domingo, 5 de abril de 2015

EL TRIO DE DOS: CAPITULO 67

Queridos blogueros/as: Como podéis suponer no he mandado el capitulo correspondiente a la semana pasada porque "er niño" ha estado pasando la Semana Santa en Málaga donde se ha ido a vivir mi hijo Tito y uno no tiene medios para mandar nada desde ayer, entre otras cosas, porque el pendrive donde está escrito todo esto, me lo dejé en Madrid.
Pensaba enviar como una pequeña crónica de cuando estuve allí y comenzar con algo parecido a:
Ibamos paseando por la playa de la Malagueta, Jesús, el Cautivo, el Cristo de los Gitanos, la Macarena y yo cuando un grupo de encapuchados se empeñaron en llevarnos a hombros, pero no os preocupéis porque no voy a seguir por ahí no vaya a ser que le moleste a alguien y tampoco está uno para andar dando la lata por ahí, pero fue una pena porque seguro que resultaría divertido vernos a los cuatro vueltas por las calles y tomándonos algún pescaíto que nunca viene mal.
Pero la realidad de verdad es que estuve en la playa, comí en chiringuitos, disfruté de mis nietos y algunos de mis hermanos que estaban el la Cala de Mijas y ya estoy de vuelta esperando que ahora seáis vosotros los que disfrutéis de estos últimos capítulos del Trio de Dos, que, igual que los tronos de la Semana Santa van lentos pero seguros y antes o después, llegan a su Iglesia madre, eso si, siempre antes de la madrugá.
En fin, que seáis felices, que comáis perdices y hasta la semana que viene.
Un beso para todos/as
Tino Belascoaín 



