sábado, 15 de septiembre de 2012

LA ENFERMERA RURAL. CAPITULO 9

Queridos blogueros/as: ¿Que tal? ¿como lleváis esto de la crisis? yo, como en aquellas cartas de la mili: bien por la presente gracias a Dios.
Dejaros de morder las uñas y de dar vueltas a conocer como va a terminar la enfermera rural porque no lo se ni yo, pero lo bueno que tiene esto del "Internes" es que si os ponéis muy pesados cambio el final y aquí paz y después gloria, pero no preocuparos porque eso no va a ocurrir, el final es que el que es y ya está, el único problema es que yo no quiero deciros nada que no se corresponda con la realidad  porque no me acuerdo y no quiero leerlo, aunque a veces estoy tentado, pero de momento resisto como un campeón.
Voy copiando capítulos, me da la impresión que todavía quedan varios, pero esto se puede convertir en algo asi como "amar en tiempos revueltos", es decir, en el cuento de nunca acabar,
Espero que sigáis enganchados y como siempre espero vuestros comentarios, pero me da la impresión que el pelucas es poco para mi enfermera, pero, ya se que no os lo creéis, pero de verdad que no me acuerdo
Un abrazo
Tino Belas



CAPITULO 9.-



En el cuarto de estar de su casa de Soria, estaban sentados alrededor de la mesa camilla, Don Ernesto Rotario, el Médico como lo conocía toda la ciudad, que era un hombre de alrededor de cincuenta años, aunque parecía algo mayor, su madre Doña Sofía Lopez con su moño permanente en la cabeza que haciendo ganchillo a todas horas del día y algunas de la noche,  su hermano Ernestín que había llegado de Madrid, su hermana pequeña, Rosina que todavía estaba con el uniforme del colegio y que trataba de tomarse un vaso de leche con alguna galleta haciendo tiempo hasta la cena y ella, Sofía,  que lucía unos maravillosos veintiún años.

En la calle frío, como corresponde a finales de Septiembre, no tanto como en invierno, pero suficiente para salir abrigados. En el cuarto de estar de la casa de Don Ernesto situado en un piso grande de la plaza mayor soriana, calor, no solo por la calefacción que Doña Sofía la había puesto para cuando llegara la noche, sino por la llegada de Ernestin que como había terminado la carrera de Medicina ese año no había tenido oportunidad de disfrutar de unas merecidas vacaciones y ahora pasaría algunos días en su casa.
Además y para completar la felicidad que sentían los padres, Sofía le quería presentar la orla de fin de carrera en la que estaban todos los compañeros que habían finalizado con ella la carrera de Enfermera. Para tal ocasión, Sofía había colocado la orla, ya enmarcada, encima de un aparador al fondo del cuarto, tapada con una sábana y esperaba el momento para proceder a su presentación. Quería que fuera como cuando se inauguraba una calle y la autoridad competente la mostrara a los presentes. 

La felicidad de los padres se reflejaba en sus rostros, los dos hijos habían terminado la carrera con notas brillantes y comenzaban a labrarse un porvenir habiendo escogido una actividad en la que su padre podría ayudarles. De momento Ernestin había preferido hacerse Especialista en Madrid con el beneplácito de Don Ernesto que pensaba, igual que su primogénito, que lo primero era una buena formación y ya habría tiempo para volver a Soria y colaborar con su padre.

En cuanto a Sofía,  Don Ernesto le podía ofrecer tres posibilidades, una trabajar con él en su consulta, ganaría un poco menos que en la Seguridad Social pero también trabajaría menos horas y sobre todo libraría los sábados y Domingos, una segunda sería  entrar en la Residencia de la Seguridad Social lo que no parecía especialmente complicado porque el Director de la Residencia era hermano de su madre y una tercera opción sería trabajar en El Perpetuo Socorro, la única clínica privada en la que Don Ernesto no solo ingresaba sus pacientes sino que además tenía un importante paquete accionarial.

