sábado, 15 de diciembre de 2012

Queridos blogueros/as: Se me había pasado por la cabeza la idea de publicar hoy dos capítulos en lugar de uno para que cuando llegue Navidades haber terminado, pero como en ningún caso, me da tiempo, lo mejor es seguir como hasta ahora y llegar al final pasito a pasito o mejor capítulo a capítulo.
Esta vez yo creo que si ¿no os parece? si, seguro que si, tiene toda la pinta que estos dos acaban juntos, porque el niño parece que empuja lo suyo. En fin, la vida que es así, se empieza en Soria, se pasa por Madrid, luego por Honduras, un poco en Mali y se termina en este pueblo que yo ya no se ni donde está.
Como siempre, mucho ánimo que ya va quedando menos.
Un abrazo
Tino Belas









CAPITULO 22.-

Hola –  David dió un beso a su madre - ¿tú sabes como vienes?
-  Es que no ha venido Rafa y me ha tocado jugar de portero
-  ¿Y eres bueno? – preguntó Mario
-  ¡Que va! Soy malísimo, pero no había otro y me ha tocado a mí. Yo de lo que soy bueno es de delantero.

Sofía les presentó y rápidamente David, en cuanto se enteró que era veterinario y trabajaba en la Fábrica,  se apuntó para ver como se esquilan las ovejas

-  ¿Y me dejarás ordeñar una vaca? – preguntó con la ilusión reflejada en su cara
-  Eso está hecho. Me parece que hay algo así como doscientas vacas esperándote, o sea, que no parece muy difícil
-  ¿Cuándo puedo ir?
-  David por favor deja en paz  a Mario que bastante trabajo tendrá con lo suyo para encima ir contigo a ordeñar vacas
-  No te preocupes – Mario se dirigió a David - ¿Cuándo te viene bien?
-  A mi cualquier día porque hasta el jueves tenemos vacaciones
-  Que suerte ser estudiante. Yo mañana trabajo
-  Entonces ¿puedo ir mañana?
-  David, por favor, no seas pesado - Sofía abrió la puerta de su casa introduciendo la llave en la cerradura situada en la parte alta de la puerta
-  De verdad que no me importa. Mira, hacemos una cosa, mañana a las once te espero en mi oficina de la Fábrica y si no tengo mucho que hacer te acompaño y te enseño todo.
-  Mamá ¿puedo ir?
-  Claro, faltaría mas, pero con la condición que no molestes demasiado
-  Si te parece le enseño la fábrica a David y luego os invito a comer a los dos.
-  ¿Mañana?
-  Venga, Mamá, di que si
-  Es que mañana tengo consulta y me tendría que volver antes de las cuatro
-  Eso es lo de menos – Mario se mostraba encantado con el si de Sofía – yo me quedo con David y así lo tienes que ir a buscar
-  ¡Que te crees tu eso! El niño tiene dos piernas y la fábrica está ahí al lado.
-  Tu por eso no te preocupes Mamá, que en cuanto termine me vuelvo a casa – David daba todo tipo de facilidades para conseguir su objetivo sin advertir que Mario prefería comer con los dos y si pudieran pasar la tarde juntos.
-  No, ya no vale volverse atrás, tu madre ha quedado en venir a comer y cuando termine se vuelve a la consulta y nosotros seguimos conociendo toda la fábrica y enseñándote lo que hacemos.
-  Está bien, mañana vamos.
-  David a ti te espero a partir de las once y en cuanto a ti Sofía, cuando llegues hacemos unas chuletas en la parrilla que hay detrás ¿te gustan?
-  Me encantan
-  Muy bien, pues hasta mañana

Sofía acompañada por su hijo entró en su casa y al ir a cerrar la puerta vio como Mario la observaba con detenimiento si moverse del sitio

-  ¿Qué pasa? ¿no te vas?

