En fin, que como podéis apreciar, la novela ha dado un giro y ahora nos vamos un poco de juerga por ahí que nunca viene mal y recordamos aquellos tiempos del cuplé, porque con las bromas de esto que se refleja aquí han pasado nada mas y nada menos que cuarenta y muchos años. Total nada, pero bueno, vamos a intentar ser felices que es lo importante
Un abrazo
Tino Belascoaín
CAPITULO 49.-
Fernando y Mamen
finalizaron su lento recorrido por la ciudad vieja sentados en una especie de
“pub a lo gallego” como le gustaba llamarle a su dueño, un tal Toñito de
Arousa. No podían más y no encontraron sitio mejor. Sin querer, como suele
ocurrir con casi todos los turistas, habían entrado en una de las tascas mas
emblemáticas de La Coruña.
La pinta era, cuando menos, curiosa. La barra situada a la
izquierda de la entrada era larga y absolutamente repleta de productos de la
huerta como los definía su dueño y en ella se alineaban desde patatas cocidas,
los famosos “cachelos” que despedían un aroma que entraba hambre por todos los
poros de la piel, pimientos de Padrón con un pequeño letrero en el que se
avisaba, en gallego, “non te lo creas, meu rey que en Padrón xa non hay
pimentos nin Cristo que lo fundó”, un cochinillo colgado del rabo con otra
inscripción que rezaba: “isto me pasa por no falar galego”, un escudo del Real
Madrid con la dedicatoria a Toñito el más madridista de La Coruña , al lado uno del
Depor con la dedicatoria de a Toñito el más deportivista De La Coruña y un poco más allá
un banderín del Arosa sen el que el propio Toñito había escrito de su puño y
letra: “ el futbol me importa un huevo”. Una enorme cazuela de barro se
encontraba hasta arriba de callos con garbanzos al mas puro estilo galaico y
todo ella rodeada de cientos de cigalas que intentaban abrirse paso en el
amplio mostrador luchando denodadamente con unos percebes como “carallos de
home” en el ansia de alcanzar las enormes almejas que con su concha a medio
abrir parecían querer estar pidiendo guerra a los productos huertanos.
Fernando apreció la
originalidad del lugar nada mas pasar el primer escalón, pero la voz de Toñito
lo atrajo desde el fondo del local donde sentado en una especie de banqueta
alta contaba sus peripecias a un numeroso auditorio compuesto sobre todo por
gentes de la ciudad, entre los que primaban funcionarios, ayudantes de obras
públicas y algún guardia civil de paisano que había sido enviado por el
Gobernador Civil para decidir si se clausuraba el local. Numerosas mujeres
rodeaban a Toñito quien de Smokin riguroso, iniciaba su habitual “chou” con su
primera singladura a América. Las mujeres lo miraban con admiración y algunas
bajaban con disimulo sus ojos desde el smokin a la entrepierna. Toñito les
advertía que al final del “chou” les haría, si se portaban bien, una
demostración de su singular dotación masculina, pero antes las embelesaba con
sus historias contadas en un gallego españolizado, como le gustaba decir:
- Distinjido publico presente y ausente: Aquí
me tenéis vestido de Diplomático para una ocasión tan importante como es la de
presentarme a todos ustedes para que me conozcan los que no me conocen y me
recuerden los que ya han venido más veces. Por favor, caballero, si usted, si,
el del fondo – Toñito se levantó un poco y le indicaba a Fernando que a la
derecha había sitio – usted me ten pintiña de extranxeiro de fora ¿me equivoco?