Ernestin se levantó de su silla dejando sobre la mesa una servilleta blanca, levantó su copa al tiempo que los demás también se levantaban y brindó por su hermana, para que lo que decidiera para su futuro fuera lo mejor, para que fuera una buena enfermera y sobre todo continuara siendo una perfecta hija. Brindaron por ella, Don Ernesto retiró la sábana que cubría la orla y sacando un estuche del bolsillo de su chaqueta, se lo entregó y a continuación le dio un beso y aplaudió como el resto de los presentes.

Sofía, con lágrimas en los ojos, le agradeció el gesto a su padre y al abrir el estuche no pudo por menos que soltar un ¡ooooh! de sorpresa al comprobar que en el estuche contenía un magnífico “Rolex” chapado en oro. Besó a su padre y a continuación se abrazó a su madre. Era un día muy importante para ella, había terminado la carrera y se quería irse en plan de ayuda humanitaria a algún país lejano a contribuir con su trabajo a mejorar la salud de los más desprotegidos por la suerte. Era una decisión que había tomado hacía ya algún tiempo y ahora quedaba lo mas difícil, decírselo a sus padres y sobre todo a Javier, su novio de toda la vida. Sabía que iba a ser difícil de explicar y mas difícil todavía de entender, pero era una decisión que había tomado y estaba dispuesta a continuar hasta el final y sabía que en ese momento de tanta emoción, no podía ni tenía derecho a amargarles la fiesta, pero ¿cuando sería el momento?

-  Me gustaría irles preparando o por lo menos insinuándoles algo, pero no tengo ni idea como hacerlo - Sofía miraba a su padre y lo veía tan ilusionado con su idea de que trabajase en su consulta que no se atrevió a decir nada.- a lo mejor mañana encuentro un momento mejor.

La reunión familiar terminó y cada uno de los hermanos se fue a su cuarto con la idea de descansar un rato y prepararse para la fiesta que, organizada por El Casino en exclusiva para sus socios, se presentaba como muy divertida. Era una celebración tradicional, en el marco incomparable del casino de verano, a la luz de la luna, con la música de la Orquesta “Sonidos Nocturnos” de Madrid y la actuación estelar del grupo jamaicano “Jazz boys”

Los invitados iban ellos de rigurosa etiqueta y ellas de trajes largos luciendo la mejor de sus sonrisas. Desde la inauguración del Casino de Invierno se había establecido la obligación que cada chica acudiese acompañada de un varón y este año Sofía no había tenido ningún problema porque iría del brazo de su hermano. Era como una presentación en sociedad de una serie de chicos y chicas que habían finalizado una Carrera Universitaria, tema que fue debatido en infinidad de ocasiones con la oposición de muchos de los socios porque lo de la carrera universitaria les parecía absolutamente elitista, pero como dijo un día el que fue su Presidente durante casi tres décadas: claro que es un club elitista, tan elitista como que solo somos socios lo mejor de la sociedad Soriana. Esto es así y espero que lo siga siendo durante muchos años. A continuación se procedió a la votación y ésta fue favorable a ese requisito para la primera fiesta del verano, aunque eso si y para que no hubiera más líos, también se estableció la fiesta de Presentación de las Noveles en las que la única condición era que las y los presentados tuvieran más de dieciocho años. Los padres y sobre todo las madres colaboraban con sus hijas durante meses en la elección del traje que pareciera más elegante y en el caso de Sofía habían comprado en Madrid un traje largo que la hacía un tipo realmente bonito. Si la peluquera de toda la vida conseguía un peinado original que se adaptase a las facciones de Sofía, seguro que resultaría muy atractiva y con un poco de suerte podría ser nombrada Madrina para la fiesta del año siguiente.

Sofía estaba nerviosa, para que negarlo, al fin y al cabo era la una de las dos únicas fiestas, digamos oficiales, que se organizaban en la ciudad y encima en el Casino de Verano donde las chicas de la época se pasaban todo el día, primero en la piscina y luego con sus amigos jugando al tenis o haciendo barbacoas que terminaban a las dos de la mañana que era la hora oficial de cierre.

