domingo, 20 de noviembre de 2011

EL LOCO CAPITULO 2

Queridos blogueros/as: Lo primero que tengo que escribir es que con esto de estar haciéndome famoso (la última vez he recibido 6 mensajes) es necesario dedicarle un poco mas de tiempo a este blog tan de moda y eso lo digo porque acabo de leer lo último que escribí como prólogo a ese primer capítulo y no me extraña que no entendáis nada porque, para empezar pongo que la novela se llama el ladrón y es el loco, pero como es una copia literal de una libreta, realmente la novela empieza hoy porque hasta ahora ha sido una forma de rellenar páginas y mas páginas sin decir absolutamente nada (parezco un político)
¿No será que el protagonista de la novela seré yo? espero que no, aunque reconozco que de vez en cuando se me va algo la olla, pero ¿hasta tal extremo?
Os diré que ayer a las cuatro y media de la mañana estaba escribiendo todo esto y no se a que tecla le di, el caso es que se borró todo. Lo digo porque dada mi afición a las nuevas tecnologías lo mismo aparece por algún sitio, aunque yo de momento no lo encuentro.
Hoy es 20-N ¿habéis votado? yo si, pero no os pienso decir a quien para que nadie me pueda decir si soy de izquierdas o de derechas aunque los seis que me conocéis ya sabéis hacia quien ha ido mi voto. Esperemos que si esto cambia, sea para bien, bueno para bien tiene que ser porque a peor difícil es que vayamos, pero en fin lo mismo aparece por ahí un iluminado ¡otro, no por favor! que nombre ministra de Sanidad en lugar de a Leire Pagín a una que tenga el sida y con eso ya se respetan los derechos de todos y todas y total la diferencia será que una es sana, se supone, y la otra no, pero de conocimientos de temas sanitarios andan igual y así nos ha ido.
Lo siento meterme en estos berenjenales, pero, como siempre, así espero que me contestéis y ¡hala, leña al mono que para eso estamos!
Os espero y esta vez los blogueros tenéis que llegar a siete. El reto no parece imposible ¿no? aunque todavía sigue habiendo gente que dice que me quiere escribir y no puede ¿me lo creo? si, hombre si, por que no
Un abrazo y hasta el siguiente capitulo que será el próximo fin de semana
Tino Belascoain

 CAPITULO DOS

Bien, bien, Eureka, albricias, alegría y no se cuantas cosas mas. ¡Se me acaba de ocurrir un tema sobre el que se podría armar una novela, pero sin meter a nadie conocido!

Llegamos tan tranquilos a pasar un fin de semana a Vilacacín  y en el piso de arriba, donde el Abuelo Faustino escribió en la pared la oración dedicada a Nosa Señora do Mar en la que le pide todos los días paz, pan, trabajo y sobre todo comprensión entre todos los hombres del mundo, en el suelo, con los brazos como retorcidos, las piernas machacadas y la cabeza deformada por una brutal paliza, había una chica rubia, muerta desde hacía días, con un gran charco de sangre alrededor ¿te imaginas? ¡Vaya susto!

Llamamos a la Policía y empieza el lío: fotos, pruebas,  toma de huellas, más fotos, interrogatorio para todos y miedo, mucho miedo. Todo se aclara en pocos minutos porque nosotros venimos de Madrid y hace por lo menos dos meses que nadie ha entrado en esa casa, o sea, que ninguno sabemos nada. No parecía que hubiera sido un robo porque estaba todo, más o menos, en orden, tampoco una violación, el Forense ya rondaba por allí y no descubría ningún signo de agresión sexual, aunque todavía estaba pendiente de la autopsia oficial. Total que el Inspector Manuel Fandiño (que nombre mas bonito para un inspector gallego ¿verdad?) desplazado desde La Coruña para tratar de buscar la causa del supuesto crimen estaba absolutamente despistado.