CAPITULO 67.- 

El Inspector Cuadros bajaba de dos en dos las escaleras del pequeño apartamento en el que había permanecido casi cuatro horas mientras en su cara se reflejaba una sonrisa recuerdo de todas las notas que había tomado aquella tarde.
Reconocía que había sido una entrevista rara. Lo primero el sitio, uno no es ningún chaval, eso ya lo se, pero meterme en una especie de edificio de okupas todavía me da como no se que y encima la tal Laura me dice que ella de hippy no tiene nada. Parece mentira que la íntima amiga de Ana Segura sea así. No conocía a Ana de nada, pero si a su madre y alguna de sus hermanas y lo que menos le pegaba era ser de este tipo de movimientos ciudadano, aunque a lo mejor ella no era y si su íntima amiga Laura. La entrada fue curiosa, El Inspector Cuadros con su gabardina usada doblada en su brazo derecho, el sombrero de fieltro ladeado en su cabeza, la corbata sin ajustar el nudo y una media sonrisa tratando de dar confianza a una chica joven, ni fea ni guapa, con una coleta anudada con un pañuelo rojo, unos pantalones de rayas como de pirata, una camisa medio abierta que le hacía asomar un pecho pequeño pero bien conformado y unas botas altas con unos cordones a medio atar
-      Pasa – la voz salía de una zona próxima a la puerta – no tengas miedo que no muerdo
-      Señorita Laura Domínguez – preguntó el Inspector después de introducirse lentamente en el pequeño espacio separado del resto de la sala por una cortina que hacía las veces de tabique.
 - Usted debe ser el Inspector que me llamó antes ¿me equivoco?
-      Efectivamente soy el Inspector Cuadros, de la Policía Judicial – afirmó mientras se quitaba el sombrero - ¿puedo pasar?
-      Por supuesto – contestó Laura mientras le extendía una mano delgada indicándole donde se debía sentar
-      Supongo que ya sabe a lo que vengo ¿verdad?
-      Por supuesto – Laura liaba un pequeño cigarro de marihuana con movimientos mil veces repetidos - ¿quiere uno?
-      No, gracias
-      Espero que no me diga que esto es un delito – Laura aspiró el humo lentamente echándolo por la nariz
-      Sabe de sobra que no se lo voy a decir porque, entre otras cosas, el consumo está permitido. Otra cosa sería que se dedicase a traficar, eso si que sería punible.
-      No es mi caso – Laura cruzó las piernas adoptando una postura como si de yoga se tratase - ¿Qué quiere saber de Ana?
          - Todo – y así estuvieron cuatro largas horas en las que salió de todo, amistades, trabajos, juergas, compras y mil cosas mas que Santos iba anotando lentamente como si se tratara de las memorias de la amiga mas íntima de la asesinada. 
Laura le cuenta al Inspector Santos Cuadros en una larga conversación como Ana conoce a un Médico de UVI y empieza a salir con él, como si fuera una relación normal. El estaba muy interesado en que le contara todo lo relacionado con el Abogado Fernando Altozano con el que Ana había trabajado hacía algunos años. Al principio ella le contaba solo su relación laboral, pero después de algunos días también le contó que había tenido una relación con él. Todo empezó con unas copas y se fue complicando hasta pasar varios fines de semanas juntos en algún Parador a las afueras. Esa relación duró, de manera esporádica pero repetida, por lo menos un año. Alvaro Cuesta, el Médico le preguntaba por la mujer del Abogado y por lo que ella sabía, Mamen, que así se llamaba no sabía absolutamente nada de las aventuras de su marido Ana le explica que Fernando se enamora perdidamente de ella y le promete que va a dejar a su mujer, se divorciará y se irán a vivir juntos, pero casi de una forma milagrosa desaparece como si se lo hubiera tragado la tierra y durante tres  años no tiene ni idea de donde se ha metido su teórico enamorado y su familia. No contesta a sus llamadas y nadie sabe nada de nada. El tiempo que lo borra casi todo hace que Ana se olvide de aquella relación y un día, como si se hubiera producido otro milagro apareció y volvieron a las andadas, pero esta vez ya sin ninguna atadura ni compromisos de ninguna clase. Fernando no le volvió a repetir que dejaría a su mujer y Ana no preguntaba. Ya llegaría el momento oportuno y en esas estaba cuando apareció en su vida Alvaro Cuesta.
