espejo retrovisor y no pudo por menos que preguntarle si era una detective
privado a lo que Mamen le contestó con una sonrisa que disimulaba su profunda
pena, que no, mas bien soy una mujer enamorada y engañada por su marido. Dicho
lo cual abrió su bolso de piel de
cocodrilo, sacó del monedero un billete de cien pesetas y se lo entregó al
taxista. Cuando Mamen cerró la puerta del vehículo, el taxista desde la
ventanilla abierta le deseó suerte en sus investigaciones.
El ascensor subía
lentamente hasta llegar a la planta
novena. Si Mamen, que conocía muy bien el despacho de su marido, giraba hacia
la derecha, se encontraría con María, la secretaría de toda la vida, pero si en
lugar de seguir por ese camino, giraba a la izquierda, a través de una escalera
interior podía entrar al despacho sin ser vista por nadie. No sabía muy bien
que táctica elegir, pero lo que si sabía es que ésta vez no sería como siempre
una mujer reflexiva si no que obraría según le dictara el corazón y en ese
momento su corazón le decía que lo que tenía que hacer era entrar sin llamar en
el despacho y así lo hizo.
Fue un momento de lo mas
sorprendente para Fernando que se encontraba sentado en uno de los sofás del
amplio tresillo situados a un lado de la puerta que Mamen había abierto
bruscamente. Tenía el rostro desencajado, sin chaqueta, el último botón de la
camisa sin abrochar y la corbata fuera de su sitio, él que siempre llevaba el
nudo minuciosamente en su lugar. Su postura era de total abatimiento y su sorpresa aun mayúscula. De
espaldas, como si estuviera oteando el cielo de Madrid, una chica de melena
larga rubia aspiraba el humo de un cigarrillo mientras se daba la vuelta
comprobando que en el quicio de la puerta estaba Mamen, sin arreglar, con unos
pantalones de andar por casa, una camisa con un pañuelo anudado al cuello y con
cara de pocos amigos
- ¿Se
puede saber que está pasando? – Mamen se dirigía directamente a su marido.
Fernando
abrió los brazos como dando a entender que no había nada que explicar, luego
miró al suelo y se quedó con gesto pensativo hasta que reaccionó:
- No
preguntes nada, porque me imagino que si estás aquí es porque ya sabes lo que
está pasando ¿ o no?
- Esta
noche he oído tu conversación con Ana – Mamen se volvió a hacia la joven
secretaría que parecía haber madurado desde aquella época en que iba a su casa
cargada de papeles y despachaba con Fernando todas las mañanas. Ahora ya no era
aquella jovencita de piernas largas y minifalda que hacía las delicias del
Abogado, no, ahora era una mujer madura, con modales refinados, muy bien
vestida y que trataba de no intervenir, aunque permanecía atenta al desarrollo
de los acontecimientos – comprenderás que después de oir eso de un asunto muy
importante y te quiero, mi amor. etc..etc tenga una cierta curiosidad por saber
lo que pasa ¿no te parece una postura razonable?
- Por
favor, Mamen, por favor – Fernando se sujetaba la cabeza con ambas manos –
estoy metido en un lío y apareces tú.
- Señora.........
– Ana trataba de intervenir
- Tú
te callas - le indicó Mamen y en la mirada hacia aquella mujer iba reflejada
toda su decepción – ahora estoy hablando con mi marido y quiero saber su
opinión no la tuya
- Pero
señora ……
- Te
he dicho que te calles. El que tiene que dar explicaciones es él, no tu.
Fernando
se levantó y se interpuso entre las dos mujeres y mirando fijamente a Mamen
trataba de hacerla comprender que entre Ana y él no había absolutamente nada.
- Ya
se que te parecerá imposible, pero es la verdad – Fernando se acercó a su ex
secretaria - hace mucho tiempo que no la
veía y el hecho de citarla aquí es porque el tal Alvaro Cuesta me quiere hacer
chantaje y la está utilizando igual que a mi ¿lo entiendes?
- No
– Mamen se mantenía en sus trece - ¿como quieres que me crea tal barbaridad?
¿me has visto cara de tonta? Y eso del teléfono de mi amor, ,cariño, no se que
¿eso también entra dentro del jueguecito?
Mamen
miraba hacia la exsecretaria con cara de pocos amigos y a la vez hacia su
marido implorando alguna explicación convincente. Ana sentada en el sillón con
una copa en la mano a pesar de ser muy temprano por la mañana, respiraba con
cierta dificultad y mantenía los ojos muy abiertos esperando la explicación del
Abogado. Mientras tanto Fernando daba pequeños paseos desplazando sus
relucientes zapatos por la moqueta beis que hacía mas confortable el suelo de
su despacho.