Y yo me pregunto ¿que pinto en todo esto? ahora me tengo que estrujar el cerebro para imaginarme al tal Fandiño y encima no puede ser nadie conocido porque si no fuera así sería bien fácil. Pensándolo bien, tampoco es tan complicado buscar a alguien desconocido con perfil muy, pero que muy gallego, con la socarronería típica que da la tierra y aquí podría meter también una idea que me anda rondando por la cabeza y que te la explico a ti, Blanca, que para eso tengo el honor que seas mi única lectora.

Desde hace mucho tiempo en los sobres rojos del Nescafé descafeinado, supongo que en los otros será igual,  vienen como frases cortas, algo así como sentencias, que desde que las vi por primera vez me han llamado la atención y tengo la manía de guardarlas.

-         Mira, justo en el bolsillo de la bata blanca que uso en la consulta tengo un sobre que lo he debido coger en el desayuno. Espera un segundo que lo saco y te lo leo ¿donde estaba? Si aquí está. Dice: “A veces ir despacio te ayuda a llegar antes” y este tipo de frases en boca del Inspector Fandiño queda fenomenal, o sea que ya lo sabes, a partir de ahora cada vez que el Inspector diga una frase de éstas, no pienses que tu tío Tino es un genio ¡que va! piensa que están copiadas del Nescafé que además es verdad.

¿Tú no te imaginas al Inspector Fandiño? Yo perfectamente. Lo veo como si lo tuviera delante. Es un tipo con pinta de lo que quieras menos de Inspector.

El ruido de un motor todo desvencijado resuena por la subida hacia Vilacacín. Los técnicos de la Brigada de Investigación Criminal que trabajan para lograr obtener pruebas para saber que es lo que había ocurrido, se miran aliviados entre si. La presencia del Inspector Fandiño está próxima, el ruido inconfundible de su coche la delata.

-         Por fin, llega - uno de los policías deja la máquina de fotos encima de una mesa y se acerca a saludar al Inspector

El conocido Inspector sale trabajosamente de su coche, se quita la boina y se seca la calva con un pañuelo arrugado que inmediatamente desaparece en el bolsillo superior de una americana de tonos negruzcos, con brillos por el paso del tiempo y con algunas manchas visibles a varios metros. Calzado con una especie de cubrezapatos de plástico de color verde muy propios para días de invierno en el que el barro anega todos los caminos de la Galicia rural, pero realmente poco adecuados para un día del mes de Junio con un calor pegajoso que hacía que hasta los pescadores no hubieran salido a la mar a faenar.

-         A sus órdenes, Don Manuel - el policía que vigilaba la entrada de la finca y que impedía el paso de curiosos se cuadró y saludó militarmente.

El Inspector Fandiño correspondió al saludo con un gesto y le espetó:

-         No me llame Don Manuel, hombre, que eso en Galica está reservado para Don Manuel Fraga Iribarne, llámeme solo Manuel que es como me llaman todos los que no me conocen o me conocen poco porque para los amigos de verdad soy Manoliño el de las Pontigas.

-         De acuerdo y perdone pero debe pasar lo antes posible porque le llevan esperando desde la mañana.
-         Debería saber, Señor Agente, que a las veces el ir despacio te ayuda a llegar antes (Frase del Nescafé como ya sabes)

El Inspector Fandiño después de departir profesionalmente con los diferentes especialistas introdujo en el asiento atrás de su coche un montón de papeles y fotografías que fueron a formar parte de otro grupo que había llegado con anterioridad formado por una factura del arreglo de su nevera, un trozo de papel de plata  antiguo envoltorio de un bocadillo de mortadela, una cesta de pescar, unas playeras destrozadas, una botas de agua y miles de cosas mas que le hacían compañía en las horas de duro trabajo.

Me acabo de dar cuenta que el reborde la libreta es de color azul ¿te habías fijado? lo cual quiere decir que a nuestro Inspector hay que asignarle una mentalidad propia de los que visten rigurosamente de azul, es decir, que Fandiño había sido Falangista y  todavía recordaba con nostalgia aquella época de lo que él denominaba “dictablanda” en que el país vivía en paz, los obreros tenían trabajo, los ricos dinero y los de siempre bienestar.