Para esta fiesta singular Sofía  se había encargado un traje largo de color verde pistacho con amplio escote que le permitiría lucir la gargantilla que le había regalado Javier Cortés, su novio, desde hacía muchos años. El traje se completaba con una especie de lazo de color naranja que a modo de cinturón se anudaba en la espalda. Los zapatos estaban forrados de la misma tela que el traje y tenían un imponente tacón que la hacía casi cinco centímetros más alta de lo habitual.

-  Ten cuidado no vaya a ser que con esos taconazos le saques la cabeza a Javier – la madre se preocupaba de todos los detalles.
-  ¡Que cosas dices Mamá! Javier mide casi uno noventa y yo soy un retaco a su lado
-  Ya, pero entre los tacones y el moño que me dijiste que te iba a hacer Manoli
-  No te preocupes que la peluquera está al tanto de todo y ya sabe que tiene que ser un moño bien cardado pero que no sea una tarta encima de la cabeza.
-  Bueno, bueno, yo como madre tengo la obligación de avisarte y luego tu, que para eso eres mayor de edad, haces lo que consideres lo mejor para ti.
-  Gracias Mamá – Sofía le dio un beso- ya lo se y por eso te agradezco todos lo que haces por mi. Ya verás como todo sale fenomenal.
-  ¿Seguro?
-  ¿Acaso lo dudas?
-  Sofía, tengo tanta confianza en ti y te conozco tan bien, que estoy segura, de eso si que estoy segura, que nos tienes reservada una sorpresa y estoy ansiosa por saber de que se trata, aunque desgraciadamente me lo imagino
-  Es imposible engañarte ¿verdad?
-  Imposible no, pero difícil si. Una madre es una madre y aun con la distancia que nos ha separado durante unos años, me he ido dando cuenta de las cosas y se que antes o después vas a dejar a Javier -Sofía madre se abrazó a su hija - no me importa el motivo, si es mejor para ti y te lo has pensado bien, es tu decisión y yo no tengo que opinar y espero que al que has dejado en Madrid y del cual nunca nos has hablado, sea mucho mejor. Pero ya te digo es tu decisión y nosotros ni queremos ni debemos meternos en tu vida. Si que nos gustaría aconsejarte, pero si tu no quieres nosotros tenemos que mantenernos al margen.
-  No llores Mamá - Sofía le secó una lágrima con el dorso de su mano- David es Médico y es muy buena gente

A las nueve de la noche Sofía y Ernestin, su hermano,  estaban haciendo cola en el salón del Casino junto con el resto de parejas. Hasta la pista de baile se había instalado una alfombra roja y por allí tenían que desfilar las distintas parejas una vez que desde el micrófono de la orquesta eran llamados por el Presidente del Casino. Ernestin y Sofía tenía el número siete de las nueve parejas inscritas y según se acercaba el momento, los nervios iban haciendo su aparición. Algunas parejas pasaban por la alfombra roja como quien pasa por encima de una zona encharcada, otras muy lentamente como pretendiendo que esos segundos de gloria no se acabaran nunca, otras como si estuvieran en la ceremonia de los Oscar y no cesaban de adoptar posturas mas o menos fotogénicas y la mayoría desfilaban deprisa, sin posar ante las numerosas cámaras y con una sonrisa que tenía algo de tímida y mucho de vergonzosa.

-  Siguiente pareja : Ernesto Rotario y Sofía Rotario

Ernestin puso su brazo para ser enganchado por su hermana y la animó

-  Vamos que somos la pareja mejor de todo el concurso – dicho lo cual avanzaron lentamente por la alfombra hasta llegar al palco de la Música donde fueron recibidos por sus padres que los saludaron efusivamente.

