Dejaros de morder las uñas y de dar vueltas a conocer como va a terminar la enfermera rural porque no lo se ni yo, pero lo bueno que tiene esto del "Internes" es que si os ponéis muy pesados cambio el final y aquí paz y después gloria, pero no preocuparos porque eso no va a ocurrir, el final es que el que es y ya está, el único problema es que yo no quiero deciros nada que no se corresponda con la realidad porque no me acuerdo y no quiero leerlo, aunque a veces estoy tentado, pero de momento resisto como un campeón.
Voy copiando capítulos, me da la impresión que todavía quedan varios, pero esto se puede convertir en algo asi como "amar en tiempos revueltos", es decir, en el cuento de nunca acabar,
Espero que sigáis enganchados y como siempre espero vuestros comentarios, pero me da la impresión que el pelucas es poco para mi enfermera, pero, ya se que no os lo creéis, pero de verdad que no me acuerdo
Un abrazo
Tino Belas
CAPITULO
9.-
En el
cuarto de estar de su casa de Soria, estaban sentados alrededor de la mesa
camilla, Don Ernesto Rotario, el Médico como lo conocía toda la ciudad, que era
un hombre de alrededor de cincuenta años, aunque parecía algo mayor, su madre
Doña Sofía Lopez con su moño permanente en la cabeza que haciendo ganchillo a
todas horas del día y algunas de la noche,
su hermano Ernestín que había llegado de Madrid, su hermana pequeña,
Rosina que todavía estaba con el uniforme del colegio y que trataba de tomarse
un vaso de leche con alguna galleta haciendo tiempo hasta la cena y ella, Sofía, que lucía unos maravillosos veintiún años.
En la
calle frío, como corresponde a finales de Septiembre, no tanto como en
invierno, pero suficiente para salir abrigados. En el cuarto de estar de la
casa de Don Ernesto situado en un piso grande de la plaza mayor soriana, calor,
no solo por la calefacción que Doña Sofía la había puesto para cuando llegara
la noche, sino por la llegada de Ernestin que como había terminado la carrera
de Medicina ese año no había tenido oportunidad de disfrutar de unas merecidas
vacaciones y ahora pasaría algunos días en su casa.
Además
y para completar la felicidad que sentían los padres, Sofía le quería presentar
la orla de fin de carrera en la que estaban todos los compañeros que habían
finalizado con ella la carrera de Enfermera. Para tal ocasión, Sofía había
colocado la orla, ya enmarcada, encima de un aparador al fondo del cuarto,
tapada con una sábana y esperaba el momento para proceder a su presentación.
Quería que fuera como cuando se inauguraba una calle y la autoridad competente
la mostrara a los presentes.
La
felicidad de los padres se reflejaba en sus rostros, los dos hijos habían
terminado la carrera con notas brillantes y comenzaban a labrarse un porvenir
habiendo escogido una actividad en la que su padre podría ayudarles. De momento
Ernestin había preferido hacerse Especialista en Madrid con el beneplácito de
Don Ernesto que pensaba, igual que su primogénito, que lo primero era una buena
formación y ya habría tiempo para volver a Soria y colaborar con su padre.
En
cuanto a Sofía, Don Ernesto le podía
ofrecer tres posibilidades, una trabajar con él en su consulta, ganaría un poco
menos que en la Seguridad Social pero también trabajaría menos horas y sobre
todo libraría los sábados y Domingos, una segunda sería entrar en la Residencia de la Seguridad
Social lo que no parecía especialmente complicado porque el Director de la
Residencia era hermano de su madre y una tercera opción sería trabajar en El
Perpetuo Socorro, la única clínica privada en la que Don Ernesto no solo
ingresaba sus pacientes sino que además tenía un importante paquete
accionarial.
Ernestin
se levantó de su silla dejando sobre la mesa una servilleta blanca, levantó su
copa al tiempo que los demás también se levantaban y brindó por su hermana,
para que lo que decidiera para su futuro fuera lo mejor, para que fuera una
buena enfermera y sobre todo continuara siendo una perfecta hija. Brindaron por
ella, Don Ernesto retiró la sábana que cubría la orla y sacando un estuche del
bolsillo de su chaqueta, se lo entregó y a continuación le dio un beso y
aplaudió como el resto de los presentes.