-         Es imposible, imposible, no hay que darle vueltas. Es imposible que yo pueda averiguar el autor de un crimen de una chica a la que no conozco de nada, no la he visto en mi vida y en el pueblo tampoco nadie sabe quien era ni de donde viene. Estaba claro que a la pobre la habían matado a palos, no sabía porqué, pero si él viviese en el pueblo, conviviese con la gente, andará de bar en bar y se relacionase con todo el mundo, las cosas serían más fáciles. Y eso es lo que pasaba en tiempos de Franco -  Manuel Fandiño hablaba solo como hacía siempre que se encontraba ante un caso difícil mientras comía, con ansia, un bocadillo del que sobresalía el chorizo por los laterales del pan - el cabo de la Guardia Civil sabía la vida y milagros de todos los habitantes, si tenían novia, si se iban a Ferrol de juerga, quien manejaba la droga y quien solo tabaco y ahora resulta que el Gobierno, me da igual el autonómico que el central, quieren que yo, que no sabía ni donde estaba Cedeira y lo he tenido que consultar en un mapa, que vivo en La Coruña en una pensión de mala muerte porque no me voy a ir todos los días hasta Monforte de Lemos  para ver a mi Lucinda con la que llevo casado treinta años y encima ahora le endosan el caso de un asesinato que no sabía ni por donde empezar.

Sentado en uno de los peldaños del cruceiro que está delante de la Capilla de San Antonio do Curbeiro, a escasos quinientos metros del lugar del crimen, Manuel Fandiño revisó uno a uno todos los papeles

En las fotos, la chica parecía extranjera, aunque después de comprobar sus huellas dactilares no habían identificado a esa persona, parecía joven, sus manos estaban muy bien cuidadas con las uñas pintadas con esmero y la ropa denotaba una posición económica desahogada. La expresión de la cara era de terror lógicamente provocada por los golpes a los que fue sometida antes de su fallecimiento. En le fondo del importaban un pito los rasgos de la muerta, él fijaba en su memoria los datos a través de las fotos

-         Bastante tengo con ser Inspetor (sin c que suena como mas gallego) para encima tener que hacer de Forense. Yo me dedico a brujulear por los alrededores y observar.
                                                                      
A través de aquellos ojos tan pequeños que parecían dos cabezas de alfiler, era capaz de ver más allá que el paisaje que tenía enfrente. Su memoria era prodigiosa, tan prodigiosa que se sabía de memoria toda la historia del Deportivo de La Coruña desde su fundación hasta nuestros días. Conocía como nadie quien había metido el gol que le dio la victoria a su equipo de toda la vida jugando contre el Sestao en Riazor en 1942 y si hacía un ejercicio de voluntad un poco mayor, sabía hasta quien había centrado desde casi el banderin de corner y le había dejado el balón para que Marcelino, entonces delantero del Depor, lo empujara hasta las mallas del equipo contrario, portería que defendía, según creía recordar, un portero que se llamaba Gallástegui, natural de Galdácano. Saber cuantos títulos había conseguido su Depor eso lo sabía cualquiera pero conocer la alineación de un partido de su equipo en la pretemporada 51-52 eso no era tan fácil y Manuel Fanduiño no solo se la sabía si no que también sabía el resultado y hasta como se llamaba el árbitro

Total que el Inspetor (sin c Blanca que es más gallego)  era un auténtico monstruo y por eso estaba tan bien considerado. Conocía todos los crímenes cometidos en la Comunidad Autónoma y los que no había resuelto él personalmente, los tenía archivados en el sótano de su casa de Monforte de Lemos. Tenía muchos, pero ninguno con tan pocos datos. Todo era desconocido, el móvil del crimen, la identidad de la muerta, por supuesto, la identidad del criminal, como había llegado hasta allí el cadáver, nada de nada. Manuel Fandiño no tenía ni idea y yo que soy el autor menos todavía y tengo la impresión que, como siempre, me estoy metiendo en un lío que no se como voy a salir de él. Si no puede ser nadie conocido y en eso estamos todos de acuerdo ¿como es posible que el cadáver aparezca en el piso de arriba de Vilacacín?

