Queridos blogueros/as: Tengo que reconocer que esto de publicar cada sábado algo de lo que escribí hace años tiene gracia. Uno que tiene que reconocer que no es ningún especialista en "clubs de alterne" no me explico como se me ocurrió tantas barbaridades como se acumulan en este capítulo, pero ahora, al releerlo, me he puesto inmediatamente en situación y realmente la cubierta del Juan Sebastián Elcano está muy entretenida.
Como digo al principio y repito para evitar líos, todo esto es producto de mi imaginación y tan inventado está todo que no ubico muy bien donde está la famosa "casa de baños" que se llamaría cuando Don Jose Longo no se que, era visitante asiduo. Ahora sería un club de alterne o el Danubio Azul o Cielito Lindo o ¡yo que se! pero el ambiente sería mas o menos el mismo.
Por otra parte también tengo que hacerle una crítica a Dios, ya se que no es politicamente correcto, pero con la cantidad de situaciones con la que cada uno se enfrenta todos los días a lo largo de una vida, solo se le ocurre al Divino Hacedor llamarlo en momento tan especial. Hombre, yo entiendo que te llama cuando quiere que para eso es el que te da la vida, pero hubiera sido mejor esperar un poco y al salir sufrir un accidente de tráfico, pero un infarto en plena faena es una faena y hala todos a la faena de leer este capitulo que, como dicen en Castilla, "para luego es tarde"
Un abrazo
Tino Belascoaín
Acabo de decidir que a partir de ahora mi nombre artístico será Tino Belas, suena bien ¿verdad?. Espero acordarme para futuros escritos.
CAPITULO 4.- LA TRINQUETE
Me veo en la obligación de advertir a todos mis familiares que serán los únicos lectores y a algún que otro amigo que a lo mejor cae por estas páginas que todo, absolutamente todo de lo que va a ocurrir a partir de ahora, es fruto de mi mente calenturienta y que cuando alguien cometa la osadía de hablar en un idioma inventado por mi, como será “el galleguispanish” que suena como el gallego pero se escribe como a mi me da la gana, que nadie piense en ningún idioma conocido. Puede parecer gallego pero no lo es y que nadie lo entienda como una ofensa para tan noble idioma porque se colará de medio a medio. Todo es fruto de mi ignorancia en las formas de hablar de los descendientes de Rosalía de Castro y por lo tanto me lo invento. Ni es gallego ni nada parecido. Todas las escenas ocurren en Galicia, eso si, pero el resto es de mi cosecha.
. Aviso para navegantes que me viene muy bien para continuar con la historia de nuestra ánima en pena, Don José Longoregueiro porque al hilo de lo anterior, resulta que Don José falleció como consecuencia de un esfuerzo realizado en la casa de baños “Juan Sebastián Elcano”, ese era el nombre oficial y así figuraba en los anales históricos de las casas de baño de Galicia a principios de siglo, pero la realidad era que a aquella casa, situada en un marco incomparable con la ría de Cedeira al fondo, toda la provincia la conocía como “el Puterío de Rabadán.”
Haciendo honor al nombre de tan elegante institución, la madame se hacía llamar “la trinquete” sin saberse a ciencia cierta porqué, pudiera ser por lo que trincaba en monedas, porque se trincaba a todo el que tuviera a bien aparecer por allí o porque hacía algunos años y como consecuencia de una visita del buque a Buenos Aires donde ella ejercía de meretriz, había distribuido tarjetas entre la tripulación y se había beneficiado desde Capitanes de Navío hasta el sargento chusquero pasando por oficiales, suboficiales y marinería dedicándoles a cada uno el tiempo que su graduación merecía.
En el Juan Sebastián Elcano , en el putiferio no en el barco, había la costumbre desde el día de la inauguración que “la trinquete” catara el producto nuevo antes de distribuirle por las habitaciones pero no por nada importante, solo por su espíritu de colaboración con sus pupilas que, procedentes de todas las regiones del mundo mundial, esperaban tras las numerosas puertas a que Doña Amalia Conesa Pederniles, “la trinquete”, Condesa que fue de Pedernales, probase al incauto barón y le asignase compañeira.
