Ser felices, si es que podemos o a pesar de los mismos
Un abrazo
Tino Belascoaín
CAPITULO 64.-
El
Merdeces 500 de un mas que pulido azul marino, circulaba por la carretera de La
Coruña a una velocidad moderada. El chofer con su uniforme planchado
recientemente no se despistaba ni un solo segundo. Miraba al frente, a los
laterales a través de dos amplios espejos retrovisores y de paso no perdía de
vista el cuadro de mandos para no pasar en ningún momento de los 120 kms por
hora que ordenaba la Dirección General de Tráfico. A aquellas horas eran muy
pocos los vehículos que abandonaban la capital de España. A través del espejo
retrovisor central, el chofer, llevaba nada mas y nada menos que veintinueve
años al servicio de la familia Altozano, observó como había pasado el tiempo
para todos, Para él por supuesto, pero eso era lógico porque para después de
afeitarse solo usaba varon Dandy, no conocía los masajes y nunca había pisado
un gabinete de belleza, pero sus jefes iban, por lo menos una vez a la semana y
a ella todavía, pero él no sabía porque se gastaba el dinero y seguro que sería
una buena pasta, porque D. Fernando Altozano había pasado de ser un un hombre
alto atractivo, con un pelo primorosamente echado hacia atrás a un señor mayor,
eso si, elegante porque eso no se pierde, pero un señor mayor, esta vez muy
elegante con su chaqué negro con corbata Burdeos pero para algo venía de ser el
padrino en la boda de su primera hija. Sin embargo, la señora no parecía que
hubieran pasado los años por ella, al revés. Tenía un cutis impresionante, esta
vez iba perfectamente maquillada, el pelo tirando a blanco no la hacía mucho
mas mayor porque lo entremezclaba con otros de color rubio y en todo se notaba
que se trataba de una mujer que había conseguido una estabilidad en su vida.
Fernando
Altozano se aflojó el nudo de la corbata y volvió a apoyar su mano derecha en
la de su mujer
- ¿Qué
te ha parecido todo?
- Para
mí mejor imposible- respondió Mamen con gesto cansado – la novia guapísima
- Eso
no tiene ningún mérito porque sale a su madre – le interrumpió su marido
- Bueno,
pero puede ser igual que yo y llevar un traje que le siente mal, pero la verdad
es que Blanca ha sabido darle un toque que le hacía muy bonito.
- El
coro precioso – terció Fernando – sobre todo me encantó el Angelus, el solo de
violín durante la Consagración y algo de Vivaldi que tocaron durante la
Comunión
- Si,
estuvimos dudando entre la primavera de Vivaldi o una sonata de Mozart y al
final, Luis fue el que decidió
- No
sabía que al novio le gustara la música
- Yo
tampoco lo sabía, pero en la elección de la música ahí si que lo tenía claro.
- Y
el Padre Huidobro muy bien
- Si,
la verdad es que si – Mamen recordaba muchas charlas del matrimonio con él-
está un poco viejo pero ha hecho una homilía muy próxima, como muy familiar y
en veinte minutos ha hecho un repaso de nuestras vidas que a mi me ha dejado un
poco sorprendida.
- Bueno,
tampoco hay que darle tanto mérito porque nos conoce desde antes de nuestra
boda.
- Ya,
pero pudo haber hecho el típico discurso de todas las bodas y sin embargo se
nota que se lo ha preparado.
El coche penetró
lentamente por la amplia avenida que continuaba hasta la entrada de su chalet
en la lujosa Urbanización de La Florida. Un camino de piedra atravesaba una
pradera con un césped tan cuidado que parecía un green de un campo de golf,
pasaba cerca del pabellón de caza donde se acumulaban los numerosos trofeos de
caza obtenidos en los últimos años junto con las copas, diplomas y placas
conseguidas en los diferentes campos de golf de España y del extranjero. Todos
estaban alrededor de una amplia barbacoa con una chimenea rodeada de unos
sillones de cuadros, todo muy inglés. Pasada la piscina, cubierta en invierno
por unas planchas transparentes, se encontraba la casa. Había sido la antigua
casa del Embajador inglés en Madrid, allá por los años cuarenta y tanto
Fernando como Mamen habían puesto todo su empeño y su dinero para conseguir un
ambiente que no desentonara con aquella época y así todavía conservaban como
oro en paño la biblioteca con cerca de doce mil volúmenes, el cuarto llamado de
fumadores con una colección de cajas de puros que era la envidia de todos los
visitantes y hasta el cuarto de juegos donde no faltaba la vieja mesa de billar
y a un lado la mesa de juego con su tablero de ajedrez incluido. La cocina y
los dormitorios eran modernos a la vez que funcionales y todo había sido
diseñado por ellos dos con la ayuda de Corina Alvarez Cienfuegos Bohórquez, una
de las mas conocidas interiorista de aquella época.
