viernes, 20 de marzo de 2015

EL TRIO DE DOS: CAPITULO 66

Queridos blogueros/as: ¿Os habéis dado cuenta como pasan las semanas? con las bromas, entre pitos y flautas, vamos por lo menos por la 66 y eso sin contar algunas, como las del verano, que me las he saltado tan ricamente, pero bueno, lo mejor es que lo podamos contar. Señal que la vida sigue y eso es lo mas importante.
Como siempre, tengo que reconocer que no me acuerdo cual era, en su momento, el motivo de cada capítulo, pero éste ha debido ser un poco como de preparación al parto, como esas ecografías que hacen ahora a las embarazadas y un poco nos van sacando de dudas, en este caso, sobre lo que va ocurriendo o por lo menos a mí me lo parece. Otra vez aparece el tal Alvaro Cuesta y eso que ya han pasado unos años y el tío pesado insiste, no se sabe muy bien para que, las cosas del amor deben de ser así, ¡digo yo! pero con todo el tiempo que ha pasado se podía haber buscado una novia y dejarse de darle la tabarra a la pobre Mamen que está tan ricamente con su marido. En fín, paciencia que todo se andará pero este final mas parece una novela rosa que lo que yo quería que era una novela negra, pero bueno se verá porque en cada capítulo algo cambia y de los siguientes no me acuerdo ni de que van.
Hasta la próxima semana. Ser felices a pesar de podemos, porque seguro que si nos empeñamos, si que podemos, pero solo con el pensamiento porque en las urnas eso ya es otra cosa.
Un abrazo
Tino Belascoaín
 (con acento en la ín para disgusto de los navarros que dicen que es sin acento.)