Mario intentaba ir mas deprisa pero sabía como dice el refrán que las prisas solo son buenas para los toreros malos y casi sin decir adiós, giró en redondo y se encaminó a su casa, tan solo dos calles mas para allá. Mientras caminaba pensaba en Sofía. Era una mujer atractiva, físicamente no estaba mal, aunque había como un rictus de tristeza en su mirada que la hacía todavía mas apetecible. No sabía absolutamente nada de su vida, pero era cuestión de tiempo que descubriera la verdad.

-        Por hoy ya está bien – pensó mientras aceleraba el paso, pero tengo la impresión que esta chica tiene que ser para mi.

La noche se acostó sobre el pueblo, las calles estaban desiertas y solo el aullar de algún gato solitario parecía darle algo de vida a un pueblo fantasma a partir de las nueve de la noche. Marío tenía un viejo aparato de radio que conectaba siempre que llegaba a su casa y esta vez ni se acordó. Se sentó en su sillón preferido y en lugar de leer una novela, que era lo que hacía habitualmente, cerró los ojos y trató de valorar su relación con Sofía. Se puede decir que no la conocía de nada y sin embargo sabía como era su manera de pensar, no era un bellezón, claro que tampoco él era Robert Redford, pero no estaba mal. Era simpática, eso seguro y con una fuerte personalidad, pero le preocupaba aquellos silencios cuando intentaba sondear su pasado. Siempre intentaba cambiar de conversación y sistemáticamente algo parecido a una nube cruzaba por delante de sus ojos cuando se tocaba ese tema, lo que le hacía parecer todavía mas interesante. No debo preocuparme, es solo cuestión de tiempo – pensó – y lo mejor será no ponerme muy pesado. Ya me contará. Por fin parece que ha llegado la hora de enamorarme y el día que lo cuente en casa, mi madre se va a llevar la mayor alegría de su vida y ya no tendrá que decirme aquello de Mario, por Dios, búscate una chica que te quiera que si no ellas se quedarán para vestir santos, pero tú mas solo que nadie y el ser humano está hecho para vivir en pareja. De todas formas todavía no le diría nada, no vaya a ser que no lleguemos a nada y mas vale no hacerse ilusiones, pero me da la impresión que la cosa, por lo menos por mi parte, va muy en serio y podemos llegar a ser mucho mas que amigos

Mientras tanto, doscientos metros mas abajo, en la cama de la nueva enfermera del pueblo, los pensamientos se paseaban entre las sábanas. Sofía no podía dormir por diversos motivos, pero sobre todo, porque no sabía si lo estaba haciendo bien o no. Con Mario se encontraba a gusto, para que negarlo, pero el recuerdo de David todavía le llenaba todas las horas de cada uno de todos los días desde que le comunicaron su fallecimiento. El hecho de venirse al pueblo era con la idea de iniciar una nueva vida y que mejor que hacerlo en compañía desde el principio. Posiblemente ella no lo necesitaba tanto y si no aparecía un hombre que llenase su vida, tampoco le pasaría nada, el recuerdo de David podía llenarlo todo, pero su hijo necesitaba un padre, alguien con quien pudiera compartir su educación, que disfrutásemos juntos de verlo crecer, lo ideal es que fuera su padre, el de verdad, el que la había hecho tan feliz durante aquellos años de andar por ahí intentando ayudar a los que nada tienen, pero desgraciadamente la vida tiene que continuar y yo tengo derecho a volver a intentarlo – Sofía se movía inquieta en la cama sabiendo que muy cerca seguro que Mario también pensaba en ella. He sufrido mucho, he llorado lo que no está en los escritos y mucho mas, he tenido fe y por eso he podido superar tantos momentos de soledad, pero todo tiene un límite y estoy llegando a un punto en que necesito a alguien y ese alguien creo que lo tengo muy cerca. Lo siento David, de verdad que lo siento, pero tu recuerdo seguirá siendo el mismo, pero mi vida puede cambiar y creo que es una oportunidad que no debo dejar pasar.

