viernes, 15 de noviembre de 2013

EL TRIO DE DOS: CAPITULO 10

Queridos blogueros/as: Como veréis por este corto capítulo llegar hasta el Papa no es tan fácil aunque Fernando ya apunta maneras desde pequeño y tiene toda la pinta que lo va a conseguir, pero todavía no se sabe. 

En fin, os pido perdón por no escribir nada mas hoy, pero llevo una semana, mejor dicho, llevamos toda la familia, una semana que lo mejor es que pase lo antes posible porque, como dicen por ahí, parece que nos ha mirado un tuerto. Para la próxima espero estar un poco mejor y ya os contaré alguno de mis proyectos, pero os puedo adelantar que lo mismo dejo escrita una carta para que sea leída en mi propio funeral. Puede ser original y hasta un poco extraño y macabro, pero bueno, es solo una idea y lo mismo dentro de un rato cambio de opinión y le dejo para el cura que me despida diciendo aquello de que hay que tener fe, que la vida es como un grano de arena comparado con el desierto, que si era muy bueno, fiel y trabajador etc...etc.

Bueno, tampoco hay que ponerse tan trascendente que la vida tiene que continuar.

Un abrazo

Tino Belas



CAPITULO 10.-

Un miércoles de Junio con un calor insoportable, los dieciséis miembros de la citada Comisión, paseaban charlando animadamente por los jardines del Vaticano, situados a la espalda de la Catedral de San Pedro, acompañados de varios miembros de la Curia Cardenalicia y el Secretario Personal del Papa. D. Fernando Altozano se acercó ceremoniosamente a Monseñor Ruscoli y besándole la mano le preguntó si podía hablar con él un minuto a solas. Monseñor se mostró encantado de poder departir unos minutos con el representante de la nación española tan querida por la Santa Madre Iglesia y cuna de innumerables mártires.
Se alejaron unos pasos del resto de embajadores y tomados del brazo iniciaron una breve charla que terminó en el compromiso por parte de Monseñor Ruscoli de  encontrar un minuto para que  Fernando Altozano hijo , tuviera la oportunidad de exponer al Papa sus intenciones.
A los pocos días, una llamada de teléfono hizo movilizarse a todo el colegio en busca de Fernando  Altozano quien en esos momento se encontraba jugando al futbol con los de su clase contra los de segundo B.
-  Fernando Altozano, preséntese urgente en portería – unos potentes altavoces derramaban su solicitud por todo el patio y Fernando al que, por cierto, nunca lo habían llamado con tanta urgencia se presentó en Conserjería siguiendo instrucciones. Iba hecho un desastre, la camisa por fuera, los pantalones con manchas de distintos colores, los zapatos imposible de reconocer el color por la gran cantidad de polvo acumulada, la cara sucia y el pelo hacia todas partes menos a la raya que se hacía todas las mañanas, bajo la supervisión de Miss Elizabeth. Lo esperaba el Director del Colegio y el Jefe de Estudios por lo que Fernando supuso que habría cometido alguna falta grave, pero no acertaba a saber cual.
-  D. Fernando Altozano y Ortiz de Mendivil, ¿es usted? – preguntó el Director con cara de pocos amigos.
-  Si, señor – contestó Fernando.
-  Perdone – el Director lo miró de arriba a abajo – pero bajo esa espesa masa de porquería no le había reconocido.
-  Perdon, pero estaba jugando al futbol y como no ha venido Gabriel Jordao, me ha tocado ponerme de portero y por eso tengo el pantalón con tantas manchas, pero en seguida me cambio y me pongo el chándal que lo tengo en la taquilla.
-  Bien – el Director lo miró fijamente a los ojos tratando de escudriñar los pensamientos del hijo del Embajador de España ante la Santa Sede - ¿Tiene idea porqué le hemos llamado urgente por megafonía?
-  No, Señor.
-  ¿Se acuerda que para la fiesta de la Hispanidad Usted propuso que viniera el Papa?
-  Si, claro que me acuerdo y hasta hablé con mi padre por si me podía organizar una entrevista pero no le convencí porque dice que como es Papa tiene muy poco tiempo pero si me prometió que un día podía ir yo a verle y contarle nuestra idea, pero no me regañe porque Jose Luis, mi Tutor, también estaba de acuerdo.
-  No, no, si no le voy a regañar, al revés – El Señor Director tenía dudas si decirle claramente que le estaba esperando el Papa en su despacho antes de una hora o darle algún rodeo por si se asustaba – Han llamado del Vaticano para que vaya y hable con alguien sobre su proyecto, pero no nos han dicho con quien, o sea que lávese un poco y espere aquí que en media hora vienen. Espero que consiga su objetivo y tengamos el honor de recibir en esta su casa al Sumo Pontífice y que sus argumentos son buenos, porque si no, me temo muy mucho que pondrá alguna excusa y aunque nos mande su bendición no podríamos disfrutar de su presencia.
