Merce tenías razón, me encuentro muy bien metido en el mundillo del pijerío, por lo menos me lo imagino así y tiene pinta de ser divertido y en este capítulo vamos por el mundillo diplomático que supongo que es igual que el otro pero por ahí, en Roma, París, etc..... En fin, lo mismo es una vocación perdida y donde me encontraría como un marqués, nunca mejor dicho, sería por ahí, pero ya se sabe que una cosa es lo que uno piensa y otra bastante diferente es lo que ocurre después, pero bueno, para eso es una novela y me invento lo que quiero.
Sigo escribiendo el final y ya os contaré, pero como siga por ese camino estoy pensando en cambiarme el nombre y ponerme un apellido sueco y ahí se queda el misterio ¿Que pasará? no tengáis prisa que quedan muchos capítulos hasta llegar a ese punto.
Un abrazo
Tino Belas
CAPITULO 9.-
Los días en el colegio transcurrían con
normalidad y eran pocas las conmemoraciones que merecían la pena. Unicamente el
día de España se celebraba con brillantez y los preparativos comenzaban casi un
mes antes. Todos los profesores se encargaban de programar alguna actuación de
sus alumnos y cada grupo trataba de organizar algo original. La mayoría de los
Profesores dictaban las órdenes oportunas para ejecutar aquello que habían pensado
con anterioridad, sin embargo, algunos como D. Luis Agüero permitían opinar a
los alumnos y se establecía una especie de consenso y se nombraban a unos
coordinadores para la correcta realización del espectáculo elegido que,
naturalmente, tenía que ser diferente cada año.
Para los niños, de edades comprendidas entre los siete y los diez años,
aquello fue un ejercicio de democracia difícil de olvidar y todos intervinieron
en un intenso debate que se desplazaba desde partidos de futbol entre alumnos y
profesores hasta obras de teatro pasando por ideas que no fueron tenidas en
consideración como un concurso de tartas o unos de pintura solo con imágenes
del santos o aquello que se le ocurrió al hijo del Embajador de Filipinas en
Roma que era un partido de balonmano entre niños sanos y deficientes mentales
con la condición que los sanos se dejasen ganar y así le subiría la moral a
aquellos otros que perdían habitualmente. Un pequeño grupo de la clase, al
mando de Fernando, eran los encargados de dar el turno de palabra y de contar
los votos a mano alzada de los doce estudiantes.
En esta ocasión, le tocaba
el turno a Fernando Altozano, quien se puso de pié en el estrado e indicó a
todos sus compañeros que hasta ese momento las intervenciones habían sido
buenas, pero que él proponía la que, sin duda,
era la mejor de todas : “Yo propongo que convidemos al Papa para que
venga al colegio, desayune con nosotros, diga una Misa y luego haga una especie
de rueda de prensa en la que los niños le podamos preguntar todo lo que
queramos ¿qué os parece?
Todas las manos se alzaron
al unísono y hasta D. Luís aplaudió esta iniciativa.
Me parece que debe ser
bastante complicado porque el Papa es un hombre muy ocupado pero se le puede preguntar. El no ya lo tenemos y si
viene sería una maravilla. ¿Quién se encarga de hablar con él para invitarle? –
Don Luis paseó la mirada por toda la clase sin ver ni una sola mano levantada –
¿Que pasa que nadie se atreve a ir a verle?
Fernando levantó la mano y
se ofreció voluntario, aunque no estaba muy seguro si lo conseguiría.
- Bueno, tú inténtalo, que lo importante es la
intención. Si no viene, ¡ que le vamos a hacer! Pero la intención es lo que
vale. -
D. Luis dio por terminada la clase, no sin antes recordarles a todos que
ya podían irse preparando para trabajar si viniera , porque eso sería un
acontecimiento histórico y no podían perder tan magna oportunidad.
Al llegar a su casa y
después de merendar un Cola Cao con unos bollos suizos que estaban
impresionantes, Fernando comenzó con su diaria tarea de los deberes y en esas
estaba cuando oyó la voz de su padre que entraba en la casa en esos momentos.
Se levantó corriendo y sin atender a los requerimientos de Miss Elizabeth bajó
las escaleras de tres en tres y casi se dio de bruces con su padre:
- Hola papá, ¿te acuerdas que me debes un
favor?
D. Fernando se quitó
lentamente la gabardina, dispuso con lentitud el sombrero de ala ancha en el
perchero que para tal efecto se encontraba en el fondo del amplio hall y con
cara de sorpresa contestó.