Sofía,
con lágrimas en los ojos, le agradeció el gesto a su padre y al abrir el
estuche no pudo por menos que soltar un ¡ooooh! de sorpresa al comprobar que en
el estuche contenía un magnífico “Rolex” chapado en oro. Besó a su padre y a
continuación se abrazó a su madre. Era un día muy importante para ella, había
terminado la carrera y se quería irse en plan de ayuda humanitaria a algún país
lejano a contribuir con su trabajo a mejorar la salud de los más desprotegidos
por la suerte. Era una decisión que había tomado hacía ya algún tiempo y ahora
quedaba lo mas difícil, decírselo a sus padres y sobre todo a Javier, su novio
de toda la vida. Sabía que iba a ser difícil de explicar y mas difícil todavía
de entender, pero era una decisión que había tomado y estaba dispuesta a
continuar hasta el final y sabía que en ese momento de tanta emoción, no podía
ni tenía derecho a amargarles la fiesta, pero ¿cuando sería el momento?
- Me gustaría irles preparando o por lo menos
insinuándoles algo, pero no tengo ni idea como hacerlo - Sofía miraba a su
padre y lo veía tan ilusionado con su idea de que trabajase en su consulta que
no se atrevió a decir nada.- a lo mejor mañana encuentro un momento mejor.
La
reunión familiar terminó y cada uno de los hermanos se fue a su cuarto con la
idea de descansar un rato y prepararse para la fiesta que, organizada por El
Casino en exclusiva para sus socios, se presentaba como muy divertida. Era una
celebración tradicional, en el marco incomparable del casino de verano, a la
luz de la luna, con la música de la Orquesta “Sonidos Nocturnos” de Madrid y la
actuación estelar del grupo jamaicano “Jazz boys”
Los
invitados iban ellos de rigurosa etiqueta y ellas de trajes largos luciendo la
mejor de sus sonrisas. Desde la inauguración del Casino de Invierno se había
establecido la obligación que cada chica acudiese acompañada de un varón y este
año Sofía no había tenido ningún problema porque iría del brazo de su hermano.
Era como una presentación en sociedad de una serie de chicos y chicas que
habían finalizado una Carrera Universitaria, tema que fue debatido en infinidad
de ocasiones con la oposición de muchos de los socios porque lo de la carrera
universitaria les parecía absolutamente elitista, pero como dijo un día el que
fue su Presidente durante casi tres décadas: claro que es un club elitista, tan
elitista como que solo somos socios lo mejor de la sociedad Soriana. Esto es
así y espero que lo siga siendo durante muchos años. A continuación se procedió
a la votación y ésta fue favorable a ese requisito para la primera fiesta del
verano, aunque eso si y para que no hubiera más líos, también se estableció la
fiesta de Presentación de las Noveles en las que la única condición era que las
y los presentados tuvieran más de dieciocho años. Los padres y sobre todo las
madres colaboraban con sus hijas durante meses en la elección del traje que
pareciera más elegante y en el caso de Sofía habían comprado en Madrid un traje
largo que la hacía un tipo realmente bonito. Si la peluquera de toda la vida
conseguía un peinado original que se adaptase a las facciones de Sofía, seguro
que resultaría muy atractiva y con un poco de suerte podría ser nombrada Madrina
para la fiesta del año siguiente.
Sofía
estaba nerviosa, para que negarlo, al fin y al cabo era la una de las dos
únicas fiestas, digamos oficiales, que se organizaban en la ciudad y encima en
el Casino de Verano donde las chicas de la época se pasaban todo el día,
primero en la piscina y luego con sus amigos jugando al tenis o haciendo
barbacoas que terminaban a las dos de la mañana que era la hora oficial de
cierre.
