Queridos Blogueros/as: Ya se que es un día raro para enviaros otro capitulo del loco, pero como media España, yo también me voy de puente y el sábado no estaré, o sea que adelanto el capitulo cinco que creía que era el último, pero no, me equivoqué. Resulta que queda uno mas, o sea que el sábado día 17 os mandaré el 6 y último.
Merce: tu que has sido de este ramo ¿me puedes explicar porqué se cambia la letra y unos días es en negrita y otros no? Esto de la informática es como las meigas que yo naturalmente que no creo pero haberlas hailas (¿se escribe así?)
Estoy pensando que para Navidades y si encuentro algo por ahí, lo mismo meto algún cuento corto, de esos con mensaje que quedará como muy chulo, aunque no tengo ni idea si lo tengo y estoy metido hasta las orejas con una historia de un policia rural o algo parecido, a lo mejor no es rural y resulta que al final es del mar, todavía no lo se y no quiero dejarlo.
En fin, malo será que en mi extensa producción literaria (esta frase es hortera que te ........) no encuentre algo navideño. Se buscará
Hasta el día 17
Un abrazo para todos
Tino
CAPITULO CINCO
Ahora atendía por el nombre de D. Cesáreo y era el nuevo párroco de una pequeña parroquia de un pueblo todavía más pequeño de tierra de campos. No encontraba por ningún lado a su Dulcinea por lo que había decidido volverse a su tierra natal, pero un anuncio en el periódico le hizo volverse atrás en su decisión. En ese pueblo necesitaban un párroco y dicho y hecho. En una tienda vieja de artículos eclesiásticos, se compró un par de sotanas usadas y un breviario. Se había teñido el pelo de un blanco que le hacía parecer interesante y armado de valor y un currículum inventado en una noche de insomnio, se había plantado en su vetusto vehículo en la plaza de un pueblo más viejo que los dos juntos.
En pocos minutos fue recibido por el Sr. Alcalde en su despacho, le entregó una carta perfectamente falsificada del Obispado de Valladolid junto con un currículum abreviado y como quien no quiere la cosa, empezó su labor pastoral, que no pastoril.
Previamente, Don Cesáreo se había preparado concienzudamente para ejercer su nueva profesión de Sacerdote y así durante algunos meses ayudó a Misa en una pequeña parroquia apuntando en su memoria todos los detalles. A continuación se fabricó su propio currículum vital con un pasado que comenzaba en el Seminario de Toledo y posteriormente como Misionero en el norte de Ecuador, en un pueblo tan pequeño que, por no venir, no venía ni en el mapa. Se había dejado la barba y todos los movimientos los realizaba con extrema lentitud.
El Alcalde, Paco, era el máximo regidor de un pueblo tranquilo, frío en invierno y caluroso en verano, católico a mas no poder y ante la posibilidad de disponer de un Sacerdote de manera permanente para los cerca de cien habitantes del pueblo, no dudó en ofrecerle casa, al fin y al cabo solo tenía que adecentar la existente y un pequeño sueldo que completara el que cobrase del Obispado
- Seguro que no se arrepentirá de su elección D. Cesáreo – Paco trataba de convencerle que se sentiría a gusto.
- La verdad, mi querido Don Francisco
- Llámeme Paco, por favor – le interrumpió el Alcalde
- Bien – D. Cesáreo juntó las manos como si fuera a orar – como le decía, desde que he llegado todos han sido muy amables con mi persona, pero no por mi, si no por Nuestro Señor Jesucristo que ha tenido a bien enseñarme el camino hasta llegar a este pueblo y así poder ejercer mi labor evangelizadora que no es otra que trasladar a las personas que habitan en este precioso lugar que la vida sin fe no es nada y que la esperanza en Nuestro Señor Jesucristo es la base para asegurarse un futuro en paz.
- Estoy absolutamente de acuerdo con Usted, pero me da la impresión que en este pueblo no hay ninguna confianza en el presente y para que le voy a contar en el futuro.