CAPITULO 66.- 

Desde el cuarto de estar oyó como alguien abría la puerta de la calle y al segundo un hola de Fernando que saludaba alegremente a todo el que pudiera oirle.
-      ¿Hay alguien en casa?
-      Si – contestó Mamen dejando las agujas de calcetar con las que estaba haciendo una chaqueta a la niña de su amiga Piluca que había nacido hacía unos meses, a la vez que se retiraba las gafas que solamente utilizaba de manera puntual - ¿Qué tal ha ido el día?
-      Bien – Fernando le dio un beso mientras se quitaba la chaqueta y se aflojaba el nudo de la corbata – el despacho sigue como siempre y tú ¿dónde has estado?
-      Por la mañana estuve de compras con Mari Carmen, comimos en una cafetería y luego me fui a casa de Bárbara que hoy tocaba partida de bridge y a las siete y pico me vine para aquí.
-      ¿Tienes algún plan para el sábado?
-      En principio no ¿por qué?
-      Todavía no lo se seguro, pero me da la impresión que nos va a invitar a comer Mariano Improba.
-      ¿El de Burgos?
-      Si – Fernando se sirvió en una copa un cantidad escasa de whisky – tiene un negocio a la vista y quiere que le asesore desde el punto de vista legal
-      ¿Y para eso tengo que ir yo?
-      ¡Que quieres que te diga! Para eso no, pero a mi me gustaría que me acompañaras porque irme solo hasta Burgos no es algo que me apetezca especialmente, pero bueno si no quieres tampoco se va a caer el mundo lo único es que entonces en lugar de ir en coche me iría en tren.
-      ¿Tu quieres que vaya?
-      Pues claro – Fernando bebió un poco de whisky – eso me llevará un par de horas y luego nos podemos comer un buen cordero
-      ¿Solos o con ese pesado?
-      Mamen, por favor, si no quieres ir, di que no y ya está
-      Me parece que te lo estoy diciendo bien claro
-      Bueno, venga vamos a hablar de otra cosa que no tengo ganas de ponerme de malhumor.
Mamen abrió el HOLA por las páginas referentes a bodas de familias conocidas y se lo enseñó a su marido
-¿Has visto? Se ha casado la hija de Julio y Maria Sanjuan
- ¿Esta es la que estaba en Francia?
-  Yo creo que si
-  Es muy guapa ¿verdad?
-  Tiene a quien salir
-  Eso también es verdad porque la madre de joven era una mujer bandera.
-  ¿Tu saliste una temporada con ella?
-  Si, pero no duró nada – Fernando la recordaba como algo muy pasajero – se conoce que ella buscaba algo mejor.
-  Ya – Mamen continuó hojeando la revista mientras que su marido, como todas las noches se enfrascaba en el crucigrama del ABC y ya no levantaba la vista hasta que lo terminaba. Casi sin levantar la vista del periódico Fernando comentó:
-  ¿Sabes quien me ha llamado hoy por la tarde al despacho?
-  ¿Quién?
-  No se si te acordarás de él, un tal Alvaro Cuesta
Mamen de manera casi automática escondió su rostro detrás de la revista que estaba leyendo y tratando de mantener la calma preguntó:
-      Si, hombre, si era uno de los Médicos de la UVI que te atendió cuando el infarto y ¿qué quería?
-      Eso me gustaría a mi saber – contestó Fernando sin quitar la vista del periódico mientras escribía la tercera horizontal correspondiente a capital de una provincia catalana – me ha tenido un buen rato al teléfono y al final no me he enterado. Eso si que quiere hablar conmigo para un asunto que puede  ser muy interesante, pero no me ha querido decir qué
A Mamen un color le iba y otro le venía haciendo que las hojas de la revista tras la que se escondía cambiaran casi de color. Hacía muy pocos días que había hablado con él y se temió lo peor.
-  Y al final ¿en que habéis quedado?
-  Que me llamaría la semana que viene y que te diera recuerdos de su parte.  El caso es que no tengo ni idea quien es, pero él parecía acordarse muy bien.
-  Yo si que se quien es – Mamen intentaba mantener la tranquilidad – porque era el que me informaba casi todos los días de tu evolución y le estoy muy agradecida porque gracias a él también podía estar mas tiempo contigo en la UVI.
-  Ya- Fernando seguía con el bolígrafo en la mano dándole vueltas a la siete vertical que era algo como calofate, califote, calafate, eso es calafate población argentina – lo curioso es que él se acuerda perfectamente de mi y hace ya un montón de años.
Mamen dejó la revista a un lado, se acercó por detrás a su marido que seguía enfrascado en el crucigrama, le rodeó con los brazos y después de darle un beso en la nuca le dijo de una manera insinuante:
-      Es lógico que se acuerde porque tú eras un enfermo muy especial
Fernando se agarró a los brazos de su mujer y la apretó con fuerza
-      ¿Cuánto de especial?
-      Todo y tu lo sabes
-      Bueno, bueno, esto se pone interesante, pero teniendo en cuenta que llevamos treinta y tantos años casados lo primero cenar y después ya veremos.
-      ¡Que materialista eres! Para un día que te hago proposiciones me sales con eso de ¿qué hay para cenar? Solo falta que me digas cariño y ya haces la faena completa.
-      Si quieres que te diga la verdad, me apetece mucho mas tu proposición que el resto, pero lo que pasa es que el hombre es un animal que necesita comer y si no lo hace se muere
-      Ya, ya, menuda cara