Pero tales eran sus ansias amorosa y tales sus ganas de probar en todo tipo de situaciones nuevas y diferentes que la mayoría de sus clientes caían exhaustos en las distintas habitaciones y se levantaban solo a la hora del café por aquello de probar unas galletas de nata que la trinquete ofrecía a los que habían superado tan difíciles escollos.
El ambiente era marinero, faltaría mas, el bar imitaba al puente de mando del Juan Sebastian Elcano y el combustible estaba integrado sobre todo por whisky aunque, si las condiciones metereológicas se tornaban desfavorables se podía utilizar ginebra, ron y hasta agua mineral con gas.
La trinquete, en los ratos en que se dedicaba al arte de navegar entre dos aguas, solía sentar sus reales en lo más alto del puente de mando y desde allí transmitía las órdenes a sus subalternas mediante un chiflo, pito para los no iniciados. El amplio salón estaba compuesto por una barra a todo lo largo y el resto trataba de imitar como cuatro ambientes con sus palos correspondientes y, por supuesto cada uno de ellos con la dotación necesaria para cumplir las misiones con profesionalidad, como se sabía que era norma de aquella casa.
Al principio, los ambientes se denominaron como los palos del Juan Sebastian Elcano, a saber Blanca, Almansa, Asturias y Nautilus , pero Amalia Conesa con el gran sentido comercial que la caracterizaba decidió que era mucho mas agresivo el nombre de “La Trinquete” que Blanca y así fue cambiando todos los nombres y los pequeños prostíbulos, pero dentro del gran putiferio, pasaron a denominarse Trinquete, Mayor Proel, Mayor Popel y Mesana según se mirara desde la puerta de entrada con sus dotaciones correspondientes dispuestas a entrar en combate o Mesana, Mayor Popel, Mayor Proel y Trinquete si se observaba desde la puerta de salida o lo que es lo mismo viéndoles el culo a las correspondientes.
Jose Longoregueiro cliente habitual al menos dos días a la semana, era de los pocos que se permitía el lujo de no abonar ni un solo euro desde que el primer día “la trinquete” probó su máquina de placer. Se trataba de un instrumento único en el Reino de Galicia con una manga importante y un puntal que para si lo quisiera el Juan Sebastian Elcano, pero la característica primordial era su eslora, no menor de 30 cms que calado a plena carga casi se transformaba en un auténtico torpedo que hacía desplazar la punta de la galleta hasta límites insospechados.
Nota del autor.- Debo confesar públicamente que no tengo ni idea en donde se ubica la punta de la galleta por lo que dejo a la imaginación del lector que la coloque donde considere mas oportuno, allá cada cual.
Los diferentes servicios que se ofrecían naturalmente iban acordes con el ambiente y así cuando José Longoregueiro, el guajira y el faroles hicieron su aparición por el portalón de entrada se vieron asaltados por una nube de jovencitas que les ofrecían desde un pampero, aproximación espectacular al sexo y que consistía en que el actor se hacía una gayola , obsérvese la grandeza de este término marinero, mientras las susodichas tocaban las palmas al ritmo de sevillanas hasta el sumun del sexo que sería un monzón en el que participaban todas las componentes de la dotación comenzando con un pase de revista descubiertas, no en cubierta y que finalizaba después de múltiples maniobras con una introducción en la cofa. ¿En donde? Insisto en que cada uno se imagine lo que quiera pero yo he dicho en la cofa, repito, yo he dicho en la cofa.
Los tradicionales servicios personales sin mayores alharacas serían los ciclones que eran realizados por la señorita “foque volante”, una morena jamaicana que estaba para morirse y por “la contrafoque” que con sus melladuras en los dientes y una delgadez extrema comparado con la anterior tenía poco que ofrecer, pero naturalmente, su servicio también era mas económico, porque como decía la trinquete: “en esta tripulación hay donde escoger y todo calidad”
Las otras dotaciones como las escandalosas o las cangrejas, la mayoría procedentes de Cabo Verde y Guinea se ofrecían en la cubierta de popa, casi se podría decir que en la calle, aunque el parking era territorio exclusivo de dos brasileñas, las velachos, la alta y la baja, para según tamaños.
