Queridos blogueros/as: Acabo de llegar de pasar la Semana Santa en Cedeira y me apresuro a escribir el capítulo correspondiente que, por cierto, es el último de esta especie de paseo novela por un monte próximo y que ya no vuelvo a repetir si es Tarroiba o Torraiba porque sigo sin saberlo. La semana que viene comenzaré con otra aunque todavía no he decidido cual, pero no estará mal ¡ya lo veréis!
Como podréis apreciar todo se acaba y esta historia también. El agradecimiento siempre es bueno y en este caso mas aunque tengo que reconocer que la mayor parte de todo lo anterior es verdad, bueno lo del gallego con la gaita no, pero el resto si, excepto la última revisión con el paciente que es producto de mi imaginación porque yo si que he estado cienes y cienes de veces en San Andrés, pero siempre he ido con amigos, pero nunca con pacientes. En fín, que lo dicho, enhorabuena por haber leído toda esta caminata y a descansar.
Un abrazo para todos
Tino Belas
CAPITULO 16.- Y COLORIN COLORADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO
Tres copas de Viña Real sobre una mesa de mármol con los cuadros para jugar al ajedrez casi invisibles por el paso del tiempo, una red en la pared con dos bolas de cristal, un salvavidas con el nombre de Celeiro 724, botin obtenido en algún naufragio, varios marineros con sus amarillas ropas de aguas que discutían a voz en grito si en los farallones del Puerto había una zona donde abundaban los pulpos, un espejo en el fondo de la barra rodeado de antiguos carteles anunciadores de la “Orquesta La Cubana ”, conchas de distintos tamaños y diferentes mariscos salpicaban la pared del Bar “El Marinero” donde habían asentado sus reales, el Dr. Belascoain, Tere, su mujer y Alfredo Lopez García. Departían animadamente con rostros cansados, pero alegres por haber hecho realidad la promesa que Alfredo le había hecho a su Médico que si quedaba bien iba a San Andrés de Teixido andando como signo de agradecimiento por haber superado todas las dificultades. Esa especie de confabulación había ocurrido casi cinco años antes cuando en alguna de las múltiples visitas en su casa de la costa sureña, el andaluz, como le llamaba el Dr. Belascoain, había dicho que “cuando me encuentre bien nos vamos los tres a San Andrés andando y de los percebes a la vuelta me encargo yo”
- El milagro lo has hecho tú con una buena técnica quirúrgica y San Andrés poco ha tenido que ver – avisaba el andaluz mientras esperaba la llegada de los percebes que había pedido al patrón.
- ¡Que te lo crees tú! – Tino se reía divertido – tener no se si ha tenido que ver o no, no lo sé, pero que yo he ido a San Andrés andando un montón de veces para que éste pájaro se pusiera bien eso si que no tiene duda y Tere lo sabe.
- Es verdad – Tere asentía desde sus ojillos negros que parecía contribuir con su alegría a que el momento fuera todavía mejor – y así ahora me explico porque cada dos por tres decía ¿vamos a San Andrés?¿era por Alfredo?
Habían pasado los años y con la satisfacción de haber sido capaz de resolver un problema complejo, Tino levantó su copa de Viña Real y brindó haciéndola tintinear con la de Tere y con la de Alfredo
- Por ti que a base de fuerza de voluntad has conseguido curarte
-
- No, no, ni hablar – Alfredo solicitaba silencio sin mucho éxito – yo he puesto de mi parte, claro sinó no estaría aquí ahora después de haber cumplido la promesa, pero yo no quiero brindar por eso – Alfredo volvió a chocar su copa con la de sus acompañantes hasta San Andrés – yo quiero brindar – sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas – quiero brindar por la suerte que he tenido de que os cruzarais en mi camino. Primero tu, Tino, que como es natural no te puedes acordar porque son muchos los pacientes que pasan a diario por tu consulta, pero te lo juro por lo que quieras que desde que te ví la primera vez, estaba seguro que ya no perdía la pierna.