Pasadas unas semanas el Médico invitó a Ana a pasar un fin de semana una vieja casa en las proximidades de un pequeño pueblo de la provincia de Avila y allí viven un maravilloso romance y al poco tiempo, Laura empieza a notar cambios en su amiga, no sabría decirle cuales pero algo raro pasaba y Ana no se abría a explicárselo. Sin embargo hacía poco mas de dos semanas, Ana llegó un día y después de derramar infinidad de lágrimas, pidió un porro, cosa que nunca hacía y confesó que Alvaro Cuesta la sometía a sesiones de hipnosis, solo de palabra hasta entonces pero que el día anterior le había inyectado algo en un brazo y ya no sabía que había ocurrido. Hasta entonces ella controlaba la situación y hasta le resultaba divertida, pero ahora yo no sabía que hacer. Quería dejarlo, pero no sabía como y ya le había amenazado que la semana siguiente seguirían, esa vez con mas medicación porque cuando estaba bajo los efectos de los fármacos le contaba cosas muy interesantes. Ella era consciente que su personalidad estaba en manos de ese hombre que empezó muy bien y cada día que pasaba se iba como volviendo loco, incluso llegó a decirle que a partir de ese día la llamaría siempre Mamen porque ella era Mamen, la mujer de Fernando Altozano.
-      ¿Ana tenía miedo? – El Inspector Cuadros sabía que, poco a poco, estaba llegando al final de la investigación.
-      Mucho – Laura se dio la vuelta y sin levantarse del sillón lloraba de una manera inconsolable – lo peor es que la avisé que lo dejase y por lo que se ve no lo hizo.
-      ¿Usted cree que él la mató?
-      No lo puedo demostrar – Laura miró fijamente a los ojos del Inspector – pero estoy absolutamente segura que si
-      ¿Y como apareció en la sierra?
-      Perdone que me meta donde no me llaman porque el Policía es Usted, pero ¿no le parece bastante fácil meter un cadáver en un coche y  tirarlo por ahí en cualquier cuneta?
-      Está claro que si, pero como muy bien dice, eso hay que demostrarlo
-      Ya – Laura estaba pensativa, tenía los ojos llorosos, cosa que le ocurría siempre que hablaba de su amiga – lo único que puedo hacer es ofrecerme para ayudarle en todo lo que pueda, pero no se como.
El Inspector Santos Cuadros se levantó y se quedó mirando por una ventana. El paisaje era absolutamente urbano con una casa enfrente que casi se podía tocar con la mano y a los lados bloques de casas que no permitían ni siquiera ver el azul del cielo. Su cabeza daba vueltas una y otra vez tratando de buscar alguna forma de contactar con el asesino para que confesase su crimen, pero era consciente que no tenía ninguna prueba fiable como para acusarle. Pensó que él, como Policía, no tenía nada que hacer porque lo negaría todo, pero
-      Laura creo que se la forma como puedes colaborar ¿estarías dispuesta a correr un cierto riesgo por tu amiga Ana Segura?
-      Claro que si.
-      Bien – el Inspector comenzó, como era norma habitual, a planificar la situación como si fuera a ocurrir en ese momento-  tenemos que buscar la fórmula que hables con él para que si cree que sabes algo intente llevarte a su domicilio y hacerte lo mismo que a Ana. Primero nosotros pondremos micrófonos ocultos para tenerte en todo momento controlada, después tu te dejas hipnotizar, nosotros grabamos todo y si se delata él solo mejor. ¿Qué te parece?
-      Tengo miedo, pero todo sea por Ana.
-      Bien – el policía estaba seguro que si montaban bien la operación, sería el final para el Dr. Cuesta, pero tenía que conseguir con seguridad que a Laura no le pasase nada. En base a sus años de experiencia no sabía porqué pero tenía la impresión que se encontraban ante un psicópata que tenía algo contra  Fernando Altozano y poco a poco se iba mostrando con toda claridad y a saber donde terminaría todo. Lo primero sería hablar con el Abogado y evitar que se pusiera en contacto con él hasta que el dispositivo policial estuviera a pleno rendimiento.