- Mamen,
quiero que me escuches con atención – Fernando se acercó a su mujer- tienes que
creerme, aunque yo comprendo que no tiene que ser fácil. Lo primero y principal
es que yo te quiero a ti y que Ana fue algo en mi vida, pero de eso hace mucho
tiempo y desde entonces no he tenido ninguna relación. Si es verdad que nos
hemos visto, siempre en hoteles, eso es verdad, pero no por lo que estás
pensando si no por motivos mucho mas importantes
- ¿Tú
crees que yo me voy a creer algo de todo lo que me estás contando? – Mamen lo
miraba con dureza
- Espera
a que termine y luego piensa lo que quieras, pero primero deja que te cuente.
Es una historia larga – Fernando se sirvió una taza de café solo - ¿quieres
una?
- No
- Todo
empezó hace nueve años. Si, si, parece que fue ayer pero así llevo nueve años.
Como sabes, eso si que no puedes negarlo, empecé a trabajar con la familia Mejia de Méjico, era como su
representante en España y a través de varias sociedades interpuestas que fuimos
creando, el dinero llegaba a España como si lo regalaran. Naturalmente empecé a
hacerme rico, no hacía preguntas y el negocio funcionaba, pero un día, como te
digo hace nueve años, un representante del Ministerio del Interior vino a verme
y me explicó que desde hacía muchos años estaban intentando descubrir una red
de narcotraficantes que, a través de nuestro país ingresaban grandes cantidades
de dinero en diferentes paraísos fiscales y que conocían perfectamente todas
las interioridades de esa red. Sabían que yo ya no era útil para esa
organización y su propósito era acabar con mi vida de una manera lo discreta,
sin levantar sospechas, pero a ser posible sin crear ningún escándalo en el que
se pudieran ver involucrados. Por otra parte, la Unidad de Seguimiento del
Ministerio del Interior, habían logrado introducir a una de sus agentes y les
iba enviando información de manera puntual.
- ¿No
me digas que la espía era Ana?
- Espera,
no te adelantes a los acontecimientos -
Fernando terminó de un sorbo los restos del café que permanecían en el fondo de
la taza que tenía en su mano izquierda – como comprenderás traté de buscar la
mejor manera para evitar que sucediera lo que me estaban contando y no tuve mas
remedio, eso si, por decisión propia, que contarles todo lo que sabía sobre la
organización de los Mejías y a continuación me propusieron y yo acepté que me
uniera a ellos y colaborara en todo. La única condición era que nadie supiera
absolutamente nada de todo esto, porque si
no, la operación no llegaría a buen puerto. Para darle una mayor
credibilidad a ese montaje, los de Ministerio del Interior pensaron que lo
mejor es que yo tuviera una amante, digamos oficial y así volvió a aparecer Ana
en toda esta historia.
- Ya
– Mamen tenía una expresión en su cara
que daba toda la impresión que estaba dispuesta a no creerse ni una sola
palabra.
- Espera
– Fernando la interrumpió cuando estaba a punto de protestar – espera que
termine y luego me haces todas las preguntas que quieras. Lo primero que
hicieron para que tragaran el anzuelo fue organizar una fiesta en la que Ana se
insinuase conmigo y así ellos
- ¿Quiénes
son ellos?
- Los
Mejías, Mamen ¿quiénes van a ser? – Fernando retomó el relato – ellos creerían que yo los podría delatar y se
dedicarían a seguirme a mi y dejarían un poco mas tranquila a Ana. Todo estaba
tan bien planificado que ella y yo teníamos que ser amantes y como los
teléfonos estaban pinchados, de eso estábamos seguros, casi con seguridad que
picarían el anzuelo y en eso estábamos. Ahora mismo, si todo esto te parece una
mentira llamamos al Inspector Gonzalez Alviar y ya verás como te confirma,
punto por punto, todo lo que te he dicho
- ¿No
dices que los teléfonos están pinchados?
- Si,
pero ellos creen que mi despacho está instalado al otro lado de la planta y de hecho allí es donde tienen instalados
sus sistemas para oír absolutamente todo. Aquí no hay problemas. Aquí tenemos
las grabaciones normales de cualquier despacho
- ¿Y
que pinta en todo esto Alvaro Cuesta?