Con las notas del vals “El Danubio Azul” dio comienzo el baile de las debutantes y si al principio bailaban ellas con sus padres y ellos con sus madres, enseguida  se fueron intercambiando las parejas y a los pocos minutos casi todos estaban emparejados con quien habían deseado. Sofía y Javier eran una de las parejas que llamaban la atención, ella era guapa, con buen tipo aunque una chispa baja para pareja de Javier pero los tacones la disimulaban un poco. El era espectacular, guapo, simpático desde su uno noventa de estatura, vestido con el smoking parecía un galán de cine y encima bailando un vals. La pareja, mas que bailar, se deslizaba por la pista dando vueltas y mas vueltas como queriendo alejarse del mundo. Los padres de ambos disfrutaban viendo como eran la atracción de la fiesta y no era para menos. A Sofía le daba un poco de vergüenza pero Javier, con su pelo engominado y una sonrisa que expresaba la felicidad que sentía, la llevaba como si fuera una pluma. Ella se dejaba llevar y tenía la sensación como si estuviera flotando. Cuando terminó la pieza musical, se acercaron a la barra y solicitaron dos copas no muy cargadas. Javier estaba con la oposición de Notaría y no podía permitirse el lujo de beber más de la cuenta porque al día siguiente tenía que cantar los temas en casa de su profesor.

Casi sin darse cuenta, se encontraron en una zona donde los árboles les protegían de las miradas curiosas de los presentes. Javier la tomó de la mano y la besó en la boca, con un beso largo en el que a través de sus labios quería expresarle todo su amor. Era el momento esperado y sin embargo, Sofía notó una extraña sensación. Llevaban más de seis años de  relación y le pareció como que estaba besando a un perfecto desconocido.

Javier se dio cuenta y la miró sorprendido.
-  Lo siento – alguna lágrima discurría por las mejillas de Sofía – no se lo que me pasa. De verdad que lo siento, pero me parece que no eres tú, no se, es una sensación muy rara.

 El la observaba con curiosidad. No entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando. Sofía le había jurado que no había en su vida otro novio o alguien que la hubiera intentado tirar los tejos y él, naturalmente se lo había creído, pero los hechos parecían querer decir lo contrario.

-  No me digas que ahora, después de tantos años, lo tienes que pensar.
-  Lo siento Javier, de verdad que lo siento y se que posiblemente sea el peor momento para plantear dejarlo una temporada, pero creo que es lo mejor. No se que hacer con mi vida, reconozco que estoy hecha un lío y creo que lo mejor es que desaparezca unos meses. Te voy a confesar un secreto – Sofía lo miró a la cara en la que se reflejaba una profunda tristeza – Me voy a ir un año con Médicos sin Fronteras a algún lugar de Centroamérica. Me lo han propuesto y ahora acabo de decidir que voy a decir que si.
-  ¿Y eso lo has decidido ahora mismo?
-  Si, aunque te parezca mentira es la pura verdad. Lógicamente  no es que lo piense ahora mismo, no, eso no, llevo dándole vueltas hace mas de tres meses, pero ahora, de verdad que ahora, me he dado cuenta que lo necesito.
-  ¿Eres consciente del daño que me haces?
-  Si y de verdad que lo siento pero prefiero decírtelo  que seguir dándole mas vueltas.
-  ¿Es una decisión irrevocable?
-  Si.
-  Bien. Lo siento, sabes que te quiero y que estaba esperando a la oposición para nada mas terminarla pedirte que te casaras conmigo,  pero después de lo que me acabas de decir me da la impresión que estamos perdiendo el tiempo. Volvamos a la fiesta.

Según se acercaban a la pista de baile Sofía se reafirmaba en su decisión, necesitaba mas tiempo para estar segura y la única solución era otra temporada lejos de Soria y de todo lo relacionado con ella, incluso de Javier y ahora lo tenía fácil porque solo tenía que aceptar la oferta que le había hecho David para irse a trabajar con él, incluidos en una expedición de Médicos sin Fronteras, a algún país centroamericano. Ahora lo tenía claro, ahora si que iba a decir que si por un período de un año. Quería disfrutar de David, vivir con él, trabajar codo con codo con un mismo objetivo que no era otro que ayudar a los más necesitados, ser feliz, ser ella misma, sin su familia, sola, sin la presión de nadie, solventar los problemas con sus propios conocimientos y eso durante un año y después  Dios dirá. Si estoy bien con David, seguro que si, seguiré y si no me vuelvo a Soria o me quedo en Madrid, en fin, el tiempo lo dirá. Lo más importante y también lo más difícil ya estaba hecho, que era decírselo a Javier. Ahora le quedaban sus padres pero para eso tenía menos prisa y más tiempo.

