viernes, 4 de mayo de 2012

QUE VIENEN, QUE VIENEN ECO Nº 2

Queridos blogueros/as: ¡Hoy estoy de mala leche!¡que pasa!¿no puedo o que? y tengo una razón de peso, nunca mejor dicho, y es porque hoy he vuelto a empezar mi régimen de adelgazar y naturalmente estoy de mal humor y eso que solo llevo veinticuatro horas, pero me da igual, tengo ansiedad, tengo hambre, tengo ganas de comerme un donuts de chocolate (que no he tomado ninguno en mi vida, pero  hoy justo me apetece) y creo que hasta alguna arritmia me ha venido ¡lo que me faltaba!
En fin, que hay va la segunda ecografía sin ni siquiera leerla y que sea lo que Dios quiera.
Hasta la próxima que espero estar mas tranquilo
Un abrazo
Tino Belas



2º ECOGRAFIA.-

Los días transcurrían placidamente, las nuevas criaturas iban cambiando de aspecto casi a diario mientras jugaban y se divertían sin peligro en el cuidado parque del Endometrio donde no había coches, tampoco prohibición alguna excepto la entrada a la vagina, una especie de parking subterráneo cerrado a cal y canto por una potente puerta de hierro y donde los nuevos iban adivinando sus posibles salidas en un futuro que para ellos era bastante lejano.

Los dos hermanos iban creciendo lentamente y se reían al ver como unos pequeños bultos salían de sus partes laterales y en el extremo aparecían como brotes que se movían uno por uno. Sabían que eso eran las manos porque se lo habían contado en “Uternet” donde todas las tardes había un programa titulado “Las tardes del feto” y los latidos estaban deseando que llegase la semana dieciséis para saber si iban a ser niños o niñas. Hasta ese momento todo eran risas, juegos por la mañana, juegos por la tarde y por la noche a dormir. Lo que mas les divertía eran las camas elásticas formadas por pequeñas verrugas en la pared del útero que les permitían saltar de unas a otras con agilidad y dejarse caer hasta el suelo en donde rebotaban y volvían a posarse sobre otro trampolín y así saltaban y saltaban y saltaban sin parar. Como eran muy pequeños, Teresa, su madre solo notaba pequeñas contracciones, pero si coincidían los dos en algún salto, lo cual no era infrecuente, entonces si que le producía un dolor discreto que lo resolvía cambiando de postura y haciendo que los dos latidos andantes se golpeasen contra las paredes bien acolchadas de su vivienda provisional. Mal comparado, era como esa especie de paellera que ahora ponen en todas las ferias que se precien y en las que el dueño desde su garito la mueve a voluntad provocando que los que han pagado un euro para tal divertimento resbalen por la cazuela como si fueran granos de arroz.


Los días que tocaba zambullirse en la piscina de líquido amniótico lo pasaban genial. Era como tenerla dentro de casa y casi sin esfuerzo entraban y salían. El único inconveniente para todas estas correrías era el cordón umbilical que les impedía alejarse excesivamente de su lugar de implantación en la pared uterina, pero era un tributo que tenían que pagar para poder respirar. Ya se sabe que el que algo quiere algo le cuesta y esto era así.

Llegado a este punto del embarazo ya no se si los dos hermanos son latidos sin mas, células vivas en crecimiento, fetos, niños pequeños que todavía no han nacido, ¡yo que se! Pero lo que  no tenía vuelta de hoja es que ahí, en el espacio de una burbuja no muy grande, estaban dos cosas que se movían y que no paraban de dar algo de guerra.

El mas pequeño era malo como un diablo, siempre se le ocurrían las cosas mas raras del mundo, las mayores barbaridades y hasta llegó a proponer a su hermano el mayor o por lo menos el mas grande, abrir la puerta de la vagina y darse un garbeo por el exterior lo que provocó que el mayor que ya empezaba a tener la cabeza encima de los hombros exclamara

-         Tu eres tonto ¿no sabes que esa puerta es automática y que en caso que la abrieras no podrías volver a entrar en tu casa porque se cierra automáticamente?
        -    Bueno, bueno, pero a que estaría guay

-         Si, muy guay pero ni se te ocurra que te conozco

El hermano pequeño continuaba dándole vueltas al coco buscando nuevas experiencias cuando notó un poco de mareo, una sensación que no había tenido nunca y que le hizo sentarse en el suelo. ¡Que cosa más rara! Es como si me faltara el oxígeno. Bueno parece que ya estoy mejor, menos mal porque creí que de esta no pasaba. Menudo susto. Poco a poco se fue recuperando y pasados unos minutos ya casi ni se acordaba. Por la tarde y ya en casa de su vecino estaba sentado viendo una película de dibujos animados titulada “El hematíe que no quería ser rojo” cuando le pareció que le volvía el mareo. Se lo comentó a su hermano provocando en él una sonora carcajada

-         No se porqué te ríes, no le veo la gracia por ningún sitio

-         Es que parece mentira que tengas la misma edad que yo o casi y seas tan tonto

-         Estoy a punto de morirme y encima me llamas tonto ¡lo que me faltaba!