- Esa
es la segunda parte de la historia – Fernando se sirvió otro café – Ayer me
confirmaron desde la oficina del Ministerio que el Médico ese de la UVI forma
parte de la organización de los Mejías desde hace aproximadamente dos meses y
que han decidido que sea él el encargado de retirarme de la circulación pero
haciendo que parezca un crimen pasional y por eso necesita enamorarse de Ana,
pero de paso, está claro que este tipo tiene poco de tonto, se monta una
chantaje para que yo le de un montón de millones de pesetas y entonces
desaparece y si te he visto no me acuerdo
- ¿Se
iría con Ana?
- Eso
es lo que estoy tratando de descubrir porque tanto al Ministerio como a mi todo
lo que está pasando nos parece muy raro
- ¿Me
estás diciendo que Alvaro Cuesta no solo pertenece a una organización mafiosa
si no que además es un chantajista?
- Según
el Ministerio del Interior así es y por ahí es por lo que yo entiendo que
apareciera en mi despacho.
- Pero
¿tu sabes tanto de esa organización como para querer matarte?
- Bueno
– Fernando sabía que para que la historia resultara creíble tenía que contarle
toda la verdad – se bastante mas de lo que parece a primera vista, entre otras
cosas porque cada una de las sociedades creadas tienen un capital mínimo de
cien millones de pesetas y ese dinero yo no se exactamente de donde ha salido,
pero tonto no soy y conociendo sobre todo al viejo Mejías estoy seguro que
tiene que proceder de negocios poco claros
- O
sea que eres de alguna medida como un colaborador del narco mas importante de
Méjico.
- No
como un colaborador, Mamen, no, soy su mano derecha en España y aunque hasta
ahora no me han pedido ningún favor, digamos especial, estoy seguro que en poco
tiempo lo iban a hacer, pero me da la impresión que el tal Alvaro Cuesta se ha
adelantado y trata por su cuenta de aprovecharse de la situación, ya se sabe
que el que roba a un ladrón........
- Perdóname
Fernando pero sigo sin entender que pinta el Dr. Cuesta en toda esta historia.
- Yo
tampoco lo entiendo muy bien, pero a los hechos me remito.
Mamen
trataba de creer a su marido ¿porqué no iba a hacerlo si desde hacía años tenía
la certeza que le era completamente fiel? Si que es verdad que últimamente
ganaba mucho dinero, pero el hecho de crear sociedades de mayor o menor
legalidad no era como para querer matar a nadie, claro que si por en medio
andaban los narcotraficantes todo era posible, pero seguía sin entender que
pintaba en todo esto el Dr. Cuesta y si eso era así, ¿porqué Ana estaba metida
en todo ese lío? ¿sería verdad que era la novia de Alvaro y entre los dos
habían planeado todo?
- El
hecho de que Ana esté aquí es porque me gustaría que me contase que hay de
verdad y de mentira en su supuesta relación con el Dr. Cuesta
Ana miraba
con expresión decidida, sabía que había llegado su momento y no tenía ninguna
razón para permanecer callada
- Ya
lo he hecho y su respuesta no me ha gustado.
- ¿Por
qué?
- No
lo se – Fernando se movió inquieto – y lo peor es que a los del Ministerio
también les parece raro. Posiblemente se trate de una agente doble y es lo que trataba de investigar cuando has
entrado en el despacho.
- Mira
Fernando – Mamen trataba de descubrir algún misterio en lo mas profundo de los
ojos de su marido – a mi todo esto me parece una novela de ciencia ficción o
una película de espías y no se que pensar
- Yo
tampoco – Fernando daba vueltas y mas vueltas por el amplio despacho – pero hay
una cosa evidente y es que Alvaro por alguna razón que no llego a alcanzar lo
que quiere es hundirme para sacar algo contigo. No se por que pero es lo que me
parece.
Ana se
levantó del sillón y se asomó a la ventana. Mamen la miraba como tratando de
entender que pintaba en toda esa historia. La exsecretaria dejó la copa encima
de la mesa y se volvió lentamente
- ¿Puedo
hablar o todavía no?
- Si
– contestó Mamen – me interesa saber tu versión una vez que he oído la de mi
marido. Cuenta todo lo que sepas sin omitir absolutamente nada.