Ya tengo la solución: Que no exista cadáver (otra vez iba a poner haya cadáver, pero me pasa lo mismo que antes y que siempre ¿es con y o con ll?) y eso que parece complicado de arreglar no lo es tanto, para eso estoy yo. No existe el cadáver ni nada por el estilo. Se soluciona fácil, ya lo verás.

El Inspetor Fandiño se levanta con tranquilidad del peldaño en San Antonio en el que estaba sentado, deposita los papeles en el asiento de atrás de su destartalado coche y vuelve a Vilacacín, pero cuando vuelve, se encuentra la puerta de la entrada, la de antes de bajar la cuesta, completamente cerrada, con un candado oxidado por tantos días sin haber sido utilizado

-         Alguien quiere borrar mis huellas - admite Fandiño. Da vueltas por las proximidades de la vieja puerta y encuentra una pequeña entrada a la finca por medio de una abertura en el viejo seto. Lo atraviesa y una vez en la bajada observa con sorpresa que  le hierba que cubre la bajada tiene una cuarta de altura y comprueba, estupefacto, que por allí no ha pasado un coche en muchos años o por lo menos en muchos meses.  Intenta entrar en la casa pero todas la puertas y ventanas están canceladas por tablones de madera que impiden la entrada.

Está claro que yo no he estado aquí - pensaba mientras daba vueltas por la terraza buscando una explicación lógica - tan claro, tan claro que debería de ser así, pero no es así - se quitó la boina y se secó con el pañuelo su muy poca amueblada cabeza - seguro que he estado aquí no hace ni una hora y también estaban por lo menos diez policías tomando muestras de las huellas dactilares e incluso haciendo fotos que además las tengo yo en el coche, o sea que es imposible, yo no me lo he inventado.

Con gesto de preocupación se acercó hasta su coche y por primera vez desde que lo había comprado, el asiento de atrás estaba completamente limpio, no había ni un solo papel ¿Que ha pasado aquí? Las fotos ¿donde están? y aquí querida Blanca vuelvo a estar en el típico cruce de caminos con cuatro opciones y ¿que hago? ¿por donde sigo?  Ya está, ya lo se. Mañana continuaré que por hoy ya está bien. Voy a seguir cuando han pasado cinco años, Manuel Fandiño está ingresado en un Psiquiatrico y que Dios reparta suerte. Hasta mañana.

7 comentarios:

  1. El Tío Javier Belas20 de noviembre de 2011, 23:37

    Bueno. La novela parece que empieza a tomar forma. Ya tenemos el cadáver, tenemos también al inspetor ( mas gallego sin c ) y ya queda menos para saber quien es el loco. Sigo pensando que a lo mejor soy yo. ! Que divertido !

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  2. estoy con el tío javier, parece que va tomando forma. a mi me gusta lo de que sea en vilacacin! así es más sencillo imaginarse la situación!!! un abrazo!!!

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  3. por cierto era josito ;)

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  4. Soy Mercedes, pero hoy no me deja publicar con mi identidad...Lo he intentado tres veces, se me borra lo que escribo y estoy aburría..
    Me encanta el relato; ahora si que empieza a tener cara y ojos. La presentación no puede ser mas impactante.
    Eres un escritor surrealista; ¿te lo habian dicho alguna vez?.
    Tú si que vales....

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  5. Relato inédito! Así me gusta! Estoy deseando leer cómo se resuelve! Queremos ya el siguiente capítulo!
    Bs.
    Cristina
    PD: Haya/halla: la primera del verbo haber y el árbol, la segunda con elle del verbo hallar (encontrar).

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  6. Que bueno! Me encanta que vuelva y no haya cadaver! Ya me estaba imaginando historia policiaca gallega (Por cierto,me está gustando mucho el libro que me dejaste del policía de Vigo).

    Me gusta eso de que salgan cosas y personajes conocidos.

    Llegarás a los 7 comentarios?

    Suerte!!

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  7. Séptimo comentario! Yuhuu! Esto se pone interesante eh? Así que venga el siguiente capítulo! Tus seguidores esperamos ansiosos!

    Cris, gracias x la clase de ortografía. En el siguiente capítulo mas!

    Bss

    Ana

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