Había también un número lésbico como no podía faltar en cualquier casa que se precie protagonizado por dos auténticas artistas del canibalismo sexual que eran “la petifoque” y “la trinquetilla” que con sus movimientos por todo lo largo de la cubierta introduciéndose incluso en el sollado de marinería, provocaban auténticos tifones entre los presentes.
En una orgía de estas estaba el bueno de Don Jose Longoregueiro cuando el Divino Hacedor lo llamó a su presencia y ante tal aviso y casi en calzoncillos, Don José salía congestionado por el amplio pasillo cuando oyó la voz del Señor que le decía:
- José, José : Ha llegado el momento que te presentes ante mi para dar cuenta de todo lo bueno y lo malo y como te estoy viendo y se que no estás en mi gracia, es decir, en la gracia de Dios y para no enviarte al fuego eterno para toda la eternidad, he decidido darte una oportunidad y así para que tengas tiempo de meditar acerca de tu vida, irás a San Andrés de Teixido en forma de caracol y tus pecados te serán perdonados – dicho lo cual cerró la llave de la bombona correspondiente a D. Jose Longoregueiro Suarvías y éste notó una opresión en el pecho y cayó fulminado en la moqueta de la casa de baños Juan Sebastian Elcano dejando para siempre un recuerdo imborrable en “la trinquete” a la que desde entonces nadie vio pasear por el puente de mando, aunque, eso sí, continuaba dando órdenes desde su cámara ubicada en el ático del edificio.
Aquí tenemos ya al bueno de D. José, convertido en caracol y con la presencia del paso del tiempo sobre su concha, dándose cuenta que con esa actitud chulesca no iba a ninguna parte y con humildad trató de pedir perdón a aquel ser enorme que portaba un bastón de tan considerables dimensiones. Por un instante pensó que el castigo a que iba a ser sometido, sería igual que el que él había infringido a las hormigas pero el portador del bastón, le miraba y no parecía tener tan aviesas intenciones. Sin embargo, continuaba moviendo rítmicamente su bastón y en cualquier momento podría aumentar la tensión un poco y su caparazón, que parecía muy bueno para ataques de animales de su tamaño, saltaría por los aires.
En la lejanía oyó una voz profunda que, en castellano y con una buena dicción, le aseguraba que no lo mataba porque sabía que era el ánima de alguien que iba a San Andrés porque sino, ya lo habría aplastado. El ánima, Don Jose Longoregueiro le agradeció el detalle y prometió no volver a hacer daño a ningún animal y por supuesto no volvería a comer ninguna hormiga.
Obtenida la promesa formal, Tino levantó el bastón y permitió que el caracol con paso lento, como era lógico para su edad y condición social pero lo mas rápido que le permitían sus delgadas patillas, se separara del camino y se perdiera entre la maleza.
Acabado el espectáculo, nuestro caminante se levantó lentamente, trató de peinarse pasando los cinco dedos de su mano derecha por los cuatro pelos que todavía continuaban presentes en su escasa cabellera, realizó algún ejercicio de estiramiento para su maltratada espalda, se ajustó la gorra verde de visera con el anagrama de Nike y continuó lentamente su ascensión al Tarroiba, ¿no será Torraiba?
Este capítulo lo voy a llamar "Una coña marinera". Ya te lo dije Longoregueiro, con las cosas de la mar no se juega. Y ya ves en que has acabado "puterín". De caracol peregrino.
ResponderEliminarEsto cada vez es mas diverido.
Genial,,,,,sin palabras. Te has superado. Que bueno !!!!!!
ResponderEliminarCaracol col col, saca los cuernos al sol y verás a tu padre y tu madre metidos en un serón,,,,
Toda la razón Tío Javier...Una "Coña Marinera" :)
ResponderEliminarSiguiente!
Estoy de acuerdo con vosotros una Coña Marinera.Está claro el nombre de la trinquete, se trincaba a todo dios..... Bueno voy a por el siguiente.
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