- No tengo ni la menor idea, pero si tú lo
dices, será verdad. ¿ Qué me quieres pedir?
- Yo creo que es un favor fácil para ti, pero
me tienes que prometer que lo vas a cumplir ¿me lo prometes?
- Hombre, depende de lo que sea, pero si está
en mi mano, te lo prometo.
- Bien – Fernando hijo, se quedó pensativo
buscando la manera más fácil de hacerle a su padre partícipe de su promesa en
el colegio – Tú eres el Embajador de España ante el Papa ¿verdad?
- Verdad.
- Entonces tú hablas con el Papa de vez en
cuando ¿verdad?
- Verdad.
- Y si hablas con él es que eres su amigo ¿no?
- Hombre, no hay que exagerar. Yo le conozco y
he tenido oportunidad de verlo en alguna recepción a los Diplomáticos
destinados en el Vaticano y hasta en dos o tres ocasiones hemos tenido entrevistas de estado, pero eso no
quiere decir que sea íntimo amigo, pero si lo que me preguntas es si lo
conozco, te respondo: si.
- Bueno, pues entonces lo que te voy a pedir
está chupado. – Fernando hijo, se sentó en las rodillas de su padre, cosa que
hacía siempre que quería conseguir algo - ¿ tú sabías que dentro de dos meses
es la fiesta del colegio?
- Claro, ¡ como no lo voy a saber! El 12 de
Octubre es el día del Pilar y la Fiesta Nacional de España, ¿ves como lo sabía?
Fijate si lo sabré que tu madre y yo hemos empezado con la lista de invitados
para la recepción en la
Embajada y es un lío de padre y muy señor mío porque son
tantos los compromisos que no sabemos ni por donde empezar.
- A mi me pasa igual – Fernando hijo puso cara
de preocupación y sus ojillos se movieron de un lado para otro.
- Si, ¿tú también tienes que dar una recepción
en el colegio?
- No, pero tuvimos un concurso de ideas entre
todos los de mi clase y como la mía fue la mejor, me han nombrado para que organice
la fiesta.
D. Fernando le miró
fijamente a los ojos temiéndose lo peor - ¿ y que se te ha ocurrido para que
ganaras el concurso?
- Se me ha ocurrido que podíamos invitar al
Papa a nuestro clase, diría Misa, que para eso es el Papa y después organizaríamos
un desayuno con porras y le podríamos preguntar lo que quisiéramos cada uno ¿ a
que es buena idea?
El Padre miró con
admiración a su hijo y en sus ojos apreció una enorme ilusión por organizar ese
desayuno ; no quería fastidiarle sus planes, pero estaba convencido de la
imposibilidad del proyecto y trató de razonar con el pequeño :
- Mira, Fernando, la gente importante tiene
siempre muchos compromisos y las invitaciones hay que hacerlas con muchos meses
de antelación.
- Jo, Papá, no exageres. Hoy nos ha dicho José
Luis en la clase de religión que el Papa es el representante de Dios en la
tierra y nos ha leído algo que es lo que me ha dado la idea y es eso que dijo
Jesús un día que estaba enseñando por ahí y unos niños estaban jugando cerca y como
molestaban, los apóstoles les echaron y entonces él no les dejó y les dijo
dejar que los niños se acerquen a mí y si el Papa es Dios aquí, entonces no le
quedará más remedio que decirnos que sí y además que quedan casi dos meses, o
sea que si se lo dices, pues seré el más famoso del colegio y nuestra fiesta la
mejor de todas
- Ya, pero no te vayas a creer que es fácil.
Tengo que solicitar una entrevista y no tengo ni idea si me va a recibir. Ya te
digo que el Papa es una persona muy ocupada.
- Bueno, pero tú se lo preguntas y si te dice
que no, pues entonces ya veremos lo que hacemos.
- ¿Y porqué no lo hacemos al revés? – D.
Fernando analizó las diferentes posibilidades – solicitas tú la entrevista con
el Papa y le pides lo que me has contado a mí, ¿qué te parece?
- Bueno, a mí no me importa, pero la carta se
la llevas tú y se las das en la mano ¿vale?
- Querido hijo: no utilices esa expresión tan
impropia de un hijo de un alto dignatario en la Santa Sede. Mejor dí,
de acuerdo o perfecto, pero eso de vale, suena fatal, o sea que procura
borrarla de tu vocabulario ¿entendido?