- Muy
bien – Ana se sentó lentamente – lo primero que quiero que sepa es que su
marido dice la verdad. Eso es lo mas importante y lo segundo es que usted
miente, si, si no ponga esa cara que ahora se lo explico. Es verdad que entre
Fernando y yo hubo una cierta relación hace no se cuantos años, es verdad, pero
aquello terminó y por una razón que para usted debía ser un orgullo y es que a
quien realmente quería era a usted y a sus hijos. Por nuestra parte y eso
supongo que se lo puede confirmar Fernando hubo pasión durante unas semanas y
nada mas y luego el destino nos volvió a unir pero esta vez por motivos muy
diferentes. Yo entré en el Ministerio del Interior y me destinaron a una Unidad
no realmente antidroga si no para investigar a los capos de la droga, sobre
todo, colombianos y mejicanos y así volví a contactar con su marido y me di cuenta
que había mucho que investigar porque la capacidad de organización del Abogado
Altozano supongo que la conoce usted mejor que yo y había creado un complejo de
sociedades interpuestas que no había por donde entrar. En esas estábamos cuando
descubrimos también por casualidad que el Dr. Alvaro Cuesta había tratado, de
manera clandestina a viejo Mejías y se podría decir que le había salvado la
vida después de un grave episodio de hipertensión cerebral o algo así y se
estableció una muy buena amistad entre ellos y casi sin darse cuenta lo introdujeron en la red con la
sola intención de relacionarlo con
Fernando. Total que un día me conoció a mi y debo reconocer que me enamoré como
una colegiala de Alvaro lo cual no debía ser muy difícil porque otras ya lo habían
hecho antes – en ese momento Ana miró directamente a Mamen – entre ellas usted,
curiosamente la misma que se pone como una hiena cuando oye que su marido tuvo
una relación conmigo cuando fue mucho mas corta que la de usted con el Dr.
Cuesta.
Fernando
se volvió hacia su mujer y ahora, como si se hubieran invertido los papeles,
era él quien la miraba con la pregunta en el aire
- Te
puedo explicar todo – Mamen permanecía sentada con expresión tranquila y los
argumentos van a ser los mismos que has utilizado antes conmigo. Comprendo que
es difícil de entender pero ten confianza y ahora soy yo la que te pide paciencia y no te creas
todo lo que dice Ana. Es verdad que yo también tuve una corta relación con el
Dr. Cuesta, es verdad – Mamen estaba dispuesta a contar toda la verdad – todo
empezó en el Hospital mientras tu estabas ingresado en la UVI. Es una de esas
personas que te inspira confianza y cuando estás en la puerta de un sitio como
ese lo que estás deseando es que alguien te haga caso, te entienda y te ayude y
ese fue el caso del Dr Cuesta.
- Ya
y esa confianza te va envolviendo y a la cama con él ¿no? – Fernando iba
subiendo el tono de voz
- No
– contestó Mamen con tranquilidad- las cosas no son como tu te las imaginas. No
es aquí te pillo y aquí te mato. Si empezamos a tener una cierta confianza
entre nosotros, pero tu ya no estabas en la UVI cuando estuve con él
- ¡Solo
faltaba!
- Bueno
tú también estabas con otra – Mamen le
dirigió una mirada a Ana que permanecía de pié mirando por el amplio ventanal -
cuando yo estaba pariendo, o sea que vamos a dejarlo. Yo lo que quiero es
hablar con Alvaro Cuesta para que lo mismo que Ana ha contado su versión él
cuente la suya – Mamen tasmbién se levantó – creo que los tres aquí presentes y
también Alvaro Cuesta hemos cometido errores, es verdad que hace mucho tiempo
pero errores al fin y al cabo y lo mejor es aclararlos entre todos. Yo debo
reconocer – esta vez se dirigía a su marido – que he estado a punto de
contártela en varias ocasiones pero por unos motivos u otros no encontré el
momento y por eso ahora vienen estas cosas, pero ya te digo que lo mejor es que
hablemos entre los cuatro - Mamen estaba segura que una entrevista con Alvaro
Cuesta aclararía la situación – pero tengo que hablar con él – sacó del bolso
una pequeña libreta y tomando el teléfono marcó un número
- ¿Alvaro?
-
- ¿Cuándo
puedo hablar contigo? Es muy urgente
-
- Bien,
en un cuarto de hora estoy en el Hospital – colgando el teléfono a
continuación.
Menudo lío. Como está el patio. Lo único que sabemos con certeza es que Ana está muerta. ¿Pero quién la mató? Esa es la incógnita a día de hoy. Como siempre hay que esperar al siguiente capítulo.
ResponderEliminarUn abrazo a todos.
No salgo de mi asombro; entran en acción espías, traficantes, ... Esto vaa terminar como el rosario de la aurora. La muerte de Ana y algo más
ResponderEliminarHasta la próxima semana (si el parto lo permite)
Bss a todos