- Esa precisamente es mi misión – D. Cesáreo hizo la señal de la Cruz – con la ayuda del Señor tengo la obligación de generar ilusión de tal manera que la semilla que hoy plantemos sea el pan del futuro.
- Si – intervino Anselmo el hijo de Paco que hasta ese momento había estado de oyente en la conversación – todo eso está muy bien, pero por mucha fe que se tenga si el FROM sigue pagando las patatas a medio euro el kilo, así no se puede seguir con la agricultura
- Hijo mío – D. Cesáreo le dio la bendición y a continuación unas palmaditas en la espalda – la fe mueve montañas y si se lo pedimos a Dios, seguro que conseguirá, gracias a su Divina Providencia, no se si que el FROM pague mas de medio euro por un kilo de patatas, pero si como es tan grande y misericordioso que, por ejemplo, la lluvia riegue nuestros campos y ayude a mejorar las cosechas o evite el pedrisco que asola los campos en unos minutos.
- Muy bien, Padre, - el Anselmo insistía en sus argumentos – todo eso está muy bien, pero la gente se va de los pueblos, el campo cada vez está mas vacío y nunca mejor dicho que dejado de la mano de Dios y así vamos
- Son tantos los dones que Nuestro Seño Jesucristo nos puede aportar que tendremos que establecer un orden de prioridades, pero lo primero es conseguir algún tipo de trabajo para los jóvenes, que son el futuro del país, no nos abandonen. En eso tendremos que incidir, al igual que los niños que tienen que ser la cantera. La juventud está mal, harta, aburrida ante tantas mentiras como les cuentan los medios de comunicación social y tenemos que ser nosotros, los católicos convencidos, los que les ayudemos a recuperar la ilusión, esa pasión por el campo que ha dado pan y trabajo a generaciones y generaciones anteriores. Ese debe ser nuestro objetivo y si hay que ir a la capital a pedir alguna subvención, iremos porque para conseguir algo en la vida, hay que moverse, hay que luchar, hay que superar todas las vicisitudes que el presente nos depara porque al final está la salvación. “Polvo eres y en polvo te convertirás” dijo Nuestro Señor Jesucristo, pero entre medias hay que trabajar, hay que conseguir que los campos estén mejor gestionados, que los patronos sean conscientes del enorme trabajo que realizan sus asalariados, pero también, a su vez, que los obreros cumplan con su obligación que no es otra que trabajar como Dios manda para llevarse a casa un sueldo digno.
Don Cesáreo se había puesto hasta colorado después de un discurso tan encendido.
- Fúmese un pitillo buen hombre que le va a dar un mal - Paco, el Alcalde le ofreció una pitillera donde guardaba el tabado de picadura para liar.
- Deje, deje, Don Paco, no me tiente que hace muchos años que dejé de fumar y ya sabe usted que la carne es débil, los peligros que nos acechan son muchos y el tabaco es muy malo para la salud.
- Hombre, Don Cesareo - El Alcalde tomó un buen trago de coñac - no se ponga Usted así que un pitillito de vez en cuando no le sienta mal a nadie ¿no le parece?
- Si fuera solo uno, naturalmente que estaría bien, pero para los fumadores, uno no es nada y son uno detrás de otro que es distinto.
- Bueno, bueno - el Alcalde continuaba con su afán de agradar al Sr. Cura - pues entonces, tómese una copita con nosotros.
- Eso si, ve, lo mismo que al tabaco le digo que no, a un poquito de ron si que no le haré ascos
- ¿Le gusta el ron, D. Cesáreo?
- En algo se tiene que notar que he vivido tantos años en Ecuador.
- ¿Y al vino no le pega? - preguntó el hijo del Alcalde con la idea de ir conociendo poco a poco al nuevo Cura.
- ¡Hombre! ¡que quiere que le diga!, prefiero el ron
- Pero no dirá la Misa con ron ¿no?
- No hombre no, ¡que cosas tiene! La Misa siempre con vino de uva y si es bueno mejor ¡ah! y en las comidas agua que dicen que es muy saludable
- Eso son cosas de los Médicos y de los matasanos cuanto mas lejos mejor, se lo digo yo que soy un experto
- ¡Que pasa! ¿le han operado muchas veces?