- No, no te equivocas, venimos de Madrid
–contestó Fernando, mientras tomaba del brazo a Mamen y tomó asiento a un lado
del pequeño escenario, sin darle opción a ella a protestar, aunque estaba
seguro que el sitio no era de su agrado. Eran muchos años de convivencia y
sabía que los chistes y los presentadores de medio pelo nunca habían sido
santos de la devoción de su mujer, sin
embargo, a él cada vez le gustaban mas los sitios curiosos y desconocidos como
aquel con el riesgo de equivocarse, como aquella vez en Londres que se metieron
en uno de travestis pensando que la que estaba en el escenario era Rafaela
Carrá y luego resultó que se trataba de
un conocido “transformista” y el local estaba hasta los topes de maricas que,
en parejas, se morreaban sin ningún pudor. Aquello era demasiado y tuvieron que
abandonar el local antes que los confundieran por algo de lo que no eran.
En el pub La Miñoca todos los presentes
atendían las explicaciones de Toñito quien haciendo gala de un don de gentes
especial, centraba su atención en los que él llamaba “meus amigos de fora de La Coruña ” como Fernando y
Mamen que atendían con una media sonrisa y con cara de esperar acontecimientos.
- Xa me parecía a mi. Vosoutros nos os dais de
cuenta, pero teneis una pinta de Madrid que se os nota a la legua ¿a que sí?
Todos los espectadores
asintieron y unieron sus voces en un coro afirmativo.
- Lo veis, todo el mundo se ha dado de cuenta,
pero no os preocupeis, meus amijos, porque a mí me pasaba igual cuando estaba
en el Urujuay y digo Urujuay con jota y digo bien, aunque a muchos les suene
mal, porque ellos lo pronuncian así y yo no los voy a cambiar. Por cierto,
filliños, ¿alguno conoce el Urujuay? Pues no sabeis lo que es bueno. Todo el
que viaja se va a París, a Londres o a Niuyork y nadie va a Montevideu que
posiblemente sea la ciudad mas bonita del mundo. Bueno, non se si la más
bonita, pero seguro que es la que mas diversiones tiene. Alí, as muyeres te
chaman por las calles y te levan al catre sin preguntarte ni o nombre, de
verdad.
Desde el fondo de la sala,
alguien dijo:
- Hombre, Toñito, todas todas as muyeres no
serán putas
- Non - respondió o presentador de fábulas –
tes razón, mi tía Carmela, a mujer de o
meu padriño, que foi a que me levou para alá, ella non, pero el resto yo me
creo que si.
- Que exagerado eres, manda carallo – contestó
la voz
- Si, si exagerado, eso es o que te crees ti.
Mira – Toñito clavó sus ojos en los de Fernando – este señor vive en Madrid
¿verdad?
- Verdad – contestó Fernando quien trataba de
adivinar por donde le caerían las preguntas.
- ¿ Y cuantos chalets endosados habrá en
Madrid?
- Chalets ¿cómo?- preguntó Fernando.
- Si, home, si, casas de esas que la terraza es
como la de un piso, pero con un pouquiño de hierba en donde los veciños siempre
hacen barbacoas y te llenan la casa de cheiro a sardiñas ¿sabes lo que te digo
o todavía te lo tengo que explicar con mas detalle? Porque neno ti me tienes
pinta de profesional liberal, pero o muy fácil está iso de estudiar o a ti el
título te lo dieron por enchufe, porque si nó, non entendo que no conozcas los
chalets.
- No, si si que los conozco.
- Pues entonces contéstame, carallo, que la
gente me pierde el hilo ¿comprendes? Bien, entonces en Madrid que habrá ¿diez
mil chalets?
- ¡ Que va! Muchos más, hombre, por lo menos
cien mil
- ¡ Cien mil Ay mamaiña, odemo me coma. Debe
facer moito tempo que non vou a la capital porque la vez que estuve, los conté
y había, mais o menos, diez mil. Bueno para el caso me es ijual, si hay diez
mil, en Montevideu te hay cien mil y si son cien mil, pues entonces te hay un
millón, pero muchos mais y en cada uno de ellos vive una familia y en cada
familia habrá por lo menos una mujer, o sea que cuenta y ya verás cuantas te
salen. Pero si, tienes razón, son muy buena gente, pero pinta de pedir guerra
si que tienen y allí que estaba vuestro Toñito, joven como una anguila y mas
salido que un pulpo en Semana Santa y
allí empezó miña fama de mujeriego. Fijaros como sería que un día iba por la
calle con dos primas mías y va un amigo y me dice:
- ¡Que, Antoñito, ¿ hoy debutas?