-         ¿Me quieres atender y te lo explico?  Mira, merluzo que eres un merluzo ¿tú sabes lo que es el cordón umbilical?

-         Claro que lo se, listo que eres un listo, es un cordón que nos une a Mamá y por el que nos llegan los alimentos

-         ¿Solo alimentos o algo más?

-         Ahora si que me has pillado

-         ¡Lo ves como eres un pardillo! Llegan alimentos y también nos llega el oxígeno que transportan los glóbulos rojos que vienen con la sangre y claro si tu acodas el cordón impides el paso de la sangre y no llega oxígeno y te ahogas ¿quieres que haga una prueba? Mira, piso el cordón umbilical y ¿qué sientes?

-         De momento nada

-         ¿Y ahora?

-         Uf, uf, uf, suéltalo que me ahogo.

-         Lo ves, tienes que sentarte con cuidado porque si no lo estrujas y no pasa ni una gota de oxígeno y lo pasarás fatal

-         Oye y tú ¿porqué eres tan listo?

-         No te creas, lo que pasa es que yo llegué antes que tú y todas esas cosas que te pasan ya las he sentido yo antes.

-         Y por eso ¿cogiste el mejor sitio?

-         Claro

-         Ya, pues ¿sabes lo que te digo? Que esto se va a acabar, yo siempre tengo que estar medio tumbado y tú te paseas como un marqués ¿te parece justo?

-         Para eso llegué primero, pero tienes razón. Nos podemos poder de acuerdo que para eso somos hermanos y  tenemos que compartir todo. ¿Te parece bien que los lunes, miércoles y viernes tú estés arriba y yo abajo?

-         Muy bien, pero habría que avisárselo a Mamá.

-         No hace falta, en cuanto nos movamos un poquito se dará cuenta.

Un ruido lejano les alertó de la posibilidad de que un ecógrafo anduviera por los alrededores. Todavía estaba lejos y a lo mejor no iba con ellos pero por si acaso se acurrucaron en el fondo de su “uterdormitorio”

-         ¿Han pasado ya cuatro semanas desde la última ecografía?

-         Lo mismo si, pero no me acuerdo

-         Pues como sea la segunda le hemos cagado, hermano

-         ¿Por qué?

-         Porque es una exploración muy larga en la que la Lope se ensaña y nos revisa de arriba abajo, pero, en fin, tengamos paciencia que para nuestros padres es un día maravilloso porque les explica si estamos bien, si tenemos algún defecto y hasta si somos niño o niña o sea que tengamos paciencia.



El ruido se iba haciendo ensordecedor, una especie de apisonadora se desplazaba por la barriga de nuestra madre mientras ella y nuestro padre a su lado expectantes esperaban noticias. La presión se iba acercando aunque en esta ocasión no era tan fuerte como otras veces, parecía como si quisiera ser como más selectiva.
Una voz de hombre les iba describiendo lo que iban viendo. Al principio no le distinguieron, pero enseguida se dieron cuenta que era el Dr. Garcia de Luna Llena con lo que “los lopitos” respiraron tranquilos porque todo era menos doloroso.




-         De buena se han librado Papá y Mamá porque le teníamos preparada una broma y era ponernos de tal manera que no supieran si éramos niño o niña pero esto no se lo podemos hacer al Dr. Garcia de Luna Llena, o sea, que nos ponemos en posición fetal y que sea lo que Dios quiera



La sonda continuaba explorando los diferentes órganos mientras el Dr. Garcia de Luna Llena les explicaba a nuestros padres lo que iban viendo. Mi madre, disimulaba para no preocupar  a nuestro padre, pero estaba como un flan.

-         Mira Pachi ¿las ves?
-          
-         Claro que los veo y es alucinante.

Nosotros desde nuestro “uterdormitorios” oíamos todo y así supimos que nos llamaban Rafael y Teresa

-         ¿Te gustan nuestros nombres?
-          Son bonitos ¿verdad?
-         Si, bueno, no están mal. Perdona que viene a por mí

El ecógrafo apuntaba directamente hacia mis piernas y poco iba subiendo hasta tocarme los cojones, pero en la aceptación de la palabra más formal, porque se apoyaba directamente en los testículos y se fue desplazando hasta mí pito. El Dr. Garcia de Luna Llena animaba a mis padres con aquellas expresiones que tanto gustan a los observadores de la ecografía como este es un tío con una verga como la de un barco de vela, o viene bien armado o eso es un pito y no el del árbitro del fútbol o si señor, si señor, así me gustan a mi los machos.

-         ¿Lo ves?

-         Si, ese es Rafael

-         Esperar un momento que vamos a ver el otro si también es un tío 

El Dr. Garcia de Luna Llena desplazó el puntero hacía el otro “lopito”– mirar, mirar, eso es un cuerpo y no el de la Guardia Civil, que piernecitas y no tiene pito, esta va para modelo.

-         ¿Es una Teresita? Que bien, la parejita de una tacada. ¿Estás contento?