Cuando aparecieron nuevamente por las mesas donde los mayores estaban sentados delante de algunas copas, la madre de Sofía que había permanecido atenta a los acontecimientos, se dio cuenta que las cosas habían discurrido por el camino que le había dicho su hija. Su sexto sentido le indicó que algo había ocurrido para que de sus caras hubiera desaparecido la ilusión. Disimuladamente se acercó hasta la pareja y Sofía hija  la recibió con un lo siento Mamá, pero acabamos de decidir que, de momento, lo dejamos Javier y yo.

-  No te preocupes, hija, luego lo hablamos en casa.

Era tarde, muy tarde, casi las seis de la mañana y allí estaban sentados en una esquina del Salón del Casino, el Dr. Rotario, su mujer Sofía, Javier el que hasta ese día había sido el novio de Sofía hija y naturalmente Sofía que con sus argumentos trataba de convencer a sus padres y a su ya ex-novio que tenía derecho a intentar un cambio radical de su vida, no sabía si por mucho o poco tiempo, en principio un año, pero siempre contemplaba la posibilidad de prorrogarlo.

-  De verdad que no tengo nada contra vosotros - Sofía hija doblaba y desdoblaba una servilleta de papel - y mucho menos contra ti, Javier, pero me he dado cuenta que necesito algo mas que lo que he tenido hasta ahora. Bueno, no mas si no algo diferente, vosotros me habéis dado todo y sin embargo yo no he dado nada a cambio y con esto de irme un año a algún país a echar una mano pretendo devolver una parte de lo recibido
-  A mi  - esta vez era su padre el que trataba de convencer a su hija - me parece que tienes muchísimo mérito con la decisión que has tomado, pero mi única duda es si eso mismo no lo podrías hacer aquí, no se, se me ocurre que te apuntaras a alguna organización como Cáritas o parecida.
-  Posiblemente si- Sofía no tenía intención de dar su brazo a torcer y mucho menos después de haber roto con Javier aunque solo fuera hacía unas horas - pero es que no es una cosa sola - volvió a jugar con la servilleta - estoy segura que al estar lejos no solo me obligará a defenderme por mi misma si no que mejorará mi propia autoestima. No se, necesito esta sola, no se como explicarlo pero es así
-  ¿Y no podrías ir a algún sitio mas cerca? - Sofía madre, como todas las madres tenía miedo. Se iba muy lejos y si tuviera alguna enfermedad o cualquier problema las posibilidades de poder ayudarla eran mucho menores
-  Médicos Sin Fronteras tiene profesionales por todo el mundo, pero sobre todos en los países mas pobres y a mi lo que me han propuesto es participar en un programa para países centroamericanos, aunque todavía no se a cual me mandarán, entre otras cosas porque, aunque hace un tiempo que tenía pensado irme, todavía no lo he confirmado y por eso no me han asignado un sitio, pero creo que será en Honduras
-  ¿Te mandan a un hospital?
-  Supongo que si
-  Yo lo pregunto porque normalmente los hospitales están en ciudades o pueblos grandes donde siempre hay más seguridad que si vives en plena selva.
-  Si, lógicamente, pero no parece que Honduras sea de los más conflictivos. Según me han contado es un país superpobre pero no están en guerra ni nada parecido
-  ¿Y cuantos vais?
-  No lo se, pero en condiciones normales son equipos de cuatro o cinco personas, un Médico, una o dos enfermeras, un chofer y a veces un especialista en prevención que sabe como para hacer pozos negros, analizar el agua potable, no se, como uno que no es Médico pero ayuda a mejorar los pueblos en donde se instala la Organización.
-  ¿Sabes si vivirás en el Hospital?
-  Si hay hospital, seguro que si, lo que ocurre es que en la mayoría de los pueblos no los hay y precisamente por eso vamos los de Médicos Sin Fronteras para planificar todo y tratar de construir alguno, siempre y cuando tengan fondos que por lo que yo oigo, eso es lo mas difícil.
-  Hija: ¡que quieres que te diga! por una parte me parece fenomenal que te preocupes de toda la gente que no tiene nada, eso demuestra que tienes un buen fondo, cosa que naturalmente no me extraña, porque se como eres, pero por otro tengo que reconocer que me da mucho miedo el saber que tenemos una hija en un país conflictivo.