- Si, Papá, me lo has dicho muchas veces y Miss
Elizabeth también, pero se me escapa sin darme cuenta. Te prometo que no lo
volveré a decir nunca más ¿vale? Jó, ya se me ha vuelto a escapar.
- Venga, Fernando, ahora toca cenar y a dormir
que mañana tengo un día muy ajetreado. Luego te veo.
D. Fernando, se sentó en
un sillón alto de cuero negro, encendió la luz de una lámpara de pié de color
dorado que se encontraba a su izquierda, abrió un libro de relucientes tapas de
piel y se concentró en lo que allí escribía un filósofo alemán nada conocido
pero al que le tenía en gran estima; había sido, de toda la vida, como el
Ayudante personal de tres o cuatro Pontífices y en este libro describía sus
impresiones sobre cada uno destacando del actual su amor a los niños y su
sentido del humor que era enorme y siempre limitado por su cargo. Le encantaba
que le contaran chistes, sobre todo de curas, y se reía de esa manera que solo
los grandes hombres saben hacerlo.
D. Fernando Altozano con
su pelo blanco escrupulosamente peinado con raya al lado, la camisa azul con
pequeñas rayas blancas y una corbata azul turquesa y un pasador de la Cofradía de Pescadores de
Zahara de los Atunes de la que era miembro honorario, se estiró la manga de la
camisa haciéndose presente un gemelo de oro con el escudo del Club Náutico de la Tacita de Plata. Con su
mano derecha, pulsó un pequeño timbre y al punto apareció en el amplio cuarto
de estar la Basilia
quien, con su cofia de finas puntillas, uniforme negro con guantes blancos y
delantal haciendo juego con la cofia preguntó solícita:
-¿ Me llamaba el Señor?
- Si, Basi, ¿me podría traer un jerez?
- Si, Señor, enseguida.
- Perdone, D. Fernando, pero la Señora me ha dicho que la
avisara cuando llegase ¿quiere que lo haga?
- ¿Ya ha vuelto de la
peluquería?
- Si, Señor, hace por lo menos una hora y está
en sus habitaciones.
- Bien, no se moleste ya subo yo. Muchas
gracias, Basi.
- De nada, Señor, si desea algo más solo tiene
que pedírmelo, que la Basi
está para eso.
D. Fernando Altozano,
cerró el libro, se ajustó la corbata y subió lentamente los escalones hasta el
piso superior y entró en sus habitaciones.
Doña María Victoria Ortiz
de Mendívil se encontraba sentada en el centro de una especie de recibidor,
antesala de su dormitorio, leyendo una revista de modas con la cabeza
introducida en un secador de pié que ocultaba unos hermosos “chichos” que le
ocupaban prácticamente toda su cabellera rubia.
D. Fernando la besó en la
mejilla mientras se preguntaba para qué había ido a la peluquería si ya se lo
estaba quitando.
- No, Fernando, no me estoy quitando nada, lo
que pasa es que iba a la peluquería de “Césare” y solamente me han hecho las
mechas porque estaba hasta arriba de gente y ahora me estoy arreglando un poco
hasta que llegue el Embajador polaco y su señora.
- ¡ Es verdad ! – Fernando se acordó en ese
momento que tenía una cita con Miroslav Prosinsky a la que no se había podido
negar a pesar de haberlo intentado en diferentes ocasiones – Menos mal que me
lo has recordado porque se me había olvidado completamente. Entre tanta reunión
con los representantes del Ministerio y la visita de Monseñor Anaya se me había
pasado y ¡que le vamos a hacer! Cenaremos con el polaco y señora, gajes del
oficio.
- No pongas carita de pena porque siempre lo
habéis pasado de maravilla y si nó acuérdate del día de Venecia las risas que
pasasteis ¿te acuerdas?
- Si, como no me voy a acordar, pero no por
nada en especial sinó porque se empeñó en hablarme en español y no te puedes ni
imaginar la cantidad de barbaridades que se pueden decir en poco tiempo. Fueron
unas jornadas muy entretenidas y, además de divertidas, llenas de contenido,
desde el punto de vista diplomático acuérdate que gracias a aquellos reuniones
se firmó el tratado de adhesión con los países del Sudeste Asiático.
- Si que a vosotros os vino muy bien, pero para
las señoras fue bastante aburrido porque prácticamente todas conocíamos Venecia
y estuvimos bastante solas en el hotel.
- Bueno, Mariví, así es la vida diplomática.
¿Qué has preparado de cena?