Para
esta fiesta singular Sofía se había
encargado un traje largo de color verde pistacho con amplio escote que le
permitiría lucir la gargantilla que le había regalado Javier Cortés, su novio,
desde hacía muchos años. El traje se completaba con una especie de lazo de
color naranja que a modo de cinturón se anudaba en la espalda. Los zapatos
estaban forrados de la misma tela que el traje y tenían un imponente tacón que
la hacía casi cinco centímetros más alta de lo habitual.
- Ten cuidado no vaya a ser que con esos
taconazos le saques la cabeza a Javier – la madre se preocupaba de todos los
detalles.
- ¡Que cosas dices Mamá! Javier mide casi uno
noventa y yo soy un retaco a su lado
- Ya, pero entre los tacones y el moño que me
dijiste que te iba a hacer Manoli
- No te preocupes que la peluquera está al
tanto de todo y ya sabe que tiene que ser un moño bien cardado pero que no sea
una tarta encima de la cabeza.
- Bueno, bueno, yo como madre tengo la
obligación de avisarte y luego tu, que para eso eres mayor de edad, haces lo
que consideres lo mejor para ti.
- Gracias Mamá – Sofía le dio un beso- ya lo se
y por eso te agradezco todos lo que haces por mi. Ya verás como todo sale
fenomenal.
- ¿Seguro?
- ¿Acaso lo dudas?
- Sofía, tengo tanta confianza en ti y te
conozco tan bien, que estoy segura, de eso si que estoy segura, que nos tienes
reservada una sorpresa y estoy ansiosa por saber de que se trata, aunque
desgraciadamente me lo imagino
- Es imposible engañarte ¿verdad?
- Imposible no, pero difícil si. Una madre es
una madre y aun con la distancia que nos ha separado durante unos años, me he
ido dando cuenta de las cosas y se que antes o después vas a dejar a Javier
-Sofía madre se abrazó a su hija - no me importa el motivo, si es mejor para ti
y te lo has pensado bien, es tu decisión y yo no tengo que opinar y espero que
al que has dejado en Madrid y del cual nunca nos has hablado, sea mucho mejor.
Pero ya te digo es tu decisión y nosotros ni queremos ni debemos meternos en tu
vida. Si que nos gustaría aconsejarte, pero si tu no quieres nosotros tenemos
que mantenernos al margen.
- No llores Mamá - Sofía le secó una lágrima con
el dorso de su mano- David es Médico y es muy buena gente
A las
nueve de la noche Sofía y Ernestin, su hermano,
estaban haciendo cola en el salón del Casino junto con el resto de
parejas. Hasta la pista de baile se había instalado una alfombra roja y por
allí tenían que desfilar las distintas parejas una vez que desde el micrófono
de la orquesta eran llamados por el Presidente del Casino. Ernestin y Sofía
tenía el número siete de las nueve parejas inscritas y según se acercaba el
momento, los nervios iban haciendo su aparición. Algunas parejas pasaban por la
alfombra roja como quien pasa por encima de una zona encharcada, otras muy
lentamente como pretendiendo que esos segundos de gloria no se acabaran nunca,
otras como si estuvieran en la ceremonia de los Oscar y no cesaban de adoptar
posturas mas o menos fotogénicas y la mayoría desfilaban deprisa, sin posar
ante las numerosas cámaras y con una sonrisa que tenía algo de tímida y mucho
de vergonzosa.
- Siguiente pareja : Ernesto Rotario y Sofía
Rotario
Ernestin
puso su brazo para ser enganchado por su hermana y la animó
- Vamos que somos la pareja mejor de todo el
concurso – dicho lo cual avanzaron lentamente por la alfombra hasta llegar al
palco de la Música donde fueron recibidos por sus padres que los saludaron
efusivamente.