Y yo le tuve que
contestar:
- No, que son mis primas, Fijate como son ¿eh?
En todas partes se piensa lo mismo y en mi caso mas que era bastante golferas.
Los parroquianos del pub
“la miñoca” comenzaban a saborear los chistes de Antoñito y la cosa no empezaba
mal y encima se habían ahorrado el habitual inicio de su correrías por la isla
de Arousa, cuando Antoñito se tiraba a la maestra y aquella le aprobaba las
matemáticas por aquello de que el chaval tenía una calculadora mejor que las de
cualquier otro de la clase y eso que en aquella escuela rural casi todos habían
probado las tablas de multiplicar con la famosa Doña Clotilde que, según decían las malas lenguas fué la pionera de la
educación sexual en “a escola” y por esa cátedra habían pasado desde el General
Mola hasta el Arzobispo Gelmirez por aquello de unir, en una misma aula, a las
fuerzas vivas del Régimen que entonces eran el Ejército y la Santa Madre Iglesia.
Mientras las risas se
sucedían por todo el local, Mamen miraba a todas partes en la seguridad que,
antes o después, le tocaría a ella. No sabía cuando llegaría ese momento ni
como iba a ser, pero estaba segura que le tocaría y lo peor es que estaba al
llegar porque Antoñito había recorrido casi todas las mesas y aunque con
discreción, de vez en cuando, le lanzaba una mirada en la que se adivinaba que
la dejaba para el final.
Justo en la mesa de al
lado de la suya, Antoñito se ensañaba con una mujer de hermosisima delantera a
la que quería cambiar su mostrador por el del “pub”
- ¡Que mas te da “mujeriña” tú me las dejas que
yo te prometo que no te las toco ¿o.k.?
La mujer se reía como una
loca mientras su acompañante, conocido en los ambientes taurinos como “el Niño
de Riazor”, se mostraba orgulloso de ser el propietario de tan hermoso ejemplar
de mujer. Aficionado desde que hizo el período de Instrucción en Cádiz, había
sido el encargado de material de Curro Giraldilla, desconocido torero de la
época, al que limpiaba los trajes con primor y le dejaba las manoletinas como
los chorros del oro. En una ocasión había saltado al ruedo, pero ya cuando los
subalternos habían separado al toro que se ensañaba con el matador y en un
descuido el toro lo observó y aquella mirada asesina le bastó al bueno de
Argimiro Bandeira, nuestro amigo propietario de la susodicha de tan
esplendorosas tetas, que empezó a correr por el ruedo, como poseído por el
diablo, hasta que alguien le avisó que el toro estaba como un marmolillo y que
no hacía falta que siguiera su desenfrenada carrera. Argimiro se apoyó en el
burladero, naturalmente por la parte de dentro y comentó que había corrido más
que si se hubiera hecho entera la playa de Riazor y de ahí le vino el apodo y
la fama en el mundo de la tauromaquia. Huelga decir que se consideraba experto
en cuernos y mas desde aquella vez en que descubrió a su adorada Hermelinda, la
de las tetas, haciendo lo que parecía el amor con un conocido camarero del
Hotel Riazor y fue muy comentado ese hecho en los ambientes toristas de La Coruña porque Argimiro se
quedó encantado con las explicaciones de su santa quien, después de encontrarla
en tan peculiar postura justo detrás de la Torre de Hércules, le convenció que le estaba
enseñando una cicatriz de una cesárea que le hicieron cuando tenía diecisiete
años y y que el camarero del hotel, le estaba dando con un pincel, que salía
como de entre las piernas, para mejorar el aspecto de tan desdichada sutura.