- Poca cosa porque ya sabes que el polaco, como
tú le llamas, cena muy poco y su mujer es tan poca cosa que con una hoja de
lechuga la dejas llena, o sea que les vamos a dar unos aperitivos a base de
queso, jamón y chorizos hispánicos, pastel de cabracho y unos escalopines al
oporto que me imagino que les encantarán.
- Seguro – Fernando se levantó y bajo a la
bodega donde buscó cuidadosamente un vino que fuera acorde con la cena y
encontró un rioja del 82 que, si salía bueno, haría las delicias de los
comensales. Se lo dio a Basi para que lo fuera abriendo y se ocupó de ordenar
un poco los papeles de la mesa de su despacho, haciendo tiempo hasta la llegada
de la visita.
María Victoria Ortiz de
Mendivil apareció en el amplio cuarto de estar deslumbrante, como siempre, lo
que provocó un silbido de admiración de su marido que no tuvo mas remedio que
levantarse y acudir hacia ella besándola en la frente y exclamando con el amor
que la profesaba: - Yo no se lo que
haces, pero cada día te encuentro mas atractiva.
- Gracias, debe ser la buena vida que me das.
Fernando se volvió a sus
papeles mientras Mariví ordenaba algunos centros de flores y llamaba a Basi, repasando con ella todos los detalles
de una mesa puesta con gusto refinado. Los cubiertos de plata de ley y las
copas de cantos dorados destacaban sobre una vajilla de vivos colores. El
mantel de hilo y las sillas de caoba conformaban un ambiente acogedor con un
pequeño toque intimista en un comedor iluminado por dos candelabros con velas
azules situados a ambos lados de la mesa rectangular.
Fernando se acercó por
detrás y le dio un beso en la nuca mientras la felicitaba por su habilidad para
preparar una recepción adecuada.
- Por cierto, ¿sabes que tu hijo Fernando
quiere invitar al Papa a su colegio para que diga una Misa y desayune con ellos
el día de la Hispanidad ?
- ¡Qué me dices! - en su cara se reflejó una
cierta admiración por su hijo mayor, aunque también algo de prevención por esas
ideas que, de vez en cuando, salían de su pequeña cabeza-
y ¿tú crees que el Papá
aceptará?
- No tengo ni idea. Supongo que no, porque el
día de España es dentro de dos meses, pero si logra explicarle lo mismo que a mí
lo que quiere, me da la impresión que su Santidad no va a tener mas remedio que
ir o inventarse una buena excusa porque le deja pocas salidas.
- ¿Y tú le puedes ayudar?
- Voy a intentarlo, aunque supongo que no será
nada fácil, pero por hablar con su Secretario no se pierde nada.
- Y si hablara Fernando directamente ¿no sería
mejor?
Fernando, su marido, la
miró con esa confianza que dan los años de convivencia y los dos se rieron al
unísono
- ¿ Que pasa? ¿qué ya se lo has propuesto tú?
- Exactamente, Princesa, eso es lo que le he
dicho y no parece que le desagrade la idea. Ya sabes que tu niño ha salido a ti
y no se detiene ante nada ni ante nadie y cuando se lo he propuesto me ha
respondido tranquilamente que bueno, que por él no hay ningún inconveniente; Ya
sabes que la inconsciencia de los niños pude adquirir tintes insospechados,
pero desde el punto de vista práctico y a efectos de la diplomacia española
sería un golpe de efecto de lo más espectacular
D. Fernando comentó que
era difícil encontrarse con el Secretario Personal de su Santidad, pero que
haría todo lo posible por charlar con él en la reunión de la Comisión Permanente
que se celebraba mensualmente y así lo hizo.
Muy bien Tino. Describes de maravilla todo lo relacionado con la vida en una embajada. No sé si el Papa irá al colegio o no pero Fernando lo intentará hasta el final. Cuando he leído el capítulo me ha dado la impresión de que el autor ha sido embajador por el dominio de la materia.
ResponderEliminarUn abrazo
El dominio de Tino de todos los ambientes es alucinante; seguro que si escribe sobre la vida en la cárcel, lo bordará (y no la ha olido en su vida !!!!).
ResponderEliminarEsto está estupendo; no tengo la menor duda que, Fernando, que es una chaval que apunta muy alto, conseguirá que vaya el Papa a su cole. Eso está cantado
Bss y hasta la semana que viene
Merce
Que intriga.... conseguirá el niño que vaya el Papa a su cole???? la verdad es que parece que has vivido toda tú vida como diplomatico, que dominio!!!!! Besos.
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