Con las
notas del vals “El Danubio Azul” dio comienzo el baile de las debutantes y si
al principio bailaban ellas con sus padres y ellos con sus madres,
enseguida se fueron intercambiando las
parejas y a los pocos minutos casi todos estaban emparejados con quien habían
deseado. Sofía y Javier eran una de las parejas que llamaban la atención, ella
era guapa, con buen tipo aunque una chispa baja para pareja de Javier pero los
tacones la disimulaban un poco. El era espectacular, guapo, simpático desde su
uno noventa de estatura, vestido con el smoking parecía un galán de cine y
encima bailando un vals. La pareja, mas que bailar, se deslizaba por la pista
dando vueltas y mas vueltas como queriendo alejarse del mundo. Los padres de
ambos disfrutaban viendo como eran la atracción de la fiesta y no era para
menos. A Sofía le daba un poco de vergüenza pero Javier, con su pelo engominado
y una sonrisa que expresaba la felicidad que sentía, la llevaba como si fuera
una pluma. Ella se dejaba llevar y tenía la sensación como si estuviera
flotando. Cuando terminó la pieza musical, se acercaron a la barra y
solicitaron dos copas no muy cargadas. Javier estaba con la oposición de
Notaría y no podía permitirse el lujo de beber más de la cuenta porque al día
siguiente tenía que cantar los temas en casa de su profesor.
Casi
sin darse cuenta, se encontraron en una zona donde los árboles les protegían de
las miradas curiosas de los presentes. Javier la tomó de la mano y la besó en
la boca, con un beso largo en el que a través de sus labios quería expresarle
todo su amor. Era el momento esperado y sin embargo, Sofía notó una extraña
sensación. Llevaban más de seis años de
relación y le pareció como que estaba besando a un perfecto desconocido.
Javier
se dio cuenta y la miró sorprendido.
- Lo siento – alguna lágrima discurría por las
mejillas de Sofía – no se lo que me pasa. De verdad que lo siento, pero me
parece que no eres tú, no se, es una sensación muy rara.
El la observaba con curiosidad. No entendía
absolutamente nada de lo que estaba pasando. Sofía le había jurado que no había
en su vida otro novio o alguien que la hubiera intentado tirar los tejos y él,
naturalmente se lo había creído, pero los hechos parecían querer decir lo
contrario.
- No me digas que ahora, después de tantos años,
lo tienes que pensar.
- Lo siento Javier, de verdad que lo siento y
se que posiblemente sea el peor momento para plantear dejarlo una temporada,
pero creo que es lo mejor. No se que hacer con mi vida, reconozco que estoy
hecha un lío y creo que lo mejor es que desaparezca unos meses. Te voy a
confesar un secreto – Sofía lo miró a la cara en la que se reflejaba una
profunda tristeza – Me voy a ir un año con Médicos sin Fronteras a algún lugar
de Centroamérica. Me lo han propuesto y ahora acabo de decidir que voy a decir
que si.
- ¿Y eso lo has decidido ahora mismo?
- Si, aunque te parezca mentira es la pura
verdad. Lógicamente no es que lo piense
ahora mismo, no, eso no, llevo dándole vueltas hace mas de tres meses, pero
ahora, de verdad que ahora, me he dado cuenta que lo necesito.
- ¿Eres consciente del daño que me haces?
- Si y de verdad que lo siento pero prefiero
decírtelo que seguir dándole mas vueltas.
- ¿Es una decisión irrevocable?
- Si.
- Bien. Lo siento, sabes que te quiero y que
estaba esperando a la oposición para nada mas terminarla pedirte que te casaras
conmigo, pero después de lo que me
acabas de decir me da la impresión que estamos perdiendo el tiempo. Volvamos a
la fiesta.
Según
se acercaban a la pista de baile Sofía se reafirmaba en su decisión, necesitaba
mas tiempo para estar segura y la única solución era otra temporada lejos de
Soria y de todo lo relacionado con ella, incluso de Javier y ahora lo tenía
fácil porque solo tenía que aceptar la oferta que le había hecho David para
irse a trabajar con él, incluidos en una expedición de Médicos sin Fronteras, a
algún país centroamericano. Ahora lo tenía claro, ahora si que iba a decir que
si por un período de un año. Quería disfrutar de David, vivir con él, trabajar
codo con codo con un mismo objetivo que no era otro que ayudar a los más
necesitados, ser feliz, ser ella misma, sin su familia, sola, sin la presión de
nadie, solventar los problemas con sus propios conocimientos y eso durante un
año y después Dios dirá. Si estoy bien
con David, seguro que si, seguiré y si no me vuelvo a Soria o me quedo en
Madrid, en fin, el tiempo lo dirá. Lo más importante y también lo más difícil
ya estaba hecho, que era decírselo a Javier. Ahora le quedaban sus padres pero
para eso tenía menos prisa y más tiempo.
