CAPITULO 59.-
Mientras se dirigía al
cuarto donde había dejado el bolso, Mamen tuvo una visión de todo lo sucedido
desde que coincidió por última vez con Alvaro Cuesta y claro que se acordaba
¡faltaría mas! Su vida, desde entonces, había dado un cambio radical y fué todo
producto de la casualidad. La proposición de Fernando de irse a vivir durante
dos años a Lisboa había surgido por la buenas y sin que el abogado de
reconocido prestigio supiera absolutamente nada de las aventuras de su mujer.
El traslado a Lisboa fue
casi de un día para otro y el motivo de no decírselo a nadie fue la carta que
recibió Fernando Altozano de la organización terrorista ETA en la que le
invitaba a colaborar por la independencia del pueblo vasco con cincuenta
millones de pesetas que pasarían a cobrar los primeros días de cada mes durante
cinco meses, nada mas y nada menos que cinco millones al mes y todo porque su
gabinete de Abogados había participado en la negociación colectiva de unos
astilleros de Bilbao que Fernando ni siquiera se había enterado. La carta
contenía una serie de datos que demostraban conocer perfectamente, no solo el
domicilio sino los hábitos de Fernando y finalizaba con las amenazas
pertinentes a su mujer y a sus hijos con
nombres y apellidos y hasta el domicilio del colegio al que asistían
diariamente.
Fernando habló con su
mujer y decidieron lo que en ese momento les pareció mas oportuno y no era otra
cosa que suspender precipitadamente toda actividad laboral en el despacho,
cerrarlo y desaparecer por una temporada. Ambos hablaron con sus familias para
explicarles la situación y quedaron en que para no comprometerles les llamarían
mas adelante, pero sin especificar desde donde. Pensaron en Marbella, Lugo,
donde Fernando tenía unos parientes, Londres, París y finalmente se decidieron
por Lisboa porque allí vivía una prima de Mamen que a buen seguro les
orientaría sobre zonas donde alquilar una casa por un año, colegios etc….etc.
Dicho y hecho, Fernando no
dijo nada a nadie y Mamen trató en vano de ponerse en contacto con Alvaro, pero
no lo consiguió. Le llamó en repetidas ocasiones, en su casa no contestaba
nadie y en el Hospital le decían que su horario era de ocho a tres y que a esas
horas nunca estaba a no ser que estuviera de guardia que no era el caso. Pensó
que ya le llamaría desde Lisboa y así pasaron, hasta este momento, casi tres
años. En todo ese tiempo solamente una vez trató de localizarlo otra vez y
todavía no entendía el porqué. Fué con motivo de un viaje de Fernando para
resolver algún tema con Hacienda. Fueron solo unas horas en Madrid, pero las
suficientes para que a Mamen le diera tiempo a darse una vuelta por el Hospital
y preguntar por su viejo amigo. Le contaría la verdad y seguro que lo
entendería ¿lo entendería? Bueno, lo tendría que entender porque era mas claro
que el agua, ante una amenaza como la que se había producido, parecía lógico
poner tierra de por medio y no decir nada a nadie, pero ¿no podía haberle
llamado por teléfono?. Sus pensamientos fueron interrumpidos por una secretaría
de aspecto no muy aseada
- Perdón
¿preguntaba por mí?
- ¿Usted
es la secretaría de Cardiología?
- Si
- Lo
siento pero no la conozco porque cuando mi marido estuvo aquí ingresado había
otra que se llamaba Conchita ¿la conoce?
- No,
pero lo que dice tuvo que ser hace tiempo porque yo ya llevo en el Servicio
casi dos años.
- Si,
claro hace bastante mas.
- Bien,
perdone pero tengo que hacer un montón de informes y no puedo quedarme a
charlar con usted, ¿preguntaba por el Dr Cuesta?
- Si,
hace años que no le veo y me gustaría saludarle.
- Pues
lo siento, pero hoy no va poder verle porque están todos en un Congreso en
Lisboa.
