Queridos blogueros/as: Yo sigo a lo mío y como hoy es sábado, toca un nuevo capitulo del paseo por el Torraiba.
Lo acabo de leer y parece como un capitulo de transición, de esos de relleno que hacen los profesionales y que yo, seguro que sin darme cuenta, también lo hice hace tiempo.
Todavía estoy impresionado con La Trinquete y creo, sin exagerar, que es de lo mas divertido que se me ha ocurrido. Como tengo que ir definiendo mi estilo, estaría bueno que me convirtiera en cronista oficial de todas las casas de baños de la comarca. Eso si, temas no me faltarían porque en cada cama puede haber una historia, pero al final supongo que me darían pena las trabajadoras del sexo y se convertiría no en una crónica si no en una especie de moralina para los asiduos a ese tipo de establecimientos.
En fin, de momento sigo con mi paseo y cuando ya esté publicado todo lo que tengo, veremos si vuelvo a las andadas. Aviso que tengo por lo menos para seis meses publicando cada sábado.
Todo el que se canse, que lo deje que mientras tanto, yo seguiré erre que erre todos los sábados.
Un abrazo
Tino Belas
CAPITULO 5.- LA CUESTA CONTINÚA.-
Las vistas iban mejorando a cada paso. El horizonte, a la izquierda, se confundía con el mar mientras que, a la derecha, los eucaliptos se iban abriendo para dejar paso a un paisaje mas de alta montaña con el viento en vuelo rasante, el camino iba perdiendo su virginidad original de arena y piedras y pasaba a ser un césped blando y muy acogedor para las botas de nuestro cirujano mientras “los toxos” montaban una guardia permanente y hacían que todo fuera como diferente. Ahora hacía hasta frío, aunque el sol tuviese también su parte de culpa por dedicarse a jugar al escondite entre algunas nubes que transitaban por el cielo. A lo lejos y por encima, el acantilado mas alto de Europa, situado mas allá de San Andrés, se iba haciendo presente mientras que, por abajo, el mar golpeaba con fuerza las rocas de la costa dejando una estela de espuma por todo el litoral, mientras que la ladera de la montaña era un festival de tonos verdes alternando con algún amarillo como contraste. Parecía mentira que en tan pocos metros de ascensión se intercalasen tal variedad de colores diferentes.
En algunos troncos de pinos y eucaliptos alguien había escrito con trazos gruesos una C que venía a imitar aquella cruz que colocaban a los judíos en tiempos de Hitler y que delimitaba una amplia zona que iba a ser talada en los próximos días o semanas por unos leñadores portugueses que de manera rápida y por relativamente poco dinero dejaban el monte tan plano como deseara el dueño. Eran padre e hijo que con una habilidad increíble, ayudados de una especie de tractor multiusos, cortaba, desbrozaba y colocaba la madera de tal manera que podía ser fácilmente transportada hasta el muelle de Cedeira en donde se introduciría en las bodegas de los barcos madereros y transportada a Gijón donde ya moriría definitivamente y los que habían sido hermosos componentes de importantes bosques pasaban a ser, como tributo al progreso, hojas de papel en blanco para los diferentes periódicos nacionales.
Unos metros mas allá y sin dar mayor importancia a la presencia de un ser humano, una pareja de caballos salvajes disfrutaba de una interminable jornada campera, mientras dos potrillos, uno negro y otro de color canela, correteaban por los alrededores bajo la mirada de la madre que no parecía prestar excesiva atención, pero que ante la presencia del Dr.Belascoain, lanzó un relincho y los potrillos corrieron a su encuentro. El padre unos metros mas allá, imposibilitado para correr por un cepo en su pata trasera izquierda, también observaba todos esos movimientos y de una manera lenta se acercó al resto de la manada para que por aquello de la unión hace la fuerza evitar agresiones a cualquiera de sus miembros sin saber que si ellos tenían miedo mucho mas tenía Tino que los miraba por el rabillo del ojo bien agarrado a su bastón por si hubiera que utilizarlo como arma defensiva, pero entre que los caballos no tenían mayor interés en atacar ni ser atacados y que Tino continuaba su lenta ascensión, el incidente o mejor dicho lo que podría haber sido un incidente se resolvió sin mayores problemas confirmándose una vez mas los miedos injustificados que amenazaban continuamente la vida de nuestro Cirujano Plástico.
Era una práctica habitual en su vida adelantarse a los acontecimientos y en muchas ocasiones de manera negativa, es decir, viendo solamente lo malo de cualquier situación sin valorar los positivos que como resultado de su experiencia eran muchos mas, pero eran situaciones que no podía evitar y ante la presencia de los equino su reacción inmediata fue ¿y si me atacan? Cuando lo lógico seria pensar que esos caballos, mal denominados salvajes, ante el menor peligro saldrían “escopetados” como así había sido.
En base a esa postura negativa era consciente que un bastón parecía poca arma defensiva sin contar que un grito, un gesto o cualquier aspaviento provocaban siempre una huida de esos caballos y todo ello sin necesidad porque antes de recurrir a cualquier truco los equinos continuaron su camino.
De igual manera el razonamiento de ¿y si me da una coz y me deja mal herido, quién me socorrerá? En lugar de pensar que no tendría que darme ninguna coz y que en todo caso y si eso ocurriese en un bosque próximo a casas, das una voz y aparece doscientas personas dispuestas a ayudarte.
Todos estos y muchos mas pensamientos pasaron por la cabeza de nuestro protagonista y como siempre desaparecieron como la lluvia que en ese preciso instante comenzaba a hacer acto de presencia. Pequeñas gotas caían del cielo y otra vez los pensamientos negativos y si estas gotas son el preludio de una enorme tormenta con truenos y rayos ¿Dónde me puedo refugiar? ¿Y si me cae un rayo? Otra vez y como siempre a los pocos minutos dejó de llover y lo lógico hubiera sido pensar que la lluvia en Galicia y mas en verano no es de tormenta y que para que un rayo te caiga encima tiene que ir precedido de truenos que no se oyeron por ningún sitio y además ¿cuántos rayos caerán al año en los bosques y cuanto gente se muere?
Lo mismo que en el incidente con los caballos, a los pocos segundos nuestro caminante estaba tan tranquilo y ya no se volvió a acordar de la tontería esa de los ataques de los caballos o los rayos atravesándole el cuerpo como si de un pararrayos se tratara.
Este ha sido el capítulo mas tranquilo de todos los que he leido. Ha sido relajante y para prepararse para los próximos que seguro que serán menos de transición.
ResponderEliminarAnimo y un abrazo
Llevo una semana de retraso. Se me acumula el trabajo.
ResponderEliminarSi fuera una pelicula, este relato es como una vista panoramica mientras aparecen los títulos de crédito...
¿Cómo será el próximo?
A mi éste capítulo de "transición" me ha gustado mucho. Es como una pausa entre tanta locura. Hay que tener en cuenta que los estoy leyendo todo "de seguido"
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este capitulo, tranquilo pero diciendo verdades como puños. Siempre pensamos en las cosas malas que nos pueden pasar. Voy a por el siguiente.Besos.
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