- Por culpa de la jodida próstata
- Por favor, Don Paco - el cura se santiguó piadosamente- modere su lenguaje que está Usted en presencia de un Representante de Dios en la tierra.
- Perdone Sr. Cura, perdone, pero es que en cuanto hablo de mi próstata es que me enciendo. Se me pone una cara de mala leche que me corre hasta por las venas.
- Pero hombre de Dios, no se ponga Usted así que no se si estará enfermo, pero se está pegando unos lingotazos de coñac que ya ya
- Es lo único que me queda ¿sabe Usted? - Don Paco se puso serio y con los ojos tan vidriosos que parecía que iba a romper a llorar de un momento a otro - no me doy mas a la bebida por el que dirán que si no....
- Parece mentira que un hombre hecho y derecho como Usted diga esas cosas
- Pues es la verdad, D. Cesáreo
- Hijo mío - D. Cesáreo volvió a juntar sus dos manos dejando encima de la mesa de mármol el vaso de ron con la mitad de su contenido - uno hace planes y llega Dios, sin saber por qué ni por que no y se los desbarata. ¡Así es la vida!
- Si, pero parece que Dios se está cebando conmigo
- No diga eso Don Paco
- ¡Como que no! hasta los sesenta y cuatro no me puedo quejar, pero a partir de ahí, ¡vaya con su Dios! primero el cáncer de próstata, que si ingreso en el Hospital, que si biopsia por aquí, que si dilatación por allí, tres operaciones, diez sesiones de quimioterapia y cuando las cosas se van aclarando, a mi Dolores le da una trombosis, otros dos meses de hospital, esta vez de acompañante y después de ese tiempo hubo una repetición de la jugada y la mujer con la que he convivido toda la vida, ¡hala! a criar malvas en el cementerio del pueblo.
- Resignación cristiana, Don Paco, resignación cristiana.
- ¡Que remedio! pero no me diga que le esté agradecido a su Dios porque eso si que no, ni tampoco, como dijo el cura que nos dio el funeral, que teníamos que estar contentos porque su Dios había decidido llevársela con él ¡coño! que la deje aquí y que se lleve ¡yo que se! a la Eufrasia que desde que nació tiene fama de mala persona-
- Uno nunca puede entender a Dios, pero El si que sabe lo que es mejor para ti, hermano Paco. Piensa, mi queridísimo hermano que nuestro paso por la vida es como un grano de arena comparado con la inmensidad del desierto. La eternidad es lo importante
- Venga Don Cesáreo, no me cuente mas historias, si me tengo que aguantar me aguanto, pero no me diga que encima esté contento porque a tanto no llega mi fe.
- Pues rece. Don Paco, rece y verá como Nuestro Señor Jesucristo le dará fortaleza para resistir eso y muchas mas cosas hasta que. ese Dios en el que Usted no confía tenga a bien decidir que su paso por la vida ha finalizado y llegue el momento de reunirse nuevamente con su Señora en el Reino de los Cielos.
- Está bien Don Cesáreo, dejemos este tema ¿quiere otra copa?
- Bueno, pero que conste que es para no hacerle un feo
- Jesús - el tabernero levantó los ojos de la barra - rellena estas copas, haz el favor.
Por cierto, Padre, en Ecuador ¿verdad?
- Si y muchos años
- Magníficos recuerdos, seguro
- Pues si - Don Cesáreo se iba animando a la misma velocidad con que disminuía el ron en su vaso- prácticamente toda la vida dedicado a esa Misión y estuve muy a gusto, esa es la verdad.
- Sin embargo, no se le ha pegado nada el acento
- Claro que no - El Cura se consideraba un afortunado en ese aspecto- uno ha sido y es castellano hasta la muerte.
- Eso de irse por ahí y dejar familia, amigos etc tiene que ser muy duro.