- ¿En
Lisboa?
- Si
se fueron el miércoles y vuelven el Domingo creo.
- Ya
– Mamen se quedó con una sensación como de desconcierto.
- ¿Quiere
que le deje algún recado?
- No,
gracias, era solo por saludarle, pero si no está ya vendré otro día. Muchas
gracias.
- De
nada – la secretaría volvió a sus quehaceres habituales al mismo tiempo que
Mamen abandonaba el hospital. Mientras el ascensor descendía lentamente las
imágenes de su casi un mes en la cabecera de la cama de Fernando le pasaban a
toda velocidad y en todas, como si se tratase de un carrete velado, las
imágenes se superponían con las del Dr. Cuesta con su bata blanca y su
permanente sonrisa. Hacía tiempo que no tenía esos pensamientos, pero el
hospital, el ascensor, el hall y todos los pasillos le recordaban aquella época
pasada, fueron días muy duros, Fernando con el infarto y un humor de perros,
ella acompañada, pero sola y los niños en casa al mando de una chica nueva.
¡Menudo panorama! Lo único que le alegraba las mañanas eran las pasadas de
visita de los Médicos que iban seguidas de una charla, mas o menos breve, con
el Dr Cuesta quien le hacía olvidar los desaires de su marido y ya ni contar
los días que tenía guardia, entonces las charlas eran interminables, una veces
con Fernando delante y otras en su pequeño despacho. Hablaban de lo divino y de
lo humano, mas de lo segundo que de lo primero, porque Alvaro Cuesta desde el
primer día dejó muy claro que era agnóstico porque la vida le había llevado a
esa conclusión y aunque ella nunca había tratado de convencerle, si que en
alguna ocasión se había planteado ese debate y había pocos argumentos para
rebatirle. Se acordaba de una de las tardes en que, sin que ninguno de los dos
lo plantease, salió el tema de la justicia divina a relucir. Alvaro lo tenía
absolutamente claro
- ¡Pero que justicia divina ni que niño muerto!
Como se nota que no eres Médico, tú no has vivido un hospital y yo llevo
treinta años viendo cosas y hay muchas que no hay derecho. No hay derecho y no
le des vueltas. Ese Dios en el que tú crees y yo no, es imposible que sea justo
cuando ves, como he visto yo y no una ni dos sino muchas veces, niños de ocho y
diez años sufriendo dolores terribles, padeciendo enfermedades que los van
consumiendo poco a poco, madres que se mueren al parir y dejan un panorama
desolador, hombres jóvenes, casi niños, que se matan todos los fines de semana,
infartos que destrozan una familia en una abrir y cerrar de ojos
- ¡ Que me vas a contar a mí! Mil veces he
pensado que sería de mi vida si Fernando se hubiera muerto el día que le dió el
ataque ¿qué habría pasado?
- Bueno, según tu teoría, serías una viuda
feliz porque se cumplió la voluntad de Dios y al fin y al cabo, la vida es un
don que Dios te lo da y te lo quita cuando le da la gana. ¿no es así?
- Pero ¿cómo dices semejantes barbaridades? Yo
creo en un Dios determinado que valora la vida en lo que es, es decir, un grano
de arena comparado con la inmensidad del desierto, pero eso no quita que si me
hubiera quedado sola estuviera bailando sevillanas. No exageres.
- Pues yo no entiendo porqué no las bailáis ¿no
será que no os lo creéis? Si para vosotros la vida es como un grano de arena en
el desierto ¿no has dicho eso? Entonces deberíais celebrar la muerte como un
acontecimiento de enorme alegría porque ese trance os permite volver con
vuestro Dios y disfrutar de la vida eterna ¿no es así?