Cuando
aparecieron nuevamente por las mesas donde los mayores estaban sentados delante
de algunas copas, la madre de Sofía que había permanecido atenta a los
acontecimientos, se dio cuenta que las cosas habían discurrido por el camino
que le había dicho su hija. Su sexto sentido le indicó que algo había ocurrido
para que de sus caras hubiera desaparecido la ilusión. Disimuladamente se
acercó hasta la pareja y Sofía hija la
recibió con un lo siento Mamá, pero acabamos de decidir que, de momento, lo
dejamos Javier y yo.
- No te preocupes, hija, luego lo hablamos en
casa.
Era
tarde, muy tarde, casi las seis de la mañana y allí estaban sentados en una
esquina del Salón del Casino, el Dr. Rotario, su mujer Sofía, Javier el que
hasta ese día había sido el novio de Sofía hija y naturalmente Sofía que con
sus argumentos trataba de convencer a sus padres y a su ya ex-novio que tenía
derecho a intentar un cambio radical de su vida, no sabía si por mucho o poco
tiempo, en principio un año, pero siempre contemplaba la posibilidad de
prorrogarlo.
- De verdad que no tengo nada contra vosotros -
Sofía hija doblaba y desdoblaba una servilleta de papel - y mucho menos contra
ti, Javier, pero me he dado cuenta que necesito algo mas que lo que he tenido
hasta ahora. Bueno, no mas si no algo diferente, vosotros me habéis dado todo y
sin embargo yo no he dado nada a cambio y con esto de irme un año a algún país a
echar una mano pretendo devolver una parte de lo recibido
- A mi -
esta vez era su padre el que trataba de convencer a su hija - me parece que
tienes muchísimo mérito con la decisión que has tomado, pero mi única duda es
si eso mismo no lo podrías hacer aquí, no se, se me ocurre que te apuntaras a
alguna organización como Cáritas o parecida.
- Posiblemente si- Sofía no tenía intención de
dar su brazo a torcer y mucho menos después de haber roto con Javier aunque
solo fuera hacía unas horas - pero es que no es una cosa sola - volvió a jugar
con la servilleta - estoy segura que al estar lejos no solo me obligará a
defenderme por mi misma si no que mejorará mi propia autoestima. No se,
necesito esta sola, no se como explicarlo pero es así
- ¿Y no podrías ir a algún sitio mas cerca? -
Sofía madre, como todas las madres tenía miedo. Se iba muy lejos y si tuviera
alguna enfermedad o cualquier problema las posibilidades de poder ayudarla eran
mucho menores
- Médicos Sin Fronteras tiene profesionales por
todo el mundo, pero sobre todos en los países mas pobres y a mi lo que me han
propuesto es participar en un programa para países centroamericanos, aunque
todavía no se a cual me mandarán, entre otras cosas porque, aunque hace un
tiempo que tenía pensado irme, todavía no lo he confirmado y por eso no me han
asignado un sitio, pero creo que será en Honduras
- ¿Te mandan a un hospital?
- Supongo que si
- Yo lo pregunto porque normalmente los
hospitales están en ciudades o pueblos grandes donde siempre hay más seguridad
que si vives en plena selva.
- Si, lógicamente, pero no parece que Honduras
sea de los más conflictivos. Según me han contado es un país superpobre pero no
están en guerra ni nada parecido
- ¿Y cuantos vais?
- No lo se, pero en condiciones normales son
equipos de cuatro o cinco personas, un Médico, una o dos enfermeras, un chofer
y a veces un especialista en prevención que sabe como para hacer pozos negros,
analizar el agua potable, no se, como uno que no es Médico pero ayuda a mejorar
los pueblos en donde se instala la Organización.