Estaba en Rehabilitación sin fuerzas, agotado después de subir veinte veces aquellos malditos tres escalones y de pronto, sabía que en unos meses iba a tener que ir a la consulta y aquello me daba nuevos bríos para insistir en esforzarme lo mas posible. No se, tenía ilusión en que en la próxima visita me felicitases por los progresos conseguidos, de verdad que aquello me daba la vida, era como mi gasolina y sin darte cuenta me has empujado hacia delante muchas, pero que muchas, veces y por eso te lo quiero agradecer.
Los tres se fundieron en un abrazo interminable siendo conscientes que .la historia tocaba a su fin y en el fondo ninguno deseaba que ese momento pasase tan rápidamente. Para la pareja quirúrgica era como una afirmación de que su trabajo lo hacían bien en estos tiempos en que el agradecimiento no era moneda común y para Alfredo ¡que decir! Le habían salvado la pierna y posiblemente también la vida y naturalmente que se lo agradecería eternamente, pero la vida tenía que continuar para todos.
Estas y otras muchas historias vividas se agolpaban delante de mi como impidiendo el paso y tuve que apartarlas porque se estaba haciendo tardísimo y tenía un hambre que me moría porque con las bromas debían de ser cerca de las cuatro y había salido de casa a las diez y todo ese tiempo sin tomar una mísera caña. La caminata hasta el Torraiba, por cierto, para la próxima vez prometo solemnemente enterarme, pero de verdad, si es el pico Torraiba o Tarroiba ¿alguien lo sabe?.
El caso es que la subidita era mas que un paseo de nada y me pesaban bastante las piernas, tenía hambre, ya se que me estoy poniendo un poco pesado pero los gordos como yo que lo somos por comer no por la gracia de Dios, tenemos que papar cada poco y ese no era el caso y la obligación es la obligación, o sea, que ánimo Tinito que hay que volver, ¡venga recoge las cosas y vámonos!.
¡Que gracioso! Recoge tus cosas ¡como si llevara la casa a cuestas! Todo el mobiliario se resumía en una sola cosa: mi inseparable bastón, compañero de múltiples paseos, conocedor de mis miedos, mis cansancios, mis alegrías y mis penas. Total, una parte mas de mi. El bastón. Con él como fiel compañeiro y dejando volar mi imaginación, espero seguir disfrutando de muchos paseos por los alrededores de la muy noble “Vila e Terra de Cedeira”
Esta vez había ido solo y por eso el bastón era mi compañeiro, pero la mayoría de las veces, tanto para los paseos como para otras muchas cosas, mi bastón ha sido y sigue siendo Tere que es la que soporta mis caminatas y menos mal porque eso de caminar solo parece muy bonito, pero prefiero mil veces ir con alguien y si encima ese alguien es la mujer con la que compartes todo durante prácticamente toda la vida ¿qué mas se puede pedir?
Este último capítulo se puede resumir en tres aspectos: SALUD que produce el subir andando al Torraiba y la caminata a San Andrés. TRABAJO y la satisfacción que debe producir el curar a un enfermo complicado como el caso de Alfredo. AMOR que le demuestras a tu querida Tere, la mujer de tu vida.
ResponderEliminar¡¡¡¡¡¡¡ QUE BONITO !!!!!!!!
M'a mocionao !!!!!!. Que bonito relato y que estupendo final. Dr. es Vd. un tío genial y un profesional !!!!!!
ResponderEliminarVamos, a por el siguiente. Que las obras en tu casa no te despiten, ¿eh?
Joe.. Tengo que dejar de leer ésto en la oficina. Que emoción!!
ResponderEliminar¡¡BRAVO!! ME HA ENCANTADO EL PASEO!!
QUE BONITO!!!!!! yo creo que el pico se llama Torraiba. Besos a todos.
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