Incluso, durante meses, Argimiro miraba la cicatriz, las veces que ella se
dejaba que no era siempre, y comentaba con orgullo que gracias al pincel del
del Riazor, la cicatriz se veía menos. Evidentemente, desde entonces,
Hermelinda, la de las tetas, no tenía ningún reparo en hacer el amor en
cualquier descampado y si aparecía su marido, el Argimiro, le explicaba que había
cambiado de pincel porque necesitaba otro mas consistente y Argimiro seguía
igual de tranquilo que en el pub donde su mujer era objeto de la atención de
Toñito.
- Bueno mujeriña y ¿cómo me diseches que te
chamas?
- Herme- contestó ella ruidosamente.
- Xa, herme – Antoñito se sentó nuevamente en
el alto taburete que estaba en el centro del pequeño escenario – Bien, Herme –
las notas de una guitarra que le habían acercado a nuestro protagonista
trataban de crear un ambiente intimista, una luz potente se centraba en su
entrepierna mientras el resto se mantenía bajo una oscuridad casi total y así
Antoñito, primero de manera lenta y cadenciosa y después a voz en grito
interpretó para Hermelinda la conocida canción asturiana de Herme de subir al
árbol, Herme de coger la flor y dársela a mi morena que fue coreada por todos
los asistentes. Finalizada su actuación, los aplausos tronaban en la sala y
Toñito tuvo que saludar en varias ocasiones al “distinjido auditorio con el que
tanto me complace compartir canciones de tanto éxito en el mundo mundial.
Moitas gracias y hasta sempre”
Por fin las luces se
encendieron y el local sufrió una transformación, las sonrisas de todos los
presentes hacían que el ambiente fuera como mas familiar y Fernando y Mamen se
disponían a abandonar el local, cuando Antoñito se acercó a su mesa y se sentó
con ellos. Había cambiado el elegante Smoking por un vestuario mas acorde para
tal ocasión. Camisa blanca con pequeñas rayas en rojo, pantalones grises y
mocasines negros relucientes . El cambio había sido en muy pocos minutos y
ahora mas parecía un chico bien de La
Coruña que el presentador de un espectáculo de dudoso
gusto. Pidió un vaso de agua y con una
sonrisa de oreja a oreja intentó entablar una relajada conversación con el matrimonio
madrileño.
- ¿Lo habéis pasado bien?
– Toñito mostraba unas maneras absolutamente diferentes – espero que por lo
menos os sirva para olvidar las penas durante un rato y si lo he conseguido,
pues muy bien y si nó, pues no pasa nada, la vida tiene que seguir ¿no es
verdad?
Fernando y Mamen
asintieron extrañados ante el detalle de Toñito de haber venido a saludarles
hasta su mesa
- Estabas convencida que me iba a meter contigo
¿ a que sí?
- Pues si – contestó Mamen – la verdad es que
si y dos o tres veces le dije a mi marido que nos fuéramos, pero no me hizo ni
caso.
Fernando sonreía
recordando los apretones de mano que durante toda la actuación le estuvo dando
Mamen y las miradas que Toñito le dedicaba solo para ponerla nerviosa. Si por
ella fuera, se hubieran salido antes de finalizar, pero cualquiera se atrevía.
De esta manera, seguro que algo le diría, pero si se levantaban entonces sí que
la armaban. Por eso Fernando, se estuvo haciendo el tonto y disimulando como si
no se enterara de lo que quería Mamen, pero le pareció lo más oportuno y la
cosa había salido bien
- Pues aprende una cosa para siempre – Toñito
se puso muy serio – los artistas que trabajamos cara al público sabemos muy
bien con quien nos podemos meter y con quien no y basta echar una mirada de vez
en cuando para darte cuenta que hay gente que lo pasa francamente mal si le
dices algo y tu eres una de esas ¿a que sí?
- Seguro que sí – contestó Mamen.
- Bueno, - Toñito bebió un sorbo de agua - ¿ y
que haceis aquí si se puede saber?