- ¿Sabes si vivirás en el Hospital?
- Si hay hospital, seguro que si, lo que ocurre
es que en la mayoría de los pueblos no los hay y precisamente por eso vamos los
de Médicos Sin Fronteras para planificar todo y tratar de construir alguno,
siempre y cuando tengan fondos que por lo que yo oigo, eso es lo mas difícil.
- Hija: ¡que quieres que te diga! por una parte
me parece fenomenal que te preocupes de toda la gente que no tiene nada, eso
demuestra que tienes un buen fondo, cosa que naturalmente no me extraña, porque
se como eres, pero por otro tengo que reconocer que me da mucho miedo el saber
que tenemos una hija en un país conflictivo.
Sofía
hija también tenía miedo. Eso de irse a un país desconocido, pobre, con recursos
mínimos para ganarse la vida, con unos compañeros a los que no conocía, no le
apetecía pero estaba David y todas las carencias las supliría solamente con
saber que estaría su lado. No quería decirlo delante de Javier, su antiguo
novio, pero lo único que la animaba a seguir con esa locura era David. Sabía
que era una postura tremendamente egoísta, pero era así y así lo tenía que
reconocer. Si en lugar de a un país centroamericano lo enviaran a Toledo se
iría para allí con los ojos cerrados. Estaba enamorada, sabía que el también lo
estaba y tenían la necesidad de estar juntos. Por otra parte el tenía sus
planes y ella no era quien para intentar que los cambiase. Al revés, le parecía
un honor y un orgullo estar enamorada de un hombre que tenía intereses tan
altruistas como para dejar todas las comodidades y dedicarse a ejercer la
Medicina en países donde realmente hacía falta. Para ello había hecho unos
cursos de Medicina Tropical y aunque era un recién Licenciado, tenía amplia
experiencia como para desarrollar una eficaz labor en cualquier lugar donde la
organización de Médicos sin Fronteras lo enviase.
Trabajarían
juntos en labores propias para lo que se habían preparado concienzudamente,
aunque Sofía tenía que reconocer que estaba aterrada. Nunca había tenido
necesidad de organizar sola su vida, jamás había tenido problemas de dinero y
ahora se enfrentaría a gente que seguro viviría en el umbral máximo de la
pobreza y no sabía como iba a reaccionar. David la animaba en la seguridad que
sería una muy buena enfermera y se integraría enseguida en la comunidad que le
tocara en suerte y además tendría poco tiempo para aburrirse. David había
estado, no como Médico, porque entonces no había terminado la carrera, pero si
como cooperante en otras misiones y sabía que las enfermeras no paraban. Solo
con el tema de vacunaciones ya tenían bastante, pero además, la organización
creía que eran las mas idóneas, tenía que llevar toda la contabilidad de la
misión, con la obligación semanal de enviar un informe de las actividades
realizadas y los gastos originados así como solicitar todo el material
necesario para que el mini hospital de Médicos sin Fronteras estuviera
permanentemente bien dotado.
Todas
esas misiones y las labores humanitarias que a buen seguro tendrían que
realizar, serían más que suficientes para animar a Sofía y en ellas insistía
David en todas las ocasiones en que hablaban del tema. El sueldo estaba bien
para sus necesidades y si lo llevaban con alegría, la experiencia tenía que ser
maravillosa. Seguro que si
- Sofía, perdona, pero creo que estás en otro
mundo
- Si, dime Javier - efectivamente Sofía parecía
despertar de un sueño maravilloso
- Solo quería desearte lo mejor. Es una pena
que lo mejor no sea yo, pero las cosas son como son y no como a uno le gustaría
que fueran.
- Quiero darte las gracias delante de mis
padres por lo bien que te has portado conmigo. He sido feliz y eso es muy de
agradecer y de verdad que lo siento dejarlo ahora, justo cuando estás a punto
de acabar la oposición, pero no me veo de mujer de un Notario. De verdad que lo
siento.
- En fin, Don Ernesto y Doña Sofía, creo que
estoy de más en esta reunión. Con su permiso me voy a retirar.