- Si, pero si uno lo hace con afán de servir a los demás, las cosas son mucho más fáciles y llevaderas, sobre todo si ese servicio corresponde a una llamada de Dios. Te llama y tienes que decir que si
- Ya - el Alcalde se frotó la calva con fruición - pero reconozca que hay que estar un poco loco para dejar todo y ¡hala! al Ecuador
- Bueno - D. Cesáreo estaba tan inmerso en su papel que no se acordaba de su pasado reciente - no es tanto un problema de locura como de saber responder a la llamada del Señor. Si te llama tienes que hacerlo
- Pero estará de acuerdo conmigo en que dejar todo es muy duro
- En mi caso, no se crea. No tenía familia directa y enseguida me hice a la vida de la Misión.
- ¿Era un pueblo grande?
- ¡Que va! el lugar donde vivía no tendría mas de veinte, veinticinco vecinos, pero había muchísimos pueblitos que tenía que atender y visitar para cumplir con la misión que se me había encomendado. Los domingos tenía que decir seis Misas en seis pueblos diferentes y todo ello desplazándome en una moto pequeña que se paraba cada dos por tres. Menos mal que me conocía todo el mundo y me ayudaban a empujarla para que volviese a arrancar. Incluso, una vez, me acuerdo que llegaba tarde a la última de las ceremonias y un vecino me llevó en su bicicleta.
- Eran gente muy buena
- Si, pero no mejores que las de aquí. En general en los sitios pequeños la gente es más solidaria y te ayudan mucho más que en las grandes ciudades. Yo tengo una teoría, que naturalmente no todo el mundo comparte, y es que el coche acaba con la paciencia de las personas. No es que yo discuta la utilidad del coche, ni mucho menos, lo que digo es que un atasco de esos de las grandes capitales desquicia a cualquiera y lógicamente si una persona, en Madrid o Barcelona, está dos o tres horas diarias metido en el coche, es lógico que acabe de los nervios y eso todos los días. No me diga que no es para volverse loco.
- Si - D. Paco atendía a los razonamientos del cura - pero no solo los coches. A mi me parece que es la vida en general la que crea ese mal.
- Si estamos de acuerdo y creo que los dos estamos diciendo lo mismo.
- Lo que no hay duda es que en un pueblo se vive mucho mejor.
- Según para que - ahora le tocaba el turno al hijo del Alcalde que con la inquietud propia de sus veintipocos años de edad, no podía estar de acuerdo - en un pueblo se vivirá mas tranquilo, pero no tienes ninguna posibilidad de ascender, de ir subiendo en la vida. Te adocenas, no tienes inquietudes, no se, parece como si te enterraras en vida.
- Ese es el eterno punto de discusión entre los jóvenes y aquellos, que como yo, ya no peinamos ni canas.
- Eso es normal Padre - respondió el hijo - en algo se tiene que notar la diferencia de edad. Si no te quieres comer el mundo cuando eres joven ¿cuando te lo vas a querer comer?
- Lo que ocurre - ahora era D. Cesáreo el que intentaba aportar algo dentro de su lúcida locura - es que en el mundo que nos ha tocado vivir, para ir para arriba como dices tú, tienes que dejar atrás muchas cosas y eso es en lo que ni tu padre ni yo estamos de acuerdo contigo y es verdad que tienen que pasar los años para llegar a esa conclusión pero realmente ¿tu crees que viviendo en Madrid o Barcelona estaría mucho mejor?
- Seguro que si - afirmó categóricamente Anselmo.
- Este tema lo hemos hablado tu y yo en infinidad de ocasiones y volvemos a lo mismo- el padre se volvió a rascar la cabeza - Dinero seguro que ganas mas, pero ¿cuanto gastas en transporte diariamente para llegar a tu trabajo? por ahí ya pierdes una cantidad, que no será mucho pero ya es algo. Suma el precio de una vivienda y la comida que es mucho más cara y solo con esas tres cosas posiblemente ya ganes menos dinero.
