Queridos blogueros/as: Otra vez metidos en faena y esta vez parece que va en serio y poco a poco van pasando los capítulos de esta novela y ya os aviso que tengo preparada la siguiente, o sea que todos los fines de semana tenéis que seguir con la tarea de leer un poco.
En lo personal ha sido una semana muy movida para mí, nos tuvimos que volver de Cedeira porque se murió Paco Lopez mi cuñado y marido de Ana Mary y hemos estado de velatorios, misas, entierros etc...etc y no he tenido tiempo material para grabar este capitulo y ya casi sin darnos cuenta vamos por el dieciséis. Animo que va quedando menos
Un abrazo
Tino Belas
CAPITULO
16.-
Sofía
se despertó temprano convencida que era un sueño lo que estaba oyendo. El
silencio de la selva que, incluso había llegado a estremecerla por la noche, se
había convertido en una especie de disco de música en el que se entremezclaban
sonidos de todo tipo. Trinos de pájaros desconocidos se mezclaban con el viento
a su paso entre los grandes árboles que se iniciaban en las proximidades de la
casa, las ramas chocaban entre si provocando una auténtica guerra de sonidos.
Parecía como si cientos y cientos de manos estuvieran llamando a la puerta de
su vivienda. Era pronto y el sol ya inundaba toda la casa. Pequeñas ráfagas de
viento movían los mosquiteros que flanqueaban todas las ventanas. David,
desnudo sobre la cama, emitía leves ronquidos y auténtico calor. La noche, para
ser la primera vivida en Honduras, había sido intensa. El deseo había ganado la
batalla al calor y sus cuerpos se habían unido como tantas veces en España,
pero con la novedad del intenso calor. Tanto que parecían flotar en un colchón
de agua y menos mal que la cama era muy grande lo que les permitía dormir cada
uno en un extremo sin ni siquiera tener la posibilidad de rozarse, si no era de
manera voluntaria.
Rápidamente
se deshizo el entuerto del desayuno porque nada mas sentarse en la amplia
balconada apareció una señora de mediana edad, vestida completamente de blanco,
envuelta su cabeza con un pañuelo blanco que hacía resaltar aun mas sus
facciones negroides. Tendría unos cuarenta años, ojos negros grandes como las entradas
a un túnel inmenso, boca gruesa, manos acostumbradas a trabajar y un trasero que movía como si
dentro de su cuerpo estuviera permanente sonando una cumbia hondureña. El
acento no podía ser de otra manera
- Buenos días, señores - saludó al pasar con la
fregona por delante de David y Sofía.
- Buenos días - contestaron al unísono los
novios que se miraron con expresión de incredulidad.
- ¿La conoces?
- Si, estaba en la cocina cuando me levanté
- Ya, ahora entiendo lo del desayuno
David
sonrió
- ¿Que pensabas? ¿que me había vuelto
Arguiñano?
- No porque se que te gusta cocinar, pero para
preparar tan bien una bandeja, me parecía excesivo.
- Es curioso, porque aunque no te lo creas, me
había levantado para prepararte el desayuno y darte una sorpresa, pero cuando
llegué a la cocina ya tenía todo más que preparado.
- ¿Sabes como se llama?
- Alma María
- ¿Y va a venir todos los días?
- Pues la verdad es que no le he preguntado
pero por la manera de contestarme me da la impresión que va a estar siempre
para lo que queramos
- ¿Y eso?
- Me dijo que vivía justo en la casa de
enfrente y que la había contratado Ronaldo para que nos atendiera en todo lo
que hiciera falta.
- Pero tendrá un horario ¿no?
- ¡Y yo que se!
- Es que solo faltaba que viniéramos a echar
una mano para ayudar a la reconstrucción del país y a enseñarles modos y
calidad de vida y tuviéramos una esclava en casa.
- Tampoco hay que exagerar, Sofía. Esta gente
está muy acostumbrada a trabajar de sol a sol y para ellos no es una esclavitud
sino una manera de ayudar a sacar adelante a toda la familia.
- Ya, pero me tendrán que preguntar a mi,
porque todo el día una señora paseándose por la casa, yo no la quiero ni loca.
- Por eso no te preocupes.