- Eso me gustaría saberlo a mí –Fernando
también bebió un trago de su Ron con naranja – íbamos paseando por esta zona y
sin darnos cuenta entramos a echar un vistazo y ya no tuvimos oportunidad de
irnos porque nos llamaste y ya no nos podíamos ir
- Pues vaya faena que os he hecho
- Que va, creí que iba a
ser mucho mas aburrido, pero yo por lo menos lo he pasado fenomenal.
- ¿ Y tú? – Toñito miró de frente a Mamen –
critica mi actuación que me interesa saber tu opinión
- ¿De verdad quieres que te diga lo que he
pensado?
- Si, si, claro que me interesa, de lo
contrario no estaría aquí sentado.
- Bueno, a mi no me importa decírtelo – Mamen
se estiró la melena con un gesto que repetía cada minuto – No está mal, tienes
una voz muy bonita cuando cantas, cuentas anécdotas divertidas, pero te pasas
un montón con las mujeres, sobre todo con esa tal Hermelinda y luego tampoco me
gusta esa propaganda pseudoerótica que haces porque al final nada de nada.
- ¿Eso es todo?
- ¿Te parece poco?
- No , no está mal, pero para mí, eso no es
ninguna crítica, porque quiere decir que no has entendido absolutamente nada de
mi espectáculo y eso si que me preocupa. Mira – Toñito se movió en la pequeña
butaca en la que estaba sentado - ¿os molesta que fume? – Sin esperar la respuesta
sacó un Ducados y lo encendió con la llama de una pequeña vela que iluminaba
una mesa llena de copas con los ceniceros hasta arriba de colillas – aunque me
vista de pailán gallego y cuente historias del Urujuay como repito
constantemente, intento y está claro que no siempre lo consigo, criticar la
sociedad en la que nos ha tocado vivir y así entre chistes y bromas os pongo a
parir a la gente guapa como vosotros y realmente debe ser porque es lo que
vende, porque en el fondo cuando viene gente bien por aquí a mí me gusta y me
gustaría que viniera mucha más, pero ya se sabe que en una ciudad como La Coruña todo se comenta y
que el hijo de un ex alcalde de la ciudad cuente chistes en un pub, eso no es
tolerable
- ¿Tu padre fue alcalde?
- Si, hace ya bastantes años, pero toda mi
familia vive aquí y aunque yo desaparecí y anduve dando tumbos por Estados
Unidos y mil sitios parecidos, al final la tierra te llama y aquí estoy. Empecé
tocando la guitarra y cantando música sudamericana, pero al final lo que a la
gente le gusta es que cuentes chistes verdes, que digas cuantas mas
barbaridades mejor y cosas por el estilo. Naturalmente que al principio venían
mis amigos, pero, poco a poco, el público fue cambiando y ahora ya veis lo que
hay.
- Perdona que te interrumpa – Mamen terció con
rapidez – pero no entiendo a que viene todo esto – Si lo que tratas es de
justificarte, no tienes porqué hacerlo y mucho menos con nosotros que hoy
estamos aquí, pero mañana no nos volvemos a ver.
- Si, es posible que no sea el momento –
Fernando volvió a beber otro pequeño sorbo de agua helada – perdonar, pero hoy
para mí ha sido un día especial. Os veía a un lado del escenario y me parecía
estar viendo a mi familia y eso me ha dado un poco de pena.
- Tu familia ¿nunca viene a verte?
- No, mi padre se murió hace quince años y mi
madre es muy mayor y está claro que este no es un sitio para ella, pero alguno
de mis hermanos si que podrían, pero no los veo casi nunca. Ellos no vienen
aquí y yo naturalmente tampoco voy a sus casas. Por ellos a lo mejor iría, pero
a mis cuñadas no las soporto
- ¿ Y nunca te dio por estudiar?