Fernando y Mamen se
bajaron del Mercedes y el chofer lo condujo hasta el amplio aparcamiento
cubierto que estaba situado a un lado de la amplia rotonda. Aun quedaban por
detrás, unos cuatro mil metros cuadrados
de jardín alrededor de una pista de tenis donde Fernando jugaba todos los
sábados con unos amigos.
El matrimonio permaneció
unos minutos observando todo aquello como hacían cada vez que iban a entrar en
su casa. Se había convertido en un ritual y
cada uno tenía unos minutos para pensar como habían llegado hasta allí.
Es verdad que hacía muchos años, pero aquel dichoso infarto fue el principio de
aquel pequeño imperio. El hecho de tener que dejar algunos asuntos de menor
importancia permitió que Fernando hiciera amistad con un grupo inversor
mejicano que le nombró como su representante en Europa y con el uno por cien de
sus inversiones consiguió una enorme fortuna que le permitía codearse con lo
mejor de la Sociedad Europea y pasar largas temporadas en París, Londres y
Nueva York. Al principio Fernando tuvo sus devaneos con unas y con otras y
Mamen no le iba a la zaga, hasta que un día se sentaron, se bebieron una buena
botella de vino de Oporto y aunque no llegaron a tanto como a confesarse todas
sus infidelidades, si que pusieron encima de la mesa algunas de ellas y
llegaron a la conclusión que aquello había sido una época y decidieron hacer
borrón y cuenta nueva y tanto él como ella se hicieron la firme promesa de
permanecer mas unidos que nunca y ese era el motivo por el que, desde hacía
años, viajaban siempre juntos y la verdad es que les iba muy bien. El dedicado
a su trabajo, trabajando muchas menos horas que al principio y sacándole mucho
mas partido a sus gestiones y ella dedicada a labores humanitarias que le
aportaban una tranquilidad que nunca antes había encontrado. Su ONG se dedicaba
fundamentalmente a la instalación de escuelas en países africanos y sobre todo
a su mantenimiento. Solamente llevaba seis o siete años dedicada a ello y ya
tenía cerca de seiscientos niños internos a los que había que aprovisionarlos
de todo, desde ropa hasta material escolar pasando por artículos de limpieza,
camas, mantas…… etc. Los principios había sido muy duros, pero ahora ya todo
marchaba sobre ruedas y lo único que necesitaban era un poco de organización y
sobre todo dinero. Para ello Mamem muchos sábados organizaba en su casa partidas
de cartas y diferentes juegos entre las altas damas de la sociedad madrileña y
sutilmente las convencía para que se hicieran colaboradoras con lo que, no les
garantizaba, pero casi podía asegurarlas un sitio en el cielo porque ya se sabe
que Dios te dará el ciento por uno y todo aquello que des por las gentes
necesitadas es como si me lo dieras a mi y así entre rezos, buenas intenciones
y algún retiro con el Padre Huidobro, tenía casi cuatrocientas colaboradoras y
las instituciones africanas se iban manteniendo.