-         Claro – Pachi disimulaba su emoción mientras el Dr. Garcia de Luna Llena continuaba su exploración – me gusta, me gusta, ese riñón está para comérselo y tienen cinco dedos en cada mano y las orejas ¿Qué tal? Bien, muy bien, me gustan ¡Ah! Se me olvidaba lo más importante: el peso. Vamos a ver, el de arriba, ¿Cómo dijiste que se iba a llamar?¿Rafael? Bien, pues el Rafaelito pesa exactamente 350 gramos y la señorita, era Teresa ¿no? pesa un poquito menos pero ya se sabe que la esencia siempre se presenta en frasco pequeño. ¿Queréis saber algo más?

-         Si,  - Teresa que todavía no se había recuperado de la emoción preguntó - ¿la niña es rubia?

El Dr. Garcia de Luna Llena apartó el ecógrafo, la miró con afecto, le guiñó un ojo y le contestó

 – Lo siento Teresa, pero esa exploración no la paga Sanitas y el agua oxigenada para teñirla tampoco. Hasta dentro de un mes que te haremos otra ecografía, Cuídate.

Pachi y Teresa abandonaron la consulta en Milenium agarrados de la mano y con la alegría reflejadas en sus rostros. Pachi comentaba que se iba a quedar sin su cuarto de bártulos pero no le importaba si el motivo era alojar a “la parejita” mientras Teresa hacía cuentas para saber cuantos pañales tendría que comprar, quien le iba a prestar dos cunas, porque una tiene mucha gente pero dos ya no es tan fácil, tendrían que comprar por lo menos una cómoda para meter toda la ropa y buscar un sitio donde guardar el baño.

-         En fin, Pachi que parece que la vida se nos va a complicar un poco.

-          Si, un poco no bastante, pero es lo que queríamos ¿no crees?

-         Por supuesto, pero sigue siendo un lío, entre otras cosas porque tendré que dejar de trabajar.

-         Yo creo que deberías valorarlo porque también estarte en casa sola todo el día debe ser bastante aburrido, pero si en tu trabajo tienes que hacer muchos esfuerzos entonces te vas al Médico de Cabecera y la pides.

-           Bueno, ya me lo dirá Ortigosa.

-          Teresa, ya te lo ha dicho.

-         ¿Si? cuando.

-         En la consulta ¿no le has oído?

-          Pues la verdad es que no.

-          Ha dicho que te tomes las cosas con calma, que no madrugues, que no hagas esfuerzos, vida tranquila, relajada, o sea que aunque no lo ha dicho, lo ha dejado entrever.

-         Bueno, hablaré con mi jefe y lo iremos organizando porque yo creo que ahora ya hay menos problemas en la Resonancia  porque han metido una nueva y ya no haré tanta falta.


-         ¿Vamos a casa?

-         Si y me tumbo un rato que estoy un poco cansada.



El ruido producido por el ecógrafo se fue alejando y los nuevos fetos disfrutaban del silencio habitual. Estaban bien, para que decir lo contrario, iban engordando, él mas que ella pero casi igual y cada día se encontraban mas ágiles. Ya eran mini niño y mini niña y ya habían oído hasta sus nombres

-         ¿Qué tal, Teresita? ¿Qué se siente sabiendo que vas para modelo? –  Rafael le preguntaba mientras se levantaba para preparar la cena

-         Muy bien y tú ¿como quieres que te llame? ¿Don Rafael, Rafaelito o Rafaelillo?

-         Llámame Rafa y acabamos antes, pero con respeto que soy tu hermano mayor, no te olvides

-         Bueno, bueno, anciano, tampoco hace falta que te pongas así. ¿Que te ha parecido todo?

-         Muy bien, Papá y Mamá están que no les cabe una paja por el culo

-         ¡Rafael, por favor!

-         Quiero decir que están supercontentos y nosotros esperando el día en que podamos salir de este zulo

-         Tranquilo chaval que todavía nos quedan cuatro meses

-         Eso es lo malo.

-         También lo puedes mirar desde el otro lado y decir ya hemos pasado cinco meses.

-         Eso es lo bueno.



-         Hasta luego que tengo que ir a comprar el  “TocoHola”  para saber como les van el embarazo a los otros”lopitos”.

-         Hasta luego










3 comentarios:

  1. Que monos !!!!!. Se lo saben todo; me encantan los diálogos.
    Tino paciencia con el régimen; ya estás acostumbrado al sacrificio.
    Esperando la 3ª. Seguro que ya sabran leer y escribir.....

    ResponderEliminar
  2. El Tío Javier Belas7 de mayo de 2012, 14:24

    Muy entretenido el día a día de los fetitos. Lo mejor el nombre del Dr: García de Luna LLena. Parece el nombre de un indio sioux. Estoy preparado para recibir la siguiente ecografía.

    ResponderEliminar
  3. Me sigue impresionando tú imaginación, las conversaciones de los lopitos son geniales. Cuando Rafa y Teresa lo lean se van a mondar de risa.Besos.

    ResponderEliminar