Fernando Altozano, ocho años y diecinueve días, hijo del Embajador de España, estudiante modélico y organizador por excelencia, se dio cuenta que se le presentaba la oportunidad de hablar con el Representante de Dios en la tierra, como siempre les repetía Jose Luis, su profe y se duchó convencido que el Papa no se podría negar y así se lo hizo saber al Director.
A la media hora, puntual, como debe de ser, Fernando se encontraba en la puerta del colegio esperando la llegada del anunciado coche del Vaticano que lo llevaría en presencia de alguien cercano al Papa. Su aspecto había mejorado,  pero no se correspondía en absoluto con un miembro del Colegio Español en visita oficial. Parecía, mas bien, que fuera a una competición deportiva. Eso si, el pelo iba perfectamente ajustado a la raya que todas las mañanas le marcaba su seño Elizabeth. El chándal azul con el anagrama del colegio estaba limpio y las zapatillas de deporte no tanto. Bueno, - pensó para si mismo – seguro que él, cuando juega al futbol, también se mancha.
Un Volvo negro con los cristales oscuros se detuvo delante de la puerta y de él descendió un cura, de expresión jovial que era el encargado de acompañar a Fernando a su visita. Se sentó en el asiento delantero y el sacerdote inició el recorrido acelerando bruscamente y entrando en la Avenida Fosati a una velocidad excesiva. Fernando disfrutaba porque le gustaba correr y no decía ni esta boca es mía. El chofer provisional con el que se había encontrado le preguntó, si conocía Roma a lo que contestó que poco, porque solo llevaba allí unos meses y entonces el joven clérigo se ofreció a darle una vuelta porque tenían tiempo hasta las doce y media que era la entrevista.
Recorrieron Roma a toda velocidad, pero pasaron por diferentes plazas típicas de la Ciudad Eterna y fue algo mas despacio por delante del Coliseo, que Fernando ya lo había visto por dentro una vez que lo llevaron de excursión desde el colegio, y se paró delante del Estadio Comunale de Roma donde, según le dijo, jugaba al futbol el mejor equipo del mundo: la Roma. Fernando con la candidez normal de su edad preguntó : ¿y el Real Madrid no gana siempre las Copas de Europa?
     -  Bueno, si, pero por poco tiempo porque la Roma de la que yo soy su capellán, tiene un equipazo y va a ganar a quien sea y sinó, el tiempo lo dirá. Volvió a acelerar bruscamente y en unos minutos la puerta de la Ciudad del Vaticano se abrió, como por encanto, ante la llegada del Padre Escuola que así se llamaba su chofer y guía circunstancial. Le pareció todo como majestuoso, muy grande, lleno de curas por todas partes y con muchísimo movimiento. El coche se lo dejaron a un aparcacoches y subieron por una amplia escalinata que daba entrada a un hall enorme del que colgaban dos lámparas de cristal que estaban apagadas. A los lados estaban situadas varias estatuas que supuso que serían de Santos, pero uno tenía una cara de mala uva que metía miedo y decidió, por su cuenta y riesgo que ese era el demonio. A continuación atravesaron unos larguísimos pasillos llenos de cuadros que a lo mejor hasta eran buenos y terminaron en un habitación pequeña, una especie de sala de espera y otro cura, ya con pinta de más viejo, le dijo que se sentase que enseguida le recibiría Su Santidad. El Padre Escuola se despidió con un adios y quedaron emplazados a tomarse unas pizzas si la Roma quedaba Campeona de Europa.
Fernando se sentó en la silla de hermosos dorados, apoyó la cabeza en uno de los brazos y se quedó completamente dormido.



3 comentarios:

  1. Qué emoción !!!!! nos has dejado con la miel en los labios. Me hubiera gustado un poquito más....
    Está emocionante y divertida. Fernando es un chaval estupendo
    Hasta la próxima y p'alante, Animo a todos
    Bss

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  2. El Tío Javier Belas18 de noviembre de 2013, 0:24

    Es verdad Tino; semana dura la que hemos pasado, pero como bien dices, la vida sigue.
    Cortito el capítulo y extraño. El Papa va a recibir a Fernando y este se queda dormido en la antesala. ¿No será todo un sueño? En fin, lo veremos en el próximo.
    A todos, un abrazo.

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  3. Me parto..... no va el niño y se duerme cuando esta apunto de ver al Papa... ya veremos como acaba...Besos.

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