Sofía hija también tenía miedo. Eso de irse a un país desconocido, pobre, con recursos mínimos para ganarse la vida, con unos compañeros a los que no conocía, no le apetecía pero estaba David y todas las carencias las supliría solamente con saber que estaría su lado. No quería decirlo delante de Javier, su antiguo novio, pero lo único que la animaba a seguir con esa locura era David. Sabía que era una postura tremendamente egoísta, pero era así y así lo tenía que reconocer. Si en lugar de a un país centroamericano lo enviaran a Toledo se iría para allí con los ojos cerrados. Estaba enamorada, sabía que el también lo estaba y tenían la necesidad de estar juntos. Por otra parte el tenía sus planes y ella no era quien para intentar que los cambiase. Al revés, le parecía un honor y un orgullo estar enamorada de un hombre que tenía intereses tan altruistas como para dejar todas las comodidades y dedicarse a ejercer la Medicina en países donde realmente hacía falta. Para ello había hecho unos cursos de Medicina Tropical y aunque era un recién Licenciado, tenía amplia experiencia como para desarrollar una eficaz labor en cualquier lugar donde la organización de Médicos sin Fronteras lo enviase.

Trabajarían juntos en labores propias para lo que se habían preparado concienzudamente, aunque Sofía tenía que reconocer que estaba aterrada. Nunca había tenido necesidad de organizar sola su vida, jamás había tenido problemas de dinero y ahora se enfrentaría a gente que seguro viviría en el umbral máximo de la pobreza y no sabía como iba a reaccionar. David la animaba en la seguridad que sería una muy buena enfermera y se integraría enseguida en la comunidad que le tocara en suerte y además tendría poco tiempo para aburrirse. David había estado, no como Médico, porque entonces no había terminado la carrera, pero si como cooperante en otras misiones y sabía que las enfermeras no paraban. Solo con el tema de vacunaciones ya tenían bastante, pero además, la organización creía que eran las mas idóneas, tenía que llevar toda la contabilidad de la misión, con la obligación semanal de enviar un informe de las actividades realizadas y los gastos originados así como solicitar todo el material necesario para que el mini hospital de Médicos sin Fronteras estuviera permanentemente bien dotado.

Todas esas misiones y las labores humanitarias que a buen seguro tendrían que realizar, serían más que suficientes para animar a Sofía y en ellas insistía David en todas las ocasiones en que hablaban del tema. El sueldo estaba bien para sus necesidades y si lo llevaban con alegría, la experiencia tenía que ser maravillosa. Seguro que si

-  Sofía, perdona, pero creo que estás en otro mundo
-  Si, dime Javier - efectivamente Sofía parecía despertar de un sueño maravilloso
-  Solo quería desearte lo mejor. Es una pena que lo mejor no sea yo, pero las cosas son como son y no como a uno le gustaría que fueran.
-  Quiero darte las gracias delante de mis padres por lo bien que te has portado conmigo. He sido feliz y eso es muy de agradecer y de verdad que lo siento dejarlo ahora, justo cuando estás a punto de acabar la oposición, pero no me veo de mujer de un Notario. De verdad que lo siento.
-  En fin, Don Ernesto y Doña Sofía, creo que estoy de más en esta reunión. Con su permiso me voy a retirar.