- No, no, ¡que va! Estuve en Santiago una
temporada porque mi padre se sintió en la obligación de enviarme, pero desde el
primer día ya sabía que no iba a hacer nada. Estaba deseando que me hiciera
Abogado, pero a mí me gustaba la buena vida, viajar y cientos de cosas mas,
todas incompatibles con estudiar y así me lució el pelo.
- ¿Y no hubiera sido mejor que terminaras la
carrera? Yo, por ejemplo, soy Abogado y me va muy bien.
- Pues mejor para ti, pero yo no lo hice
entonces y ahora no vale de nada lamentarse. Procuro nunca mirar para atrás
porque creo que no merece la pena y soy de los convencidos que la vida solo se
vive una vez y no se puede desaprovechar pasando la juventud en la Facultad , pero también es
cierto que si estuviera completamente convencido de lo que digo no estaría aquí
llorando mis penas.
- Hombre, cada uno puede justificarse como
quiera – Fernando se acordaba de sus años de estudiante y no le parecía que lo
hubiese pasado especialmente mal a pesar de pasarse muchas horas delante de los
libros – pero yo creo que hay tiempo para todo.
- ¿Tu crees? Yo creo que no.
- Si, hombre, si, como que no, seguro que tu
conoces gente que en la carrera no ha pegado ni golpe y con mas o menos
esfuerzo la ha terminado y están ejerciendo tan ricamente ¿o no?
- Si, claro que si, pero siempre se me plantea
la misma duda. ¿Esa gente es feliz?
Mamen, miró el reloj y
exclamó:
- Las dos y media ¡que barbaridad como pasa el
tiempo! ¿no nos deberíamos de ir?
- Espera un poco Mamen que no tenemos nada que
hacer.
- Bueno, como quieras, pero os estáis metiendo
en unos temas que nos podemos estar aquí hasta mañana y no arreglaremos nada.
- Bueno, pero nos vale para charlar que nunca
viene mal.
Toñito les miraba con
curiosidad y les preguntaba con indiscreción
- Por ejemplo : vosotros supongo que sois
matrimonio ¿es así?
- Si
- ¿Y sois mas felices porque habéis pasado por
la vicaría?
- No se si somos felices, eso lo primero –
Mamen miró a Fernando en espera de continuar con su discurso y algo sorprendida
porque se sinceraba, o la menos lo parecía, con un desconocido y sin embargo
esos temas no se tocaban en la intimidad del hogar – porque ¿qué es ser féliz?
Fernando terció en la
conversación con la única idea de ayudar a su mujer a la que cada día
encontraba mas lanzada. Si le hubieran dicho hace unos años que iba a estar
discutiendo con el dueño de un pub a las dos de la mañana sobre la felicidad
hubiera apostado lo que fuera porque esa situación no se iba a producir nunca,
pero la realidad era la que mandaba y en esas estaban:
- La verdad es que contestar a esa pregunta es
muy difícil por no decir imposible, pero yo al menos lo tengo claro. Para mí
ser feliz es estar a gusto contigo mismo y con los que están a tu alrededor,
tratar de hacer la vida fácil a los que trabajan contigo, poder dar un paseo,
jugar algún dia a la semana al Golf, tomarte una copa con los amigos y un
montón de pequeños detalles más
- ¿Eso es ser féliz? - Toñito llamó al camarero
para que le pusiera otra copa, mientras decía adiós a la Hermelinda que se
empeñaba en darle dos besos. Cuando, por fín consiguió liberarse de tan recias
ataduras, volvió a la conversación - ¡ Hay que ver que dura es la vida de los
artistas ¡ ¿de qué estábamos hablando? Si, ya me acuerdo, o sea que con esos
parámetros mucha gente sería mas o menos feliz y sin embargo por lo que se oye
por ahí, casi nadie lo es, entonces ¿con qué nos quedamos? Por ejemplo, estar
acompañado de una mujer atractiva, o de un hombre atractivo en el caso de una
mujer, eso ¿ayuda a la felicidad?
- Naturalmente – Fernando no dejó pasar la
oportunidad – faltaría mas.