Sofía
se apoyó en la barandilla de la terraza y dejó correr su imaginación. Esta
señora tendrá marido y posiblemente un montón de hijos y para subsistir
necesita trabajar. ¡Que mejor manera que hacerlo enfrente de su casa! Y encima
pagada por Médicos sin Fronteras que tenía fama de pagar bastante bien a sus
empleados, sobre todo a aquellos que procedían de los países en que se
instalaba. Seguro que sería servicial y honrada a carta cabal, de eso no tenía
ninguna duda, pero de lo que no estaba seguro es si ella sabría mandarla para
hacer las cosas de la casa. Sus dudas se desvanecieron en cuanto tuvo
oportunidad de hablar con ella dos minutos.
Alma
María se ofreció para tenerles preparada la comida todos los días y hacerle la
casa cuando salieran todas las mañanas. Sofía no tendría que preocuparse para
nada de las tareas domésticas, para eso ya estaba ella.
- Bueno, ¿te has quedado tranquila?
- Vamos a probar
- Ya verás como todo irá bien, seguro – David
la besó en la frente y se quedó con ella acostumbrándose al nuevo paisaje
A los
pocos minutos, un jeep con el anagrama de Médicos sin Fronteras, apareció por
el camino haciendo sonar insistentemente su bocina. Sofía y David recogieron
sus respectivos maletines y salieron. Ronaldo con una sonrisa que invitaba a
comenzar el día con optimismo les abrió la puerta del coche
- Buenos días ¿Qué tal?
- Muy bien, ¿has venido solo? – preguntó David
- Si, el señor Julio parece ser que salió
temprano para el consultorio
- Muy bien, pues entonces vamos para allá sin
tiempo que perder
- Por el tiempo no se preocupe porque en cinco
minutos estamos allí y sobre todo piensen que aquí se valora poco eso del
tiempo libre porque desgraciadamente nos sobra a todos
- Entonces que pasa ¿que la gente no tiene
prisa? – Sofía intervino en la conversación mientras arrancaba el jeep y Alma
María les decía adiós desde la puerta de su casa.
- Efectivamente, la gente no solo no tiene
prisa si no que no entiende al que la pueda tener.
- Bueno, es una manera como cualquier otra de
entender la vida – David se dio cuenta que el coche serpenteaba por el mismo
camino que habían venido el día anterior. A los pocos minutos llegaron a lo que
todo el mundo llamaba el consultorio que no era otra cosa que un barracón
abierto en el que se acumulaban cerca de sesenta persona.
- ¿Toda esta gente viene a la consulta? –
preguntó un asombrado David
- Posiblemente todos no pero la mayoría seguro
que si
- ¿Y llevarán mucho tiempo esperando?
- Eso es imposible de saber porque muchos
vienen a curas, otros a visitar a algún familiar que esté ingresado, otros a
buscar medicinas y seguro que la mayoría vienen por conoceros, al fin y al cabo
es el primer día y el último Médico se fue hace por lo menos tres meses.
Antes
de iniciar la consulta dieron un pequeño rodeo para volver a contemplar las
instalaciones. Todo era como muy pequeño y por lo tanto parecía fácil de
controlar. Realmente, exceptuando su casa que estaría un poco más alejada, el
resto estaban en una especie de semicírculo de no más de cien metros. En el
organigrama que se tenían que plantear, todos los días al llegar tendrían que
pasar visita, comprobar el estado de los pacientes ingresados e n el pabellón
mas grande de todos con techo de Uralita, sin puertas ni ventanas, pero si con
los huecos hechos como para ponerlas, algún día tendrían que operar y por la
tarde se dedicarían a la consulta y siempre dejando un hueco para una posible
urgencia
- Y que no se nos olviden las visitas a
domicilio - recordó David, mientras Sofía anotaba en una libreta todas estas
cosas para, en su momento, tratar de organizar el consultorio y por lo tanto
sus vidas.
Julio
apareció muy sonriente con un niño como de seis u ocho años al que llevaba de
la mano:
- Buenos días: ¿que tal?
- Muy bien - contestaron a la vez David y Sofía
- ¿Os gusta mi mayordomo?
- No está mal, aunque es un poco pequeño ¿no te
parece?