Alvaro Cuesta colgó el teléfono y se quedó un rato con la mente como en blanco. Permanecía sentado en el sillón de su pequeño apartamento cercano al Hospital, la guardia del día anterior había sido bastante movida y lo único que le apetecía era cerrar los ojos y dormir, sobre todo después de haber hablado con Fernando Altozano y dejar para la próxima semana la entrevista que había imaginado desde hacía tantos años y que la había aparcado en un rincón de su cerebro pero que ahora volvía a asomar después de haber hablado con Mamen aunque solo fuera por teléfono.
-      Parece mentira como se puede querer tanto a una persona a pesar de no verla durante años y años - pensó – pero eso es lo que me pasa a mi. No me hubiera gustado que se hubiera convertido en una obsesión, pero así ha sido y así hay que aceptarlo y tampoco me imaginaba que llegaría a ésta situación pero tengo que hablar con su marido porque si le hago la vida imposible, la relación de pareja seguro que se tiene que deteriorar y por ahí espero volver a tener alguna oportunidad, de lo contrario no se que va a ser de mi vida ahora que, por fin, Mamen  ha aparecido.
El apartamento se fue oscureciendo como si una nube negra lo envolviera y Alvaro se durmió profundamente. No soñó o por lo menos si lo hizo no se acordaba y solamente se despertó cuando el timbre del teléfono sonó insistentemente. Primero movió el brazo derecho desplazándolo alrededor de la pequeña mesa que estaba al lado del sillón, a continuación se estiró todo lo largo que era en el sofá donde había estado placidamente dormido y por fin localizó el aurícular y con voz pastosa preguntó:
-      ¿Dígame?
-      ¿Alvaro?
Fue oir la A de Alvaro y ya sabía que era Mamen la que llamaba. Se despertó como si le hubieran echado un cubo de agua fría sobre la cabeza, se sentó en el sillón y esbozó una sonrisa:
-      Parece ser que mi estrategia ha dado resultado ¿verdad, mi amor? – contestó con una voz suave
Mamen había llamado sin pensar y era tal su enfado que estaba dispuesta a dejar resuelto ese asunto lo antes posible
-      Alvaro deja en paz a mi marido o de lo contrario te voy a poner una denuncia por acoso que acabas en la cárcel ¿te has enterado?  Que no te lo tenga que volver a repetir – dicho lo cual colgó sin dejar ni un solo segundo que su interlocutor tuviera tiempo para responder.