- Ya, pero no si esa mujer es la tuya porque
entonces la cosa es diferente
- Hombre, yo entiendo que cuando haces esa
pregunta no te refieres a tu mujer, claro, porque tal y como lo preguntas se
nota un cierto aire lividinoso y con tu mujer esas cosas no pasan
- Pues ahí quería llegar – Toñito de Arousa se
bebió casi de un trago la copa que le habían servido – el mundo que nos ha
tocado vivir es una mierda y perdón por la expresión, pero es así – Toñito
miraba directamente a los atentos ojos de Mamen – resulta que yo por el sitio
donde trabajo estoy rodeado de tíos que dejan a sus mujeres para venir a
tomarse copas, de tías de todos los colores que se lían entre ellas y eso la
sociedad lo ve con una cierta normalidad y sin embargo si la Condesa de Montealto con
la que por cierto tuve el placer de compartir algunos meses de mi vida de
crápula, se viene aquí a tomar una copa y se agarra una cogorza de padre y muy
señor mío, eso la sociedad no lo admite y yo me pregunto ¿es que las
borracheras de los ricos son distintas a las de los pobres?
- A eso te contesto yo – Mamen intervino con
determinación – no digas las borracheras de los ricos, dí las borracheras de
las ricas porque la sociedad admite sin ningún problema que el marido de esa
señora esté para el arrastre y sin
embargo lo de ella lo lleva fatal. En el fondo es un problema de machismo y si
no contestarme los dos a una pregunta – Mamen distribuyó su mirada entre su
marido y el dueño del pub- ¿porqué todo el mundo habla de las fulanas y nadie
de los que se van con ellas, porque cuando una de estas de la vida se acuesta
con alguien casi siempre es con un hombre y ese sin embargo si puede presumir
que ha estado con una fulana.
- Me parece muy bien – Toñito seguía
despidiendo a algunos de los que habían compartido espectáculo esa noche con un
gesto de su mano derecha – perdonarme pero aquella rubia es prima mía y tengo
que arreglar unos asuntillos de familia. Espero veros pronto otra vez por aquí
Toñito besó la mano de
Mamen con ese estilo con que solo las besan los que lo han mamado desde
pequeños, hizo una especie de minicombate de boxeo con Fernando y con un gesto
de picardía agarró a la rubia por la cintura y desapareció por el fondo del
pub.
- Vaya cara que tiene el gallego ¿eh?
- Es verdad – Mamen paseó su mirada por el
salón semivacío y por el que comenzaban a encenderse algunas luces – es un
fresco, pero a pesar de la pinta, me parece que es bastante mas educado de lo
que se lo hace y tiene las ideas bastante claras.
- Hombre, es hijo de un ex alcalde y sobre todo
en las capitales de provincias donde no es alcalde cualquiera y además parece
que todo es pose y en el fondo tiene envidia de los de su condición social.
- Seguro, pero si no quiso estudiar de algo
tiene que vivir.
- Bueno – Fernando se levantó y bebió un último
trago – lo importante es que hemos pasado un rato agradable y ahora toca dormir
¿vamos?
- Vamos.
Sí Señor autor. Un gran capítulo por su extensión, por su descripción del ambiente, del local de los clientes y de su dueño y por las elucubraciones sobre lo que es la felicidad y demás cosas que pasan por la vida.
ResponderEliminarCuando vayamos a Galicia tenemos que ir un día al pub " La Miñoca " a saludar a Toñito y a pasar un buen rato con los parroquianos.
Un abrazo a todos
Genial este capítulo; es como se conociera el pub Toñito de toda la vida. Desde luego, cuando vaya a La Coruña me pasaré por allí (si es que existe). Curiosa conversación la que se puede tener a las dos de la mañana entre una pareja convencional y un antisistema (así se le llamaría con el lenguaje de hoy). Me ha gustado y entretenido mucho.
ResponderEliminarHasta la próxima semana con la esperanza de ser alguno más. Bss a todo