- Y eso hablando de dinero solo - D. Cesáreo bebió otro sorbo de ron - que si analizamos otras cosas todavía es peor. Por ejemplo, para mi lo mas importante es disponer de tiempo libre. Tener tiempo para darte un paseo todos los días, para oír los pájaros, para charlar con los amigos, para leer e incluso para ver crecer a tus hijos. Hay un dicho demostrativo de lo que te estoy diciendo “era tan pobre que solo tenía dinero” y es una gran verdad, porque normalmente para llegar a esa situación hay que trabajar mucho y vivir poco.
- ¿Y no se puede disfrutar de la vida trabajando? - preguntó el joven
Ahora el que respondía era el Alcalde
- En un pueblo si, en una gran ciudad yo creo que no.
- Absolutamente de acuerdo, por lo que te decíamos antes, como todo es más caro, tienes que trabajar más horas para que te luzca lo mismo.
- Todo eso está muy bien - Anselmo no daba su brazo a torcer - pero, por ejemplo, en una ciudad eres un desconocido y puedes hacer lo que te de la gana, cosa que en un pueblo no.
- En eso tienes toda la razón - El Alcalde intervenía de nuevo - en cada ventana de la casa de un pueblo hay un chivato que ve todo y lo cuenta todo. Esa es la parte negativa, pero la positiva es que tienes cualquier problema y como todo el mundo lo sabe, es más fácil que te ayuden.
- Pero nunca te dejan en paz - insistía el joven
- Busca la paz en tu interior así te dará igual estar solo que acompañado.
- Mire, D. Cesáreo, no me intente convencer de algo que yo se que tengo la razón y si no fuera así, ¿porqué se van los jóvenes de los pueblos?
- Eso es verdad - corroboró D. Paco
- En eso tienes razón , hijo y no se te puede discutir, pero como te decía antes D. Cesáreo ¿es mas feliz el que se pasa todo el día contando millones que el que no tiene tanto y ve, por ejemplo, crecer a sus hijos? No lo se, hijo, no lo se. Yo creo que no aunque entendería perfectamente que tu digas que si, no lo se.
- El dinero es muy importante en la vida. Es verdad que no lo es todo, pero ayuda bastante a ser feliz.
- A veces, porque otras lo único que acarrea son desgracias.
D. Cesáreo le hizo una seña al camarero para que le echase un poquito mas de ron
- El dinero es importante, por supuesto pero entonces ¿por qué mucha gente se vuelve al pueblo en cuanto puede?
- Bueno, pero eso es normal - El Anselmo no se daba por vencido - primero ganas todo el dinero que puedas y eso si, a base de echar horas como un descosido y luego ya tienes un buen peto y lo dejas cuando quieras.
- ¿Cuando quieras? ¿tu crees que la gente sabe decir hasta aquí he llegado y no quiero nada mas?
- Habrá de todo, gente que si y gente que no
- No lo se porque si te fijas cuanto mas ganas mas quieres, buenos pisos, buenos colegios para tus hijos, caprichos por todas partes. No se, no estoy seguro que tengas razón.
Tino, lo de la letra no lo entiendo. A lo mejor, por defecto sale la estandar y has de cambiarla cada vez que empiezas a escribir; no se queda como predefinida; tiene que haber una opción que diga "guardar preferencias". Nunca he escrito en un blog y no sé como funciona.
ResponderEliminarBueno, volviendo al tema, éste de loco tiene muy poquito....Está más cuerdo que nadie y se lo pasa en grande inventando personajes.
Que pases un buen puente..
A mi esta letra me gusta mas que la otra. Buenísimo este capítulo. Me siento como si estuviese invisible sentado entre Paco y D. Cesáreo escuchando todo y aguantando la risa. Intriga total de como será el próximo y último capítulo.
ResponderEliminarMe gusta ésta nueva vida de El Loco... Le pillarán??
ResponderEliminarAhora mismo miro lo de la letra.
Un beso a todos!!
He pensado que no voy a tocar nada de la letra de éste capítulo, porque sino el "prólogo" no tiene sentido. Lo dejo así que le da su puntillo y un día que nos podamos sentar vemos lo de las letras con calma.
ResponderEliminarBso!