- ¿Se puede? – Sofía empujó el amplio portalón de madera que daba entrada a un patio donde se aparcaban los coches. El día era muy bonito, de esos días que solo se disfrutan en el campo, una ligera brisa conservaba un cielo azul alterado en ocasiones por unas nubes blancas, el olor característico de la fábrica parecía algo mas difuminado que en otras ocasiones y David salió al encuentro de su madre todavía emocionado con tantas situaciones vividas de las que no podía ni imaginar que fueran así. Asomado en una ventana, Marío contemplaba a Sofía que avanzaba con seguridad. Se había puesto muy guapa, con un vaquero ajustado que le quedaba muy bien, una camisa como de seda y un pañuelo que hacía las veces de goma del pelo y le permitía llevar una especie de cola de caballo. Unas deportivas blancas completaban su vestuario. Marío la saludó desde la ventana y bajó las escaleras de dos en dos. Cuando llegó a la altura de Sofía, ésta avanzaba de la mano  de David para ver un recinto donde estaban los establos

-        Ven, Mamá, ven ya verás – el niño tiraba de la mano de su madre con todas sus fuerzas – si nos damos prisa a lo mejor llegamos a la hora de ordeñar las vacas.
-        Tranquilo David que me vas a tirar.
-        Mira, mira allí – David señalaba con un dedo hacia el establo donde una gran cantidad de vacas parecía estar esperando que llegara su momento haciendo una cola que no se terminaba nunca – hace un rato hemos estado Mario y yo y me ha dejado ordeñar a una vaca
-        ¿Si? – Sofía se ilusionaba con solo ver a su hijo feliz - ¿y sabías como hacerlo?
-        Yo no, pero Mario y Celes me enseñaron
-        ¿Quién es Celes?
-        Es un pastor que es como el encargado de ordeñar porque Mario es el que manda, pero Celes es el que lo hace ¿lo sabías?
-        No, pero ahora que lo dices me parece que es lo lógico porque el veterinario es Mario ¿no?
-        Claro, por eso es el Jefe
-        Bueno, bueno, no exageres que parece que soy el dueño de esta industria y solo soy un empleado – Mario se acercaba hacia donde se encontraban Sofía y su hijo, con una sonrisa que demostraba su alegría al verla. Llevaba una camisa de felpa, de cuadros grandes, un pantalón de pana de un color como verde botella y unos zapatos gruesos que le hacía parecer algo mas alto.
-        Di que no Mamá, que no te engañe – David le miraba con la admiración reflejada  en su cara – él dirá lo que quiera, pero Celes me ha dicho que es el que mas manda.
-        ¿Y también te ha dicho que soy un Jefe muy duro?
-        No, eso no me lo ha dicho – contestó David con la inocencia propia de sus trece años.
-        No tienes pinta de ser un ogro – terció Sofía
Bueno, bueno, no te fíes que a veces hay por ahí lobos con piel de cordero. Espera a conocerme mas y ya verás

3 comentarios:

  1. El Tío Javier Belas15 de diciembre de 2012, 22:57

    Bueno, pues ya estamos otra vez en el pueblo. Que bonito. La enfermera y el veterinario se enamoran. Y el niño pasándoselo "chupi y canela".
    Hoy soy el primero en llegar a comentar la novela.
    Un abrazo a todos y a Tino, como siempre, ¡¡ENHORABUENA!!

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  2. ¡¡ Qué bonita se pone esta historia !!. Me falta un enlace desde el último capítulo en el pueblo cuando Sofia tenía a los dos pretendientes peleando..
    Se nota que llega el desenlace. Estoy con ganas de más.
    Tino, eres un genio y no lo sabes.
    En el próximo capítulo estaremos a la puerta de la Navidad
    Hasta entonces, bss a todos y SUERTE !!!! en la Lotería

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  3. Bueno, otra vez en el pueblo.... estos dos acaban liados seguro.Estoy deseando ver lo que pasa.... sigo leyendo para ponerme al día... Besos.

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