-  Tenemos una nueva misión que cumplir y espero que estén atentos a mis explicaciones ¿de acuerdo?
Los nueve subcomisarios que colaboraban estrechamente con el Inspector Cuadros movieron sus cabezas afirmativamente
-      Vamos a intentar que el que yo creo que es el asesino de Ana Segura se delate él solo y para ello necesito que primero lo vigilen durante dos días, entre tanto colocaremos micrófonos ocultos en toda su casa y cuando esté todo preparado buscaremos la fórmula para que Laura, la íntima amiga de Ana, se deje ligar por el asesino y la invite
-      Perdone Jefe – El subinspector Toledo levantó la mano
-      Dime Joaquín
-      ¿Se conocen la tal Laura y el supuesto asesino?
-      Yo creo que no, por lo menos eso es lo que dice Laura, pero ante la duda uno de nosotros deberá cuando lo decidamos controlar a la chica, por si el asesino quiere continuar matando gente
-      ¿Estamos hablando de un asesino en serie? – esta vez le tocó el turno de preguntas a la Subinspectora Santaolaya
-      En principio no parece – Santos Cuadros miró directamente a los ojos de cada colaborador observando que estaban dispuestos, como siempre, a trabajar para descubrir a un asesino - pero os pongo un poco en antecedentes para que me déis vuestra opinión. El que yo creo que es el asesino de Ana Segura, la chica que parece que atropellaron en Navacerrada hace unos días, es un Médico que salía con ella y parece ser que la sometía a sesiones de espiritismo, hipnosis o casas por el estilo y que por lo que parece se pasó en la dosis y la mató. A continuación la metió en el coche y la dejó en una cuneta para que pareciera un atropello, pero la autopsia ha revelado que falleció casi tres horas antes sin poder precisar de que, pero lo verdaderamente cierto es que no había ningún signo de violencia ni tampoco motivos para que la asesinara, pero eso fue lo que supuestamente hizo y a base de hablar con unos y con otros pensamos que si Laura consiguiera que la llevase a su casa, es posible que intente hacer lo mismo con ella
-      ¿Para que el asesino sepa si Laura sabe todo o no? – la Subinspectora Rodri preguntó
-      Posiblemente, aunque es todo una hipótesis porque ninguno sabemos si tiene intención de denunciar el caso
La Subinspectora continuó con su razonamiento:
-      Está claro que el asesino, sea el Médico o quien sea, no tiene ninguna intención de denunciar nada, entre otras cosas porque han pasado mas de cinco días y tiempo ha tenido mas que de sobra. El tío está esperando que nadie sepa nada y que la cosa se quede como un asesinato mas de los muchos que se quedan sin resolver y aquí paz y después gloria.
-      Precisamente eso es lo que nosotros tenemos que evitar.
-      Entonces está claro que Usted tiene razón, lo mejor es que la tal Laura se ponga en contacto con él y se lo diga directamente.
-      Si, pero tenemos que planificarlo bien – El Inspector trataba de no dejar ningún cabo suelto – porque no sabemos si en el momento que se entere  que Laura lo sabe, la quiere matar a ella también para así eliminar todas las posibles pruebas.
-      Pero – El Subinspector Gracia tomó la palabra - ¿seguro que fue el Médico el que la mató? Porque lo mismo estamos suponiendo todo eso y resulta que no es verdad.
-      Por eso es por lo que yo creo que debe ser él, si es que fue el asesino, el que se delate y que tengamos pruebas porque si no, todos sabemos lo que pasa que llega al Juez y como no está claro lo mandan a su casa.
-      Y la tal Laura ¿es consciente del lío en que se puede meter?
-      Si – El Inspector Cuadros se acordaba de la conversación mantenida en su casa el día anterior – porque está convencida que fue él el que la mató y con tal de que lo condenen por asesinato es capaz de lo que sea por su amiga
-      Entonces la cosa está fácil – era el Subinspector Toledo interviniendo otra vez – unos tenemos que controlar a la chica y otro blindar la casa para que no quede ni un centímetro que no esté bajo la mirada de alguna cámara.
-      ¿Dónde vive?
-      Casi al final de la Castellana, muy cerca del Hospital donde trabaja.
-      Bien, si le parece la Rodri y yo seguimos al Médico.
-      Bueno y Sara y Luis se encargan de la casa ¿de acuerdo?
-      Por nosotros no hay problemas – casi al unísono contestaron los dos - lo único es saber sus horarios para que no nos descubra en plena faena.
-      Por supuesto – el Inspector era consciente que su idea primitiva iba tomando forma – en un par de días seréis informados y mientras tanto Jose y Julia pegaros a Laura como lapas y no la dejéis ni a sol ni a sombra y de momento casi es mejor que ella no os conozca.
-      Muy bien, Jefe

-      Pasado mañana a las ocho nos volvemos a juntar aquí, pero creo que una vez controlada Laura podemos esperar unos días mas, incluso semanas.

2 comentarios:

  1. Que emocionante está la cosa. Vaya con el Doctor; que engañados nos tenía. Que lío de novela; todos los protagonistas se entrecruzan.
    Este previsible desenlace no me lo esperaba.
    Tino, anímate a un relato procesional; has dado unas pinceladas muy buenas. Falta el Cristo de la Buena Muerte y la Legión.
    Hasta la próxima semana o la siguiente; depende de la nueva nieta.
    Besos a todos

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  2. El Tío Javier Belas8 de abril de 2015, 0:22

    Acabo de llegar de Mijas en donde no ha estado nada mal la Semana Santa.
    Ya me imaginaba que tenía que haber relación entre Ana, Mamen, Fernando y Alvaro pero nunca pensé que íbamos a llegar a un asesinato. Emoción e intriga a tope a ver como se resuelve el asunto.
    Un abrazo a todos.

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