El Forense Nicolás Lopez García y el Inspector Santos Cuadros habían quedado para comer en el bar “Carmina” situado a escaso metros de la Comisaría, lugar habitual de descanso de los policías a la hora del almuerzo. Era un bar pequeño con una barra imitando a latón entrando a mano derecha, donde se ubicaba la máquina de café y cuatro grifos con cervezas de distintas graduaciones. Las copas estaban situadas en una especie de hierro circular de color blanco por encima de las cabezas de los clientes y presidiendo estaba Carmina, la dueña, una mujer de mediana edad, cántabra, de manos enormes, cabello corto, morena, atractiva pero mas por su simpatía que por sus facciones, amiga de todos los que entraban por la puerta y solícita para atender a sus muchos clientes. A la hora de mas lío, la ayudaban dos camareras que hacían las delicias de los comensales, la mayoría policías fuera de servicio en esas horas del mediodía, una cubana con todos los atributos de las mujeres del Caribe y otra ucraniana, todo lo contrario que su compañera, cuerpo pequeño, ojos azules que te traspasaban y una manera de hablar en la que se mezclaban palabras de su país con otras en un castellano aprendido en muy pocos meses. Las dos sabían todo de la mayoría de los que se sentaban a las mesas y normalmente les llamaban por sus nombres, excepto a las que ellas consideraban como de mas edad, a los que respetuosamente trataban de usted, aunque su actitud era igual de insinuante que para el resto de jóvenes que llenaban el local.
El Inspector, como siempre, estaba sentado dando la espalda a la pared, en un mesa para dos que le había indicado Carmina y mirando directamente a la puerta de entrada. El Forense sentado enfrente parecía no terminar nunca de darle explicaciones. Habían tomado primero una sopa de fideos y ya estaba saboreando una merluza a la gallega que en su plato de barro estaba para chuparse los dedos. La verdad es que en Carmina se comía francamente bien y si no te salías del menú, la cantidad a pagar era mínima
El Inspector levantó la mano y solicitó dos cafés cortados y dos chupitos de hierbas
-      Ya te digo – el Forense se incorporó un poco hacia delante – yo me inclino porque alguien la mató y casi inmediatamente la trasladó a la sierra y allí la tiró a la cuneta para que pareciera un atropello, pero esa pobre chica, para mi que fue envenenada o algo parecido
-      ¿Signos de violencia?
-      Ni el mas mínimo arañazo
-      O sea que conocía a su agresor
-      Eso lo dices tú como Policía porque yo no lo puedo afirmar.
-      Hombre – Santos le miró a los ojos - ¿tú conoces a alguien que lo vayan a matar y no intente, por lo menos, agarrarse a su agresor?
-      Eso es lo habitual siempre y cuando estés consciente, pero si estás, mas o menos dormido, no estás en situación de reaccionar.
-      Y ¿no has visto nada en la autopsia?
-      No - Nicolás Lopez García se bebió el chupito de hierbas de un solo trago – y el que lo hizo sabía lo que se traía entre manos porque no hay ni una sola huella
-      Todo con guantes
-      Si y como muy aséptico – El Médico Forense miró a su amigo a través del cristal del pequeño vaso vacío – parecía como si la chica estuviera conforme con su suerte
-      ¿Y eso?
-      No se, la expresión de su cara es de absoluta tranquilidad y eso es lo que mas me llama la atención. Por no tener no tiene ni la mas mínima señal de sufrimiento.
-      ¿Cómo si estuviera anestesiada? – preguntó el Inspector
-      Si, pero tampoco – Nicolás Lopez García volvió a adoptar una postura como de no saber por donde empezar -  porque los gases anestésicos dejan unas secuelas en los pulmones que se ven a simple vista
-      ¿Los has mandado a analizar?
-      Si, claro, por supuesto, pero no va a salir nada
-      ¿Y entonces?
-      Pues eso digo yo – una pausa volvió mas interesante su afirmación – este es el típico asesinato que por nuestra parte va a ser muy difícil de aportar pruebas
-      Bueno, hombre tampoco te pongas así – el Inspector Cuadros, le apretó el antebrazo a su amigo – en peores plazas hemos toreado y hasta ahora hemos resuelto todos los casos
-      Excepto el del ruso ¿te acuerdas?
-      Bueno, bueno, ten paciencia porque lo mismo te doy una sorpresa un día de estos
-      ¿No me digas que después de casi tres años tienes alguna prueba?
-      Es posible – Santos Cuadros apuró lentamente su café cortado – hace unos días detuvimos a uno buscado por la Interpol por un asunto de drogas  y tiene toda la pinta que fue el que acabó con la vida de su compatriota
-      O sea que ¿ya lo ha confesado?
-      Bueno ha empezado a contarnos cosas y todo parece indicar que vamos por el buen camino.
-      Eso es lo que llaman por ahí la insistencia en la investigación – sonrió el Forense
-      Todos los casos están ahí hasta que se resuelven y si tienes paciencia, antes o después se encuentra una solución.
-      En fin. Santos, lo siento no poder quedarme mas tiempo, pero tengo un montón de informes para hacer y he quedado en el Instituto a las cuatro
-      ¿Tienes coche?
-      No
-      Si quieres te llevo y seguimos charlando por el camino
-      Por mi, encantado.
-      ¿Vamos?
-      Pero déjame pagar a mi
-      Ni hablar – el Inspector pidió la cuenta – te recuerdo que estás en mi territorio, cuando estemos en el Juzgado te tocará a ti.





2 comentarios:

  1. Alvaro erre que erre pero Mamen ha sido tajante; pocas posibilidades le doy. Y el asesinato sigue siendo una incógnita. Yo creo que paseaba por el monte y le dio un jamacuco. Así de simple.
    Hala Madrid y hasta la semana que viene. Besos

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  2. El Tío Javier Belas23 de marzo de 2015, 20:30

    Capítulo con dos partes diferenciadas. El doctor dando la lata y Fernando sin enterarse de nada.
    El forense y el inspector de comiditas y conversaciones pero el caso sigue sin resolverse.
    Esperemos al próximo capítulo. Se mantiene la intriga.
    Un abrazo a todos

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