- Es así, pero con matices – Mamen se acordaba
de algunas reflexiones que sobre esos temas se habían tratado en la última
reunión que tuvieron con Monseñor Escrivá de Balaguer cuando estuvieron en la
inauguración de un nuevo templo en Las Matas, una población cercana a Madrid y
en la que, con ese motivo se habían reunido un fin de semana, un centenar de
simpatizantes del Opus – en muchas ocasiones, uno es libre de escoger el día de
su muerte
- ¿Cómo? – Alvaro se removió inquieto en la
silla de su despacho - no me irás a decir que el Opus propone la eutanasia
activa porque entonces sí que se me han roto los esquemas.
- No, hombre no, ¿quién ha dicho semejante
barbaridad? Lo que digo es que si tu quieres te matas cuando te de la gana ¿o
no?
- ¡Ah! Tu dices que te tiras por una ventana
¿es eso lo que dices?
- Si – Mamen afirmaba lo que afirmaba con
absoluta firmeza – eso si quieres lo puedes hacer, pero ¿a cuantos Católicos
has visto tú suicidarse?
- No tengo ni idea – Alvaro la miró fijamente –
entre otras cosas porque no se cuantos Católicos hay en este país y no me
vengas con historias porque tú tampoco lo sabes
- ¿ Como que no? Claro que lo sé. Según la
última encuesta de población, nada menos que veinticinco millones.
- ¡Venga ya, Mamen, no digas tonterias!
- Eso no lo digo yo ¿eh? Lo dice el ABC en un
editorial que vino el Domingo pasado.
- Pero vamos a ver si nos centramos porque esto
es de locos. Tu teoría es que en España hay veinticinco millones de Católicos
¿es así?
- Si.
- Bueno, pues eso no te lo crees ni tú.
- ¿Porqué no me lo voy a creer?
- Porque no.
- Razon de peso, ¡porque no!. Yo lo he leído en
algún sitio, pero tú no te lo crees y ya está.
- Pero ¿no te das cuenta que si hubiera
veinticinco millones de Católicos el mundo sería de otra manera? Lo que ocurre
y es la teoría que yo defiendo es que gente que va a Misa los Domingos sois
bastantes, pero católicos convencidos creo que se pueden contar con los dedos
de las manos y a lo mejor me sobra una mano.
- ¡Que exagerado eres!
- ¿Exagerado? Ya, eso me dicen todas, pero
tengo mas razón que un santo porque estarás de acuerdo conmigo en que a un
Católico de los que yo digo, se le debería de notar hasta por la calle ¿o no? Y
sin embargo, “haberlos hailos” que dicen en Galicia, pero yo no se donde están
- ¿Sabes porqué te pasa
eso? Porque tú por la calle no vas mirando, llevas los ojos abiertos, pero no
miras porque si nó, verías gente que ayuda a cruzar a los ciegos, que tratan
con cariño a sus perros, que llevan a los ancianos del brazo, etc..etc. y todos
esos son buena gente que, afortunadamente, todavía hay por el mundo
S- Ya – interumpió Alvaro
– pero no todos son Católicos o es que ¿para ser buena gente hay que ser
Católico?
- Claro que no, pero si eres creyente mejor
- Lo siento, pero mañana continuamos si
quieres, pero hoy me tengo que ir que tengo una reunión de Cardiólogos
Agnósticos y como siga así, voy a llegar tarde
- ¡ Qué tonto eres!
Pues nos vamos a Lisboa. Ya tenemos a la ETA por en medio y nuestra Mamen de quien no se olvida es de su querido agnóstico Dr. Cuesta. Es capaz de meterse en el congreso de cardiólogos de Lisboa.
ResponderEliminarQue no se nos muera el ordenador.
Un abrazo a todos
Que capítulo mas sorpresivo !!!. Un cambio radical: ETA metida en la vida de la pareja, traslado a Lisboa ... Alucino. Esta pareja da mucho de si; hay que ver la de acontecimientos importantes que han vivido. No es una pareja de las que yo llamo de encefalograma plano ...
ResponderEliminarEmpieza la segunda parte; en el original no existe. Al releerlo has decidido que da para más.
Me parece muy bien.
Besos a todos y hasta la semana que viene.
Y muchas gracias por tus piropos al lacón. Estaba bueno !!!