Quedaba muy lejos aquella
época en que tuvo su corta relación con el Dr. Cuesta, el Médico de la UVI
donde estuvo Fernando y todavía, cuando lo recordaba, no era capaz de saber
como había sido posible. Le parecía como un sueño y sin embargo la realidad
estaba ahí y no era fácil olvidarla. Como católica practicante le había contado
todas sus cuitas al Padre Huidobro quien la había absuelto en una confesión
absolutamente sincera con un propósito de la enmienda como nunca y casi habían
pasado diez años desde entonces y todavía eran muchas las noches, cuando la
oscuridad inunda todo menos los cerebros despiertos, que pensaba contárselo a
Fernando en contra de la opinión de su Director Espiritual que opinaba que esas
cosas era mejor que permanecieran en el interior del confesionario
- No
le des vueltas, Mamen – le repetía cada vez que tenían oportunidad de estar
solos unos minutos – los hombres y menos Fernando toleran muy mal la
infidelidad femenina. Ellos pueden andar por ahí de picos pardos que no pasa nada
y hasta la propia conciencia lo admite como algo normal, pero que su mujer se
vaya con otro, eso si que no y no te vendría mal que tienes una calidad de vida
y unos hijos que necesitan la aportación monetaria de su padre y si vas todavía
mas lejos – el Padre Huidobro la miraba con ternura- muchas de los logros que
has obtenido en Africa proceden del trabajo de tu marido y no creo que merezca
la pena jugártela por nada. Además, Dios ya te ha perdonado y eso es lo mas
importante. Tu alma vuelve a estar limpia como el primer día y para que quieres
colocar nubarrones en el cielo de tu matrimonio. No entiendes que si se lo
cuentas a Fernando lo único que vas a generar es una desconfianza en la
relación de pareja. Afortunadamente el tiempo pasa mas deprisa de lo que parece
y poco a poco esa imagen de infidelidad irá desapareciendo de tus pensamientos
Mamen no necesitaba ser
convencida, realmente ya lo estaba y mucho mas después de tanto tiempo, pero su
relación con Fernando había cambiado tanto en los últimos años que le molestaba
que en su pasado hubiera un episodio como aquel que era como una mancha en un
traje de novia recién estrenado, pero así había sido y así lo tenía que aceptar
y era una pena que justo aquella noche en la que todo había salido a pedir de
boca, justo en aquella noche el recuerdo del Dr. Cuesta le viniera a su
memoria. Fue como una nube fugaz en su cerebro consecuencia de tantos días de
tensión con los preparativos de la boda. Fue un segundo o quizás menos pero que
la dejó desvelada durante horas. Hacía mucho tiempo, tanto que casi no se
acordaba, que Alvaro Cuesta había desaparecido de su mente y justo tuvo que
aparecer aquella noche. ¡que mala suerte! Y encima en el momento que Fernando
le estaba declarando por enésima vez su amor. Parece mentira que con mi manera
de pensar pudiera acabar en la cama con aquel Médico y sin embargo así fue.
Esta idea que había estado saltando por su imaginación como si fuera un juego
de esos de las maquinitas de los bares que la bola sube y baja y va golpeando
en distintos timbres, esa circunstancia de su vida que creía superada apareció
de nuevo en la oscuridad de la noche como un recuerdo nítido. Es verdad que
habían pasado muchos años, pero todavía tenía en su cabeza como una imagen
grabada a fuego, aquel primer día en el hotel de Cuenca donde realmente perdió
la cabeza. De acuerdo que las circunstancias eran las que eran y su matrimonio
estaba al borde del abismo y encima con el agravante de no poder decírselo a su
marido porque como bien decía el Padre Huidobro, ahórrale sufrimientos y evita
situaciones complicadas porque los hombres, en general no entienden de
infidelidades y casi nunca las perdonan. De todas maneras cualquier día se lo
digo y me quedo tranquila de una vez, pero ahora imposible, ni se me pasa por
la cabeza, justo ahora que nos estamos transmitiendo nuestro amor ¿cómo se lo
voy a decir? imposible, lo malo es que así llevo no se cuantos años y nunca veo
es el momento oportuno. Lo mejor es que intente dormir porque de lo contrario
esta noche va a ser muy pero que muy larga.
El día amaneció nublado,
Mamen se movió en la cama y se dio cuenta que su marido ya no estaba. Si es que
eso de tomar pastillas para dormir en mi caso es una exageración porque me deja
dormida dos días. Al levantarse una cuartilla estaba colocada en el espejo del
baño en la que Fernando le explicaba que tenía que resolver unos asuntos en la
oficina y volvería a comer. Mamen desayunó despacio y otra vez le pareció que
estaba sentada en la terraza del hotel de Cuenca. ¡Otra vez no, por favor! No
se como lo tengo que hacer, pero me tengo que olvidar, como sea, pero lo tengo
que conseguir. Una llamada de teléfono interrumpió sus pensamientos. Descolgó y
le pareció que el corazón se le paralizaba
- Buenos
días – una voz jovial la saludaba desde el otro lado de la línea telefónica
- ¿Alvaro?
- Lo
sabía, estabas pensando en mi ¿me equivoco? – El Dr. Cuesta parecía mucho mas
próximo
- ¿Se
puede saber como te has enterado de mi teléfono?