Javier se levantó y después de besar la mano de la que hasta hacía muy pocas horas antes pensaba que iba a ser su suegra y de Don Ernesto, le dio un beso fugaz en la mejilla a Sofía hija y salió con paso rápido.

Don Ernesto también dio por concluida la reunión y con un vámonos que para luego será tarde que diría su amigo Tucho Riscal, se metieron en el coche y se fueron a su casa.

Sofía hija se desnudó rápidamente, se quitó el maquillaje y a los dos minutos estaba en la cama durmiendo placidamente con la tranquilidad de haberse quitado un gran peso de encima.

En el dormitorio de sus padres, Doña Sofía no podía conciliar el sueño y daba vueltas y mas vueltas en la cama mientras su padre disimulaba. Finalmente Sofía preguntó

-  Ernesto: ¿estás dormido?
-  No
-  ¿En que piensas?
-  En lo mismo que tu
-  ¿Y que te parece?
-  Pues igual que a ti
-  Hijo ¡que expresivo estás!
-  Es que no se que decir. Por una parte estoy contento porque creo que ser Médico o Enfermera y poder ayudar a los demás es lo mas bonito del mundo y si encima tu labor va dedicada a gente que no tiene nada, mejor que mejor, pero me da miedo que se vaya tan lejos porque si se pone enferma o necesita cualquier cosa, no podemos ayudarla. No se, por un lado me da envidia y por otro no ¿me entiendes?
-  Claro que te entiendo porque a mi me pasa igual. Con veintipocos años irte de misiones, como se decía cuando éramos jóvenes, eso tiene que ser maravilloso. El empuje de la juventud en estado puro, pero son países que yo no se si están en guerra o no, pero cada dos por tres, hay líos y eso si que me da miedo.
-  Es curioso lo que nos ocurre - El Médico pasó un brazo por debajo de la nuca de su mujer - nos preocupamos por el tiempo que va a estar en Honduras o donde sea y no le hemos preguntado por sus planes con el tal David.
-  No le habrás preguntado tu, pero yo como mujer he hablado algo con ella y se que es Médico, un año mayor que ella, que lo conoció en el Hospital cuando ella estaba de prácticas y él de enfermo con una pierna rota,  que es madrileño, muy simpático y mucho mas animado que Javier.
-  Pobre Javier, a mi me ha dado pena.
-  A mi también, pero el noviazgo es para eso
-  Ya, pero eso no quita que me de pena. Al fin y al cabo es un chico conocido, de una familia muy parecida a la nuestra, pero, bueno ¿que le vamos a hacer? Vamos a dormir que mañana yo por lo menos tengo que madrugar.
-  Apaga la luz. Hasta mañana
-  Hasta mañana.




3 comentarios:

  1. El Tío Javier Belas16 de septiembre de 2012, 1:25

    Muy bueno el capítulo, lo he leído todo seguido, sin perder el hilo y muy entretenido. Tienes un arte especial para escribir fácil y para que mantengamos el interés hasta el final.
    Espero que el próximo sea en Honduras, pero si te lo saltas y pasamos a la peluquería pues también me parece estupendo. El caso es que no pares.

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  2. Entretenidisimo este capítulo;esta historia es muy intrigante y, además, nos obligas a estar cambiando de tiempo y lugar en cada capítulo.
    ¿Donde se desarrollará el próximo?
    Me parece que has tenido un lapsus de documentación con el "Rolex". Los Rolex no existen chapados en oro: son de oro o de acero o de acero y oro, pero chapados no (salvo que el entrecomillado sea porque es un "Trolex", es decir, una imaitación).
    Bueno, es un comentario tonto pero en ti, que cuidas tanto los detalles, choca un poco. No se te suele pasar una. jejejejeje.
    Muy interesante la historia; se lee facily entretiene mucho
    Bss y hasta el próximo capítulo

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  3. Buenisimo este capitulo, me ha encantado. Estoy totalmente enganchada deseando leer el siguiente. Espero que cuando escribas el siguiente capitulo, seas abuelo por cuata vez. Besos.

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