Javier
se levantó y después de besar la mano de la que hasta hacía muy pocas horas
antes pensaba que iba a ser su suegra y de Don Ernesto, le dio un beso fugaz en
la mejilla a Sofía hija y salió con paso rápido.
Don
Ernesto también dio por concluida la reunión y con un vámonos que para luego
será tarde que diría su amigo Tucho Riscal, se metieron en el coche y se fueron
a su casa.
Sofía
hija se desnudó rápidamente, se quitó el maquillaje y a los dos minutos estaba
en la cama durmiendo placidamente con la tranquilidad de haberse quitado un
gran peso de encima.
En el
dormitorio de sus padres, Doña Sofía no podía conciliar el sueño y daba vueltas
y mas vueltas en la cama mientras su padre disimulaba. Finalmente Sofía
preguntó
- Ernesto: ¿estás dormido?
- No
- ¿En que piensas?
- En lo mismo que tu
- ¿Y que te parece?
- Pues igual que a ti
- Hijo ¡que expresivo estás!
- Es que no se que decir. Por una parte estoy
contento porque creo que ser Médico o Enfermera y poder ayudar a los demás es
lo mas bonito del mundo y si encima tu labor va dedicada a gente que no tiene
nada, mejor que mejor, pero me da miedo que se vaya tan lejos porque si se pone
enferma o necesita cualquier cosa, no podemos ayudarla. No se, por un lado me
da envidia y por otro no ¿me entiendes?
- Claro que te entiendo porque a mi me pasa
igual. Con veintipocos años irte de misiones, como se decía cuando éramos
jóvenes, eso tiene que ser maravilloso. El empuje de la juventud en estado
puro, pero son países que yo no se si están en guerra o no, pero cada dos por
tres, hay líos y eso si que me da miedo.
- Es curioso lo que nos ocurre - El Médico pasó
un brazo por debajo de la nuca de su mujer - nos preocupamos por el tiempo que
va a estar en Honduras o donde sea y no le hemos preguntado por sus planes con
el tal David.
- No le habrás preguntado tu, pero yo como
mujer he hablado algo con ella y se que es Médico, un año mayor que ella, que
lo conoció en el Hospital cuando ella estaba de prácticas y él de enfermo con
una pierna rota, que es madrileño, muy
simpático y mucho mas animado que Javier.
- Pobre Javier, a mi me ha dado pena.
- A mi también, pero el noviazgo es para eso
- Ya, pero eso no quita que me de pena. Al fin
y al cabo es un chico conocido, de una familia muy parecida a la nuestra, pero,
bueno ¿que le vamos a hacer? Vamos a dormir que mañana yo por lo menos tengo
que madrugar.
- Apaga la luz. Hasta mañana
- Hasta mañana.
Muy bueno el capítulo, lo he leído todo seguido, sin perder el hilo y muy entretenido. Tienes un arte especial para escribir fácil y para que mantengamos el interés hasta el final.
ResponderEliminarEspero que el próximo sea en Honduras, pero si te lo saltas y pasamos a la peluquería pues también me parece estupendo. El caso es que no pares.
Entretenidisimo este capítulo;esta historia es muy intrigante y, además, nos obligas a estar cambiando de tiempo y lugar en cada capítulo.
ResponderEliminar¿Donde se desarrollará el próximo?
Me parece que has tenido un lapsus de documentación con el "Rolex". Los Rolex no existen chapados en oro: son de oro o de acero o de acero y oro, pero chapados no (salvo que el entrecomillado sea porque es un "Trolex", es decir, una imaitación).
Bueno, es un comentario tonto pero en ti, que cuidas tanto los detalles, choca un poco. No se te suele pasar una. jejejejeje.
Muy interesante la historia; se lee facily entretiene mucho
Bss y hasta el próximo capítulo
Buenisimo este capitulo, me ha encantado. Estoy totalmente enganchada deseando leer el siguiente. Espero que cuando escribas el siguiente capitulo, seas abuelo por cuata vez. Besos.
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