- No soy pequeño - contestó el chaval con
absoluto desparpajo - mi padre dice que soy un hombrecito
- Bueno, hombrecito, no te enfades - David le
extendió la mano derecha - choca esos cinco
El niño
le dio la mano y anunció:
- Me llamo Ismael y se hacer de todo, aunque lo
que mas me gusta y es lo que mejor hago es limpiar coches, o sea, que cuando
quieran me llaman y les dejo el coche muy limpio
- ¿Y cual es el precio? - preguntó Sofía
mirando intrigada a aquel personajillo que parecía bastante mas espabilado de
lo que sus ojos parecían demostrar.
- Yo se lo hago gratis. Lo único es que me
dejen un sitio donde dormir y algo de comer todos los días
- ¿Y no cobras nada?
- No, no hace falta
- Pero ¿que van a decir tus padres?
El niño
pareció recordar algún episodio desagradable porque su cara cambió bruscamente
- Mi padre se fue con la guerrilla hace mucho
tiempo y mi madre no tiene trabajo y en casa somos siete hermanos y no tenemos
dinero
- Pues
por eso necesitas cobrar una cantidad al mes y así ayudas a tu familia - Sofía
le agitó los rizos que llenaban su cabeza.
- Me parece bien, pero mi madre siempre nos
dice que no se debe pedir dinero a los señores porque entonces no te dejan
vivir en su casa.
- ¿Y no puedes vivir en tu casa y venir a
trabajar todos los días?
- No - el niño contestó con rapidez
- ¿Por qué?
- Pues porque vivo muy lejos
- ¿Si?
- Si, ayer salí de casa, me escondí en un
camión de reparto y llegué cerca de aquí. Después me metí en la caja del jeep
del Tío Julio y aquí estoy
- ¿Del Tío Julio?
- Si - respondió el niño moviendo la mano de su
protector - de éste
- Bueno - Julio trataba de justificar su
postura - cuando me bajé a echar gasolina me lo encontré debajo de la lona y
con esa carilla no lo podía dejar tirado en medio de la selva. Me contó la
misma historia que os acaba de contar y quedamos que, de momento, vivirá
conmigo con la condición que un día me lleve a su casa y hable yo personalmente
con su madre.
David
como responsable del dispensario se vio en la obligación de recordarle que
podía ser constitutivo de delito el hecho de quedarse con un niño en su casa.
- No te preocupes porque mañana mismo me acerco
a su casa y lo dejo todo arreglado.
- Eso es lo que tienes que hacer si no quieres
meterte en líos.
Los
tres integrantes de Médicos sin Fronteras, acompañados de Ronaldo que cargaba
con tres maletas grandes y de Ismael que ya se había agarrado por un lado de la
mano de su Tío Julio y de la otra de Sofía, atravesaron el barracón donde
estaba situada la consulta. La gente les abría paso mirándoles con curiosidad.
Al fondo la consulta. Era un espacio grande, suelo de tierra, una mesa de
madera hecha de manera artesanal, unas estanterías absolutamente desorganizadas
y un armario blanco con puertas de cristal en el que se mezclaban hilos de
sutura con jeringuillas a medio usar, botes de plástico, algunas gasas, vendas
descoloridas y medicinas por todas partes. En la pared de enfrente, al lado de
la puerta, un cuadro que representaba una puesta de sol en algún lugar del
lejano oriente y una estantería con seis libros antiguos de Principios Básicos
de Anestesia, Traumatología de urgencia, Nociones de Medicina Tropical, el
Parto, Cirugía Básica y un manual para el tratamiento de la diabetes. Escasa
biblioteca para tantos pacientes como se acumulaban en la puerta.
Pensé que te habías olvidado del capítulo semanal pero ya veo que no has podido.
ResponderEliminarVolvemos a estar en Honduras gracias al túnel del tiempo y parece que la llegada no ha estado mal y se les ve contentos en sus inicios. Hasta ha aparecido el tío Julito, que no sé por qué, me recuerda a otro de su mismo nombre je, je.
Me sigue gustando la narrativa. Eres un artista.
Desde Valladolid, un abrazo a todos.
En la línea habitual, entretenidísimo. Yo veo un argumento de película; está genial. Eres un profesional; podría ser una película de Garci.
ResponderEliminarPodrías mandársela. lo malo es que la utilice y no te pague un duro.....jejeje
Siento mucho lo de tu cuñado; un abrazo a Tere
Bss
Otra vez a la selva, la verdad es que esta historia es de lo mas variada y entretenida y nos dejas en cada capítulo con la miel en la boca.... Deseando leer el siguiente para ver donde se encuentran. Besos.
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