- Te
olvidas que tenemos amigos comunes
- Después
de tantos años ¿ahora se te ocurre llamarme?
- Ya
se que no te lo vas a creer, pero éste mismo número que he marcado hoy lo he
marcado miles de veces en estos años y nunca he tenido el valor de dejarlo
sonar ni un solo tono
- ¿Y
hoy porqué es distinto?
- No
lo se, Mamen, no lo se – un silencio inundó el auricular- pero necesito verte
- Tú
no estás bien de la cabeza. Lo que pasó entre nosotros fue una historia que
ojalá no hubiera ocurrido nunca – Mamen sabía que debía de colgar, pero algo se
lo impedía – creí que ya te habías olvidado de todo y sin embargo…..
- Tú
tampoco lo has olvidado. No me mientas.
Un nuevo
silencio se introdujo en la habitación como si la niebla hubiera hecho
desaparecer el sol que iluminaba últimamente el matrimonio de Fernando y Mamen. La pareja estaba disfrutando de una
etapa muy feliz y seguro que ahora no ocurriría lo de entonces, pero Mamen no
sabía como decirle que aquello fue lo que fue y nada mas porque notaba en la
voz de su interlocutor una emoción profunda que le impedía cortar de raíz la conversación.
- ¿Tan
importante te consideras como para creerte que después de tanto tiempo sigo
pensando en ti? querido Alvaro, la vida da muchas vueltas y afortunadamente la
mía volvió a ser la que nunca debió desviarse de su camino. Es cierto que eran
otras circunstancias, pero todo ha vuelto a su ser y soy muy feliz con mi
marido y con mis hijos y lo mejor es que no me vuelvas a llamar nunca mas
¿entendido?
- Mamen,
por favor, no me cuelgues, por favor – Alvaro tenía que decirle muchas cosas
pero no sabía ni por donde empezar – déjame que te diga que desde la última vez
que nos vimos no he parado ni un minuto de pensar en ti. Ya te digo que he
tenido en la mano el teléfono miles de veces y no se porqué pero en el último
segundo siempre colgaba.
- Ya
y tu esperas que me lo crea ¿no?
- Te
lo juro por lo que mas quieras que es la verdad y ahora que, por fin oigo tu
voz no me puedes colgar y dejarme así por las buenas
- ¡Como
que no puedo! pero tú ¿quien te crees que eres en mi vida? Lo siento pero
aquellos días los tengo totalmente superados y te he olvidado
- No
me lo creo
- Pues
no se porqué – Mamen no quería continuar con aquella conversación para evitarle
la mas mínima posibilidad de volver a las andadas – soy muy feliz y no necesito
nada.
- ¿Y
sin embargo hoy estabas pensando en mi?
- Eso
lo dices tú
- Y
tu sabes que es la verdad
- Mira,
Alvaro, voy a colgar porque es una tontería seguir hablando. Olvídame de una
vez, te lo pido por favor y no me vuelvas a molestar.
- Lo
siento, pero es imposible – la voz de Alvaro se volvió suplicante – ya te digo
que en todos estos años no he dejado de pensar en ti y ahora no me puedes dejar
así como así.
- Alvaro,
perdona pero voy a colgar y no vuelvas a llamar
- Pero
……………………
Un clic
seco y rotundo produjo una íntima satisfacción en Mamen porque había logrado
superar una situación que podría volver a crearle múltiples problemas de
conciencia, mientras que para el Dr. Cuesta fue un mazazo en su ya maltrecho
cerebro lo que provocó un acceso de ira y un te vas a enterar mientras colgaba
lentamente el teléfono de su despacho en la UVI del hospital.
Como pasa el tiempo; Mamen y Fernando casando a una hija y viviendo en un estatus económico de nivel. Me alegro porque se lo merecen
ResponderEliminarNo comparto las teorias del padre Huidobro y los consejos q le da a Mamen pero bueno, doctores tiene la Iglesia ...
La vida es bella
Hasta la próxima semana, besos a todos
Hay que ver como vive el autor. Después de un laconcito en Cedeira con mucha lluvia, ahora una semanita en Málaga para secarse. Haces bien chaval. Los jubilados tenemos obligación de disfrutar y descansar todo lo que podamos.
ResponderEliminarY yo que me creía que los problemas de Mamen y Fernando estaban arreglados ahora nos viene con esas elucubraciones mentales. Podría cambiar al cura por un psicólogo a ver si la va mejor.
Un abrazo a todos